Título: Númina. Pareja: KrisLay Resumen: "Esta es una historia de muerte, pero se ha sabido jamás de una sola historia de muerte que no haya sido antes una historia de vida." Rating: PG-13 Número de palabras: 16,661 Avisos: [Spoiler] Deathfic, AU. Notas: Escrito para Seoul Nights 3.0 y originalmente publicado en Masquerade Forums el 23 de septiembre de 2013. Para middleglow1228.
«NÚMINA»
Esta es una historia sobre pares, sobre dicotomías, sobre hemisferios y sobre finales que dentro del espectro infinito de realidades posibles, por inalterables y definitivos que sean, siempre nacen de la mano de una historia nueva.
Esta es una historia de tristeza y una historia de júbilo, una historia de oscuridad e ilustración, de debilidad y de fortaleza, de deriva y determinación, es la celebración del aliento que trece veces por minuto se espira. Esta es una historia de muerte, pero se ha sabido jamás de una sola historia de muerte que no haya sido antes una historia de vida.
Capítulo 0. La Muerte.
«Tendríamos que morirnos todos, dejen de inventar fármacos» dijo la primera vez que ese tipo muy específico de nihilismo se le asentó en las venas cuando tenía doce años y la chica sentada frente a él lo miró como si fuera el más inhumano pensamiento jamás dicho.
-¿Pero tú no salvarías a tu abuela si pudieras?
No.
Recuerda el exacto momento en el que descubrió que creía que el ser humano era una plaga pero no recuerda cuándo fue la primera vez que estuvo convencido de que él mismo debía morir, ni siquiera recuerda por qué lo pensó, qué estaba pasando en su vida, ni qué sintió cuando lo hizo. Yifan sabe que se convirtió en un pensamiento recurrente y que antes de que él pudiera darse cuenta, sólo era otro de sus muchos malos hábitos, malos hábitos tenues, mediocres, tan débiles como él y tan aburridos como las mañanas, las tardes y las noches, tan desprovistos de color y de fuerza que, como rascarse las sienes al pensar, ni le preocupan, ni le alteran, ni le importan.
Su vida es un cúmulo de malos hábitos que le mueven los pies y las manos, presionan y liberan los pulmones que, al cabo de un día tan vacío como su estudio blanco con nada más que una cama y libros de su propiedad, no han logrado nada. Él es el transeúnte en las calles que mira al suelo, que pasa una canción tras otra en su iPod y escucha el principio de una que le gusta y que luego se le pierde en los canales de las orejas, en las cavilaciones y en, directamente, la nada.
Yifan es el hombre que no mira a ambos lados al cruzar la calle porque la marabunta de almas tan perdidas como la suya, tan vacías de sentido y camino, le dicen a dónde ir, cuándo cruzar, cuándo dar un paso sobre el asfalto que no lo mate. Como si hiciera diferencia para nadie más que el pobre desgraciado que es incapaz, por tener la oreja cosida a un aparato, de estampar su zapato gastado en el pedal de freno y que por llamar a su mujer para decirle que va a ir a cenar, que hoy sí va a ir a ver a su hijo recién nacido, ha matado a un pobre desgraciado que a nadie le cabe en la cabeza cómo es posible que no haya visto.
Él es el muy visible desgraciado que mide más de lo que la mayoría de los otros desgraciados que con él cruzan la calle y que hoy por hoy no han muerto, ni él, ni ellos y en ese entrecruce de calles abarrotadas de esposos con zapatos gastados e hijos recién nacidos, nadie mata a nadie. No es un buen día para morir, es un cuatro de Julio, el mundo está ocupado viendo a los americanos regodearse en su afamada «libertad» que a él más le parece una estafa, un espejismo amable.
De tener espejismos amables, se figura, las vidas de todos serían más agradables. No lo piensa con desprecio ni con amargura, sino con anhelo porque sabe, como sabe cómo se llama y cuántos años tiene, que no hay vuelta atrás y que la fe en todo lo que podría ser valioso y hermoso a los ojos de Dios, la perdió a los dieciocho y para siempre, junto con la grasa infantil de sus mejillas. No que Dios exista.
[Cuando uno muere lo que sucede, dicen, es un misterio. Algunos dicen que el alma sale del cuerpo, otros solamente que deja de latir el corazón. Para algunos, morir es sólo el destino de la vida y a la carne no le queda más que descomponerse y volver a formar parte del medio; Para otros, morir es un paso a otra vida. Nuestro protagonista en vida no creyó nunca con fervor en el alma. Esta narración no pretende narrar cómo Yifan se dio cuenta de que tenía la mitad de su vida equivocado con respecto a Dios y sus temas aledaños, excepto en lo esencial y que le da mucho gusto dar la noticia, casi risa, a quien lo guía por el Limbo antes del juicio. Es como un Mago de Oz, él concluye. Dios no existe, su reino sí.]
(Pero también Dios, como el águila calva y la libertad estadounidense, es un espejismo amable y si en él hubiera todavía un atisbo de fe por lo que sus ojos no son capaces de corroborar, quizás creería. Esa imaginación inocente, empero, murió cuando superar el miedo al mundo fue prioridad y su mente le ayudó a convencerse de que no había a una muerta en el ático de su casa y que otra muerta más muerta no iba a salir de la noria en la finca de sus abuelos. Su mente lo ayudó a no temer a la oscuridad ni a las maldiciones, pero lo llevo a temer al hombre que arrojó a la niña al pozo y mató a su mujer y la selló en el tapanco de su cuarto. Gato por liebre)
A menudo cuando va en el metro con las orejas cubiertas de plástico que cree que le canta al oído pero está siendo ignorado como el roce del hombre calientísimo a su lado que le da asco, una vez más por obra de su mente piadosa, piensa que en ese tren debe haber más asesinos que embarazadas y más penes que vaginas y más deudas que monedas; Pero ese es un jueves cualquiera en Changsha, la ciudad a la que el muchacho cantonés terminó por ir cuando todo en Guangzhou empezó a saberle a muerte y nadie en el metro saca una metralleta ni el tren se estrella en una estación bloqueada por un ataque terrorista, no... el está condenado a otro viaje sin final aparente. Es un alivio porque las líneas de metro en la ciudad son cosa nueva, sería una lástima que explotaran.
