en las pestañas tan espesas,
como un preludio de abandono,
decidí dejarme ir.
ahora por fin siento el asco del que tanto me hablas:
se parece al zumo de naranja atragantado que duele en las orejas,
a los mosaicos con baldosas desteñidas,
a las interminables hileras de insectos xilófagos
que hacen túneles de mierda para pasearse por el mundo.
y lo
(
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A veces me gusta leer cosas como esto porque me recuerda quién soy y quién he sido, y las cosas que he pensado durante muchos años en mi vida, que aún todavía pienso a veces. Me refiero al lado asqueroso de las cosas, a la triste realidad (y es triste), lo decepcionante de las cosas. Alguien hace poco me hizo pensar que existe algo de importancia en la primera decepción, la primordial, el primer desengaño con lo real y lo que sucede en la cabeza de uno. Todas esas fotos, colgadas en las redes sociales, los comentarios bienintencionados, se quedan en el tintero cuando pasan los años y se abre el telón y uno ve lo que se esconde detrás, la desagradable naturaleza de muchas cosas que, en fin, dan puto asco. Y es triste, joder.
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