TÍTULO: Sangre Incólume.
CAPÍTULO: 9.
PAREJA: Ron/Ginny
RATING: NC-17
WORD COUNT: 2400 ~.
IX.
Pasada aquella plática incomoda que había nacido básicamente como una tontería y estuvo a punto de terminar en un problema, ahora habría que pensar un poco más sus palabras.
A Ginny siempre le había molestado que Ron tuviera opiniones acerca de su vida sentimental o íntima, las dijera o las pensara. Si ella tuvo su primer beso antes, si tuvo novios antes de Harry, si no era virgen al casarse con él. ¡Qué diantres le importaba! Ella no cuestionaba qué experiencias había tenido antes… porque experimentadito había llegado a su matrimonio. Y ella no lo juzgaba.
Durante esa semana, tuvieron muy pocos encuentros sexuales. Tal vez dos a duras penas. Ron había estado llegando tarde a casa y simplemente caía rendido sobre la cama. Se miraba particularmente ausente y desinteresado.
Ginny había escuchado por Percy y su madre que había mucho trabajo en el Ministerio. Estaban teniendo muchas redadas en diferentes partes y que se le veía deambular de un lado a otro por todo el Ministerio. A veces simplemente lo buscaban y no lo hallaban. Tal vez se daba sus escapadas para pensar.
Pero parecía que la urgencia de lograr un embarazo se le había pasado o le daba igual. Mientras por otro lado el estrés de Ginny crecía, los días pasaban y ella no le quería ser molesta pero sus mejores oportunidades se estaban pasando. Y ella no quería ser quien buscara los encuentros pero empezaba a preocuparse. Por eso y porque casi no paraba por la casa.
Aquella noche rompió su vergüenza y le sugirió estar juntos.
-Estoy cansado, la verdad no tengo ganas.
-¿Otra vez? Ron, hemos dejado pasar muchos días. No te portes así. Se nos va a ir otro mes en blanco y…
-¡Qué quieres que haga! Nooo… no estoy inspirado.
-Vale, yo hago la mitad de la chamba pero pon de tu parte.
-Yo siempre pongo mi parte. - afirmó el chico con disimulo.
-¡Aaaah ya sé! Espera, ahora vuelvo.
Ginny salió corriendo apresuradamente hacia el cajón y se metió inmediatamente después al baño. Ron rodó los ojos, a saber lo que se traía entre manos su hermana. Unos minutos más tarde la vio salir del baño ataviada nada menos que con el negligé regalo de bodas de Luna.
-Anda la osa… -masculló entre dientes el pelirrojo.
-¿Sirve?
Ginny estuvo segura de que si no lo sacaba en ese momento de nada le serviría jamás en el cajón y los hombres pueden ser fáciles de convencer…
-¿De dónde sacaste eso?
-Es nuestro regalo de bodas por parte de Luna.
-Tenía que ser Luna.
-Qué tal, ¿Inspira algo?
-Pues… - dijo dubitativamente el chico. -No se me escurre la baba, pero no te ves mal.
Ginny puso los ojos en blanco, Harry se le habría aventado desde la tercera cuerda. Un momento después la chica tomó su varita y comenzó a retirar las luces para dejar la habitación a oscuras como era su costumbre.
-¡Pero no apagues la luz! Y entonces cómo voy a ver el traje ese…
La chica se quedó en blanco por un momento. Tenía lógica, pero… ¿la luz prendida? Nunca lo habían hecho así. El pudor la invadió con una oleada intensa. Levantó de nuevo su varita y comenzó a elevar las luces tenuemente dejando la habitación a media luz. Ron parpadeó lentamente.
Los nervios se apoderaron de ella, ahora parecía difícil comenzar. Perdió el valor. Le temblaban las manos y la idea de que Ron la estuviera viendo tocarlo la hacía sudar helado. Tragó saliva y empezó a descubrirlo, tarea en la que Ron participó pues ya notaba su turbación. A pesar de todo… era la primera vez que lo veía.
Ron también se sentía bastante incomodo, pero no era tan fuerte su pudor. Y además, sabía que no debía ser él quien se enrollara con remilgos.
Ginny empezó a estimularlo tratando de no poner la vista ni sobre sus manos, ni sobre él. Aunque en ocasiones era imposible no pasar la vista y mirar… se sentía incluso avergonzada. Ron optó por cerrar los ojos y disponerse.
-Sácame los pantalones. - pidió el chico para sentirse más cómodo, y además sentía que así igualaba un poco el hecho de que Ginny
estuviera en paños menores.
Cuando ella lo desvistió, él se puso cómodo y recargándose en la almohada puso su mirada sobre ella. La chica respiró profundo y trató de relajarse.
-Si lo hicieras con la boca seria más efectivo. - comentó Ron con descuido.
-JÁ, ni lo sueñes.
-¿Qué? Lo digo en serio, es mejor para ti.
-Oh qué considerado. Y entonces tú te la pasarías de pelos, ¿no? Eso no es ser parejos Ronnie.