Teme.
Siempre ha temido, su mente sólo se ha encargado de cambiar de recipiente su temor y hasta el momento, la broma más pesada que se ha jugado a sí mismo ha sido aprender a temerse a sí mismo. Se ama, eso lo sabe, ya se lo dijo el psicólogo una vez y él ya acepto que sí se ama, pero eso no sirve para nada en un mundo en el que, por mucho amor que sienta por sí mismo, no le queda nada más que amar. De hecho, dejarlo por la paz sería una acción piadosa para el pobrecito Yifan que de nada tiene la culpa. No reprocha a nadie por su depresión pero nadie puede negarle que él no pidió nacer, ni siquiera pide vivir cada día, él nunca pidió nada y tiene las manos llenas de cosas que no quiere. Un futuro, para empezar, es difícil decidir qué hacer con él.
Tiene veintiséis años, una vida por delante, dirían los abuelos y sin embargo, al bajar del tren y tomar un bus hasta la Universidad, no siente haber hecho todo, sino no tener motivos para hacer nada más. Cuando no tienes a nadie a quién probarle nada, ni siquiera a ti mismo, ese tipo de sentimiento cunde.
¿Por qué estoy haciendo esto?
[En algún lugar, todos esperan a que decidas porqué o a que te rindas. Si te rindes, un bando gana, si te rindes y te quitas la vida, ellos pueden sumar otro numerito negro, pero si encuentras un motivo para vivir, ese numerito negro se aleja de las libretas y ellos dejan de mirarte con insistencia. En algún lugar, alguien espera que te decidas por morir. El otro bando, el que quiere que sigas con vida, sólo espera que lo que te mate sea un esposo con zapatos gastados y un hijo recién nacido, que atiende una llamada en un crucero]. ___
La primera historia que sale a colación es la historia de cómo perdió la fe en el destino, luego de cómo perdió la fe en el arte, luego de cómo perdió la fe en el amor y finalmente, de cómo perdió la fe en sí mismo y con esta, en el resto de la humanidad. En silencio, su acompañante acaricia las cuerdas de su guitarra, el mayor no tiene la menor idea de qué está tocando el menor pero suena hermoso, y no dice nada por un espacio enorme de tiempo. Luego de algunos acordes más, con las piernas cruzadas sobre el sillón rojo de terciopelo calado en el que se sentó por error y del que no alzó más el culo, mirando hacia abajo a su digitación y al polvo sobre la tapa de la guitarra, adornada con pocos diseños, de madera clara, le dice en voz tranquila:
-Tal vez hayas oído esto muchas veces, pero siempre se puede creer en algo. Tengo un amigo wiccan, una vez me invitó a una de sus fiestas, deberías venir conmigo -y sonríe. Es lo más extraño que verás en tu vida, dice.
Nunca vuelven a ese café porque ninguno de los dos recuerda dónde estaba y nunca van a una fiesta wiccan. ___
Yifan llegó a Chansha en interés de hacer un doctorado en Letras. Nadie le creería pero los primero años de su vida los gastó con todo éxito en perseguir una carrera en investigación que en realidad, por muy letrado que se creía, nunca reflexionó y nunca pasó por la criba. En su familia, una familia que había venido a más en el terreno académico, no había opción más que dedicarse a la educación superior. Su padre era un ingeniero doctorado con varios estudios posteriores. Su abuelo había sido un mercader de pescado en Guangzhou, un hombre que habia comenzado su negocio barriendo el puesto de otro pescador, un hombre de trabajo que habia conocido el éxito en tiempos mejores, en tiempos en los que no se tenía que estar previamente calificado para un trabajo para obtenerlo.
Yifan es un hijo del progreso, esa moneda sumada a los muchos deseos pedidos por los padres de la modernidad, es un pedacito de metal cargado de lo que su viejo mejor amigo hubiera llamado «magia». Existe una palabra correcta en latín, pero jamás consigue recordarla.
No le fue un problema entrar a la Facultad de Letras, nunca le fue un problema ser admitido a ninguna universidad, a ningún programa de posgrado, a ningún curso, a ningún taller, siempre tuvo excelentes notas y siempre se diferenció del resto por ser capaz de aprenderlo todo sin la necesidad de esfuerzos hercúleos. Sabe que nació con una ventaja considerable del resto del mundo y justamente por eso, cuando al cumplir los diecisiete años se percató de que su vida era tan poco especial como la del resto de su generación y la generación antes de esa, se hundió en una ola de culpabilidad que no lo dejó jamás.
Diez años tiene sabiendo que es mejor que muchos y sintiéndose miserable al respecto.
La oficina en la que le han pedido que se entreviste para trabajar en el primer borrador de un guión para un cortometraje queda en la zona más artística de la ciudad, zonas que las nuevas líneas de metro han habilitado para la juventud y los estudiantes. Es un barrio que antes de que se volviera por la expansión de la ciudad, accesible, era bien conocido por ser peligroso, por estar lleno de pandillas y de mafias juveniles. Las paredes que en algún momento (aunque este momento a él no le consta porque es probable que no viviese allí en ese entonces) estuvieron llenas de inscripciones vandálicas y soeces, ahora las cubren pinturas y graffiti que a él no le place pero que mucha gente encuentra pintoresco, cuando menos.
