Fic: Sangre Incólume c.15

Dec 22, 2011 19:07

TITULO: Sangre Incólume
CAPÍTULO: 15.
PAREJA: Ron & Ginny.
RATING: NC-17.
WORD COUNT: 2500 ~.

XV.

Al día siguiente, los chicos se levantaron tarde. No abrieron el ojo hasta que su madre levantó discretamente la cortina de lona y les avisó que el desayuno estaba listo. Ginny no podía creer que no se hubiera levantado antes, pero no todos se habían levantado; Bill seguía acostado al igual que George y Charlie, quienes Dios sabe a qué hora llegaron y en qué condiciones.

Lo que continuó fue la misión de desacampada, para que luego, cada uno de ellos se las arreglara para volver a su casa, Charlie tendría que hacer un par de escalas, pero todos se llevaban magníficas impresiones y recuerdos de aquel paseo familiar. Y una pareja en particular se llevaba una tarea, había que desenredar un nudo que parecía fácil, pero podía ser más bien un nudo de horca.

Antes de partir, Molly devolvió a sus hijos y nueras sus varitas y todos sintieron que les volvía el alma al cuerpo. La acampada muggle había sido muy educativa, pero ellos eran magos y sin su varita les faltaba una parte de sí mismos.

Una vez de regreso, Ron invitó a Ginny a comer por ahí en algún lugar donde pudieran convivir para que sus mentes se mantuvieran un poco alejadas de la casa y su situación, pero a pesar de ello, sabían que volviendo a casa tendrían que afrontar su nueva situación ahora que ya no había buenos pretextos. Habían disfrutado del sexo pero Ron se temía que Ginny le daría reversa sin piedad.

Volvieron a casa al atardecer y subieron a la recámara. La chica empezó a acomodar algunas cosas y separar la ropa que lavaría al día siguiente. Él se acostó sobre la cama para descansar y la observaba.

-Esa ropa también está sucia, dámela de una vez. - pidió la chica estirando el brazo hacia él.

El chico se desvistió frente a ella en su totalidad. Si lo que quería era la ropa sucia, en realidad toda lo estaba. Ron estiró el brazo con el puñado de prendas y al entregarla en  su mano la jaló a la cama aventando la ropa al piso.

-La tuya también ha de estar sucia, ¿no? - preguntó el chico más serio que sugerente.

La chica se le quedó mirando seriamente un momento y luego esbozó una tenue sonrisa.

-¿Me vas a dejar tocarte? - preguntó Ron al fin. Ella asintió. -¿Y hacer lo que yo quiera? - la chica sonrió. -¿Y tú qué harás?... -cuestionó el chico, quien lógicamente también esperaba recibir. Ginny rodó los ojos y rió. -¿Te ha gustado lo que hicimos?

La chica miró hacia otro punto de la habitación. -Ya sabes que sí.

-¿Te molesta reconocerlo?

Ginny regresó su mirada a él. -No Ron, es sólo que me siento rara diciéndote que me gusta hacerlo contigo… - afirmó la chica tratando de evitar que pudiera sentirse menospreciado.

-Para mí también es raro… Pero, ya que nos pusimos de acuerdo, por qué no te pones de nuevo el regalito de Luna, eh. -sugirió el chico cambiando su seriedad por una mirada jocosa.

La chica se puso de pie y después de recoger la ropa del suelo tomó algo del cajón de su ropa y entró en el cuarto de baño.

Unos minutos después la chica se encontraba frente al espejo con la mirada en su cuerpo, vistiendo un provocativo coordinado color verde jade que en su momento había comprado para Harry, y que había usado con él… A partir de ese momento daría otro paso más, para ella era la brecha donde dejaría definitivamente atrás a Harry y se entregaría al matrimonio con Ron, y a él.

No pudo evitar sentir dolor, y que los recuerdos de su noviazgo llegaran a su cabeza al verse vestida así, se despedía de cualquier ilusión que incluyera a Harry por el resto de su vida. No era cosa fácil. Sus ojos brillaban vidriosos pero unos minutos después salió, dispuesta enteramente a Ron.

La apariencia de Ginny al salir del baño era electrizante. Aquella piel alabastrina, con el cabello anaranjado encendido cayéndole por los hombros y la sonrosada lluvia de pecas sobre su pecho dejaron a Ron sin palabras. En ninguna de sus noches anteriores la había visto lucir así. Si no fuera tan menuda de cuerpo, le habría brincado 3 pasos antes de llegar.

-¿Y ese de dónde lo sacaste?

-Es mío, yo lo compré.

