Dedicado a mi querida
sirem, quien es maravillosa y espectacular. La pobre estudia demasiado, así que aquí te escribí esto para distraerte aunque sea un par de minutitos y de paso agradecerte por toda la ayudita que siempre me das.
Agradecimiento y deuda de vida a la Fabulosa Azazel Black, que tan bella me beteo esto en tiempo record. ¡Mil gracias!
Chocolate
Suspiró. No podía haber algo más aburrido que estar en la biblioteca en pleno sábado por la tarde. Estaba apunto de ponerse de pie y entrar en su modus rebelde y simplemente irse a volar o hacer gamberradas.
Se sobresaltó un poco al escuchar el casi silencioso ruido de una envoltura, agudizó el oído… nada, probablemente fue su imaginación. NO, allí estaba de nuevo el sonido de una envoltura y podía apostar su cola de Canuto a que era una envoltura de chocolate.
Miró al chico sentado a su lado, el culpable de estar confinado en esa tortura llamada biblioteca en plena primavera. Remus no parecía estar haciendo nada fuera de lo normal. Tenía hasta el ceño fruncido como siempre lo hacía cuando estaba leyendo algo particularmente confuso. O bueno, al menos confuso para él.
¡Oh! Allí estaba, el leve movimiento de manos y de repente volteó el rostro hacia el lado contrario de él y se llevó una mano a la boca. ¡JA! Lo había descubierto, el secreto del sonido de envoltura. Rodó los ojos para sí mismo. ¿Enserio acaba de decir “el secreto del sonido de envoltura”? Por Godric que estaba aburrido. Y Remus comiendo chocolate. ¿Por qué no compartía? Tal vez el azúcar lo despertara un poco. Ciertamente el chocolate no lo mataba, pero en estos momentos no le vendría mal.
Miró fijamente a Remus quien estaba masticando un poco para luego tragar audiblemente, señal inequívoca de que sabía que Sirius reclamaba atención, y eso no era bueno, nunca era nada bueno. Al menos en la mente del prefecto, por que en la de él, siempre eran ideas geniales.
-¿Sí?- preguntó el castaño y Siruis aspiró profundamente el aliento de Moony, el chocolate invadiendo sus fosas nasales. Cerró los ojos dejándose llevar por el dulce aroma. Y al abrirlos vio a Remus mirándolo con los ojos bien abiertos, una mezcla de sorpresa y preocupación.
Sirius colocó una mano en su mentón y lo atrajo hacia él, no resistiendo la tentación. Remus susurró algo como Madame Pince, pero a Sirius realmente no le importó. Lo beso, llenando su paladar del exquisito sabor del chocolate; ciertamente no era algo que lo matara, pero chocolate en la boca de Moony, mezclado con su saliva era algo que lo volvía loco.
Lo besó con pasión, recorriendo con su lengua cada rincón de esa cálida boca, casi robándole todo rastro del dulce.
-Mmm, chocolate- gimió deleitado. Podía hacer eso todo el día, a toda hora, besar a Moony después de haberse goloseado una tableta de chocolate. Al parecer el prefecto pensó lo contrario porque lentamente se separó de él y lo miró sonreído. Abrió la boca para decir algo, pero en el instante quedo petrificado.
Sirius estaba pasando su lengua suavemente por su labio inferior y superior, aún con los ojos cerrados y cara de sumo deleite. Abrió los ojos solo para regocijarse en la cara de Remus. Le sonrió con picardía y el prefecto suspiró negando con la cabeza, pero sin poder ocultar su amplia sonrisa.
-Ponte a estudiar, vago- susurró alegremente, dándole un empujoncito. Siuis volvió su mirada al libro de pociones. Tal vez no era tan malo estar en la biblioteca, siempre y cuando Remus estuviera bien surtido en chocolate.
Esa misma tarde, Honeydukes recibió un pedido de 25 tabletas y 50 ranas de chocolate.
Fin
sirem , espero que te haya gustado. Besotes guapa y mil gracias por todo