TÍTULO: Sangre Incólume.
CAPITULO: 10.
RATING: NC-17.
PAREJA: Ron/ Ginny.
WORD COUNT: 2200 ~.
X.
Durante el día siguiente, las actividades se desarrollaron de manera normal. Ginny se sentía ligeramente nerviosa por asistir a aquella fiesta y Ron le preocupaba seriamente, él podía ser a veces muy inocente.
Por la tarde, Ginny se encargó de preparar un atuendo adecuado para él y por tener listo el estreno que ella había adquirido en una de las tiendas muggles.
Ron llegó a la hora convenida, directamente a darse un baño. Ginny no se detuvo a platicar con él pero al llegar lucia visiblemente descompuesto, desalineado. No había salido así de la casa. Pero ya no hubo tiempo para averiguar la causa, mientras él se daba un baño ella se vistió y dejó lista una poción para arreglar su cabello.
Su vestido era de cocktail en color negro, sujeto por un ajustado peto strapless drapeado. Para él, su mejor pantalón negro de vestir y una camisa blanca con delgadas líneas negras impecablemente planchada por ella. Cuando el chico salió de la regadera, no gustó de su atuendo ni de que ella lo escogiera por él, pero no dijo nada porque reconoció que era lo mejor que tenía. Mientras él terminaba de vestirse ella entró a arreglarse el cabello y maquillarse.
Después de un rato estuvieron listos, Ron la miró ya arreglada y tampoco gustó de su atuendo. El strapless negro resaltaba demasiado las pecas que brillaban como cielo estrellado en sus hombros y pecho. Además no consideró adecuado su escote, jamás la había visto usar ropa descubierta. Pero no se atrevió a hacer comentario alguno pues quería llegar entero a la fiesta.
-Ya estoy lista.
-Bien, vámonos.
-No, espera. Quiero decirte algo. Es el cumpleaños de Luna y es probable que Hermione vaya… - Ron torció los ojos y se giró molesto. -Escúchame. No quiero que hagas estupideces. Van a estar ahí reporteros de El Profeta y habrá mucha gente que le gusta el chisme. El papá de Luna es editor de una revista, ¿recuerdas? Fíjate muy bien lo que haces. Compórtate como debes. ¿Soy clara?
-No va a ir.
-¿Cómo lo sabes?
-Sabe que iremos nosotros. No va a ir.
-No lo sabemos, por eso te lo estoy diciendo. ¿Entendiste?
-¡No me leas la cartilla, te pareces a mamá! Ya vámonos.
Unos minutos después estaban entrando a la recepción del festejo por el cumpleaños de Luna. Llegaron de la mano buscando a Luna y después de felicitarla y darle su regalo ella los llevó hasta una mesa que aún estaba vacía muy cerca de la pista de baile y puso una botella de vino de ciruelas rojas sobre la mesa.
El lugar estaba casi lleno y como bien había dicho Ginny estaba lleno de gente que trabajaba en el ramo editorial, algunos científicos excéntricos amigos de la madre difunta de Luna y algunos de sus amigos de Hogwarts a quienes saludaron con cariño como Neville, Dean y las hermanas Patil. Extrañamente Ron y Dean se saludaron con reservas.
El vino de ciruela era el favorito de Ginny, había vaciado su primer copa apenas en los saludos y aunque Ron estaba más acostumbrado a la cerveza o al firewhiskey, víctima de la ansiedad empezó a tomar el vinito ese como agua de jamaica.
Algunas personas de las colinas cercanas, que al igual que la familia de Luna, eran vecinos de los Weasley, también se acercaron a ellos para hablar maravillas sobre su padre, a darles tardíamente el pésame y a desearles que el heredero llegara pronto.
Ginny se atragantaba con esos comentarios, odiaba que todo el mundo tuviera que saber que se acostaba con Ron, y lo peor… que les fuera tan natural y les desearan un lindo matrimonio.
Mientras sonreía agradeciendo los buenos deseos recibió de las manos de un mesero, una nueva botella.
La noche avanzaba y después de un rato el vino empezó a relajarlos. Luna pudo acercarse poco a ellos entre tantos invitados, pero ellos estuvieron conviviendo con diferentes personas dentro de la fiesta, aunque hubo un momento en el que ambos voltearon a verse con el mismo pensamiento: estaban hartos. Estaban cansados de recibir felicitaciones y comentarios sobre su bebe nonato.
-Vamos a bailar. - invitó el chico como la mejor manera de aislarse un poco de la gente. Ginny le tomó la mano y se internaron en la pista.
Había un considerable número de personas en la fiesta, y mientras estaban en la pista, Ginny recordó entonces a Hermione. Paseó su mirada minuciosamente buscándola. Ron parecía haber tenido razón, no fue. Lo lamentó, principalmente por Luna. Lo que les había sucedido a todos era complicado y ahora la pobre Hermione tenía que perderse la fiesta de una amiga cercana por esa situación. Le apenaba pero era lo mejor.
