XY llego a su fin el miércoles y yo vi el final hasta hoy.
XY es de esas pocas series mexicanas que merecen reconocimiento y admiración. Cuando hablamos de series, usualmente hablamos de producciones americanas. Algunos más otaku y más densos, hablan de series dramáticas koreanas y japonesas, e inclusive citan al Tokusatsu como una de sus fuentes de entretenimiento. Pocas veces vemos a otros países menos desarrollados en materia de series, aunque las hay.
El caso con México en Televisión es un caso extraño: Los americanos por lo general tienden a crear televisión para ellos mismos, pero (quizás por la hegemonía) sus productos se ven fuera de la misma, ya sea de formas legales (con traducciones en televisión abierta/cable) o de forma ilegal a través de streams y torrente. El caso con México es que sus productos mediáticos tienen poco impacto y de hecho, difícilmente se hallan fuera del país a no ser que sean nuestras preciosas telenovelas. De ahí en fuera, pocos trabajos mediáticos del país se pueden hallar, de forma legal o ilegal. Aún trabajos con suma producción y distribución, -como las series en serio de Canal 5-, son increíblemente difíciles de encontrar fuera del país.
Este no es el caso con XY o con ninguna de las producciones de NAO y OnceTV. De tres años para acá, la televisora ha sacado varias pequeñas series de televisión, dramas en su mayoría, que reflejan el sentir del país y que intentan capitalizar ese mismo target que las series americanas tienen, desde una perspectiva más tailored para el mexicano. De esta ola de trabajos tenemos "Bienes Raíces", "Soy Tu Fan" y "XY".
De Dónde viene XY
Desconozco las otras dos series y no puedo hablar de su talento, pero si conozco XY y si conozco toda la trayectoria que se hizo. Si bien llegué tarde al fandom (en la segunda temporada y cachito), la verdad no lamento el haberla visto y haberla disfrutado. Para el que no lo sepa, XY es una serie que juega con la meta-ficción: en el México actual y contemporaneo, XY (la serie) sigue a los miembros que componen y realizan la revista XY, una revista para caballeros. El protagonista es Artemio, un hombre de 40 años que se halla casi siempre en la disyuntiva de dos vias: si no es entre la moralidad de sus actos y el corporativismo (temporada 1), es entre la fidelidad a su familia y la fidelidad a si mismo (temporada 2). Y en esta temporada, Artemio se halla entre la disyuntiva de pagar en venganza a quien lo mando a matar (y nos dejo en cliffhanger durante un año completo) o mantener la cabeza abajo y guardar silencio.
¿Por qué XY en este momento?
Por que la serie pega, y pega duro. La serie me pega, (Y quizás nos pega a muchos) por la temática original y cosmopolita: como ser hombre en el mundo actual. El mexicano, -hablando en particular del individuo masculino de origen mexicano-, se halla en una disyuntiva terrible con respecto a su auto-identidad como hombre, uno de los factores que lo sostiene. Somos hijos del sincretismo religioso, de la colonización española y luego, de la post-colonización mediática y hegemónica del Corporate America. Fuimos castrados por los Españoles y luego eunucos por los Americanos. No sabemos quienes somos, ni que somos.
Del hombre mexicano hay varias situaciones constantes y sonantes en su vida. Esta el marcado estoicismo emocional que raya al grado del desapego y la constante sobrecompensación; aparte de castrados y eunucos, nos comparamos el pedazo de piel que nos queda de forma física y cultural: las nalguitas que te cargas, los coches que manejas, el equipo de fútbol al que le vas (por que obvio, siendo hombre te gusta el fútbol), el trabajo en el que operas y cuanto haces al día. Ser hombre en México es, desde mi perspectiva, más complejo que ser mujer en México. Para mis amigas feministas, al menos sus casos son sonantes por que su situación es una situación que se vive en todas partes, donde el yugo absolutista sobre la mujer es consabido. Pero en nuestro caso ¿Que nos toca?. Encima de que no tenemos como defendernos, ni con quien replegarnos, nos acabamos entre nosotros mismos con onanismos devaluados y mediciones de pene cultural en sistema inglés, es decir en pulgadas, y no en centímetros.
