Hola!
Mucho tiempo sin escribir nada... la verdad he estado enferma, con esto de que un día hay 30 grados y al siguiente nos pilla un diluvio, no hay manera de evitarlo.
Llevo una semana con licencia, pero hoy recién pude levantarme y no morir en el proceso. Si bien debería haber escrito mucho en este tiempo libre que me ha regalado la enfermedad, me declaro culpable... ): es que me dolían muchísimo los ojos de acercarme mucho al pc. Lo que sí, me puse al día con todas las series del mundo y he visto tantas películas que alguien debería regalarme un premio a la persona con menos vida del mundo.
Lo que sí, pues por ahí, el LJ me ha recordado la última pareja que me traía de cabeza... y sí, hablo de Arthur y Eames, así que me puse a escribir como loca. Con un poco de suerte, lograré hacer algo coherente que valga la pena subir, porque de verdad, me surgieron un montón de ideas que no puedo dejar abandonadas. Y hay que aprovechar, que mi musa es como el clima, y en cualquier momento está on fire para dejarme olvidada al momento siguiente. Así que manos a la obra y a actualizar viejos fics también, antes que cumplan diez años sin ser terminados (soy una vergüenza de escritora). Ah y también Merlin... aunque aún no veo la última temporada porque no me siento preparada para todo el Arthur/Gwen que me espera.
Y para que este post no sea tan poquita cosa... aprovecho de subir un drabble antiguo.
Título: El buen Hermano
Fandom: Las Crónicas de Narnia (... sí, es en serio)
Pairing: Peter/Edmund (... sí, tengo un problema)
Advertencias: slash e incesto (... sí, me iré al infierno)
Explicaciones: En respuesta a un desafío de crack&roll. Evidentemente la única manera de hacerme escribir es con desafíos... ¡No tolero que queden sin respuesta! Así que bueno, hice un incesto de uno de mis libros favoritos de niña, en un fandom bastante poco explorado. A modo de confesión, me surgió la curiosidad por la pareja con la película y fue cosa de ver el reto para necesitar escribirlo right now.
El buen hermano
Peter no recordaba mucho de su antiguo hogar, ni de sus padres, ni de esa guerra que lo arrastró a él y a sus hermanos a encontrar Narnia, pero se sentía irremediablemente atado a esa otra realidad en dónde había nacido y crecido. Esa realidad donde un día su madre, esa mujer que ahora se presentaba en sus recuerdos como una imagen borrosa y cada vez más ajena, los había subido a un tren y al abrazarlo le había susurrado al oído lo que sería su principal misión.
Cuida de tus hermanos, Peter, sé un buen hermano mayor.
Y él había fallado. Debía proteger a sus hermanos, proteger a Edmund, esa era su misión. Aunque éste se enfadara y rechinara los dientes alegando haber dejado de ser un niño el mismo día que pisó Narnia y que no iba a aceptar sus órdenes, Peter tenía un deber hacia él y que tenía que cumplir lo mejor posible. Pero en algún momento la misión había perdido el rumbo y él había fallado en la promesa hecha a su madre. Proteger a Edmund incluía protegerlo incluso de sí mismo y él no había podido hacerlo.
Edmund acostumbraba susurrarle que dejara de creerse su padre. Le rozaba los hombros con sus manos más pequeñas y le soplaba quizá un poco en el cuello y después sonreía, alegando que dejara de darle órdenes. Que podía ser el Rey Supremo, pero que sobre él tenía tanta autoridad como había tenido desde siempre, léase nula. Luego se permitía reír contra su piel, mientras Peter fingía ser sordo y no oír la voz joven en su oído y también fingía no sentir como le desabrochaban lentamente la camisa. Sin embargo, fingir obviamente no servía y Edmund tampoco era bueno aceptando negativas a sus deseos.
Peter a veces se olvidaba de su misión y se permitía besarlo sin culpas, lamiendo delicadamente los labios encendidos y enredando su lengua con la otra, pero la mayor parte de las veces sentía los remordimientos llenándole la cabeza mientras lo empujaba contra el lecho. Sentirlo gemir roncamente bajo su cuerpo lo arrastraba a un nivel de éxtasis completo, un estado casi de nirvana, pero casi siempre sentía ganas de llorar en el momento en que los temblores del orgasmo los estremecían a ambos y Edmund jadeaba como un animalito herido en su oído.
No debemos hacer esto.
Edmund solía alegar que su visión de las cosas era estúpida.
Somos hermanos y nos queremos. ¿Por qué estaría eso mal?
Peter entendía que la lógica esgrimida por Edmund era puramente Narniana, donde valían más las emociones que moralidades. Sin embargo, él no era como Edmund y no había olvidado esa otra realidad con sus normas, ese mundo donde él había crecido y había recibido la misión de cuidar de su hermano menor según otras condiciones.
Si mamá supiera…
Edmund acostumbraba acorralarlo en los pasillos. Con su maldita sonrisa un poco perversa y sus quince años claramente reflejados en sus ojos brillantes.
Está mal, porque yo tengo que cuidarte.. Eres mi hermano menor ¿Entiendes? Mi hermano menor. Mi hermano menor.
Edmund no entendía o no le interesaba entender. Se encogía de hombros y le arrastraba de la mano hasta la playa, donde se revolcaban por la arena durante horas, arrullados por los cantos de las sirenas.
Eres mi hermano menor y de dónde venimos los hermanos mayores no quieren de esta forma a los menores.
FIN
Cortísimo, lo sé. Igual me gusta, siempre me encantó Edmund un poco <3