Dirty little secret [One Shot/Kameda]
Sabiendo que Jin me mataría me dirigí completamente decidido a la habitación de Ueda. Sabía también los problemas que luego tendría, pero aún así no aminoré el paso. Ueda era tan importante para mí, y a pesar de que Jin lo era aún más, no podía evitar querer a Tat-chan como más que a un amigo, y aunque intentase detener aquel sentimiento que comenzaba a invadirme sabía que no podría, y aún estoy seguro de ello.
Cuando llegué, me quedé parado frente a la puerta de uno de mis compañeros, podría decir que uno de los mejores. Suspiré y golpeé la puerta con nerviosismo, tanto que casi no se escuchó el sonido. Esperé unos segundos pero la puerta no se abrió, pero cuando giré para irme esta fue abierta.
- Kame…-escuché la voz adormilada de mi amigo.
Volví a girarme para enfrentarme a un Tatsuya tallándose los ojos.
- Ehh…-titubeé.
- ¿Sucede algo? -me miró preocupado.- ¿Te has peleado con Jin? -preguntó.
Eso hizo que me sintiese más nervioso. “¿Por qué había nombrado a Jin?” Fue muy inoportuno.
- N…no.-contesté nervioso.
- ¿Quieres entrar?
- Bueno…-murmuré.
En ese momento mi nerviosismo aumentó. No quería entrar, en realidad si, pero…
Entramos y mis manos comenzaron a temblar. Mi mente no dejaba de decirme que Jin era mi novio y que hacer aquello no era correcto. Se sentó en la cama y me miró esperando que me sentara a su lado como todos los días pero lo único que mi cuerpo me permitió hacer fue quedarme de pie a mitad del camino mirándolo mientras mis ojos se aguaban. Vi su cara de confusión y luego como se levantaba para ir a mi encuentro. “No, no. No te acerques”.
Pero lo hizo, y allí estaba frente mío secando mis lágrimas. No me había dado cuenta de que estas recorrían mis mejillas hasta que él las secó, y me acarició la mejilla mirándome con la preocupación sumida en sus ojos.
- Kame…-murmuró.- ¿Qué sucede? -dijo suavemente sin despegar sus ojos de los míos y siguiendo el acto de quitar las lágrimas de mi cara que seguían cayendo raudamente. No respondí me sentía tan… desesperado. “No debes, no debes”. “Bésalo”. “¡No! ¡No debes!”.- Kamenashi.-habló más audible. No contesté.- Respóndeme.-gimió frustrado por no saber que pasaba.
- Yo…-bajé la cabeza y acaricié su mejilla con mis dedos.
- Kame, me preocupas.-habló.- Dime.-musitó.
Levanté mi mirada y quité mi mano de su cara para dirigirme a la cama y sentarme allí. Él me siguió y se sentó a mi lado tomando mis manos para alentarme a hablar. “Tan suaves y hermosas”. Lo miré. Pensé en empezar por como me sentía, sin decir nada sobre él todavía.
- Yo…-empecé.- yo me estoy enamorando de otra persona.-mascullé.- Pero luego está Jin, y lo amo y no entiendo.-agité mi cabeza negando.- Realmente lo amo pero luego está aquel sentimiento que no deja de crecer.-continué manteniendo el llanto todavía. Sentí que apretó mis manos y continué.- No sé que hacer, no sé si actuar, si decirle a Jin, mi mente me dice cosas pero mi corazón batalla todo el tiempo con mi pensamiento, y el sentimiento se hace más grande, más y más grande.-bajé la mirada mojando nuestras manos con mis lágrimas.
- Kame…-suspiró abatido.- Si amas a Jin no hay nada más que pensar, cuando ya no lo ames, ahí te pondrás pensar en qué harás, ahora sólo dedícate a él que tanto te ama.-contestó.
“No es más lindo porque no tiene tiempo para serlo”. Sabía que él tenía razón pero no sabía como explicarle que era él quien invadía mi corazón cada vez con más fuerza, él mi amigo, mi compañero de trabajo.