Hasta que llego XY me di cuenta que es cierto: nosotros los hombres tenemos varias broncas que nadie echa luz sobre. Ustedes mujeres tienen dos programas ("Lo que callamos las Mujeres" y "Mujer, Casos de la Vida Real") que, si bien son moralinos y faltos de sabiduría concreta, al menos arrojan luz sobre sus problemas y les permite tener una especie de identidad (mala y jamas recomendada, pero identidad al fin) que nosotros los hombres no tenemos. Y aquí es donde estoy contento que sea XY y no un programa como estos el que de aire a la identidad y a los problemas de la masculinidad en México. Como buen miembro del Club de Toby, aquí si me enorgullezco y me esponjo como pavo real, que mi programa sea mejor que el de ustedes.
No es mella, pero si es cierto que al comparar ambos programas dramáticos, los que van dirigidos para mujeres realmente están muy flacos: sus tramas son escuetas, su caracterización es nula y además osan dar un mensaje propositivo y educativo en una hora, en espera de lograr un cambio en México. XY por el contrario tiene una trama bastante rica, caracterizaciones muy bien logradas y es cero pretenciosa. Y si hago mención de los personajes, es aquí donde entran esas mediciones de pene cultural de las que hablaba anteriormente: El cast fue seleccionado ad hoc con los personajes, cada uno que retrata una de las tantas facetas del hombre mexicano.
Las caras del hombre en México
Por un lado tenemos a Artemio, el líder cuarentón de la revista, que se haya en varios problemas sobre su propia identidad y que de hecho, dan lugar a los dramas que rodean la misma obra: En la primera temporada Artemio se hallaba ante una situación con una ex-alumna que puso en riesgo su matrimonio y encima de ello, consiguió el puesto gracias a su padre, quien tiene expectativas irreales y bastante subjetivas sobre como espera que su hijo se conduzca. En la segunda temporada, Artemio pone en su lugar a este personaje en su vida, (y en la vida de muchos de nosotros) y prueba que ser fiel a uno mismo en un país tan atormentado es todo un reto. Para esta tercera temporada, Artemio finalmente se enfrenta ante la terrible disyuntiva de hacer justicia y devolver el daño que le han causado o bien, quedarse callado y repelerse a las sombras.
En este mismo estatus se halla Luis. En la primera temporada nos pintan a Luis como un perro viejo: dejó a su esposa y actual familia para perseguir a una chiquilla mucho menor que él. No solo eso, hay una constante disyuntiva con Luis para saber para quien trabaja y como trabaja. En la primera temporada nos queda claro que el conflicto de Luis con su familia y su actual esposa es una disyuntiva como la de Adrián en la segunda temporada. Luis pone todo en su lugar al terminar la primera parte de la serie y ahora se enfrenta ante el nuevo reto de la paternidad y de llevar de nuevo una vida familiar con su novia. De nuevo nos hallamos ante otro conflicto de edades y de mañas: Luis no sabe como llevar esta nueva familia ante la brecha generacional, encima de eso, su esposa hace ciertas cosas a sus espaldas que, para la tercera temporada, dejan el conflicto en claro sobre si Luis esta preparado para unirse en familia.
Luego esta la historia de Adrían y Julian con quienes me identifico plenamente. Adrián es la cara del niño de clase media alta, ese que pretende ser gente bien, pero cuya alcurnia no le deja para tanto. Ese tipo de hombres que hace todo cuanto es esperado de ellos y aún así, le falta algo a su vida. En la primera temporada, Adrián se percata que toda su vida ha vivido bajo expectativas irreales que no son las propias: su verdadera pasión es otra y su deseo, es otro varón. Con la llegada de Artemio, Adrián comienza a explorar esa realidad suya y conoce a Julián, de quien se enamora. Para la segunda temporada esta la disyuntiva entre ser o no ser; y si se es, ¿Pues que es "eso" que uno se supone que es?. Al finalizar la temporada, Adrian pone en su lugar todos los aspectos de su vida para encontrarse con que su, ahora ex-esposa, no esta del todo de acuerdo con esta nueva realidad que vive y hará todo lo que tiene en sus manos para callarle y ganarle el juego.