Eso es lo que pasa cuando la gente pone su trabajo en la calle, cuando uno expone su alma esta va a ser juzgada, necesariamente, el hombre no puede evitarlo, y frente a las almas de todos los demás, puede que uno sea muy pequeño, puede que a uno le falte color, le falte detalle, le falte mensaje. Él dibuja muy mal, no se entiende con la gente que siente la necesidad de hacerlo en espacios públicos para ser visto y aún menos con quienes se vacían en hacerlos llamativos y hermosos para ser reconocidos; Él esconde las cosas que cree que puede hacer, principalmente porque las cree hermosas pero se niega a ponerlas al público a que sean juzgadas.
Sólo él mismo tiene derecho a tachar alguna de sus cosas como basura; Generalmente lo que hace es malo.
De algún modo sabe que es eso lo que lo esta matando, esa necesidad instintiva de proteger lo que es su trabajo, lo que es su mejor esfuerzo, de los mejores esfuerzos de otros, de los juicios de otro. Es como un padre receloso de sus hijas doncellas, es como si las colocara bajo mausoleos, vírgenes y hermosas a sus ojos para siempre, a pesar de que sabe que eso solo conseguirá que sus hermosas hijas no tengan otras hijas hermosas que pueblen la tierra. Las oculta como si el sol pudiera convertirlas en bestias y las oculta porque sabe que es posible.
Hace años que no escribe algo que le guste.
El edificio en el que lo han citado para entrevistarse con este estudiante cineasta es, siendo generoso, una pocilga pero si algo le ha aprendido a uno de sus compañeros, es que es más fructífero buscar alma en las ratas que en los ángeles y en ese basurero que llaman estudio lo recibe un muchacho delgado que brevemente le explica qué es lo que quieren hacer. Yifan no es un guionista pero en seguida sabe que no le necesitan a él, que lo que él puede aportar ya está decidido y se lo hace saber al muchacho, con un bigote ralo y más hueco bajo los pómulos del que puede ser estéticamente atractivo. Huele a hierba. Él se lo agradece y se despiden con un apretón de manos muy occidental. A Yifan no le molesta.
Al salir del edificio y en intención de ir de vuelta a su departamento, una rabia enorme lo inunda y para quitarse la animosidad de las falanges y el pecho, entra a un café a tomar cualquier cosa excepto café porque morir de una úlcera mal tratada en el duodeno no está en sus planes.
[Ni los de nadie]. ___
En el mundo hay dos tipos de persona, los que aman Starbucks y los que lo odian.
En el café en el que entra, él estima que la mitad deben amar Starbucks y la mitad deben odiarlo. Se parece mucho a una franquicia del consorcio cafetalero, eso quiere decir que eso es lo que gusta a sus clientes y eso va a llamarlos si el siguiente Starbucks está demasiado lejos, las bebidas son muy parecidas aunque menos variadas en algunas partes del menú y más específicas en áreas que una transnacional tan metódica no puede permitirse. El dueño, si es que es quien él cree, se ve como un hipster-vegan cualquiera y la leyenda bajo el menú dice que todo lo que se consume en el establecimiento fue producido y comprado en China, así que es probable que al menos él odie Starbucks por motivos políticos más que gastronomicos.
Toma asiento en un lugar lejos de todos los demás, como hace normalmente, para que nadie le hable y la persona que va a atenderlo (porque aunque a él le gusta el autoservicio, la suerte decidió no favorecerlo en ese rubro, la suerte decidió hacerlo hablar con un mesero), sólo vaya una o dos veces durante el tiempo que se quede allí.
Le gusta estar lejos de la gente.
[Esta no es una historia de café, esta no es una historia de amor. Esta es una historia de muerte.] ___
Con los meses, Yifan se irá enterando.
Con los meses, Yixing le dirá que lo siguió dentro del café, sin saber bien por qué, de hecho, por ningún motivo en absoluto. Le dirá que cuando entró, no lo vió en el lugar y pensó que había sido imaginación suya, también le dirá que consideró haberse quedado ido tanto tiempo, en una de sus lagunas mentales, que él pudiera haber llegado, pedido un café y haberse ido sin que Yixing se diera cuenta. Se reirán y luego Yixing le dirá que cuando lo vio sintió un enorme alivio porque hacía mucho que no se perdía así en una de sus lagunas, le dirá que sin motivo en absoluto, fue tras él y se sentó al otro lado de la mesa, como si fuera lo que siempre tuvo en sus planes y le confesará que no pensaba hacerlo, que legítimamente perdió el sentido del espacio y aunque quería sentarse en otra mesa, se sentó en la suya y que cuando alzó la vista, después de dejar su guitarra en el suelo y se encontró con la mirada molesta de Kris, ni siquiera se dio cuenta de que éste estaba molesto.
Yifan se irá enterando con los meses que la primera palabra que le escuchó decir fue «coño» porque algo andaba muy mal con Yixing, mucho peor que con él y con los años, que Yixing tenía interés en entrar en su vida. __
Cuando tienen sexo la sexta vez, algunos meses después, después de unas cervezas en un bar cercano a otro café que se niega a servir alcohol, porque ese no es su «flow», Yixing le platica un poco por qué el sexo con él es especial y a Yifan le da un ataque de risa porque no es posible que ese hombrecillo medio flaco, blanco como un cuarzo no se de cuenta de que está hablando de sí mismo como se habla de una musaraña en el patio, como si fuera una criatura extraña y curiosa a la que se ha estudiado mucho. Yixing no entiende su risa y le pregunta que por qué se ríe y por el resto de su vida, Yifan no puede explicar por qué. Todo de él es gracioso.
