¿Aún no has leído el primer capitulo? Entonces date una vueltecita por
acá Artista:
marriot_chan Personajes/Parejas: AméricaxInglaterraxFrancia y varios más? 3_3
Advertencias:Reina Isabel II, OOC?
Resumen: Las olimpiadas se acercan, los precios se elevan y La Reina Isabel II toma una medida desesperada para continuar con la construcción de la infraestructura olimpica, la cual es poner a Arthur en venta.
Inglaterra, en venta
AlfredxArthur
FrancisxArthur
21 de Agosto de 2009
Si el Palacio de Buckingham no se vino abajo cuando Inglaterra llegó, azotando cualquier puerta por la que cruzaba, fue por puro milagro. Toda la guardia y servidumbre que trabajaba en el lugar huía de su paso, bastante asustados. El chico tenía pinta de asesinar a cualquiera que se le ocurriera dirigirle la palabra
En cuanto llegó a los aposentos de la Reina, abrió la puerta de una patada y corrió a gritos a los guardaespaldas que estaban ahí, los cuales obedecieron sin chistar y con la cara lívida por el susto. Apenas salieron, Inglaterra empezó a descargar toda su furia.
-¡Vieja arpía!-Chilló, con la cara roja por la ira- ¡Cómo pudiste! ¿Cómo te atreviste…?
Al parecer no encontraba las palabras suficientes para describir el crimen que había cometido Isabel II, quien seguía impasible ante la avalancha de acusaciones. Arthur le soltó toda una perorata acerca de su insolencia, de cómo ninguno de sus antecesores le había causado tal enojo. De que si lo vendía a él, prácticamente estaba vendiendo todo el Reino Unido a un extranjero y que le iba a recordar su pésima decisión hasta el día de su muerte, donde él personalmente se encargaría de lanzarla a una fosa común.
La mujer esperó pacientemente a que el chico se calmara, pero aún después de haber hablado sin parar por más de media hora, éste seguía en las mismas condiciones, y por la pinta que tenía, si no obtenía una respuesta pronto, las cosas se iban a poner peor. La Reina comenzó a hablar pausadamente.
-Hay un problema con el presupuesto para la construcción de ciertos edificios…, los que se ocuparán para los juegos olímpicos del 2012. Necesitamos una inyección de capital por parte del extranjero, sino la economía se irá a pique…-
Inglaterra se quedo con la boca abierta ante esa respuesta; por un momento Isabel II pensó que había comprendido el por qué había tomado esa decisión, pero no fue así.
-¡¿Y TÚ MEJOR SOLUCIÓN FUE VENDERME A MI, NO?!- explotó de nuevo, regresando al ataque- ¡Bruja! ¡Hubieras puesto en subasta tus cochinas joyas de la corona y no a mí, que he estado aquí desde hace mucho! ¡Antes de que siquiera naciera toda tu dinastía!
Sin duda, Inglaterra aún tenía muchísimo de que quejarse y la anterior media hora de regaños apenas había sido el comienzo. Sin embargo su celular empezó a sonar y lo detuvo por un momento. Había recibido un nuevo mensaje.
De: eBay.com
Esta es una respuesta automática, informándole de una nueva oferta a la subasta del producto: Arthur Kirkland, Inglaterra.
Precio inicial de la subasta: 100, 000,000 Euros.
Oferta: 100, 000, 100 Euros.
De: Suecia.
El usuario ha dejado el siguiente mensaje:
Mi esposa y yo hemos decidido que si tenemos ya a un Kirkland, lo mejor es tener el par, aunque nos quedemos en bancarrota. No hay nada como tener unida a la familia.
…
-¡GRANDISIMO HIJO DE…!-
La Reina, quien se aguantaba las ganas de reírse, trataba de mostrar una cara de preocupación que no era nada convincente. Había olvidado decirle que cada vez que alguien hiciera una oferta a la subasta, recibiría una notificación automática. Arthur mientras tenía un nuevo y bastante recargado asalto de cólera. Escupía espuma por la boca y se revolcaba en el piso, como si le estuviera dando un ataque epiléptico.
