Ibai #1 - Volver a casa

Sep 23, 2016 12:57




Uno nunca piensa que llegaría el día en el que se sintiera como un extraño en su casa. Entre los muros que lo han visto crecer, entre la gente que lo ha criado. La rutina apenas ha variado y los quehaceres son los mismos. Es él quien ha vuelto siendo diferente. Tiene otros valores, otros puntos de vista y no son tan bien recibidos como esperaba. Es poco el tiempo que lleva con ellos y las primeras discrepancias ya han salido a la luz. En asuntos menores, pero notorios, que ya suscitan a las primeras críticas. Lo miran de reojo y murmuran acerca de lo cambiado que está, como si de repente fuera sordo o ciego o tonto y no pudiera percatarse de que hablaban de él. Entonces surgen las dudas. ¿Siempre han sido así? ¿Siempre han pensado de esta manera? ¿Y cómo es posible?

Sus horizontes son más amplios que los de toda esa gente, pero eso no es excusa para que no tengan el sentido común de compartir ciertas opiniones lógicas. O eso le parece a él. Todavía es joven e inexperimentado, por mucho que sus vivencias superecen con creces la de los adultos de mentalidad limitada que le rodean. Hay cosas que no puede entender porque dejó esos muros a una edad temprana, no por voluntad propia, y el tiempo ha pasado tanto para él como para ellos.

Una vez terminado el corto periodo de tiempo en el que la novedad acompaña su llegada a casa, se da cuenta que los hermanos de los que se separó son ahora desconocidos. Se ha perdido su crecimiento, su conversión en adultos y sus historias no son más que eso, historias. Historias que del mismo modo podría escuchar en una taberna al final de la jornada, cuando los trabajadores cierran sus negocios y se reúnen para relajarse y socializar. Historias ajenas de las que no es partícipe y que no le incumben personalmente. Pero son las historias de sus hermanos y, entre ellos, si que hay participación. Uno dijo tal, otro hizo cual. Todos estaban presentes, él no. Además es el pequeño. El recuerdo del niño que los perseguía a todas partes para jugar es todo lo que saben de él y, aunque es evidente que ya no es ese niño, tampoco puede culparlos de que no sepan cómo tratarlo. Al menos se esfuerzan por verlo como un hombre, pero eso también implica que lo vean como un desconocido. Es más fácil cuando le dan el mismo trato que le daban cuando estaban juntos, aunque no corresponda.

Es inusual estar en casa y no sentir la familiaridad del lugar ni la comodidad que debería. Es un extraño en su propia casa, entre su propia familia. Y esa extrañeza se contagia de unos a otros. Él no sabe cómo tratarlos ni ellos a él. Pero debe adaptarse. Adaptarse o morir, eso es lo que le han enseñado en el tiempo que ha estado fuera y eso es lo que mejor se le da. Así que dentro de poco, cuando consiga desligarse del niño que llora por no reconocer su hogar, será uno más, como si hubiera crecido con ellos.

original: vihenia

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