Inglaterra, en venta

Mar 08, 2010 22:08


Inglaterra, en venta

AlfredxArthur

FrancisxArthur

8 de marzo de 2010



Inglaterra despertó poco a poco, acostumbrándose a la luz que había en la habitación. Por alguna extraña razón, la sensación de tener un gigante agujero negro en vez de un estómago aún no se había ido. Era una emoción tan molesta que sentía unas terribles ganas de vomitar. Volteó hacía su derecha y se encontró con la sorpresa que estaba solo en la cama.

-¿Francia?- preguntó, mirando a su alrededor e incorporándose un poco, esperando verlo caminando desnudo por ahí.

Pero nadie le respondió.

El ojiverde soltó un bufido y se echó de nuevo sobre la cama, dispuesto a dormir de nuevo, al menos una hora más. Si hubiera sido lo bastante cuidadoso como para mirar en la mesita de noche que había a un lado de la cama, hubiera descubierto una nota, con la pulcra caligrafía de Francis en ella, donde le  explicaba que había salido a atender un asunto de gran importancia, con su jefe, y que no regresaría hasta bien entrada la tarde.

Claro, el asunto de gran importancia era Él.

Apenas unos veinte minutos antes, Francis había recibido una llamada de su jefe. Sin dar muchos detalles, este le pidió que se reuniera con él inmediatamente para tratar el asunto de “la compra de Inglaterra”. Antes de colgar, con la voz llena de amargura, Nicolás sólo le dijo que todo se había complicado demasiado.

Y Francia, que en ese momento estaba entrando al vestíbulo del Palacio del Elíseo, en donde se encontraba el presidente, sabía que todo era gracias al estúpido de Alfred.

***

Isabel II había sido educada para ser una verdadera reina. Todos los eventos de su pasado le forjaron un carácter fuerte y amargado hasta cierto punto, pero le dieron la suficiente fuerza para aguantar todo tipo de golpes bajos. Sin embargo, todo lo que había pasado días antes era algo que jamás se había esperado.

En ese momento se encontraba en el Palacio de Buckingham, reunida con el primer ministro del Reino Unido, tres abogados americanos y Alfred F. Jones. El chico le explicó que Estados Unidos había decidido intervenir por el bien de “la relación especial” que compartía con Reino Unido, por que sabía que Francia estaba agrediendo los intereses de la relación.

Muerta de vergüenza y llena de enfado, la reina escuchó todo el discurso del americano sin decir nada. Aunque Alfred le caía bien como persona, le molestaba demasiado el hecho de que Estados Unidos siempre tenía que estar fisgoneando y metiéndose en los asuntos de su país. El primer ministro Gordon Brown también veía con recelo la ayuda ofrecida tan voluntariamente.

-¿Y qué ganará Estados Unidos a cambio?- preguntó, sonando algo cortante.

Alfred lo miró con sorpresa.

-Mi país no tiene ningún interés en sacar provecho de esta situación, señor Brown- contestó el ojiazul, sonando realmente convincente.

Claro, eso era una mentira... al menos parcialmente.

*

Francis seguía sintiéndose mal, pero trato de comportarse como si nada malo estuviera pasando. Iba vestido con un elegante traje lila, pero no se veía bien, anímicamente hablando. Cuando se presentó con su jefe, éste también tenía mala pinta.

-¿Qué es lo que ocurre, Nicolás?- preguntó, pasando saliva dolorosamente a través de su garganta.

Su jefe se quedo callado un momento, escogiendo las palabras correctas para explicarle bien la situación, antes de hablar:

-La Reina Isabel II y el primer ministro de Reino Unido han solicitado una audiencia. Francia no les ha pagado el dinero acordado por la compra de tu… “semejante”, así que han decidido tomar cartas en el asunto. Están siendo respaldados por Estados Unidos...-

El rubio hizo una mueca. Sabía que el gordo idiota había metido su cucharota, como siempre solía hacerlo.

-¿A qué horas comienza…?-

-En diez minutos- contestó el presidente- Estaremos enlazados vía satélite…-

Francis asintió casi mecánicamente.

En su interior, el ruido de algo romperse resonó en toda su cabeza. Ya se había hecho la idea de que no podía quedarse con Arthur, así que lo único que le quedaba era salir de la situación con la cabeza bien en alto. Alfred no se iba a dar el gusto de humillarlo.

***

En el palacio Buckingham, América repasaba con sus abogados los últimos detalles de toda la defensa que éstos habían preparado. Internamente se moría de ganas que la parte diplomática no funcionara para poder dar luz verde a las hostilidades. Aunque no lo demostraba, estaba ansioso. Tenía ganas de despedazar a Francis y de marcar definitivamente a Arthur como suyo, irguiéndose como su nuevo dueño.

Pero claro, primero tenía que resolver las cosas “pacíficamente”, como país no podía darse el lujo de tener una mala opinión ante el resto del mundo.

*

La audiencia con Francia estaba preparada, gracias a un satélite, estarían enlazados en tiempo real con el presidente de esa nación. Una cámara, conectada a una computadora, haría  toda la magia.

