No soy racista, de verdad, tengo buenos amigos Latinos a los que quiero mucho (Cynthia ¿qué fue con tu blog, oH? ¬¬), buenísimas personas.
Pero es que ultimamente hacer cualquier gestión por teléfono con una teleoperadora no es como llamar a Quito, no, es como llamar a Pekín.
Sino, to the parrot:
Copio y pego del Facebook:
- Buenah tardeh, la atiende Gladys Mireilla Jennifer De Todah Lah Floreh del Campo en Primavera, ¿en qué puedo ayudarle?
- Pues mire señorita quería bla, bla, bla, lo que sea, xxxxx... ... Ver más
- Sí, ¿me dise su nombre para poder dirihirme a uhté?
- E*********.
- Sí, Grasiela, verá..
- No, es E********.
- ¿Anabel, me diho?
- No, E*********.
- Dihculpe, ¿Raquel?
- No, es E-***-****-****.
- ¿Enguelberta?
- No (coño), E******.
- ¿Maribel?
- Mire, déjelo, Enguelberta está bien...
- Sí pero su DNI no aparese a ese nombre, Doña Enguelberta, me temo que tengo que reportar su llamada como falsificasión de la identidad.
Y ya es como, joder SI TIENES MI PUTO NOMBRE ESCRITO DELANTE EN LA PANTALLA DEL PC ¿CÓMO COJONES TE CUESTA TANTO LEERLO Y PRONUNCIARLO?
Y claro, 3h colgada del teléfono con una musiquita que ya acabas danzando por toda la habitación de puro aburrimiento hasta que te pasa con su supervisor y la vergüenza de tener que explicarle a éste a Gladys Mireilla Jennifer De Todos los Capullos en Flor en Primavera en el Valle Encantado le cuesta entender que yo me llame simple y llanamente E**********.