(Eventualmente, le dijeron algunos amigos que dejó atrás, fingir que ríes puede resultar en risa legítima. Fingir estar feliz puede resultar en felicidad. Las muchas horas que gasta riendose a propósito de Yixing, se vuelven en verdaderos ataques de risa sincera que, eventualmente, como le dijeron algunos amigos, resultan en un bienestar enorme.) ___
Después de que Yixing se explique y le pregunte si quiere que se vaya de allí, a Yifan le parece muy difícil decirle que sí. Estaría más cómodo solo pero un extraño deja de ser un extraño cuando uno comparte una carcajada con él y Yixing se presenta a sí mismo con una ligera inclinación de la cabeza a la que a Yifan le resulta fácil responder. ¿Cómo te llamas? Le pregunta y él responde: Kris.
Durante las siguientes horas, Yifan se olvida de la rabia con la que entró al café y se olvida del libro que entró dispuesto a terminar en favor de que Yixing le platique cómo está la Facultad de Música, cómo está el café en ese establecimiento comparado con el de Starbucks (Yixing resulta no tener mucha opinión de casi ninguna cosa, todo le viene y le va, igual que a Yifan pero diferente, todo le parece que es bueno en su propio modo y a él todo le parece que apesta en su propio modo, se ríen de esto cuando Yifan lo confiesa algunas semanas más tarde) y cómo cree que debería ser el mundo.
Cuando miran afuera, el cielo está tan oscuro que no puede seguir siendo de día y Yifan suelta otra carcajada que luego hace reír a Yixing, cuando el más joven de ambos dice «¡Oh, pero yo quedé de verme con alguien!».
{Los pasos para hacer que alguien te encuentre agradable son simples:
Primero, hay que preguntarles de ellos, esto Yifan lo cumple a la perfección, Yixing es bueno hablando de su propia vida, como si no se diera cuenta de que lo hace y él es excelente averiguando más sobre las vidas de los demás porque aunque ama hablar de sí mismo, también le es incómodo. La conversación fluye bien mientras hablan del más joven (resulta ser más joven, esto es de esperarse, sí se ve más joven que Yifan aunque no por mucho, sus facciones son muy maduras pero su semblante y su actitud a ratos parecen las de un niño ensoñado.)
Segundo, hay que hacer bromas sobre uno mismo, Yifan esto lo hace muy bien; Nunca hace bromas en las que perjudique la imagen favorable que alguien pudiera tener de él, le gusta que la gente piense bien de él, que piensen que es imponente y capaz, así que suele bromear con que es mejor de lo que en realidad es, así muestra humildad reconociendo sus debilidades con un toque de humor. Cuando es modesto con sus fortalezas siempre es seriamente. Yixing parece creerle todo así que él se ve forzado a veces a decirle ¡Estoy bromeando! y Yixing se ríe de sí mismo, de cómo no lo pescó a la primera y él lo encuentra estúpido pero adorable.
Tercero, hay que mantener el contacto visual. Yifan es generalmente muy denso cuando se trata de ver a la gente, no sabe por qué le incomoda tanto, así que en general no lo hace. La mirada extraña de Yixing le da la impresión de que el tipo fuera ciego cuando es claro que no lo es y le recuerda que tiene un problema con percibir la realidad, así que evita mirar mucho sus ojos. Este paso no lo cumple muy bien.
Cuarto, se tiene que imitar el lenguaje corporal pero esto se le olvida del todo, no piensa en ningún momento como debe estarse viendo su cuerpo. Se le olvida por completo que tiene un cuerpo o de que Yixing tiene un cuerpo o de que están en un café o de que hay un mundo girando con ellos.
Finalmente, el quinto paso es no hablar de lo poco que importa el mundo porque a la gente no le gusta. Estropea este paso peor que ningún otro y de cualquier modo, Yixing le pide su número y quedan de verse en otro lugar.} ___
Yifan nunca sana.
Por meses, Yixing le da la sensación de que ha cambiado, le cambia la composición a toda su vida, le mueve los platos de lugar y las camisas de cajón, le cambia las horas de sueño y los hábitos alimenticios. Por meses, Yixing le llena la portátil de música rara y le hace tés de olores y sabores extraños, por meses, Yixing duerme en el lado izquierdo de su cama y con la nariz hacia el lado derecho, pero no le sana.
A unas semanas de haber empezado a considerarse oficialmente una pareja (aunque no formalmente, Yifan nunca en su vida se ata formalmente),Yixing cae en cama con una meningitis peligrosísima y durante la semana en la que tienen que esperar a que les hablen de la clínica para hacerles saber si la forma de meningitis que el paciente sufre es bacteriana o benigna, en el departamento de Yifan no hay nada más que silencio y sobras de comida pedida a domicilio porque él nunca cocinó e Yixing enfermo no podía hacerlo.
El silencio le llena el pecho como la amenaza de algo que no está listo para considerar y mucho menos para enfrentar. Cada paso que da en la cocina del pequeño departamento que rentan entre ambos y que resuena en toda la casa como si estuviera del todo vacía, le recuerda que su amante y su cerebro defectuoso se están jugando su vida, una vida, ¿porque qué es vivir sino acumular recuerdos, qué sería tener facultades si no se puede volver a ellas, de qué sirve tener un corazón que late si no hay una historia que seguir?
Por fortuna y entre lágrimas, Yifan escucha que la meningitis es benigna y tras un tratamiento breve de analgésicos y antiinflamatorios, unos días después del diagnóstico, Yixing está como nuevo, la casa vuelve a estar repleta de cosas fuera de su lugar, de hojas de música, de tazas de té verde, de discos de Gogol Bordello e Yifan vuelve a sumergirse en la ilusión de que ha vuelto a la normalidad y de que no hay más amenazas que perturben su muy tranquila y agradable vida.
