{ChenSoo} Bring him Home (and stay with me too)

Feb 06, 2023 09:13



«Parte 1

-Sr. Kim, podría explicarme por qu-

-Kyungsoo, ¿podríamos descansar por un momento? -interrumpió Jongdae de pronto- Me has preguntado eso como un millón de veces y de verdad, creo que explotaré si escucho o digo todo una vez más. Además -agregó-, creo saberme todo de memoria. No tienes que preocuparte.

El abogado frunció el ceño viendo como su vecino se levantaba del lugar donde estaba sentado junto a él sin esperar respuesta y se dirigía al congelador a paso despreocupado en busca de una cerveza.

Se encontraban en el departamento del mayor, repleto de vestigios de Daeul por todos lados, y llevaban cerca de tres horas estudiando las posibles preguntas que le harían a Jongdae en la audiencia, además de las respuestas más convenientes que los jueces deberían oír. Kyungsoo reconocía que habían trabajado lo suficiente por ahora, y que tal vez un descanso era merecido.

Soltó un suspiro sin saberlo y comenzó a recolectar sus documentos con intención de marcharse a su hogar. Pensaba en que debería cocinarse algo como bulgogi, ya que creía que aún le quedaban ingredientes necesarios para aquello. Sino, tal vez pediría algo, se sentía flojo el día de hoy.

-¿Qué haces?

Kyungsoo levantó la vista hacia su interlocutor y pestañeó confuso.

-Me voy…?

-¿Uhm? ¿Por qué?

Kyungsoo entornó los ojos hacia su vecino sin entender.

-Creo que acabamos de dejar en claro que era suficiente por hoy.

Jongdae rió con soltura, mientras se acercaba a él y le tendía una cerveza. El abogado se limitó a mirar la botella en la mano de su vecino, para luego volver a verlo enarcando una de sus pobladas cejas con gesto interrogante. El chico, sin dejar de sonreír, sólo hizo ademán para que tomará lo que le ofrecía.

-Eso no significa que tengas que irte tan pronto.

Kyungsoo lo vio fijamente por un segundo sopesando sus opciones.

Si aceptaba quedarse y tomar esa cerveza, aquella nueva relación que estaba creciendo entre ellos iba a salirse del ámbito estrictamente profesional que pretendía que fuese desde que aceptó ese trabajo. Kyungsoo aún no sabía si estaba preparado para otro tipo de trato con su vecino, o menos aún, si es que realmente quería.

Jongdae le asustaba.

¿Pero qué era eso que tanto le asustaba?

El pelinegro tenía un ligero presentimiento de lo podría ser, pero decidió que no era momento para introspecciones desagradables. Las noches eran largas y oscuras para ello.

Por otro lado, su relación nunca había sido del todo profesional, ¿no?

-Kyungsoo, es sólo una cerveza -habló entonces el mayor con voz suave, sacando al más bajo de sus cavilaciones -. No tienes por qué darle tantas vueltas -Jongdae volvió a ofrecerle la bebida -. ¿Y bien?

«¡Al diablo!»

¿No podía ser tan malo, verdad? Debía dejar de ser tan puritano todo el tiempo. Kyungsoo aflojó su corbata virtual, cogiendo al fin la cerveza de manos de su vecino, a lo que este no pudo más que sonreírle a todo lo que le daban sus labios.

-Supongo que si me tomo una no pasa nada.

-¡Por supuesto que no! ¡Kyungsoo! Eres tan difícil, lo pensaste tanto y no es como si te hubiera pedido matrimonio o peor aún, invitado a salir -rió el mayor.

Kyungsoo, quien justo en ese instante le estaba dando un sorbo a su cerveza, se atragantó tras escuchar semejantes palabras y comenzó a toser desesperado en busca de aire. Jongdae explotó en sonoras carcajadas, mientras le golpeaba la espalda y le acercaba algo con qué limpiarse.

-¡Dios, Kyungsoo! Eres tan gracioso -se carcajeó aún más el mayor.

-¿G-gracioso, yo? -propurrió Kyungsoo completamente azorado, en tanto se limpiaba un poco. Esperaba que el rubor de sus mejillas pudiese confundirse con la falta de oxígeno que había sufrido por unos instantes -tú eres el que anda diciendo c-cosas sin sentido. Se te ve bastante más relajado de lo que estabas ayer -comentó con resentimiento.

