Notas: Esta historia es exactamente lo que dice en la etiqueta, momentos a lo largo de la vida de Eggsy y Roxy, que tratan de mostrar lo que tienen en común y las miles de diferencias entre ambos (no todas las cuales están dadas por la cuna).
Esta parte está dedicada los goles anulados en el partido contra México, como parte de la
Manda estratégica con el universo para la buena onda goleadora para Chile 2015, dedicado a mí misma para darme paciencia ante tanta pelotudez de Vidal (el gran goleador del equipo y
un patán, Sampaoli y mi profe que me hace sufrir.
600+ palabras. Sin betear.
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- No.
Eggsy está tan enojado que su acento regresa, lo que no es lo más conveniente en el medio de una misión encubierta en Estados Unidos a la que ha dedicado demasiado tiempo como para arruinarla por un detalle tan nimio.
- No tienes voto en esto. - le contesta Daisy por teléfono, con una petulancia demasiado familiar.
- Por supuesto que tengo un puto voto en esto. - gritar llamaría demasiado la atención, se repite - Mamá te va a matar…
- No te mató a ti.
- Hablaremos en unos días. - corta sin despedirse, pensando cómo le va a explicar a Arthur que necesita regresar cuanto antes a casa y que matará al que se atreva a postular a su Daisy como candidata a Kingsman.
- Estás exagerando. - le dice Roxy apenas le cuenta la situación, más calmado, desde su habitación. - No veo nada malo en que pruebe. Siempre quisiste que tuviera la posibilidad de hacer lo que quisiera...
- No esto, se merece algo mejor.
Eggsy pensó que Roxy, entre todas las personas entendería.
- ¿Cuántas veces me has dicho que no hay ningún trabajo mejor que el nuestro?
Eggsy no le contesta que no quiere que si hermana viva en peligro toda su vida, que quiere que sea feliz, sin vivir mirando por encima de su hombro ni sufriendo pesadillas por haber sobrevivido lo imposible. No quiere que su niña tenga que pagar el precio por sobrevivir. No quiere que llegue a los cuarenta sola, a una casa vacía, sólo con dos perros muertos juzgándola en silencio.
Roxy, debería entender mejor que nadie que no quiera tener que atravesar una jungla para rescatar a Daisy temiendo lo peor a cada momento o hacer el camino de vuelta, cargándola en brazos, con el espíritu roto y delirando de fiebre. Mierda, Roxy no es capaz no de salir tranquila al cine con su lo-que-sea que es Merlin a estas alturas de la vida y cree que exponer a su hermanita a esto es una buena idea.
Sin importar el camino que ha elegido, Eggsy ha protegido a Daisy. No va a cambiar ahora.
*****
Por un minuto, Roxy se pregunta si este es la decisión que acaba con veinte años de amistad. Tal vez, se responde encogiéndose de hombros, pero la alternativa le parece una aberración. Toca el timbre arreglando su chaqueta gris perla.
- Tenemos que hablar. - le sonríe a la chica despeinada que le abre la puerta.
- ¿Sabe que estas acá? - Daisy la invita a pasar con un gesto. La casa está aún más desordenada de lo que Roxy recuerda.
- No. Si quieres, puedes llamarlo, pero te pido que me escuches primero.
- ¿Quieres té? - la chica recuerda sus modales con la misma sonrisa fácil de su hermano.
- Los modales hacen al hombre.
- Oh, por Dios, ¿es lo único que les enseñan en esa escuela especial de la que no debo saber nada?
- Siéntate, Daisy, por favor. La cortesía puede esperar. - se sienta sin ser invitada.
La chica se ve interesada y esperanzada, una sensación que Roxy aun recuerda como si fuera ayer.
Entiende a Eggsy, como no hacerlo si están tan conectados el uno con el otro que sus familias y sus vidas empiezan a confundirse. Sabe que la felicidad y la seguridad de Daisy siempre han sido la prioridad número uno. No la sorprende que conocer a Daisy (la verdadera, no el ideal que se ha creado) haya quedado atrás.
- Tengo una oferta de trabajo para ti, querida. Sé que te interesa.
- Pero... Eggsy...
- No soy tu hermano, Daisy. No va a estar feliz y no es por él que te estoy haciendo esta oferta, es por ti, por tus talentos y tus capacidades. ¿Aceptas?
(Eggsy no le habla por un año completo, pero los logros de Daisy la convencen que hizo lo correcto, incluyendo el momento en que le dispara a la Sra. P. sin detenerse a pensar si el arma esta cargada o no)