-Yo me vengo de todos modos mensa, es mejor para ti. Es más… efectivo.
-Pues no me da la gana ¿cómo ves? - contestó la chica recuperando su personalidad.
-Tu problema. Entonces síguele.
Luego de unos momentos, cuando él estuvo erecto completamente volvió a sentir aquella oleada de pudor. Se puso de pie al lado de la cama y lo miró escrupulosamente.
-Cierra los ojos.
- No seas ridícula.
-Por favor, solo un momentito.
A Ron aquello le parecía una mojigatería pero accedió mientras ella rápidamente se quitaba la tanga y se lubricaba, para después montar sobre él. Cuando él la sintió encima abrió los ojos y se enderezó hasta sentarse. Mientras ella se apoyaba en él, Ron se acomodó y se introdujo en ella profundamente.
-¡A-ay! Ouchh… - se quejó la chica pues se sintió ligeramente lastimada y subió restando profundidad.
-¿Ya?
Ella asintió mientras encontraba su acomodo, pero al moverse y quedar un poco más alto; su pecho, exaltado en aquella prenda, había quedado justo frente a la cara de Ron lo que le hizo hacerse un poco hacia atrás y recargarse en sus manos. Pero Ginny pensaba que él se había sentado justamente para sostenerla por lo que al empezar a moverse buscó acercarse a él para apoyarse y puso las manos en sus hombros. Ron se irritó y se volteó.
-¡No me pongas las chichis en la cara!
-Oh perdón... Entonces acuéstate.
-No. A ver… - respondió pareciendo muy disgustado.
Entonces se acercó abrazándola y tratando de esquivar su pecho la atrajo más íntimamente hacia él hasta quedar sus cabezas casi a la misma altura. Pero conforme empezó a moverse, Ginny sin darse cuenta le iba enterrando las uñas en el hombro.
-Ouch, no. -se quejó la chica tratando de zafarse. -Me estás lastimando.
-¡Assh cómo chingas!
Ginny más que sentirse molesta se sintió ofendida por la actitud de Ron que no comprendía. Trató de alejarse y dejar las cosas así pero él no se lo permitió dándose cuenta de su error.
-Yo no tengo la culpa si te hicieron enojar. Ahora no me puedes echar la culpa de tu rabieta. Suéltame.
Ron levantó las manos en señal de tregua pero cuando ella se levantaba él la retuvo suavemente.
-Espérate. Vamos a terminar.
Ginny lo miró dudosa. Ron no solía ser así, tal vez venía estresado del trabajo y por eso no quería hacerlo. Para otra ocasión, si él se negaba en un principio, se pensaría dos veces el tratar de convencerlo.
-Lo siento. Lo siento…- cedió el chico.
-Como quieras Ron, si no quieres prefiero que…
-No, está bien.
Ron la condujo a caer sobre su espalda acostada sobre la cama mientras él la seguía quedando sobre ella y volvieron a unirse.
-¿Todo bien? - se aseguró el pelirrojo.
-Todo bien. - confirmó ella.
Una vez iniciado de nuevo su encuentro en esa posición, era difícil evadir sus rostros. Definitivamente no era fácil para Ginny tener encima a Ron y mirarlo, ver su cara mientras se movía dentro de ella, ver como poco a poco le subía el enrojecimiento a la cara y en el pecho a causa del meneo. Prefería no verlo aunque tampoco podía cerrar los ojos o Ron pensaría que estaba dormida y se pondría a despertarla. Pero hacia donde pusiera su mirada, luego volvía a él y verlo le incomodaba.
Para Ron tampoco estaba siendo sencillo. Aquella larga cabellera de oscuro anaranjado se extendía sobre las sábanas blancas de la cama y era imposible no verlo. La miraba fugazmente y desviaba la mirada. Tenía sus rodillas prácticamente metidas en las axilas. Las de Ginny… eran de Ginny las piernas abiertas frente a él y también la estrechez en la que se fundía. Ella tenía una expresión contenida cada que lo recibía, esa expresión nunca se la había visto.
Nunca en todos sus años de hermanos, se habían visto esas expresiones uno en el otro. Parecía curioso que tuvieran ya casi dos meses de casados y apenas estuvieran reconociéndose en esa forma. Definitivamente no era lo mismo hacerlo en su tradicional oscuridad a realmente mirarse mientras tenían ese tipo de intimidad.
Después de un rato el chico se hincó y ella le pegó las rodillas al pecho mientras bajaba una mano con el negligé para cubrirse, y con la otra trataba de controlar el vaivén de sus pechos. Ron sacudió la cabeza. Minutos más tarde la parte más sensible del acto llegó.
El orgasmo venía hacia Ron y cuando supo que iba a correrse por alguna causa se sintió extrañamente vulnerable. Ginny pudo advertir en su expresión que estaba al borde. El chico apretó los ojos y le dejó su semilla. Se quedó con los ojos cerrados un momento mientras le apretaba suavemente sus rodillas.