Las risotadas del mayor habían ido disminuyendo, y para cuando el abogado le dijo aquello, Jongdae simplemente sonrió y centró su atención en la botella en sus manos, apoyada entre sus piernas. De pronto Kyungsoo pudo ver como a su compañero lo rodeaba un aura de total serenidad y contento. Por un momento, aquella imagen le pareció etérea.

Entonces, su estómago pareció perder la gravedad, y su corazón tropezó y olvidó latir por un instante.

-Es porque estoy más tranquilo -soltó despacio -. Desde que aceptaste ser mi abogado, siento que todo saldrá bien, que sólo tengo que esperar el lunes para traer a Daeul de vuelta a casa y todo volverá a ser como ante- -se interrumpió -no, mejor que antes, ¿no es así, Kyungsoo?

Jongdae volteó a mirarlo, y Kyungsoo pudo ver tanta confianza y afecto en esos ojos, que nuevamente se vio abrumado por lo que el chico era capaz transmitir y hacerle sentir. Sus ojos, sus sonrisas, su tono de voz, todo en Jongdae era tan genuino. Y quizá, eso era lo que tanto aterraba a Kyungsoo.

Quitó los ojos de su vecino, y carraspeó un poco para recuperar la cordura y disipar su incomodidad.

-Te ves demasiado seguro para ser el sujeto con el listado de quejas más largo de la historia del edificio -expusó el de ojos grandes, con absurda seriedad-. Listado al cual ha contribuido la persona que te defenderá, y que por cierto no le pagarás.

-¡Kyungsooooo~! -gimoteó Jongdae entre risas -¡Te voy a pagar! ¡Lo juro! ¿no te conté que ya puse mi bajo a la venta? Ya tengo algunos interesados, así que pronto pagaré por tus costosos y opulentos servicios, mi licenciado Do -pronunció intencionalmente provocativo, guiñandole un ojo.

Kyungsoo decidió ignorar cuánto odiaba que la palabra “licenciado” se haya tergiversado de tal manera, que cada vez que la escuchaba le sonaba a personaje de película porno.

-Jongdae, estaba bromeando. No tienes que pagarme.

-No, no, Kyungsoo voy a pagarte, es tu trabajo. Eso nunca estuvo en duda.

El abogado rodó los ojos.

-Escucha, no quiero que vendas tu bajo. ¿Qué harás con tu banda? es parte de tus ingresos, además se nota que la banda es algo muy importante para ti. Nunca acepté tu caso con el fin de obtener remuneración -aclaró severo -.Es en serio, no lo hagas.

Jongdae abrió los ojos sorprendido, para luego bajar la mirada con una extraña expresión en el rostro. Parecía inseguro y conflictuado a la vez.

Kyungsoo podía entenderlo. Podría ser algo como orgullo o algún sentido de la responsabilidad, que supuso que Jongdae en realidad sí poseía, pero sinceramente nunca pensó en cobrarle a su vecino. Se sentía mal. Incorrecto.

-Uhm, ¿qué te parece… -habló entonces el chico -si vas un día a verme tocar al club? es decir -vaciló-, después de verme, de vernos -se corrigió -, y ver lo que hacemos, decidir si de verdad me deshago del bajo… ?

El de ojos grandes lo vio y notó claramente la timidez con la que Jongdae se lo proponía. Si era honesto consigo mismo, a Kyungsoo le llamaba mucho la atención esta dualidad de Kim Jongdae; un rato podía ser todo lo sociable que se esperaba de una persona que rayaba en lo impertinente, incluso bromeando con invitarlo a salir, y al momento siguiente se mostraba cohibido con una simple invitación a verlo tocar. No es como si lo estuviese invitando a salir de forma romántica -Dios, Kyungsoo debía dejar de pensar en citas-, así que, ¿por qué comportarse así?

Además, esta no era la primera vez que le hacía esa invitación, y creyó que la evolución de su relación permitía aceptarla sin que pareciera del todo absurda. O al menos eso era lo que trataba de convencerse Kyungsoo en ese momento. Sólo había bebido casi una botella de cerveza y ya estaba justificando cada acercamiento que pudiese tener con el mayor. Jongdae lo absorbía de una forma increíble y él ya había comenzado a dejar de luchar contra la gravedad.

Esperaba que la caída no fuese tan dolorosa.

Bebió un trago de su bebida y contestó: -Claro, por qué no.