Se olvida de que esa no es la normalidad, su normalidad es un apartamento con nada más que su cama y los libros que puede llamar suyos, nada más que paredes blancas vacías y ningún sonido salvo el clac clac de su tipeo frustrado todo el dia, todos los días.
[Como aclaración y a quién corresponda, el mundo cree que han sido los segundos pero en el hombre nace primero el instinto que la razón, este es casi su slogan; Ellos se regocijan porque cada vez que Yifan piensa algo, ese pensamiento se anida en su corazón, él cree que olvida pero nada de lo que llega a su mente se va jamás, ninguna de sus conclusiones lo abandona, incluso las cosas que no piensa pensar, se quedan allí y le comen la mente, le comen el ánimo y unos años más tarde, cuando al ver a Yixing, él no siente nada más que extrañeza, saben que ha perdido.]
Las enfermedades del cerebro no pueden ser tratadas así, no funcionan con voluntad y no se curan milagrosamente, encontrar el amor a veces sólo las agudiza. __
El extraño de la mirada perdida dice ¡Coño! y lo mira con sorpresa, esto lo desconcierta. No está acostumbrado a que la gente se aproxime a él por error, sabe que es un armatoste enorme y es imposible no verlo y sin embargo, en los ojos medio vacíos de este sujeto ve legítima confusión, preocupación incluso. Por reacción, porque latimidezz le hace eso a las almas nobles, Yifan sonríe y le pregunta que si está bien.
-Sí, creí que estabas en la mesa de allá -y señala un lugar en el que no hay mesa.
Esto cambia su vida para siempre. __
Una tarde, cuando apenas han follado una vez y hay todavía vuelta atrás, que se encuentran en el estudio de Yixing, un estudio de grabación que no es solo propio sino de él y de un compañero de trabajo (ambos cortan cabello en este barrio chic, nuevo, de bohemios y hipsters) y que les cuesta pagar mensualmente pero que mantienen por amor al arte, Yifan siente un empuje que no sentía desde que había dejado de ser adolescente; Eso le pasa con los lugares nuevos, los lugares que están cargados de la imaginación de otro, del trabajo de otro, los lugares que él no ha llenado de su frustración y su fracaso. Yifan siente ganas de escribir y se mete a la cabina de grabación a rasgar algunas hojas con las ideas que la vienen a la mente, pequeñas frases que no puede permitirse olvidar antes de que Yixing aparezca con su propia portátil y la abra para él, emocionado como el que más y le diga: ¡Escribe, no lo olvides! sonriendo como si fuera su propio logro, como él sonríe cuando lo ve tocar gutiarra y esa tarde entera, porque el tiempo parece consumirse como pólvora en una mecha encendida en su compañía, se les va como la primera mientras él, endemoniado, escribe con los ojos, los dedos, el aliento y la sangre.
Cuando la repentina musa desaparece y Yixing llega con un par de lattés para cada uno (para cada uno, rara vez bebe sólo una taza de algo), se toman un descanso y Yifan no siente el impulso de esconder su trabajo de los ojos y manos curiosas de Yixing. Le siente lo suficientemente extraño, lo suficientemente ajeno para compartirle las cosas que son capaces de encenderle el ánimo.
Su manos son chiquitas, no lo parecerían cuando toca la guitarra, son hábiles pero son pequeñas. Tiene las uñas largas, le cubren casi toda la falange y blanquitas, no rosas. Toca con las yemas las páginas de notas que Yifan escribe (que no van al documento digital, es un hábito suyo, manchar el documento con notas tentativas los carga de resolución que en su cabeza, mata la trama. Nunca se echa a perder sus propios finales, ni siquiera en los borradores) para ayudarse, juega con las esquinas y lee con atención uno de los más grandes esfuerzos que ha hecho en meses. Teme, él siempre teme, pero la atención que Yixing presta a las notas le hace sentir mejor, le hace sentir que en esas manos claritas, está seguro.
No sabía que eras tan bueno, dice cuando ha terminado de leer unos párrafos de lo que Yifan le dice, va a quedar casi idéntico cuando lo reescriba. Le pregunta que si quiere comida, que si quiere música, que si quiere que lo deje solo y Yifan, al verlo interesado en su escritura, siente ganas de seguir escribiendo, escribir de Yixing, describir su piel pálida y su rostro amable pero maduro, hablar del tono de su voz, del sentimiento con el que abraza a su guitarra pero sobre todas las cosas, siente ganas de escribir del vacío enorme que ve en sus ojos perdidos y de los muchos intentos que tiene que hacer para agarrar el asa de su café.
Él no se ríe, ni siquiera mira. Yifan es un experto siendo ecuánime y ese don le viene como anillo al dedo cada vez que Yixing yerra el espacio y se pone un golpe en la cabeza al pasar por la puerta del estudio.
[«Tiempos mejores habían sido antes y en las fauces del futuro, los hijos del progreso se llenan las manos de los huecos que sus ancestros primitivos cavaron para ellos, para cuerpos delgados que ocupan ataúdes gruesos, almas flacas que pesan en los adornos de oro que les ennoblecen la muerte.»] __
Yifan no tiene alma cuando se trata de su trabajo (cuando se trata de lo que sea), no le interesa escribir algo que le duela en lo más recóndito, no le interesa mover el corazón a sus lectores, no le interesa hacerles llorar, no le interesa implantarles una ideología, no le interesa hacerlos enojar, no le interesa causar asco, no le interesa la crítica ni la controversia, ni siquiera le interesa mejorar como le interesa el reconocimiento y cuando le dan un premio por la calidad literaria de su Ensayo aproximación al lenguaje coloquial doméstico, que es mucho menos científico de lo que suena, se siente tan vacío como satisfecho. __
El sexo es especial con Yixing porque a veces parece que con cada caricia redescubre el mundo, como si a veces su cerebro se reiniciara y la misma mano sobre su muslo fuera completamente nueva, le arranca el mismo gemido, con la misma intensidad que la primera vez. Mentalmente, Yixing siempre es un lienzo en blanco y Yifan, que es orgulloso como pocos y sólo por eso es incapaz de arrojarse por un onceavo piso, siente pasión por el blanco, por mancharlo, por llenarlo de lo que a él se le ocurra, por apropiarse del espacio negativo y convertirlo en su reino.
