Sua #1 - El hogar prometido

Sep 21, 2016 13:50




En alguna parte del mundo encontraremos un rinconcito al que llamaremos nuestro hogar. Con el tiempo, lo sentiremos como tal. No será un lugar perfecto como los descritos en las fábulas, pero contendrá todo aquello que necesitamos para ser feliz. De lo contrario, no será nuestro hogar. La felicidad es el mejor medidor para reconocer si hemos llegado a nuestro destino; nunca aceptes que tu meta es una diferente. Una más lúgubre, una más oscura, una impuesta por otros. Tu vida es tuya, no importa cuánto se empeñen los demás en hacerte sentir lo contrario. La única obligación que tienes es para contigo mismo.

Algún día encontraremos un lugar donde podamos asentarnos, donde pueda permitirte alejarte de mi vista con la tranquilidad de saber que no te pasará nada malo, nada más malo que una caída accidental mientras corres. Este mundo es lo suficientemente grande como para hallar un huequecito para nosotros donde nadie nos conozca. Todavía no puedo explicarte por qué no podemos quedarnos en todos los lugares que te han gustado hasta ahora. Por qué impido que te encariñes con las personas con las que tratamos. Eres demasiado pequeño y ojalá fueras siempre demasiado pequeño para entender que el egoísmo arraigado en los corazones de las personas es el auténtico mal que nunca erradicaremos. El mundo siempre intentará usarnos en su beneficio, de una manera o de otra. Y la bondad no es más que una finta, un engaño temporal hasta que llega el momento de demostrar que esos héroes de las leyendas sólo se sacrificaron en busca de una gloria eterna. Que la misma mano que te tendió ayuda te empujará a las fieras si es cuestión de sacrificarte a ti o algo que le es más preciado. Nunca puedes estar seguro de la escala de valores y prioridades de una persona, porque tanto hombres como mujeres estamos continuamente expuestos a los acontecimientos externos y estos pueden influenciarnos de manera que esa escala varíe de un momento a otro. Y no puedes culparlos ni juzgarlos porque a ti te pasará exactamente lo mismo.

Pero aún eres demasiado pequeño. Y yo he jurado preservar tu inocencia todo lo que me sea posible, porque una vez la pierdas, será imposible recuperarla. La felicidad tendrá un sabor diferente, será un líquido más difícil de tragar. Ni siquiera el sabor será el mismo. No quiero que esta sea la época más feliz de tu vida, no es lo que deseo, mas el futuro es incierto y por si acaso, al menos quiero regalarte una infancia en la que los buenos recuerdos opaquen los amargos. Prefiero llenarte el corazón de esperanza y prometerte que hallaremos un lugar al que llamaremos hogar y en el que seremos felices a confesarte que tal vez nunca lo encontremos. Tal vez no nos lo permitan aquellos que desean llevarnos de vuelta al lugar del que escapamos, el lugar que tú no recuerdas.

Ojalá no llegue nunca el día en que deba explicarte el motivo de esta continua huida disfrazada de búsqueda. Ojalá nunca entiendas qué es lo que dejé atrás. Ojalá nunca me preguntes. Pero lo harás. Lo harás porque tu curiosidad innata te impulsará a hacerlo. Lo harás porque te darás cuenta de que evitar los asentamientos y los caminos no es lo que la gente hace de normal. Lo harás en un acto de rebeldía el día que te canses de tener que seguirme a todas partes sin que tu opinión cuente. Y cuando me preguntes, te diré que yo nunca imaginé que sería madre. Te diré que ni siquiera fue elección mía. Y te diré que desde el momento en que te noté en mi vientre juré protegerte y darte la mejor vida posible. Tú seguirás sin entender cómo una vida de trotamundos puede ser lo mejor que te ofrezca.

Espero para entonces haber encontrado el modo de explicártelo, porque ahora mismo, no puedo.

original: vihenia

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