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Mientras tanto, en París, Francis se encontraba sonriendo de oreja a oreja, guiñándole el ojo descaradamente a cualquier chica linda que veía a su paso. Acababa de subir al tren que lo llevaría a Londres, cruzando por el canal de la mancha, y lo dejaría en la estación de King's Cross. Después de eso, encontrarse con Arthur sería cuestión de poco tiempo.
Aún seguía dolido por haber perdido la sede de las olimpiadas contra el inglés, así que la oportunidad perfecta para burlarse y pisotear su orgullo había surgido tan fácilmente que no había duda que era un regalo de dios. Seguía sin creer que había sido la propia Monarquía Británica quien lo puso en venta, pero al fin de cuentas, pensó, tenía que agradecérselo a la Reina apenas la viera.
En cuanto al dinero, la situación mundial no estaba muy bien, así que el número de compradores capaces de ofertar era realmente limitado. China sin duda alguna podía darse el lujo de comprar a Inglaterra, pero cómo nunca había sentido el menor interés hacía él, seguramente no haría ningún movimiento. Rusia, que era un chiflado, y que haría cualquier cosa por que todos los países se volvieran uno con él, indudablemente haría que Inglaterra fuera el primero en anexarse a formar parte de territorio ruso. Fuera de ellos dos, cualquier otro país que ofertara, cometería suicidio… pero él tenía un plan.
En París había cierto museo lleno de lindas pinturitas que habían sido hechas por grandes artistas que sin duda alguna le dejaría un buen capital si las vendiera, y si no era suficiente, era hasta capaz de rentar la Torre Eiffel para realizar eventos de XV años con tal de obtener el dinero necesario.
Una sonrisa perversa adornó su rostro cuando se imaginó la cara de sorpresa que pondría Arthur al verlo. Tenía que cuidar la mercancía antes de que cualquier otro se atreviera a magullar el producto, pensó picaronamente. Lo que no sabía es que no era el único que se dirigía al encuentro con Inglaterra.
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Arthur abrió los ojos con lentitud. Había tenido una pesadilla terrible donde la Reina lo había puesto en venta y Suecia había sido el primero en ofertar, diciendo que quería que se uniera a la familia que había formado con Finlandia y Sealand. La cabeza le dolía muchísimo y lo único que quería era dormir tranquilamente por horas y horas. Sin embargo, una voz le habló.
-¡Al fin despertaste, Arthur!-
Isabel II estaba a su lado, echándole aire con su sombrero.
-Me tenías preocupada. Creo que no soportaste tantas emociones y te desmayaste, llevas un buen rato sin sentido…-
Como si lo hubieran bañado con un balde de agua fría, los recuerdos se agolparon de nuevo en su cabeza, haciendo que el enojo regresara, más inminente y peligroso que nunca.
Pero mejor desistió. Con un toque de tristeza en la voz, le pidió a la Reina que lo dejará solo, y aunque al principio ella no quiso obedecer, terminó cediendo, diciéndole que regresaría en un rato. Él se quedó tumbado en el piso, mirando fijamente al techo.
No quería seguir con esa payasada, pero…, si lo que le había dicho la Reina era cierto, estaba resignado. Había peleado mucho por tener la sede de las olimpiadas y disfrutó muchísimo cuando ganó. Le restregó la victoria a Francis en su cara por varias semanas, cosa que lo había hecho feliz. Y ahora…, se moría de la pena con sólo pensarlo, no había forma de solventar gastos.
Lo único que le quedaba era hacerle la vida cuadritos al pobre diablo que lo ganara en la subasta y portarse tan mal que el otro se viera obligado a regresarlo al Reino Unido, así como él y América habían botado de una patada a Italia de regreso con Alemania por su estupidez. Un grito que resonó por todo el palacio, y que lo calmó un poco, fue:
-¡AMÉRICA IDIOTA!-
Una vez más sonó su celular. Estaba a punto de botarlo por la ventana cuando notó que era una llamada. El problema era que Francis era quien lo llamaba. Contestó a regañadientes y con toda la seguridad de que terminaría con una migraña después de eso.