- Tat…-murmuré y subí mi mirada para encontrarme con la suya, pero cuando quise seguir hablando mi mandíbula se tensó y mis ojos se desviaron hacia sus labios.
“Bésalo”. ”No lo beses”. “Bésalo, bésalo, ¡bésalo ahora!”. Y ya no pude luchar contra el órgano vital que se encontraba en mi pecho latiendo con fuerza. Comencé a acercarme, y aunque él sabía que eso estaba sucediendo no corría su cara hacía atrás sino que se quedaba inmóvil allí mirando mis ojos y acariciando mis manos. Cuando me detuve casi rozando sus labios con los míos él cerró los ojos invitándome a hacerlo también. Los cerré y suspirando sobre su cara me incliné para poder presionar suavemente mis labios contra los suyos que temblaban ligeramente. Comencé a mover mis labios sobre los suyos luego de unos segundos de mantenerlos presionados allí, al principio él estuvo tieso, sin responderme y cuando pensaba en separarme para musitar un pequeño e inaudible ‘lo siento’, comenzó a corresponderme entreabriendo sus labios para que mi lengua pudiese unirse con la suya. Abrí despacio mis ojos para observar su expresión y noté que se había relajado y que sus ojos aún se encontraban cerrados. Sin querer, pero debiendo hacerlo, me separé de sus labios suavemente y de a poco.
Tenía miedo de que pudiera pasar.
- Kame…-balbuceó.
- Tat…-no supe que más decir y él hizo un pequeño silencio antes de que las palabras pudiesen salir de sus labios.
- ¿Por qué? -masculló suavemente.- No entiendo… nada.-continuó con su voz suave y casi entrecortada.
- Eres tú.-aclaré.- Esa persona por la que mi corazón lucha contra mi mente eres tú.-murmuré mirándolo a los ojos, que empezaban a ponerse rojos y acuosos.- No, no llores.-le acaricié la cara.- ¿Por qué lloras?
- ¿Porque a mí?... Estaba luchando contra mi corazón para olvidar lo que siento por ti y tú… y tú vienes a besarme y a decirme todo aquello.-susurró.- Yo… yo no quiero arruinar lo que tienes con Jin, no quiero.-se tapó la cara con las manos y lo abracé.- Y ahora va a ser tan difícil.-lloriqueó y le destapé la cara para secar sus lágrimas mientras que las mías ya estaban secas dejando marcas en mi cara.
- Todo está bien, no tienes la culpa, y yo tampoco de estar enamorándome de ti.-afirmé.- Nadie, y menos tú.-aclaré.
Mi corazón latía con fuerza al saber que él estaba enamorado de mí, pero por otro lado me hacía sentir pésimo el hecho de estar lastimándolo, ya que si estábamos juntos como algo más yo no podría ofrecerle más que la clandestinidad. Tomé sus manos y estas temblaban ligeramente. Las acaricié con las mías y busqué sus ojos pero estos se rehusaban a enfrentarse con los míos. Solté sus manos y me dirigí con ellas a su cara, para tomarla allí para hacer que me mirase.
- Tat…-lo miré fijamente.- Yo… lo siento.-murmuré.- Yo… yo no quiero perderte.-balbuceé sin saber exactamente que decir.
- Jamás me perderás.-exclamó mirándome esta vez.- Te encuentras aquí…-puso una mano sobre su corazón.- aferrado con uñas y dientes.-susurró.
Sonreí, se oía tan tierno de sus labios.
- ¿Sabes? Eres muy tierno.-sonreí sin poder evitarlo.
Bajó su cara soltando una risa vergonzosa y dejó ver su cara envuelta en color carmín.
Me acerqué y sin poderlo evitar me abracé a él. Le besé la cabeza, las mejillas, los labios y el cuello.
- Kame…-murmuró.
- Shh.-emití suavemente y seguí con los besos en su cuello.