Respondió encogiéndose de hombros, con la misma soltura de alguien quien no le da importancia a ese tipo de cosas. Un hipócrita. Debería haber sido actor.

Los labios de Jongdae de inmediato respondieron arqueandose de esa forma tan bonita y peculiar que tenía, tal y como a Kyungsoo comenzaba a agradarle más de la cuenta.

Kyungsoo llegó puntualmente a la hora que Jongdae le indicó. El club no parecía muy infestado de gente aún, por lo que con tranquilidad se acercó a la barra a pedir una botella de soju y fue a sentarse en una de las mesas que se encontraban vacías.

El lugar donde se situó, estaba a tan sólo dos mesas de lo que pretendía ser un pequeño e improvisado escenario. En él, ya se podían divisar algunos instrumentos como la batería y los amplificadores.

Sentado allí solo, bebiendo soju, el abogado no pudo evitar sentirse fuera de lugar. Creía haber puesto un esfuerzo adecuado -tal vez un poco más de lo que se atrevería a admitir-, en intentar lucir como uno más dentro del mar de personas que concurría frecuentemente a ese tipo de lugares. Se había quitados las gafas de pasta gruesa para reemplazarlas por las incomodas lentillas de contacto, se puso unos pantalones algo más apretados de lo normal -lo suficientemente ajustados como para molestarle cada vez que doblaba las rodillas- y una chaqueta negra sobre una remera de color blanco. Simple y un clásico.

Agradeció haber cambiado de opinión a última hora acerca de su suéter cuello de tortuga. Probablemente eso sí se habría visto inapropiado para la ocasión.

Incluso había escondido sus tobillos a regañadientes, ya que sabía que su primo Sehun jamás se lo perdonaría si se enterara.

Bueno, no es como si Kyungsoo se lo fuese a contar.

Antes de que pudiese comenzar a cuestionarse si la mesa que había elegido para instalarse era muy grande para él solo, vio a Jongdae acercarse con una gran sonrisa adornando su rostro. Y su sonrisa no era lo único que lo adornaba.

Estos rockstar de verdad sabían cómo vestirse.

Kyungsoo decidió concentrarse en el rostro del chico. En ese semblante gentil y risueño que lo acompañaba siempre. Era lo mejor. No sabía por qué de pronto estaba chequeando a su vecino, ¿en qué estaba pensando?

Se sintió acalorado y se preguntó si la temperatura en el local había aumentado de improvisto.

-¡Kyungsoo! ¡Viniste!

Por un momento, le aterró la idea de que su vecino se lanzara a abrazarlo, mas algo en su expresión debió delatarlo, porque vio a este titubear y limitarse a darle palmaditas en la espalda.

Dios, tampoco era como si fuese la primera vez que lo abrazaba.

«¿qué demonios?»

Inspiró profundo intentando calmar sus injustificados nervios antes de responder.

-Te dije que vendría-

-¡Oh! ¿Este es Kyungsoo? -preguntó otra voz detrás del mayor.

El pelinegro hasta ese entonces no se había percatado que Jongdae no venía solo. Oh estaba comenzando a odiar la forma en que Kim Jongdae lograba encandilarlo a veces. Tal vez era esa maldita sonrisa suya.

Volteó a verlo por un segundo, y este al sentirse observado le sonrió de forma automática.

Y sí, definitivamente era su sonrisa.

-¡Es él! ¿no es lindo?

-¡Eh, Baekhyun! cierra la boca.

Jongdae manoteo torpemente hacia Baekhyun para quitarlo de en frente y así poder sentarse junto al más bajo, en tanto el resto se situaba alrededor de la mesa.

Con el mayor venían otros tres chicos: Baekhyun, que seguía siendo el mismo descarado de siempre; el chico alto que había visto ese día del incidente con la policía, y por último, un chico al cual nunca había visto. Tenía un peculiar hoyuelo en la mejilla derecha.

Jongdae procedió a hacer las presentaciones correspondientes, y Kyungsoo decidió que ese tal Yixing era su favorito. La sonrisa y volumen de voz de Chanyeol, lo cohibía y perturbaba un poco. A Baekhyun ni siquiera lo consideraba.

Y lo que dijo a continuación no pudo más que reafirmar su aversión.

