2da parte.
Pasaba ya del medio día.
En su cafetería, Mathew tomaba un ligero descanso de su trabajo. Estaba sentado en una mesa, justo al lado de la ventana, tomando una taza de té de manzanilla. Le gustaba el olor de la infusión y disfrutaba de ese momento de tranquilidad… aunque su mente no lo estaba tanto. Por alguna extraña razón que no comprendía, la presencia del amigo de Alfred le había causado cierto sentimiento de desconcierto. Tenía la sensación de que antes ya había hablado con Arthur en algún lugar, pero no sabía dónde ni cuando… esa impresión de incertidumbre era bastante molesta. Tratando inútilmente de recordar, un ruido sordo y bastante audible lo sacó de sus pensamientos, irrumpiendo por completo su “momento de tranquilidad”. Sobresaltado, miró hacía el lugar donde había provenido el ruido: la acera de enfrente.
Un local, que días antes había sido una boutique de ropa, estaba siendo remodelado. El ruido había sido provocado por una pared demolida, de la cual ahora sólo quedaban escombros en el piso. Mathew no sabía que pasaba, pero sabía que con todo ese escándalo, su “momento de tranquilidad” había quedado arruinado.
***
En el “Ojo de gato”, Kiku Honda veía con los ojos vidriosos, detrás del mostrador, la gente que había en su local. Si bien el lugar no estaba lleno a reventar, si había más gente de la que solía haber después de que el restaurante chino le robara toda su clientela. Al parecer, Arthur estaba haciendo bien su trabajo y sólo era cuestión de que se pasará la voz, más un poco de tiempo, para que el lugar se volviera realmente popular.
Feliks era el único mesero del lugar, pero se las arreglaba el solo. Con gracia y porte elegante, servía todos los pedidos e interactuaba con los clientes, disfrutando de las miradas que captaba con su nuevo traje de sirvienta. Tal vez no era tan lindo y adorable como “Arthur”, pero sabía sacarle provecho a sus atributos.
-Kiku… aquí está la orden de la mesa tres…- Una voz pastosa y acompasada, detrás de su espalda, lo sacó de sus pensamientos.
-¿Eh? ¡Ah!-volteó- ¡Gracias, Heracles-san!-. Un chico de cabello castaño y párpados levemente caídos le extendía una charola con distintos platos-. Perdona que este tan distraído-se disculpó, con una sonrisa nerviosa.
El otro chico no le dijo nada, sólo lo siguió viendo con esa expresión de sueño. Heracles era el cocinero del restaurante “Ojo de Gato” y su comida era buena, aunque a veces, en algunos platillos, era demasiado condimentada. El japonés miró el reloj y se sorprendió.
-¡Hace quince minutos inició el descanso de Arthur-san!- exclamó algo abochornado, yéndose de ahí- ¡No me había dado cuenta, el tiempo se me ha ido volando…!-
Cuando Britania lo vio, un par de minutos más tarde, suspiró aliviado. Estaba cansadísimo y sus tripas rugían de hambre. Además el frío ya le había entumecido la cara por completo. El japonés se disculpó muchas veces, completamente apenado, y le sirvió un plato enorme de Ramen (tenía comida gratis incluida en su rato de descanso) para compensarlo. El ángel, que se había sentado en una mesa que quedaba justo en una esquina del restaurante, devoró el plato en cuestión de minutos mientras varias chicas lo miraban, con una sonrisita tonta en los labios.
*
El ambiente estaba bastante tranquilo en la tienda de cómics donde trabajaba Alfred. Eran las dos y media de la tarde y ya había hecho todos sus deberes: acomodar los nuevos números en las estanterías, hacer el inventario, limpiar el local y revisar todas las cuentas. Ahora sólo le quedaba cuidar su local y vigilar a los clientes…, aunque eso no era muy necesario: sólo habían dos chicos discutiendo todo lo que había pasado en el nuevo número de Spiderman. Sonrió y miró su reloj una vez más. Faltaba hora y media para recoger a Britania del trabajo y así regresar juntos a casa.