Las primeras veces no son especiales, son como tener sexo con cualquiera, lo dice Yixing incluso. Se preocupan de terminar cuando deben y de satisfacer como les han enseñado que es correcto, pero es robótico, es el tipo de sexo que Hollywood vende en sus pantallas con susurros clichés, tirones y chupetones aburridos, hay demasiada afirmación, demasiado ruido, demasiada piel descubierta, mucha luz, muy poco silencio y el espectador es el único enemigo de Yifan peor que sí mismo; No el espectador Yixing, sino la consciencia de la cuarta pared que nunca lo deja respirar en paz como si de una mujer bajando por una calle abarrotada en The Sex and The City se tratara, como una chica que se sorprende a sí misma encorvada en el cristal de un almacén de ropa, como si se estuviera escribiendo a sí mismo en un guión para una mala obra de teatro. La posibilidad de un espectador fantasma juzgando su orgasmo le pudre las ganas de follar como los humanos follan. Son las quinta, sexta, séptima, octava, novena, décima vez, et al que tienen sexo, las que valen la pena y por las que Yifan decide no morir.
La discapacidad de su amante la encuentra verdaderamente erótica y por las madrugadas le quita el sueño la crueldad de este pensamiento.
Yixing, en su mejor estado, es capaz de dibujar de bien a muy bien, es capaz de recordar por completo una conversación, es capaz de bailar mejor que casi cualquiera pero en el peor, no puede caminar correctamente, entra en una especie de trance en la que parece él mismo, mira y sonríe pero más tarde no recuerda nada e intentar escribir, dibujar y cualquier otro movimiento que requiera conciencia y motricidad fina, es caso perdido. La meningitis no tenía nada que ver con ello, le confiesa una vez en la cama, después de que le folló hasta casi llorar y él le escucha, con un cigarrillo entre los labios y el cuerpo desnudo fuera de las sábanas, como si fueran noticias pero él lo sabía, lo observa más que nadie.
Una tarde se pregunta a sí mismo, sólo en su apartamento, lejos de Yixing que ha partido con amigos de la Facultad de Música a la playa a presentar su trabajo en un festival ambulante por toda la costa del país, si es posible que su enfermedad lo mate. No considera buscar respuestas porque no tiene suficientes pelotas para decirse que ya sabe la respuesta.
No abandona nunca la noción de que en algún momento los dos deben morir y Yifan no puede imaginar qué sería de Yixing si él muriera, pero sabe perfectamente que si Yixing muriera, él viviría la misma vida que llevaba antes y eventualmente, un hombre distraído en un crucero lo arrollaría hasta la muerte, su foto ensangrentada saldría en los periódicos del martes, sus padres llorarían la muerte de su hijo perdido, nadie en la Universidad lo extrañaría (porque su tésis doctoral se las había arreglado para volverse tan mediocre como todo otro intento de trabajo intelectual que hubiera intentado sin convicción) y eventualmente, el mundo se olvidaría de que un día existió.
De momento, se ocupa de evadir por completo en Wikipedia cualquier página que tenga que ver con enfermedades mentales porque no esta listo para leer el diagnóstico universal de la gente como ellos.
Siete tazas de café el tercer sábado que Yixing ha estado ausente, cuando él está desesperado por hablar con alguien y en cueros en la cocina, fumando sin control, le esclarecen que ambos están enfermos y al menos a alguno algo lo va a matar antes que al otro, que ninguno va a morir de viejo y que en una ciudad tranquila como Changsa las opciones a morir son arrojarse a la nueva línea de metro que ya tiene, en menos de un año y medio de vida, acumulados en su cuenta ocho cadáveres, morir atropellado como cualquier otro peatón idiota frente a un conductor idiota, o acribillado por unos billetes en un callejón. ___
Yixing no muere como mueren los animales a los que uno nombra y se convierten en mascotas y luego por un vecino malnacido se intoxican con veneno para ratas, no muere como la vaca que amanece inflada al lado de la carretera, con los ojos vidriosos y la lengua de fuera, no muere tampoco como un pez panza arriba ni como un gato con moscas en los ojos, no muere mordido por un halcón ni desplumado por un perro.
Yixing no muere como mueren las personas ilustres en momentos cúspides, con gran pompa, con espectáculo para ser recordadas por la posteridad, en enormes escenas cargadas de emoción, de drama. No muere como mueren las grandes historias ni los personajes bienamados del cine. No hay para Yixing un lecho de muerte rodeado de seres queridos y flores, no hay una última voluntad ni santos óleos. Para Yixing no hay nada.
[Yixing no muere, pero esta es, sí, una historia de muerte.]
La muerte que le corroe la carne a Yixing va más allá de los órganos y el pelo, del latido, de la piel. La muerte de Yixing es mucho más dolorosa de ver y mucho más terrible de vivir.