-Me alegra de que por fin hayas aceptado una de las invitaciones que te ha hecho nuestro Chennie aquí -comentó Baekhyun pinchando una de las costillas del mencionado, quien saltó en su asiento -. Honestamente, ya comenzaba a verse patético -y antes de que Jongdae pudiese protestar al respecto, agregó apresurado -. ¡Pero! adorablemente patético -Baekhyun abrazó a Jongdae de forma juguetona mientras este reclamaba e intentaba apartar al castaño de él.-. ¡Ven aquí y deja que te pinche las mejillas! -dijo exageradamente meloso frunciendo sus labios pretendiendo querer besarlo.

Kyungsoo abrió sus ojos desorientado y azorado sin saber qué decir. Escuchó las estridentes carcajadas de Chanyeol al otro lado de la mesa y los continuos quejidos de mortificación de su vecino junto a él.

Aquello lo había tomado totalmente desprevenido.

¿A qué se refería con eso?

-¡Yah! ¡Hyuuungg~! -lloriqueó Jongdae -No lo digas de esa forma que suena raro. ¡Lo va a malinterpretar!

-¿Malinterpretar? ¿qué hay que malinterpretar? -cuestionó sugerente el otro y Jongdae no pudo más que volver a quejarse para que se detuviera de una vez.

Las mejillas de Jongdae se tiñeron adorablemente de un ligero color carmín y Kyungsoo seguía confundido. Esta era sólo la segunda vez que el mayor lo invitaba al club. Hubo otras invitaciones, si es que se pueden considerar como tal, ya que fueron al pasar y sólo para alguna que otra de esas fiesta que hacía en su departamento.

Baekhyun lo hacía parecer como si lo hubiese rechazado un centenar de veces y no era cierto. Sólo había declinado una vez con anterioridad.

Ugh, Kyungsoo detestaba esas veladas donde se veía obligado a socializar con gente desconocida, y aborrecía más aún ser el centro de dicha reunión. Si tan sólo pudiese fundirse con el entorno y actuar como un mero observador tendría más posibilidades de sobrevivir.

-Bien, bien, van a espantar al pobre chico -interrumpió entre risas Yixing tratando de llamar la atención de sus demás compañeros -. Yo personalmente estoy muy agradecido contigo Kyungsoo, por haber aceptado ayudar a mi querido dongsaeng -habló dirigiéndose directamente al más bajo esta vez -. Estábamos todos muy preocupados. No sabes cuánto ya extraño a ese pequeño rayito de sol.

-¡Oh mi Daeulie! -exclamó Chanyeol haciendo un puchero -¡Cuánto lo extraño!

Kyungsoo sencillamente asintió.

La expresión de todos alrededor de la mesa cambió repentinamente. Ni siquiera Baekhyun tenía esa permanente sonrisa traviesa en el rostro y Kyungsoo sintió ese peso sobre sus hombros.

Al parecer todos esos chicos pensaban en el abogado como en alguna especie de superhéroe. Y aquello, a pesar de que el caso no se vislumbraba tan difícil, no podía estar más lejos de la realidad. Siempre podía suceder algún imprevisto o algún error por parte de él o su vecino, Kyungsoo sabía que no sería su culpa, pero algo que realmente odiaba en el mundo era decepcionar a la gente. Le costaba horrores cargar con ese peso en su consciencia.

¿Qué pasaría con Jongdae si no era capaz de traer a Daeul de vuelta a casa? ¿Lo odiaría?

El más bajo pasó saliva nervioso. Era un escenario terrible.

-Daeul, estará el lunes en casa, no se preocupen.

Kyungsoo volteó hacia su vecino, quien había pronunciado esas palabras, y se topó de nuevo con esos ojos que rebosaban tranquilidad y convicción. Era casi inaudita la confianza ciega que había depositado en él.

-Haré lo que pueda.

-Lo sé.

No podía fallarle.

Más tarde, ya entrada la noche, apareció un nuevo chico: el famoso Jongin.

Kim Jongin era el primo menor de Jongdae y niñero oficial de Daeul. Cada vez que Jongdae tenía que tocar con la banda o cuando le tocaba trabajar en horarios donde el jardín de niños no funcionaba, Jongin era su salvación. El chico era estudiante de danza y aparentemente podía adaptar sus horarios para ayudar a su primo. Además, por lo que contaban los chicos, el pequeño Daeul adoraba a su tío, cosa que a ninguno de los otros parecía gustarle mucho, ya que todos peleaban por la atención del pequeño y convertirse en el tío favorito.