-Estamos a un minuto de conectarnos con Francia, su majestad-habló un empleado del palacio, dando aviso.

La reina, el primer ministro y los tres abogados serían los actores principales, los que saldrían en escena. Alfred no iba a estar presente, pero vería todo el espectáculo tras bambalinas, disfrutando cada segundo de éste.

Cientos de kilómetros lejos de ahí, Francis y Nicolás Sarkozy hacían lo mismo. El rubio respiró hondo y se preparó mentalmente para recibir cualquier tipo de ataque. “Todo iba a estar bien, todo iba a estar bien” se repetía mentalmente una y otra vez.

***

En Versalles, Inglaterra no pudo conciliar el sueño de nuevo. Aún seguía acostado, completamente desnudo, sobre la cama. Veía con indiferencia un punto indefinido del cuarto, molesto consigo mismo. Después de meditarlo, sabía por qué se sentía tan mal.

Se había acostado con Francis la noche anterior… y un día antes, lo había hecho con Alfred.

Alfred, su lindo y adorado hermano menor.  El tierno niño que había aparecido súbitamente de la nada y que se había convertido en todo su mundo, aunque después le destrozó el alma en cientos de pedazos.

Jamás se hubiera imaginado que terminaría teniendo horas de sexo con él. Se había sentido tan bien que no quiso parar hasta quedar completamente exhausto. Cada uno de los sonidos que se habían producido esa noche, quedaron grabados a fuego en su mente. Casi no habían hablado, sólo se habían dedicado a devorarse uno al otro, con pasión y deseo. Podía ver en su memoria el gesto de Alfred cada vez que lo embestía, un gesto de dulzura mezclado al mismo tiempo con una lujuria hambrienta…

¿P-Pero qué diablos estaba pensando? Se recriminó a si mismo mientras sacudía la cabeza con fuerza para esfumar esa clase de recuerdos. No tenía caso acordarse de lo que había pasado, por que seguramente América se había enfadado con él por haberlo abandonado en su plan de escape y por lo que le había dicho.

Salió de la cama y se dispuso a darse un baño.

***

-Usted cometió demasiadas irregularidades desde el inicio, Señor Boneffoy-. La audiencia ya llevaba 5 minutos de haber comenzado cuando Arthur había abierto las llaves del agua de la regadera. La abogada rubia, bonita pero cruel, era la que estaba hablando, usando un tono de voz autoritario-. En primera no tuvo por que llevarse al Señor Kirkland del Palacio Buckingham. “La mercancía” no puede llevarse si no se ha pagado, ese es uno de los términos de eBay…-

Francis trató de portarse tranquilo mientras escuchaba todo lo que le decían.

-Creo que no leí las letras chiquitas- bromeó, restándole importancia a lo dicho.

La abogada apretó la mandíbula con fuerza, arrugando el entrecejo.

-Pues es una falta muy grave, señor. No conforme con haberse llevado al señor Kirkland en contra de su voluntad, lo mantuvo en cautiverio dentro del Palacio de Versalles… eso es secuestro.

El francés abrió la boca, sorprendido. ¿Secuestro? ¿Qué diablos…? Al parecer América quería imputarle más cosas negativas de las que realmente merecía ¿Qué cargo seguía? ¿Violación?

La abogada sonrió triunfal, sabiendo que había dado en un punto sensible.

-Su actuación ha dañado la relación diplomática que existe entre su país y el Reino Unido, señor Bonnefoy. No conforme con lo que ha hecho, Francia ni siquiera ha pagado la cantidad acordada. Debe pagar inmediatamente o dejar que el señor Kirkland regrese a Gran Bretaña, pagando además por los daños morales que ha ocasionado…-

El rubio se quedo lívido del coraje y la impresión. A su lado, Nicolás Sarcozy habló por primera vez, aceptando la derrota y negociando los términos para pagar los “daños” que había ocasionado al Reino Unido. Francis decidió no hablar por el resto de la audiencia, aunque se moría de ganas de explotar a gritos y maldecir a Estados Unidos y a Gran Bretaña. Ya había metido a su país en suficientes problemas como para atreverse a hundirlo más por un arranque emocional.

***

Arthur encontró la nota de Francis hasta  después de haberse bañado. Le causaba extrañeza el que no le hubiese dado más detalles de su salida, pero trato de no darle mucha importancia. Se trataba de Francis al fin de cuentas, seguramente estaría exhibiéndose desnudo en las calles de Paris, tratando de conseguir alguna cita con una chica bonita. Arrugó la notita y la aventó, sin fijarse en donde caía. Si el sapo iba a tardarse siglos, podía caminar por los enormes jardines del palacio, deleitándose con su belleza y así matar algo de tiempo.

Fin del episodio.

¡Hola!

Uhm, a muchas personas no les gustó que Arthur tuviera sus arrumacos con Francis, pero n-no deben tomárselo tan mal XD Es un chico (?) y le gusta recibir amor :P

Y si siempre quisieron preguntarme algo, ahora es su oportunidad~

http://www.formspring.me/marriot

Gracias por su atención, nos vemos pronto :D

vida!, hetalia, fan fic

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