Mañana, el mundo empieza de nuevo: se acabaron las bombillas de colores, las visitas relampago a Cadiz, el ver a Maka casi a diario. Todos vuelven a las clases, a los horarios, a las batallas cotidianas. Todos saben a donde tienen que regresar cuando se apagan las luces y la sala se queda vacia. Yo, en cambio, estoy en medio, atrapada en un
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