Unos minutos después, ya que ambos habían tomado su lugar en la cama y ella se había puesto su camisón, una gran curiosidad escapó de los labios de Ginny.
-Ron, ¿Te puedo hacer una pregunta?
-Mhm.
-¿ …Te excitas?
-¿¡Y cómo crees que me corro babosa!?
Ginny se quedó pasmada, la forma de contestarle había sido definitivamente cabreada, y si a eso le agregamos que se giró dándole la espalda inmediatamente después, se diría que le quedó claro que no fue una buena pregunta. Era cierto que podía ser una pregunta estúpida, pero… era una curiosidad que había nacido de lo que acababa de suceder. Después de todo seguían en el mismo barco.
Ron por su parte, se había sentido explotar con esa pregunta. De entrada, no había sido una tarde fácil, al llegar tuvo que toparse con la presión de Ginny a tener sexo y además, ¿cierra con esa pregunta? Claro, como ella era una frígida que no era capaz de excitarse con él, él tenía que cargar en su conciencia que era el único que tenia orgasmos. Y que los tenía que tener por las buenas, o por las malas.
El mundo es definitivamente redondo y la vida rueda como una noria. Cuántas cosas habían sucedido entre ellos en dos meses de casados. Apenas hacia una semana que Ron había regresado de nuevo a La Hura y que su relación se iba reconstruyendo y ahora, unos días después, la supuesta confianza que habían logrado y que consideraban muy útil les estaba haciendo aruñones sobre la piel.
Ron había aprovechado su confianza no sólo para cambiar de posiciones sino que también aprendió a decir que no. Y Ginny la había aprovechado para dejarse de remilgos y ahora cuando él no le cumplía, la tenía preguntándole a qué horas. Vaya lío.
Los dos se sentían un tanto incómodos, pero no lo suficiente para tener un conflicto serio. Tenían que aprender a sobrellevar ese tipo de situaciones y a conocerse como pareja.
Al día siguiente, ambos se comportaron como si nada hubiera sucedido la noche anterior. Lo que sucedía en la cama, ahí se quedaba. Ella se levantó con él, se preparó para lavar alguna ropa y antes de que Ron se fuera, aprovechó para hacerle algunos recordatorios.
-Ron, antes de que te vayas, necesito que me des dinero para el regalo de Luna.
El chico abrió grandes ojos sorprendido.
-Tenemos que llevar regalo Ron, por Merlin. Hoy iré a comprarlo.
-Te lo voy a mandar en un rato con un mensajero del Ministerio.
-¿Un mensajero? No, mejor yo pasó al Ministerio más tarde.
-NO. No, no vayas.
-¿Por qué?
-Para qué te vas a dar la vuelta al Ministerio, no tiene caso. Yo lo traigo, voy de paso al banco y antes de entrar te lo dejo.
Ginny se le quedó mirando fijamente.
-Como quieras. Oye, le has estado dando dinero a mamá ¿verdad?
-George se está haciendo cargo de la casa.
-No importa. Ron… mamá aún no empieza a recibir la pensión de papá, tenemos que ayudarla. ¿Cómo es posible que…
-¡No me digas lo que tengo que hacer! George se está haciendo cargo de la casa.
-Pero debemos hacerlo, aunque sea poco, no podemos quedarnos al margen. Mamá nos necesita, ella siempre nos trae cosas.
-Charlie le dejó buen dinero y está recibiendo ayuda de Percy y de Bill, está bien. Y nosotros apenas nos estamos ajustando, tenemos la
casa a medias aún. No me dejaron el sueldo de Harry por culpa de Sinclair, tengo una reclamación en trámite por eso. Espérate.
-¿Se lo explicaste a mamá? Tenemos que decirle por qué no la estamos ayudando… Le voy a dar de mis ahorros.
-¿PARA QUEÉ? Ginny, no lo necesita, tiene ayuda. Espérate a cuando lo necesite y nosotros estemos mejor.
-Ya, vete. En la noche hablamos. - terminó la chica poco convencida.
No lograron entenderse. Ron sentía que ahí iba de nuevo la escalada de Ginny para trepar sobre su cuello y Ginny creía que Ron era un insensible que dejaba a su madre a la buena de los demás, en el momento que más los necesitaba. Era vergonzoso que todos los hermanos colaboraran en La Madriguera, menos ellos.
Pero por la noche hablaron poco. Cuando Ron llegó a casa la encontró sola. Ginny estaba en La Madriguera con su madre, dándole, a nombre de ambos, una parte de los ahorros que había logrado con sus escasos sueldos como cazadora de las Holyhead Harpies. Cuando ella llegó Ron estaba prácticamente dormido, únicamente se organizaron para el día siguiente asistir a la fiesta de Luna. Ron tendría que regresar temprano del Ministerio para asistir a su primer evento social como matrimonio.
N/A: La vida es una rueda de la fortuna, a veces estamos arriba y a veces abajo… me pregunto a dónde los llevará la fiesta de Luna…