*
-Lo siento tanto, lo siento tanto de verdad, Arthur-san- se disculpó por enésima vez el japonés, haciendo una reverencia, después de que Britania había terminado de comer. El chico estaba abochornado de verdad. El otro sólo sonrió apenadamente desde su lugar.
-No hay problema, Kiku- contestó, sintiéndose incómodo- El punto es que ya comí, ya no importa…-
Honda soltó un largo suspiro, agradecido de que su torpeza fuera perdonada. El ángel se levantó de la mesa y tomó un nuevo fajo de volantes para repartir
-Bueno, es hora de seguir trabajando…- habló, mucho más animado. La comida le había sentado de maravilla y sus fuerzas habían sido renovadas al máximo. El japonés le dirigió una mirada de ánimo al verlo salir del restaurante.
Britania se dirigió a las escaleras para bajar hasta el lobby, pero un chico, salido de la nada, le cortó el paso justo en el pasillo. El muchacho tenía rasgos orientales y un curioso rulo sobresalía demasiado de entre su cabello castaño. Britania se quedó estático, sorprendido por el acto, y se le quedo viendo.
-¿Te puedo ayudar en algo…?-
El castaño no le respondió. Se le quedo viendo con una sonrisa desagradable en los labios, fijándose en su atuendo. Hizo como que ahogaba una risa con unos tosidos falsos y se hizo a un lado. Susurró algo en un idioma que Britania no entendió y se fue de ahí, dejando al pobre ángel con un sentimiento de incomodidad bastante intenso.
El resto de su horario laboral fue bastante desagradable. No tanto por como la gente lo trataba (Que hasta eso, muchos le sonreían con ganas cuando tomaban el volante que ofrecía) sino por el encuentro que había tenido con ese chico oriental. Le había dejado un sabor de boca tan amargo, que no se pudo quitar con nada. De hecho, se sentía más desdichado que cuando había iniciado a trabajar. Apenas se alegró cuando vio llegar a Alfred quien, a pesar de sus pocas luces, se dio cuenta que algo no estaba bien.
-¿Te pasa algo, Brit?- le preguntó, cuando llegó a su lado- Te veo bastante decaído…-
-No me pasa nada- respondió el otro chico a regañadientes-. Es sólo que ya estoy muy cansado - mintió.
Ambos fueron al “Ojo de gato”. En lo que Britania se cambiaba de ropa, Alfred lo esperaba en la entrada del restaurante. Pudo notar, con una sonrisita en el rostro, que el lugar estaba más lleno que cómo lo había visto el día anterior. Al parecer, Britania había hecho muy bien su trabajo.
En la trastienda, el ojiverde se cambió lo más rápido que pudo de ropa. Estaba fastidiado y quería irse lo más lejos de ahí. Salió de ahí ya cambiado, dejando el traje colgado y cubierto en su bolsa especial. En la entrada pudo ver que Alfred y Kiku platicaban animadamente y dejaron de hablar cuando él llegó hasta donde estaban.
-Muchas gracias por tu esfuerzo el día de hoy, Arthur-san- habló el japonés con una sincera sonrisa-. Espero que no te moleste si te doy esto para compensar mi torpeza por lo que paso en tu hora de descanso- agregó, un poco abochornado, mostrándole una bolsa atiborrada de distintos contenedores, llenos de comida.
El ojiverde estaba a punto de abrir la boca y decirle que no era necesario, pero Alfred soltó una exclamación de emoción y tomó la bolsa, muy sonriente.
