Mientras comían juntos, y distantes y tensos,
ella muy lentamente y él como ensimismado,
hablaban con medida y doble parsimonia
de temas importantes y de algunos quebrantos.
Entonces como siempre, o como casi siempre,
el desvelo social condujo a la cultura.
Así que por la noche se fueron al teatro
sin tocarse un ojal, ni siquiera una uña.
Su sonrisa, la de
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