Después de ellos dos tenemos a Tony, el tipo al que amo odiar. Tony es un gañan, un galán de balneario: es el típico gandaya, ese que habla mucho y que cree estar en control de todo, ese que sobrecompensa sus faltas mentales con nalguitas, pomos y porno. Tony es el estereotípico mexicano de clase baja, que al aprender a moverse en el mundo, escalo los peldaños de la vida burguesa y ahora la disfruta. La primera temporada nos pone con un Tony que no sabe para donde ir, que quiere todo y que tiene hambre de todo. Es clara la ética de migajón de Tony, blandengue y sin forma, pero también es claro que hay un hombre bastante lastimado detrás. Para el final de esta primera temporada, esta misma sensibilidad atrae a Paulina en una relación imposible por sus polaridades. Luego vemos a un Tony más aguerrido cuya ética ahora se ve explotada con su paternidad. Si hay algo que le puede a Tony es que su padre fue un gañan y el espera que su hija, a la cual ha negado durante mucho tiempo, termine de la misma manera. Finalmente en la tercera temporada, -con un cambio en el cast-, Tony aparece de nuevo con esa misma ética blandengue que lo pone en manos de Regina, -la férrea mujer sin escrúpulos dueña del corporativo-, donde no sabemos si será usado o usará a Regina a su favor.
El ultimo personaje es Diego, el niño del equipo. Diego es un alumno de Artemio que llega a la redacción de XY con él mismo. Diego comparte la pasión de Artemio por el periodismo sin embargo, Diego es apenas un joven y carece del cinismo que los años de experiencia y maneje le han dejado a Artemio. Diego en un principio se halla en una situación compleja: quiere a su madre, pero el mismo refleja esta falta de identidad de muchos de los hombres. Diego no es quien quiere ser, sino quien su mamá lo ha empujado a ser. Él entonces comienza a hurgar en su pasado y se encuentra con su padre, quien resultó ser toda una fichita. Para la segunda temporada, Diego se quita el yugo materno y busca hacerse una vida propia, cosa que le provoca varios problemas sobre su identidad y de nuevo, esta sensibilidad atrae a Paulina, quien decide iniciar una relación sexual con él. Para la tercera temporada, Diego se haya ahora en la misma disyuntiva de Artemio, solo que desde una perspectiva diferente: Diego ya sabe lo que es ser fiel a uno mismo, pero no tiene ni las presiones ni los peligros que Artemio tiene. Con los cambios en la revista, viene a Diego un enorme conflicto de identidad y ética laboral.
El Final
El Final de esta serie me dejo contento. Feliz. Con un buen sabor de boca.
El primer punto que muchos dudábamos era si la serie daría el ancho en lo técnico: sabíamos de ante mano que la serie tenia varios problemas de presupuesto que ni con todo el talento y con todas las ganas pudieron mover. 7 episodios nada más. Sin embargo, lo supieron resolver. Si bien a mi parecer XY no tuvo todo el contenido ni toda la fuerza visual o técnica que esperaba, si estuvo bastante bien realizada para llenar las expectativas de los más exigentes.
El segundo punto fue el desarrollo dramático: Muy bien realizado. Durante toda la serie se manejo un conflicto de intereses y un misterio sobre quien mando a matar a Artemio en la segunda temporada, punto climático que se desarrolla en el último episodio. Algo que me gusto de esta serie es que los conflictos de la misma son conflictos dramáticos, hablados, donde las partes exponen los argumentos de sus personajes. Es una lucha de caras, una lucha de actores.
Todo el episodio esta realizado para mantener la tensión. En seis episodios los escritores manejaron el ritmo y el drama de una forma bien concreta, para llevar a la audiencia a predecir el final. Fue esa predicción la que nos mataba: ya veíamos venir el conflicto entre Lanzagorta y Artemio, pero no esperábamos que fuera tan explosivo y menos, que terminará de esta manera. El momento del clímax, todos los personajes juegan una parte importante para realizar el evento y aun los personajes secundarios tienen un papel importante en el mismo.