La vida les cae en picada cuando una tarde, antes de salir por la puerta, a pequeños y precipitados pasos hacia atrás, se golpea la cabeza con una pared cercana. Parece el mismo mal cálculo de siempre pero el golpe es tan fuerte que Yifan sale corriendo del cuarto a ver como está. Se lo encuentra sentado en el piso con la espalda contra esa pared, agarrándose la cabeza y diciéndose «chiu chiu chiu» mientras se soba la coronilla.
¿Qué paso? Le pregunta el mayor de ambos y le ayuda a levantarse del suelo. ¡No sé, las piernas no me funcionaron, se me fue la fuerza y me fui para atrás intentando poner el pie para pararme bien pero no pude! Como que mis rodillas no se detienen, no se quedaron dobladas. Le llevan con un médico general y le dice que ha estado comiendo muy poca proteína, que tiene que dejar de alimentarse con Coca-cola, galletas de centeno y brócoli, que tiene que comer carne.
Las siguientes semanas Yifan lo obliga a comer por lo menos pollo, por lo menos tofu. Se le ve demasiado flaco desde que su exótica posición política a los dos les redujo muchas comidas. No se comió más carne roja porque en los mataderos a los animales se les maltrata, no se comió más soja porque en Brasil la producción de frijol transgénico está agotando la selva, no se comió más leche porque Hardvard la retiró de la dieta humana por el alto contenido de hormonas y toxinas, no se comió nunca pescado porque Yifan lo odia, pero por que a Yixing y a sí mismo las articulaciones no se les atrofiaran, hizo un esfuerzo.
Salieron todas las mañanas a los mercados de los campesinos a comprarles directamente a los productores de vegetales y frutas, bajo la esperanza de que fueran alimentos más sanos y día con día, Yifan odia más tener que comer y odia aún más tener que ir a conseguir cierto tipo de especia, cierto tipo de cebollín para que Yixing acepte comer un ala de pollo.
Eventualmente, Yixing es incapaz de comer cerdo, res y productos lácteos porque dice que le hacen sentir la cabeza pesada, que no lo dejan pensar.
{Una tarde, al volver de la Universidad, a unos meses de terminar su tésis doctoral y con más trabajo que nunca en su vida, Yifan encuentra a Yixing sentado en medio de la cama, con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, respirando calmado y al principio piensa que tal vez esa tendencia yogi al alimentarse la ha convertido en una práctica holística y de verdad está meditando pero tras observar unos minutos, cerca de diez, sin que Yixing se de cuenta de que esta allí o le esta hablando, se da cuenta de que es algo más serio.
-¿Qué estás haciendo?
-Estoy a punto de levitar.}
El problema ni siquiera es encontrar de dónde darle proteína al cuerpo, hay muchos alimentos vegetales que los tienen, el problema es que, en una cita rutinaria con el neurólogo para revisar la leve hidrocefálea que es causa de sus problemas con la memoria, el equilibrio, el lenguaje y las jaquecas, un comentario sobre la caída, desencadena el final de sus vidas.
Cuando Yifan la primera vez que aconsejó ir a visitar a un doctor por sus problemas (una jugada francamente hija de puta considerando las muchas veces que él no había considerado ir a un psiquiatra), le descubrieron ese padecimiento que explicaba casi todos sus síntomas. No explicaba del todo las lagunas pero asumían que era una hidrocefalia que se había manifestado tardía y que era todavía controlable y que si se actuaba con prontitud, podrían evitar que causara más problemas al cerebro.
Se plantearon juntar dinero para poder internarlo y que le drenaran un poco la cabeza, que era el procedimiento usual con ese padecimiento, un poco bárbaro, pero efectivo. No habían conseguido aún lo suficiente cuando la caída sucedió y solo había dinero para los fármacos que era menester administrarle. Yifan se aseguraba de que Yixing no olvidara nunca las pastillas, nunca saliera a la calle sin dinero, de que se alimentara bien y llegara a salvo a todos lados. No podía pagar una cirugía con su beca de estudiante ni Yixing con su dinerito de freelancer y de barbero.
Drenarle el cerebro dejó de ser una opción cuando el doctor le dijo que lo que podía estar padeciendo era más que sólo consecuencia de la presión. Algo estaba mal con la consistencia de su cerebro y fue lo unico que bastó ser dicho para que Yifan se encerrara en el baño a llorar durante dos horas en cuanto llegaron a su departamento. Un nombre extraño tenía el padecimiento, el que es bueno para los nombres nunca pudo recordarlo con certeza sin ir a leer el diagnóstico que el doctor les había dado por escrito cuando Yixing le preguntó qué le había dicho por tercera vez. Está debajo de una serie de papeles y legajos que nunca se mueven. No se habla de esto.
Unos meses a partir de eso, a las cosas que Yifan tenía que asegurarse de que Yixing llevaba cada vez que salía del departamento, se sumó un identificador amarillo en la mochila (una placa laminada que decía «Mi nombre es Zhang Yixing, vivo en Maojiaju, si estoy perdido, por favor llamen por mí a Wu Yifan al número -equis-. Tengo dinero extra en el bolsillo interior de mi mochila por si es necesario subirme en un taxi. De antemano, muchas gracias por su preocupación y benevolencia») y fumar dentro del departamento se volvió completamente prohibitivo.
Drenarle el cerebro dejó de ser una opción cuando Yixing confesó que tenía hemofilia seria. __
Dos veces en toda su relación hacen uso de drogas recreativas:
La primera es marihuana en una fiesta en la que tras fumar, Yifan se pone ilustre y Yixing se pone paranoico. La comitiva se ríe de él pero se le ve mal y Yifan lo abraza hasta que se ha tranquilizado. El menor conviene que mejor haría en no fumar eso nunca más.