¿Suyo? La mente de Ron fue inmediatamente hacia quien fuera su mejor amigo y el último cuñado que tuvo de ella. Mío, yo lo compré… la cuestión era para quién lo había comprado. Pero eso ya no debía importarle, ahora era él quien disfrutaba de su apariencia. Aunque cuando a Ron le asaltaban pensamientos de que Ginny había sido mujer con Harry, un inevitable sentimiento de ofuscación le invadía las entrañas.

-Tuyo… -repitió el chico mientras la acercaba a él y miraba los encajes de las prendas.

-Y tuyo también… - respondió la chica provocativamente mientras lo empujaba a acostarse sobre la cama y ella montaba sobre sus muslos. Ginny conocía bien donde nacían y morían las inseguridades de su hermano. Y sus gustos también…

Ella se quedó sobre sus piernas y paseó furtivamente las manos sobre el cuerpo desnudo de Ron hasta que después de unos momentos le inició una paja que alternaba con estimulación manual y oral.

El cabello de Ginny le caía entre las ingles, justo del mismo color que el suyo. Era bizarro pero le mantenía el deseo a tope. La jaló poniéndola encima de él y hundió la cara en sus hombros  mientras le apretaba las nalgas descubiertas por la tanga. Ginny, en su esbelto cuerpo, no tenía un sólo lugar que Ron apretara y no estuviera bien tonificado. Maravilloso deporte. Tenía fuerza y energía siempre.

El chico empezó a pelear con la tanga casi inmediatamente, la chica lo dejó batallar sin auxilio. Después de lograr quitarla fue directo a explorarla, y con el apoyo de la varita, a lubricarla. Ginny se enderezó y se sentó justamente sobre su dureza moviéndose suavemente encima, engañándolo, provocándolo.

Ron la disfrutaba mientras oleadas de calor iban y venían en su cuerpo. ¿En qué momento Ginny se había puesto tan re-condenadamente sexy? ¿Esa era la misma que se fingía muñeca de trapo y se dormía mientras él la follaba? El chico sintió preocupación. Miedo. ¿La libido que sentía por Ginny podría hacerlo olvidarse de Hermione? No quería olvidarse de ella. Aunque ahora, justo cuando Ginny lo introducía en ella, tal vez pudiera olvidarla sólo por un rato.

La respiración de la chica eran sensuales jadeos. Se mantenía erguida sobre él, apoyándose en su vientre. Ginny era curiosa, cuando estaba encima de él siempre se mantenía cautelosa, con escasa profundidad, él no entendía sus reservas. Ron suponía que no era de sus posiciones favoritas, ya lo había notado. Lástima, a él le gustaba bastante, justo en aquél momento estaba tentado a quitarle el sostén de un tirón.

Entonces, finalmente puso la mano en la unión delantera del brassiere y la acercó hasta su cara.

-¿Que no me habías dicho que no te las pusiera en la cara? -cuestionó la chica enarcando una ceja.

-No me las pongas en la cara, si no me las vas a prestar…

Ginny rió mientras él abría los ganchos de la prenda y se sentaba unos momentos para valorar mejor sus atributos. Después volvió a recostarse para recrearse la vista. Lo mejor de esa posición era justamente eso. Estuvo sosteniéndola por la cintura y subiendo las manos para apretar sus pechos y unirlos y estrujarlos mientras escuchaba a Ginny ir de jadeos a gemidos cuando él buscaba profundidad. Lo que Harry habrá hecho con ella… pensó. Otra vez Harry en su cabeza.

-¡Baja más, no seas díscola! - reprochó el chico y la jaló sobre su pecho para llevar las riendas.

Ron sentía que podía hacer lo que quisiera con ella, y ella pensaba que podía sentirse más libre que nunca, a pesar de que en ocasiones mantenía reservas con Ron en todo sentido, si había alguien en quien podía confiar a ciegas era en él, por eso no tenía reparos con lo que él hacía con ella.

Después de un rato se hallaron juntos de cucharita como tantas veces, sin embargo esta vez no reinaba el silencio ni la indiferencia, esta vez ella tenía el cuerpo húmedo de sudor y él la acariciaba complacientemente.

A la mañana siguiente Ron debía ya volver al Ministerio después de su permiso. Ambos se encontraban en la cocina, el chico terminaba su desayuno mientras ella le hablaba de cosas que él no escuchaba pues tenía su mente muy lejos, tal vez en el Ministerio. De pronto, cuando estaba listo para levantarse de la mesa alcanzó a ver por la ventana alguien que se aparecía en su patio.