Al principio, cuando los demás abandonaron la mesa para ir a posicionarse en el escenario, el ambiente entre los dos que quedaron se tornó algo incómodo.

El menor no era tan extrovertido en comparación con los otros, pero con dos de esos coloridos y tropicales cócteles en su sistema, el chico comenzó a soltarse.

-Mis tíos no irán a la audiencia porque Jongdae-hyung no les ha contado nada.

Kyungsoo lo vio extrañado.

-¿No lo saben? ¿por qué no?

-Hyung no quiere preocuparlos. Ellos tienen sus propios problemas. Eso dice él, al menos -respondió el moreno encogiéndose de hombros mientras le daba otro sorbo a su bebida.

El más bajo no pudo evitar fruncir el ceño. Honestamente, se le ocurrían pocas cosas que fuesen más importantes que una situación así. No le gustaba pensar que su vecino estaría solo en un día tan importante.

-¿Ellos… -comenzó a decir antes de que él mismo pudiese detenerse -tienen una buena relación?

Jongin abrió sus ojos sorprendido y se apresuró a asentir con la cabeza.

-¡Sí! Los tíos adoran a hyung y Daeul, es sólo que Jongdae-hyung, desde que tuvo a Daeulie, siempre ha querido valerse por sí mismo. Aunque hay ocasiones que mis tíos le envían dinero y ahí hyung se obliga aceptarlo porque dice que es para Daeul y no para él, así que debe comerse su orgullo -explicó -. Ellos siempre se quejan de que quisieran ver a Daeul más seguido.

Bien, Kyungsoo admitía que esa información lo había aliviado de sobre manera. Estaba todo bien entre Jongdae y su familia. Bien.

-¿Tú irás a acompañarlo ese día?

-¡Por supuesto! -profirió el chico, viéndose exageradamente adorable para alguien de su porte y edad.

Kyungsoo sonrió. Jongdae no estaría tan solo.

“Su voz fue como un trueno que sacudió la tierra donde estoy parado”

Kyungsoo no recordaba dónde había escuchado esa frase, pero no podía sentirse más identificado en ese momento.

Su voz era asombrosa.

Más que eso.

No tenías palabras.

El abogado sinceramente creía que Jongdae era lo mejor que había oído en su vida. Poderoso, emocional y melodioso. Mucho mejor que muchos profesionales, y se preguntaba cómo es que ese chico seguía aquí en lugar de estar ganando millones y siendo idolatrado por multitudes; robando suspiros y corazones, como ocurría con Kyungsoo justo en ese instante.

Su respiración se había tornado irregular y sentía un pulso ensordecedor en los oídos.

Había sido soberbio. Arrebatador.

De repente, Kyungsoo se vio inevitablemente henchido de orgullo y afecto.

Jongdae era… increíble.

Y Kyungsoo ya no podía negar que estaba irremediablemente prendado por él.

-¿No vas a bailar?

Estaba oscuro.

La banda había dejado de tocar hacía un rato y el grupo se había movido hacia otro ambiente dentro del club.

La música, las luces y el alcohol tenían sus sentidos aturdidos, por lo que no se sobresaltó ni un poco cuando sintió ese aliento en su oído.

Baekhyun, Yixing y Jongin se habían perdido en la pista de baile hace ya un rato, mientras que los otros tres se habían quedado apostados en una mesa en una de las esquinas de la pista de baile bebiendo.

En cuanto Chanyeol se había puesto de pie en dirección a la barra, su vecino acortó la distancia entre ellos. Kyungsoo no estaba seguro si el olor a alcohol que podía sentir venía de Jongdae o de él mismo. Se había pasado un poco.

Después de la presentación y la realización de sus sentimientos, había sentido su garganta permanentemente seca, por lo que no encontró mejor manera de solucionarlo que ahogarse en licor.

-No soy bueno bailando.

-Yo tampoco.

El de ojos grandes vio como el chico le ofrecía su mano en una silenciosa invitación para que lo siguiera. Y Kyungsoo la tomó. Sabía que algo debía andar mal con él porque no se encendieron ninguna de sus alertas.

Ni siquiera cuando Jongdae lo tomó de la cintura y lo atrajo gentilmente hacia él en la pista de baile.

¿Cuándo había sido la última vez que había salido de fiesta? No podía recordarlo, su cerebro estaba sumergido en aguas nebulosas.

Kyungsoo cerró los ojos y se dejó disolver en los brazos de su compañero.