Cuando llegaron a la mesa la cuarta botella los esperaba. Ron la descorchó y Ginny se llenó la copa. Se sentía sofocada, hacía calor. Ron por su parte resentía los efectos del vino en la mirada. Las luces destellaban más que nunca.
Más tarde, el padre de Luna se acercó a ellos para preguntarles cómo se sentían en la fiesta y a conversar con ellos sobre su querida Luna. Con él se terminaron la botella e iniciaron otra. Ginny estaba oficialmente borracha.
-Ron, acommppáñame al baño.
-¿Yo?
-Sssi, estoy poquito m-mareada.
-Mh.
Ron se puso en pie con valor y la cogió del brazo, pero él no estaba mucho mejor que su hermana. Bueno, al menos él podía caminar sin zigzaguear. A Ginny ya se le enredaban los tacones y tuvo que tomarla de la cintura para que no fuera notorio su estado. Mientras la esperaba tomó otra copa.
Al regresar a la mesa Ginny le sugirió a Ron empezar a despedirse, pero… la botella estaba casi a la mitad. La última y nos vamos…
Cuando llegaron con Luna para despedirse ambos estaban en alto grado etílico, pero siempre amables y sonrientes. Iban abrazados.
-Nos vamos Lunita, ha zzido una velada liiiiiindísima.
-Gracias Ginny, que bueno que les ha gustado. ¿Quieren irse por red floo? Pasen a la casa.
-No, no. Estamos ddetrás de la golina… - respondió Ron muy seguro de sí mismo. Luna se miraba mortificada.
-Es más segura la red floo chicos. Vamos.
-No le hagas caso a Ron jajajaja. Lunita, no tenemos chimenea en la casa jajaja. No te preocuppes. - terminó la chica con un beso a su amiga, dejando a la rubia sin palabras.
Una vez afuera, los hermanos se sostuvieron uno en el otro y abrazándose fuerte unieron sus varitas y se desaparecieron. Gracias a Merlin, se aparecieron con salvedad en los terrenos de su casa.
La llegada del sol no los despertó al día siguiente, fueron en realidad algunos ruidos extraños y curiosamente voces conocidas que llegaban desde la profundidad de sus sueños.
-¡Mamá tengo hambre!
-Espérate, están dormidos… y no sabemos si están vestidos.
El reconocimiento de la voz de su madre hizo a Ginny salir de su pesado sueño de golpe. Abrió los ojos y se sentó al mismo tiempo lo que provocó que le atacara un dolor de cabeza como si hubiera recibido un sartenazo. Estaba desnuda y entrepiernada con un Ron completamente desnudo en la sala de la Madriguera. Él estaba abriendo los ojos también.
-A mi no me interesa qué tan buena estuvo su noche. Yo tengo hambre y quiero bajar. ¿Ya viste la hora mamá?
-Está bien, yo te haré un desayuno y lo subo. No bajes.
Entonces empezaron a escucharse los pasos de su madre por la escalera poniendo a la chica cargada de adrenalina.
-¡Noooo! - gritó la recién despierta. -Un minuto mamá.
El cuerpo desnudo de Ginny le pasó enteramente a Ron por enfrente, quien apenas empezaba a temerse lo sucedido. La vio tomar su vestido de entre la ropa desperdigada en el piso, ponérselo a jalones, dar dos vueltas desesperadas alrededor de la sala sin resultados y salir de ahí más rápido que un tornado.
Cuando su madre bajó Ron ya se subía los pantalones.
-Hola hijo… ¿Y Ginny? - preguntó Molly sorprendida.
Ron únicamente respondió con una seña que mostraba el camino de salida y se sujetó la cabeza con las manos.
-Ooh, yo tengo una poción estupenda para estos menesteres. Ven que te serviré un poco.
Molly se miraba muy contenta, se podría decir que desbordaba complacencia. La cabeza de Ron daba vueltas literal y metafóricamente por la noche anterior. Al acercarse el chico hacía su madre por el remedio, pudo encontrar lo que Ginny en su desesperación no había podido. Sus pantaletas estaban hechas un nudo cerca del la pata del sofá, los metió en su bolsillo con discreción. George finalmente se decidió a bajar una vez que lo comprometedor parecía haber pasado.
-Ya, ya… ahora te hago tu desayuno. - se apresuró su madre al ver al gemelo, mientras Ron tomaba la poción. -Bueno, les haré a los dos un desayuno que se rechuparán…
-No, no mamá. No te preocupes. A Ron le hace falta una cerveza bien helada. Desayunaremos fuera, ¿verdad?