El clímax llega por ahí del minuto treinta. Artemio, finalmente con todas las piezas en su lugar confronta a Lanzagorta en un punto sobre la hombría del mexicano del que siempre hablamos: el sexo y la fidelidad hacia los tuyos. Artemio destapa el misterio que durante siete episodios de una forma u otra la audiencia ha ido estableciendo para finalmente ser confrontados con la realidad. El clímax se vuelve más intenso cuando el conflicto personal de Adrián se coloca como un obstáculo y finalmente Tony, el héroe de dudosa reputación, entra al quite para ayudar a Artemio.
La historia termina con la realización no sólo de todo el México de la serie, sino de nosotros la audiencia, de quien es Bobby Lanzagorta y que hizo en realidad. Bobby es un personaje engañoso, meticuloso y de doble cara evidente. Bobby es un actor nato, por haber nacido en cuna de plata en un grupo de personas que le han enseñado a "cuidar las apariencias". Finalmente vemos al Bobby que deja caer su verdadera mascara, en una visión que es nada agradable. Aplausos para los escritores, que ante una situación política y social de nuestro país supieron hacer una metáfora en su show. Una realidad que es constante y sonante: son los júniors de nuestro país quienes por su falta de juicio a veces se llevan entre las patas a quienes menos lo merecen y al final, cubren su cloaca con mentiras, traiciones y engaños. Los escritores hacen una analogía interesante en la serie, en la cual nos ponen en claro que un hombre no es el resultado de sus situaciones de vida, sino de lo que hace con esas situaciones. Aplausos.
Los siguientes 10 minutos demuestran el final de todos los personajes, del cual no hablaré para mantener el impacto del mismo. Todos y cada uno de los personajes exploran su victoria de una forma o de otra y consiguen lo que buscaban. Sin embargo, son los últimos 10 minutos los que me dejan realmente impactado: Artemio recibe su revista XY de manos del expendedor de revistas, quien le menciona que la revista en ese número voló. Vemos finalmente los periódicos que exploran en sus encabezados el resultado de los adversarios de Artemio y el futuro de la empresa que lo contrató. Finalmente vemos un ultimo encabezado que galardona a Artemio, quien, sonríe y sale de cuadro.
De nuevo los escritores demuestran una maestría increíble: Artemio quizás sea conocido como un héroe y al final haya realizado todas las acciones que le llevaron a lo mismo, sin embargo, no es sino eso: un encabezado de periódico. No sabemos si este era el final que los escritores esperaban realizar, pero si algo es cierto es que es una analogía a lo que vivimos en nuestro país, no nomás con el periodismo, sino con todas las facetas del hombre: en un mundo donde el perro más colmilludo gana, esta abierto a interpretación si la ganancia lo vale. Habrá gente en la audiencia que aplaudirá los huevos de Artemio. Otros más, como yo, nos vemos de forma menos simpatética: El periodista hizo lo que tenia que hacer y aunque dejo en claro su honor, ¿Realmente en dónde quedo?.
Es esta reflexión final, es esta pregunta sin responder la que me ha llevado a escribir este enorme post. Al final, si este era el desenlace de la serie esperado o no por causas del budget, esta tan bien realizado que me lleva a la reflexión, me lleva al cuestionamiento y al pensamiento. También si algo es cierto es que los escritores, aún sin contestar su reflexión, dejan en claro su premisa: un hombre es la medida de sus acciones. El precio de la hombría es justo eso, las acciones que te quedan. Me agrada que no hayan respondido la pregunta por la sencilla razón de que nadie la puede responder con absoluta objetividad.
Y es que seamos honestos: en este mundo de máscaras, en este stage social que vivimos en México en el que ser hombre es una de las máscaras que usamos, es imposible responder con certeza cual es el precio de la hombría. Pero se agradece que producciones como estas tengan las agallas, los cojones, los huevos para llevar su premisa a la televisión abierta.
Aplausos de pie.