-Estoy borracho -confesó.

Jongdae soltó una risita divertida en algún lugar cerca de su mejilla.

-¿Eso es malo?

-No lo sé…

Se balancearon a un compás algo más lento que el ritmo actual de la música por unos instantes, y a pesar de que el ambiente estaba a un volumen ensordecedor, Kyungsoo sentía que estaban en su propio mundo. Y se sentía tan bien. No quería romper la burbuja y pensar en lo que estaba haciendo o lo que estaba dejando que sucediera en ese momento.

Jongdae era cálido, gentil y divertido, y Kyungsoo sabía que lo que le había aterrado tanto de él en un principio era porque intuía la inevitable atracción que desarrollaría por él. Todo su ser ejercía una insólita gravedad.

-Kyungsoo… -llamó de pronto el chico.

-¿Mmm… ?

El abogado abrió los ojos y vio a Jongdae alejarse ligeramente hasta quedar justo delante de él, a tan sólo un par de suspiros. Entonces, dirigió su mirada entornada hacia los grandes ojos de Kyungsoo, pero de inmediato éste los apartó sin ser capaz de sostenerla.

-Dios… Kyungsoo, me vuelves loco.

Y sin más, Jongdae quemó la distancia entre ellos y lo besó.

El más bajo no se resistió, sino que no pudo más responder con igual intensidad.

No había rastros de impaciencia ni arrebato. Kyungsoo saboreó el sosegado anhelo y adoración en cada centímetro de esos labios y los sintió arquear levemente en una sonrisa de alivio.

Inconsciente, Kyungsoo movió sus brazos y los posó despacio sobre el cuello del otro, mientras que éste quitó una de las manos que mantenía el la cintura ajena para llevarla hacia su quijada y ajustar mejor sus bocas.

Se estuvieron besando durante lo que pareció un eternidad en la pista de baile, hasta que la falta de aire en sus pulmones le hizo recordar a Kyungsoo su falta de raciocinio.

¿Qué demonios estaba haciendo?

-No, no, espera, no -pronunció empujando al chico ligeramente.

-¿Qué sucede?

Tanto él como Jongdae parecieron salir del trance en el que estaban.

Kyungsoo aún se encontraba desorientado, pero de pronto cayó en la cuenta de que Jongdae era su cliente. Esto iba en contra de todo lo que se había adoctrinado durante sus años de estudio. Era lo menos profesional que jamás pensó que podría hacer.

-Necesito tomar u-un poco de aire.

El chico no lo dudó.

-Ven, vamos afuera.

El menor sintió arder justo en el lugar donde su vecino posó su mano en su espalda baja para guiarlo hacia la salida.

Una vez afuera, Kyungsoo sintió el golpe de aire fresco en su rostro despertar sus sentidos. Aspiró profundo recostándose en una de las paredes de allí cerca.

Jongdae lo observaba con cautela.

-¿Estás mejor?

Kyungsoo cerró los ojos con fuerza antes de contestar.

No, no estaba mejor.

-Jongdae, lo siento, lo de recién… no sé qué me pasó.

Kyungsoo pudo ver con claridad la expresión de Jongdae transformarse delante de él. Sus ojos ahora reflejaban sorpresa y dolor.

Kyungsoo quiso vomitar.

-¿Qué… qué quieres decir?

-Jongdae, eres mi cliente, no me puedo, no -se interrumpió -, n-no debo estar besándome contigo.

El chico frente a él abrió los ojos y la boca con incredulidad, y pareció desesperarse por un segundo.

-¿Qué? Kyungsoo ni siquiera me dejas pagarte, ¿cómo puedo ser tu cliente? No somos sólo… -Jongdae pasó una mano por su cabello con frustración y se giró antes de volverse hacia Kyungsoo de nuevo- ¡Joder! espere tanto por esto, por que me dieras una oportunidad ¡Me gustas! me gustas tanto Kyunsooo… demonios.

«¿Qué?»

Kyungsoo aún debía estar ebrio, porque ¿qué es lo que estaba escuchando?

-¿Qué? -cuestionó tontamente.

-¡Oh vamos, Kyungsoo! Siempre he sido muy obvio. No puedes decirme que no te habías dado cuenta-lo encaró -. Primero sólo fue como un crush a primera vista, intenté acercarme a ti, pero tú siempre me mantenías a un brazo de distancia, pero ahora… ahora que te conozco, Kyungsoo eres mucho más de lo que espere.