Ron no lo pensó dos veces. Si las cosas eran como se imaginaba, prefería irse por ahí con George y tomar una cerveza que ver la cara de amplia satisfacción de su madre.
Fueron a dar a la mesa más arrinconada del Caldero Chorreante. Mientras Ron se pegaba a la cerveza recién servida George lo miraba con cierta picardía. El chico no pudo sostener su mirada. Tal vez debió seguir el ejemplo de Ginny. O… tal vez pudiera sacar algún provecho.
-Ya, si vas a decir algo, empieza. - enfrentó el menor de los Weasley.
-¿Qué tal la fiesta? - sonrió maliciosamente el gemelo, tratando de ser discreto en sus palabras, aunque sus expresiones faciales delataban abiertamente sus pensamientos.
-¡Pinche vino de mierda! - espetó el chico hastiado.
-Jajajaja, ¿Te emborrachaste? ¿Con vino?? Jajajaja.
-Es que ni sabía fuerte, ni nada. Ni cuenta me di que se me había subido.
-Ron por Dios… ¿¡cómo se pudieron equivocar de casa?!
-Sabes qué. No me acuerdo de nada.
-¿QUEÉ? Jajajajajajaja.
-Te lo juro George. Lo último que recuerdo es que… que fui con Ginny al baño.
-Ah, con razón ya venían ambientados… - soltó con sofoco el chico.
-No, no. N-no. No sé qué pasó.
El gemelo sonrió y bajó su cabeza mirando los nudos en la madera de la mesa.
-¿Q-qué pasó? - preguntó temerosamente Ron.
-Pues qué va a ser. Que se equivocaron de casa y se han dado una cogida monumental como si estuvieran solos.
Un escozor le recorrió el cuerpo al chico y se llevó una mano a los ojos. Lo temía, pero lo sabía.
-¿Y tú cómo lo sabes? ¡Depravado! ¿Nos espiaste?
-Jajaja claro que no. Por su culpa necesitaré años de terapia jajaja. No necesitaba espiarlos. Además, mamá ni me dejó. Ella se puso
afuera de mi cuarto a vigilar que yo no bajara.
-¿Mamá también nos oyó? P-pero, no puede ser. ¿Qué tanto se oía?
-Lo suficiente, digamos. Mira, la Madriguera de noche ya sabes que es puro silencio. Yo los oí desde que entraron en la casa porque se me hizo raro. Quién iba a entrar a esa hora, y luego…
Ron lo escuchaba tratando de reconstruir sus escasos recuerdos y la realidad que él conocía. ¡Pero si él y Ginny eran la pareja menos ruidosa del mundo en el sexo! ¿Qué podía ser lo que se había escuchado hasta la habitación de George? ¿Cogida monumental? No entendía.
-¿Qué? Sigue.
-¿Quieres detalles? - preguntó George extrañado y enarcando una ceja.
Ron lo pensó un momento. -Sí.
-¿De verdad no recuerdas nada? - se sorprendió el gemelo.
-Es lo que quiero saber. ¿Qué oíste?
-Pues poco después de entrar se empezaron a besar y eso…
-¿!A besar!? - se extrañó Ron. Él y Ginny jamás se habían besado. Hacía años que ni siquiera lo hacían en la mejilla.
-Pues se oían chasquidos, yo no sé. Y… ella también estaba súper tomada; y pues ya sabes ruiditos… luego te pusiste a suspirar como quinceañera….
Los ojos de Ron se abrieron como platos.
-Sin comentarios. Y luego que el sofá no les ayudaba, era un traqueteo que para qué te digo… Creo que no me volveré a sentar en él
jamás. -George trataba de ser ligero y bromista con su hermano, pero la expresión de Ron no era muy divertida. - Ron, echaron un polvo,
normal. Y lo disfrutaron que daba envidia.
El chico se quedó meditando. El alcohol puede hacer lo que le contaba George sin duda, y después de todo, qué más daba. Lo pasado, pasado estaba y no había nada más que hacer al respecto. Ron tenía la idea de que si hurgaba en su memoria podría recordar. Él supo desde el principio lo que había sucedido pero en ese momento era imposible recordarlo.
-¿Ella también? - preguntó Ron con morbo.
-Oh sí. Sip. Los dos. Ya sabes, como son esas cosas.
La poción proporcionada por su madre y la cerveza invitada por George había sido muy benéfica para Ron. Pero la plática de sobremesa lo había dejado prácticamente atarantado. Ahora, tendría que volver a casa y ver a Ginny. ¿Cuál sería su reacción ante las locuras de la noche anterior? El pensamiento lo hizo pasar saliva con pesadez.
N/A: Esta noche maravillosa de alcohol, me la resservo porque ha sido sin conciencia. Ya les regalaré otras que valgan más la pena. Saludos!