-¡No puede ser! Ya esta ese cabrón otra vez aquí.

Ron parecía bastante enojado y seguramente el Delegado Porter iba decidido a molestarlo, eso Ginny lo sabía, es por ello que se sintió audaz y pensó que había una buena manera de alejar al Delegado y de paso quitarle todas las dudas que tenía sobre Ron y su situación marital.

-Espera, sshh…

Entonces la chica, aprovechando que la mesa les cubría medio cuerpo montó sobre él y abriendo algunos botones de su blusa empezó  moverse y gemir como si estuviera en medio del mejor polvo de su vida. Para ese momento el hombre estaba muy cerca de la puerta, por lo que Ron no acertó más que a sostenerla sobre la estrecha silla del comedor.

La chica estaba en medio de su espléndida escena pero fue abruptamente reducida cuando Ron fingió un orgasmo algo raro, al tiempo que la estrechaba en un abrazo que la retenía más que darle cariño.

El chico se quedó con la cara pegada a su cuello unos minutos y Ginny sintió un escozor recorrerle el cuerpo, algo no iba bien. Ella estaba dándole la espalda a la puerta pero Ron lograba ver directamente hacía el hombre que miraba con desmedido interés hacia el interior. El chico tenía los labios apretados y respiraba como cuando lo hacían rabiar... Luego de algunos instantes el chico se levantó de la silla alejándola bruscamente.

-¡¿Querías que se fuera o invitarlo a pasar!? - escupió el chico furioso.

-Pues que se fuera. - respondió Ginny desconcertada.

-¿¡Pero eres idiota?! Si sabes que le gustas, ¿pensabas correrlo gimiendo como puta de callejón?

Ginny se le quedó viendo ofendida sin saber qué responder, ella realmente había pensado que les daría privacidad y se iría. Ella trataba justamente de defenderlo de Porter.

-¿Sabes por qué se fue? Porque se la fue a jalar soñando que te tiene montada encima; y cualquier día que yo no esté, va a venir a aventarse el tiro. -Gritó el chico bastante alterado. -¡Ahora te voy a tener que mandar un auror!

-¡No me mandes nada, yo me sé defender sola! - respondió la chica con los ojos llorosos tratando de contenerse.

-Y ahora te vas a poner a llorar después de que haces tus pendejadas.

Ginny subió hacia la habitación profundamente molesta y ofendida, las manos le temblaban. Ahora por tratar de hacerlo quedar bien ante el Delegado le había salido el tiro por la culata y Ron se sentía con el derecho de hablarle así. Ella sabía que Ron era temperamental para molestarse y que se le calentaba la cabeza con facilidad pero no estaba dispuesta a ser ofendida así. Lloró más de lo que hubiera deseado.

Más tarde, cuando tendía la ropa que había lavado durante el día, alcanzó a ver a Naylor, uno de los nuevos aurores, adquisición de Ron para la oficina de Aurores. La chica fue hasta él.

-Que tal, Naylor, ¿verdad?

-Madame, buenas tardes. -dijo el joven asintiendo. -Kody Naylor.

-¿Quién te dijo que vinieras aquí?

-El Señor Weasley.

La chica respiró profundo, Ron no podía estar pensándolo en serio. ¿Realmente creía que Porter iba a aparecerse ahí para violarla o algo parecido?

-Regresa a la oficina y dile que yo te mandé de regreso.

-No puedo señora, tengo instrucciones de quedarme.

-No te preocupes, no tendrás problemas. Yo hablaré con él, dile que yo te envié de regreso.

-No puedo señora, el Sr. Weasley me advirtió que no la obedeciera…

Ginny abrió grandes ojos, -¿Eso te dijo?... Bien, como sea.

La chica no dejaba de sorprenderse con las ocurrencias de Ron. Poco después le llevó algo de comer al hombre que seguía parado bajo un enorme sauce que tenía toda la vida en los terrenos de La Madriguera, pero Naylor no probó bocado. ¿Pero qué diantres le había dicho Ron al auror? Ginny no entendía las reacciones de Ron en absoluto, estaba rematadamente loco.
Esa noche, Ron llegó bastante tarde a casa y hasta esa hora le permitió a Naylor irse. Ginny se sentía irritada de que abusara de ese hombre a ese grado por un capricho sin sentido. No tenía ganas de hablar con él, y al parecer él tampoco. Aquel día y a la mañana siguiente no cruzaron palabra. Aunque el chico lucía culpable y pensativo.

N/A: Feliz Navidad a todooos!!

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