No podía lidiar con esto ahora. No estaba en todos sus cabales. Se sentía mareado.

-Jongdae, escucha, soy tu abogado, no podemos… no podemos mantener este tipo de relaciones. Esto podría ser perjudicial para el caso. Este tipo de distracciones…

Jongdae frunció el ceño alejándose otro paso, y Kyungsoo luchó contra el impulso por tomarlo de la remera y evitar ese espacio que se estaba formando entre ellos.

-Me estás diciendo… que esto -habló gesticulando señalando entre ambos -¿podría comprometer la vuelta de mi hijo a casa?

-No lo sé -respondió derrotado -, pero no quiero arriesgarme.

El chico volvió a alejarse.

-Bien, entonces tienes razón. Detengámonos.

Durante los días que siguieron, Jongdae había recibido la visita de una asistente social y había asistido a la entrevista con la psicóloga. Había ido bien.

En todas esas ocasiones Kyungsoo estuvo presente como su abogado, y continuaban viéndose con la misma frecuencia de siempre, ensayando para la audiencia, compartiendo nueva información que pudiese servir y organizando los testigos.

Su vecino siguió comportándose de la misma forma como lo había hecho hasta antes de la noche en el club, afable y divertido, pero había algo, casi imperceptible, que había cambiado entre ellos y Kyungsoo sentía revolver su estómago cada vez que pensaba en ello.

El día de la audiencia, Jongdae parecía que iba a desmayarse en cualquier momento.

Lo habían acompañado los chicos de la banda y Jongin, y a pesar de verse rodeado de la gente que más lo quería y de buena energía, no lograba controlar sus nervios.

Kyungsoo entendía que era uno de los días más importantes de su vida, uno de los más decisivos, pero necesitaba que se tranquilizara para impedir que sucediese cualquier tipo de error.

Además, de que personalmente odiaba verlo así.

-Tranquilo, estás bien preparado.

Jongdae lo miró por un segundo y volvió a bajar la vista hacia sus manos que no paraban de retorcerse sobre su regazo.

-Lo sé. Tú me preparaste -sonrió débil -, pero…

A Jongdae le temblaban las manos, por lo que Kyungsoo no lo resistió más y las tomó entre las suyas en tanto las acariciaba con su pulgar suavemente en un intento por brindarle seguridad y apoyo.

Si al chico le sorprendió aquella acción, no se le notó.

-Jongdae, eres un buen padre -comenzó -. Tu hijo te adora, y admito que tuve muchos prejuicios al principio sobre esto, pero sólo bastaron pasar un par de días contigo para darme cuenta lo errado que estaba, y ahora te lo digo: siento mucho algunas de las cosas que dije. Sinceramente, no creo que Daeul pudiese estar en mejores manos que las tuyas. Hoy vas a llevarlo a casa.

Su vecino al fin alzó la mirada, y a pesar de parecer estar a punto de ponerse a llorar, le regaló la primera sonrisa honesta del día, esa dónde sus labios dibujaban unos rasgos felinos y algo traviesos, y sus ojos brillaban más que el sol de verano.

El abogado sabía que estaba perdido.

-Kyungsoo, eres increíble, ¿lo sabías? -el aludido sintió el calor acumularse en sus mejillas, pero carraspeó en un intento por guardar la compostura -. Creo que eso era justo lo que necesitaba escuchar. Sobre todo viniendo de tí.

Kyungsoo asintió, para luego ponerse de pie y ofrecerle su mano.

-Es hora de entrar.

Había pasado una semana desde la audiencia. La última vez que había visto a Jongdae.

Ganaron.

Kyungsoo recuerda ese momento como uno de euforia total. En cuanto la jueza dictó el veredicto el abogado fue envuelto en múltiples pares de brazos que se turnaban para estrujarlo, e incluso creyó haber recibido un beso en la mejilla por parte de Baekhyun.

Aún puede ver la emoción en el rostro de su vecino cuando los abuelos de Daeul le dijeron a regañadientes que podía ir en ese mismo momento a recoger a su hijo a la casa de ellos.

El más bajo, sin cuestionárselo, de inmediato se ofreció a llevarlo, pero grande fue su sorpresa cuando Jongdae lo rechazó y le dijo que no se preocupara, que iría con Jongin.

Kyungsoo no quiso sentirse herido, pero no pudo evitarlo.