-¿Qué quieres?-preguntó fríamente.
-¡Mon cher! ¡Que gusto me da escuchar tu dulce voz!- respondió el otro, con ironía- Estaba en Paris y me dieron ganas de visitarte, bueno, mejor dicho, vine por ti, como un futuro dueño que pasa a recoger su mercancía…-
Arthur soltó un gruñido.
-Hay toda clase de chuscas aquí en tu país, mon cher-siguió hablando Francis, usando un tonillo que parecía que hacía un esfuerzo increíble para no reírse -.Mira que un niñito de ojos verdes y con una cicatriz en la frente me acaba de preguntar dónde estaba el andén 9 y tres cuartos…-
-Justo entre el andén 9 y 10, Francis-respondió el otro con sarcasmo- Corres y atraviesas una barrera mágica que te llevará al expreso de Hogwarts. Aunque en tu caso, lo más seguro es que te rompas la cabezota al estrellarte contra la pared ¿Por qué no vas y haces el intento, idiota?-
Francia soltó una carcajada.
-Tan encantador como siempre, mon cher-
-No haz respondido a mi pregunta, wine bastard- interrumpió el otro, secamente- ¿Qué quieres?-
-Ya te respondí, mon cher, vine por ti…-
Arthur soltó un bufido y le colgó. Sin embargo una llamada estaba entrando de nuevo.
-Francis, haz el favor de aventarte a las vías del tren y déjame en paz- contestó, sin fijarse siquiera quien era.
-No soy Francis, soy Alfred, el héroe que va a tu rescate-
-Perfecto, me esta llamando el idiota cuya economía colapsó y ahora me tiene metido en este problema- respondió de la manera más fría posible. Lo que de verdad quería era gritarle a todo pulmón, pero la garganta estaba empezándole a doler un poco.
-Arthur, un día de estos vas a reventar como sapo por tantos corajes que haces. Mejor comete una hamburguesa y tranquilízate un poco.- habló el otro, con un tono alegre- Mi jefe me ha pedido ir a verte, así que por favor prepara unas dos habitaciones en tu Palacio Beckham. Una es para mí y otra es para Tony, pensaba traer a mi amiga ballena pero he tenido algunos problemas en el aeropuerto, así que mejor la dejo aquí en Estados Unidos.-
Arthur tenía la boca abierta tan abierta por la impresión, que parecía que se le había zafado la mandíbula.
-¡¿PALACIO BECKHAM?!- chilló- ¡¿QUÉ IDIOTECES DICES, AMÉRICA?! ¡¿Qué te hace pensar que voy a recibirte con los brazos abiertos?! No vengas, no quiero verte y mucho menos a tu simpático amigo Alien. ¡Mejor haz algo útil y resuelve tu problema económico que nos tiene a todos con la soga en el cuello!-
Y sin esperar una respuesta, le colgó. Una vena le palpitaba dolorosamente en la cien, a causa del coraje. No entendía de dónde América sacaba tanto cinismo. A veces se preguntaba en qué momento de la historia se había equivocado al criarlo, o el por qué había cambiado tanto, si cuando era niño jamás se había portado como un imbécil.
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¡Uff, al fin termine el segundo capitulo!
¡Espero que les haya gustado! Me estoy exprimiendo el cerebro para seguir con el siguiente capitulo. Ojala no me cuelguen por el francés de Francis, pero como no se ni gota de ese idioma, confieso que estoy usando el traductor de Google (Sí, pésima idea, lo sé.)
Pd- Me encanta mi nuevo layout, aunque sea demasiado rosa
Pd2- AAFSGDASFGADFSGADA!!! ¿Alguien notó que en la galería oficial de Himaruya hay un dibujo de Arthur con la chaqueta de Alfred? ¡MIREN!