La segunda es cocaína después de una borrachera ejemplar con amigos de Yixing que les da para arriba para estar enteros al día siguiente y tienen uno de los mejores días de sus vidas. Yifan le jura que nunca más va a usar eso porque le gustó demasiado y sabe que si lo hace otra vez, se va a enganchar.
La presencia mutua, hasta el día final, tiene efectos similares en ellos. __
Con los años, la amnesia se vuelve peor.
Yixing recuerda perfectamente quién es, recuerda su pasado, historias de la casa en la que creció, recuerda cómo conoció a Kris, cada vez que se quedan callados cuenta muy animado, sonriendo con los hoyuelos como fosas en las mejillas, la historia de como tuvieron que cuidar al bebé de meses de una vecina a la que se le murió el padre y tuvieron que destetarla por la fuerza (y Kris finge que no la ha escuchado al menos un millar de veces)
No se fuma jamás en la casa, no se come carne roja, no se bebe mucho café.
Con los fármacos que Yixing toma, a veces le entra sueño muy temprano y hacen el amor un rato después de comer, a veces despiertan muy temprano por la mañana para quedarse abrazados mirando la luz de la ventana semi inclinada sobre sus cabezas y cuando Yifan se va a trabajar, en el empleo que le ofrecieron en la universidad como instructor y tallerista, vuelve a dormir.
Besarle el cuerpo sigue siendo precioso porque hace sólo cinco años que se conocen, es casi nada de tiempo comparado con lo bien que Yixing puede recordar los primeros veinticinco años de su vida y la facilidad con la que habla de ellos.
Yifan empieza a llevar una libreta de memorias con las cosas que Yixing le cuenta de él o de los que cree que le contaron sus padres, porque recuerda con lujo de detalle cosas de un tiempo en el que él no vivía aún. El mayor de ambos no sabe exactamente qué es lo que quiere hacer con el material pero se apuesta un ojo a que puede ser una muy buena novela. Entre sus muchos pendientes que probablemente jamás resuelva, pone el escribir algo en serio con la enfermedad de su compañero y no lo relega porque no quiera hacerlo o no crea que sea algo valioso de contar, sino porque entre medicarlo, llevarlo al médico, dar clases y trabajar en otros proyectos más apremiantes, (una columna en el diario), no le queda tiempo para nada que requiera más esfuerzo.
-¿Qué se sienten las lagunas? -pregunta y recarga el grafito de su lápiz en el papel de su vieja y bien gordita libreta, gorda de historias y hojas que la escritura ha corrugado porque Yifan tiene la mano muy pesada y a veces escuchar lo que Yixing le dice y que le hace llorar, es demasiado para que pueda ser objetivo y no le lleve al cuerno el corazón.
Nunca obtiene una respuesta muy clara, ni siquiera una respuesta articulada y es normal, su cerebro no funciona como cualquier otro cerebro, tiene problemas para ligar una cosa que dice con la otra y mucho más con el argumento origen así que Yifan tiene que mapear el argumento y regresar manualmente a las zonas que Yixing ha dejado medio vacías.
A veces Yixing se desespera y se enoja de que Yifan lo esté interrogando como si se tratara de un fenómeno fascinante, como si fuera una más de sus dudas, una más de sus investigaciones, de sus exploraciones e Yifan tiene que poner toda su fuerza en para los golpes y en no golpearlo, en contener la rabia que Yixing tiene puesta en ningun lado, tiene que esforzarse por ignorar que Yixing algunos días no dice ni una palabra, que otros le grita a Dios que lo deje por favor morirse en paz, que casi siempre, hay que sacarlo de la cama a rastras y hay que convencerlo de que no se ha dado una ducha, de que debe por favor confiar en él cuando le dice que no ha desayunado, aunque se sienta saciado.
A veces Yifan se desespera, se va de casa un día entero y cuando vuelve, Yixing lo espera en la silla en la que come, con una taza de té fría y le llora y le suplica que lo perdone, con la angustia brillandole fresca y terrible en los ojos.
-¿Qué me está pasando? __
En brazos de Yixing, Yifan escribe una de sus mejores obras y reafirmado por sus besos, las caricias de sus manos callosas de la guitarra pero blancas como leche y amables como las de un niño, la edita, la odia, la transforma, la termina hasta que ha quedado satisfecho. Con lágrimas en los ojos, termina la enésima edición y la manda a editor como la versión final de su primer y único libro.
Yifan nunca sana, pero durante la vida que decide día a día vivir, aprende a dedicar su tiempo y fe al bienestar de la persona que ama, aprende a creer en la voluntad de un hombre, en su propia voluntad, aprende a trabajar por lo que quiere, aprende a echar al fondo de su mente los pensamientos que no le dejan vivir y se fuerza a ser fuerte y a resistir la vida que le tocó vivir, a fuerza de puños, por quien mereció su corta lucha.
En brazos de Yixing, Yifan piensa una noche de Julio, se le van cinco años en un parpadeo y se da cuenta, sonriendo la sonrisa ligera y complacida de un hombre que en ese momento se siente pleno, que ha hecho más cosas bellas durante ese parpadeo que en el resto de su vida. __
Un viernes cualquiera, entre los rieles de una vieja terminal de trenes, donde ha descubierto que puede sentarse cómodamente a pensar y a fumar, entre gotas y una tormenta de la que puede guarecerse dentro de el edificio abandonado, Yifan cae muerto cuando un rayo le pega en la cabeza mientras volvía a la Universidad de su hora de comida.
[Esta no es una historia de amor, esta no es la historia de una vida. Esta es la vida de un hombre y su muerte, es la historia de los hemisferios henchidos de un mundo en desbalance, la historia de una semilla dicotiledónea, de una borla de algodón desmembrada, de un cuerpo convertido en partes desiguales, de un cordón umbilical bifurcado. Esta es la historia de una colisión.]