En ese momento tomó conciencia de que su trabajo allí había terminado.

Se sintió vacío.

Ahora, sentado solo en su departamento intentando ver alguna película mientras comía palomitas de maíz, que ni siquiera le gustaban, no podía dejar de preguntarse cómo es que ni siquiera se lo había topado de casualidad por el edificio. ¿Lo estaría evitando? Es decir, era extraño como antes cuando no quería verlo se lo encontraba cada dos por tres, y ahora que sólo quería saber si las cosas iban bien, no le había visto ni el pelo.

Tampoco había visto a Daeul.

Era raro pensar que trabajó tanto para que el pequeño volviese a casa, a sólo un departamento del suyo, y cuando por fin lo consigue, sigue sin siquiera avistarlo.

No obstante, no podía lamentar ese final. Kyungsoo mismo había sido quien impuso que su relación debía mantenerse en el ámbito estrictamente profesional y ahora que el caso había terminado, también lo había hecho su relación.

Suspiró.

Debía superarlo.

Entonces, unos golpes en su puerta lo hizo salir de sus cavilaciones.

Algo desconcertado, colocó la película en pausa -a la cual no le había prestado mucha atención-, y se dispuso a abrir la puerta.

Nuevamente, no tenía idea de quién podía tratarse, pero algo en el fondo de cabeza le hacían pensar en tontas esperanzas.

Sintió que su corazón se iba a salir del pecho cuando vio a su vecino de pie allí en el umbral de su puerta con el pequeño Daeul en brazos.

-Hey, tiempo sin vernos -dijo el mayor a modo de saludo, sonriéndole con esa calidez que siempre lograba derretir el hielo que cubría la coraza en la que Kyungsoo pretendía esconderse.

No era justo darse cuenta de cuánto la había extrañado.

-Daeul, saluda al tío Kyungsoo -incitó al pequeño en sus brazos balanceándolo suavemente.

El niño se acurrucó en los brazos de su padre, donde tendió la cabeza en su hombro mientras levantaba una de sus diminutas manitos y saludaba tímidamente a Kyungsoo.

Kyungsoo no pudo detener la sonrisa que se formaba en sus labios. Aquella imagen lo había hecho profundamente feliz. Daeul estaba de vuelta.

-¿Lo ves, cariño? Te dije que el tío hacía un corazón con los labios.

Daeul rió juguetón y, emocionado, escondió el rostro en el cuello de su papá.

Ambos rieron ante la adorabilidad del pequeño.

-Kyungsoo -habló entonces el mayor -, no había tenido la oportunidad de agradecerte como corresponde.

El abogado frunció los labios y asintió levemente sin saber qué decir. Se sentía incómodo de nuevo. No sabía cómo conversar con el chico, ni mucho menos de qué.

-Daeul se ve bien. Me alegra que las cosas estén bien.

-Kyungsoo -dijo de pronto el mayor, cambiando el ambiente a uno de seriedad absoluta -, vine a invitarte a salir formalmente. Siento que me haya tomado tanto tiempo.

El más bajo abrió sus ojos cómicamente.

«¿Qué?»

Aquel tan poco preámbulo hizo que la declaración lo tomara totalmente desprevenido.

Su corazón comenzó a latir desbocado en su pecho.

-Ya no eres mi abogado y espero no necesitar tus servicios de nuevo… o al menos en harto tiempo más -rió con los nervios tiñendo sutilmente su voz -. ¿Saldrás conmigo? puede ser en mi casa y yo podría cocinar algo, así dejó durmiendo a Daeul en la habitación y nosotros podríamos estar solos y tener más privacidad…

Kyungsoo vio como el chico empezaba a balbucear e inquietarse, ya que él seguía sin decir nada. Lo había dejado sin palabras por un segundo, pero entonces explotó en sonoras carcajadas sin poder evitarlo. Jongdae era adorable y Kyungsoo se sentía demasiado feliz como para seguir conteniendose.

-Detente -le dijo sin dejar de reír -, está bien, acepto. Me parece una cita perfecta.

Jongdae sonrió deslumbrante e incluso se le escapó una risa de dicha.

-Kyungsoo, gracias por traerlo a casa y por quedarte conmigo.

p: chen/d.o., c: kim jongdae/chen, fanfic, l: oneshot, c: do kyungsoo/d.o., t: bring him home (and stay with me too), a: linnafishing, f: exo

Previous post Next post
Up