Me separé unos instantes y observé sus ojos cerrados, luego mi mirada se posó en su pecho descubierto, del que ni me había percatado gracias a los nervios. Lo abracé; sentí su pecho contra mi camisa y coloqué mi cara sobre su hombro besándoselo.
- Kame.-volvió a intentar resistirse pero sus ojos cerrados parecían no querer hacerlo.
No dije nada y simplemente bajé con mis labios por su pecho. Se lo besé suavemente, llegando a su ombligo para luego volver a subir, despacio, con cuidado.
- Kame…-suspiró ligeramente.- Detente.-dijo muy débilmente y yo alcé mi mirada enfrentándome con sus ojos los cuales se abrieron. Noté que iba a comenzar a hablar pero sin embargo no lo hizo. Me miró unos instantes y se tiró sobre mí, dejándome tendido en la cama.
En ningún momento esperé esa reacción pero inevitablemente sonreí acercándome a sus labios los cuales él tomó en un beso. Me abracé a su espalda y la acaricié con las yemas de mis dedos. Su beso era suave, lento, pero cargado de deseo. Se separó un poco tomando mi cuello con sus labios, entreabrió mis piernas levantándolas un poco para poder posicionarse entre estás haciendo un mayor contacto de nuestros cuerpos.
Mis manos continuaron el camino por su columna vertebral, marcando a su paso mi piel sobre la suya. Él se detuvo en el cuello de mi camisa, que al parecer ya comenzaba a estorbarnos. Dejé que desabrochase los primeros botones y detuve su mano cuando quiso seguir. Deseaba que todo sucediese más lento, quería amarlo, no tener sexo con él, aunque Jin me estuviese esperando dos habitaciones hacia la izquierda. Me miró sin entender por qué había detenido su acción, pero simplemente sonreí y besé sus labios suavemente. Levanté mi camisa para dejar mi vientre descubierto, sintiendo el suyo sobre el mío. Acaricié sus costados, y sentí como él hacía lo mismo mirándome a los ojos, manteniendo nuestras miradas. Sonrió, y luego bajó la mirada.
Al ver esa reacción, levanté su cabeza y besé sus labios.
- Tranquilo…-murmuré y coloqué sus manos en los botones de mi camisa para que la desabrochase por completo. Y así lo hizo. La desabrochó despacio y con delicadeza. Al quitarla, me acarició el pecho y los brazos, dejándola al lado de la cama en el suelo. Me giré quedando sobre él. Besé sus labios, luego su cuello y más tarde su pecho. Succioné su piel dejando leves marcas, y luego las sellé dándoles una lamida. Sentí un suspiro largo, acompañado de un pequeño gemido ante las succiones.
Sonreí mirando sus ojos entrecerrados y su boca ligeramente abierta. Desabroché sus pantalones y los bajé lentamente mientras acariciaba sus piernas y cadera.
Tatsuya se acercó hacia mí para morderme y besarme el hombro, acción por la cual gemí levemente. Llevó las manos a mi cintura, mientras yo me acomodaba entre sus piernas levemente levantadas, y me desabrochó el pantalón comenzando a bajarlo.
De repente un portazo.
- ¡Jin!-casi gritó Koki.
- ¿Haz visto a Kame?
Abrimos los ojos rápidamente y comenzamos a vestirnos escuchando lo que sucedía fuera.
- Oh dios.-exclamé mirando con pena a Ueda.
- ¡NO! -habló Koki.
¡Exacto! Koki había visto todo o aunque sea algo.
- ¿Pasa algo? -le preguntó Jin.
- No, nada.-Koki intento parecer más tranquilo.- Ven, vamos a buscarlo.-le dijo e hizo un pequeño golpecito en la puerta, queriendo darnos por advertidos.
Mire a mi amigo con pena, todo se había arruinado.
- Lo siento.-susurré a penas.
No contestó. Salí de la habitación cerrando la puerta y apoyándome luego contra esta.
Al parecer, lo que parecía convertirse un sucio y pequeño, aunque hermoso, secreto, se había arruinado, y había sido descubierto antes de empezar.