-¡Genial! ¡Así no tendré que preparar la cena!-
*
Alfred y Britania se despidieron, salieron del restaurante y se dirigieron a casa. El americano sonreía muy feliz por la “comida gratis” que había recibido y, como el día anterior, sujetaba al menor de la mano para evitar que la marea de gente que circulaba por la calle no lo apartara de su lado. La tarde era fría y húmeda hasta cierto punto, así que su mente divagaba en los sabores que pronto disfrutaría en su cómoda y cálida casa, junto con el menor como compañía, cosa que lo hizo sonreír aún más. No es que el ojiverde fuera alguien muy especial para él, se apresuró a pensar, sino que era genial tener con quien pasar el tiempo de vez en cuando. Además, el ángel no se iba a quedar a su lado para siempre, sólo era un visitante ocasional y no tenía por qué encariñarse con él… vamos, ni siquiera era humano, tenía que tratarlo más con respecto ¿No? Al fin y al cabo, eran completamente diferentes.
Sintiendo un extraño apretujón en el estómago, volteó a ver al menor con aprehensión, encontrándolo completamente enfuruñado, mirando al frente con los ojos entrecerrados.
-Brit ¿Qué es lo que te pasa?- preguntó algo preocupado-Pareces disgustado desde hace rato…
-Es el frío- contestó el otro, restándole importancia-. Es muy molesto- gruñó. Aunque era otra mentira. Todavía seguía enfadado por lo que había pasado con el tipo que se había burlado de él. Se sentía estúpido por darle tanta importancia a un asunto tan trivial como ese y no poder olvidarlo. El ojiazul, que no era muy inteligente para leer la atmósfera, tampoco era tan imbécil para no notar que algo ahí estaba mal, sin embargo, tenía que admitir que no era bueno para hablar y arreglar cosas. El bueno era Matthew. Apretando más la mano de Britania tomó rumbo para ir directo a la cafetería del chico.
Cuando llegaron, apenas habían pasado del filo de la entrada cuando el ojiazul los vio llegar.
-¡Alfred! ¡Arthur!- saludó muy sonriente- ¡Bienvenidos! ¿Desean comer algo aquí?-
Los aludidos regresaron el saludo con un gesto de la mano y una ligera sonrisa. Britania se quedó callado sin saber qué contestar; se suponía que Alfred ya tenía algo para cenar. El otro, en cambio, parecía querer tomarle la palabra al chico.
-Claro que si, Marvin, aunque yo me conformo con un buen café y unas rosquillas. A Arthie seguro le gustará el té que le trajiste la otra vez.
Mathew le dirigió una mirada llena de exasperación al chico, por haberle cambiado una vez más el nombre, pero aún así obedeció sin decir nada.
-¿No crees que estás rayando en la glotonería?- preguntó Britania cuando ambos se sentaron en la mesita donde Mathew había estado a media tarde, al lado de la ventana-. Suficiente es con la comida que nos dio Kiku.
El americano sonrió indulgentemente.
-No venimos exactamente por la comida, Britania. Sé que algo te esta molestando y me gustaría que platicáramos. Melvin es bueno con eso de dar consejos…- habló. Pero Britania no lo escuchó para nada. Toda su atención se había centrado en un muchacho rubio que estaba del otro lado de la calle, justo en el local que estaban remodelando.
Entonces, pasaron muchas cosas al mismo tiempo. Britania se levantó de su silla tan rápido que pareció que le habían dado una descarga eléctrica. Salió disparado a la calle sin fijarse en los coches que pasaban y un estruendoso ruido de platos estrellarse contra el piso inundó todo el lugar.
Britania sintió el golpe del frío en la cara mientras un brusco jalón por la parte trasera del cuello lo detenía de su abrupta carrera justo a tiempo, cortándole la respiración por un par de segundos y haciéndolo caer al frío piso de la acera de sentón. Quiso soltarse de los brazos que lo aprisionaban enterrando sus uñas con fuerza mientras se retorcía frenéticamente. Casi parecía que le estaba dando un ataque.
-¡Arthur! ¡¿Qué te pasa?!- chilló una voz a sus espaldas. Britania reaccionó por un momento y volteó a ver a su opresor: Mathew, con los lentes tan torcidos que casi le daban un aspecto gracioso, lo miraba asustado.
-¡S-Suéltame!- exigió el menor, jadeando a causa del esfuerzo por liberarse, pero era inútil. Matthew, a pesar de tener toda la pinta de debilucho, lo tenía fuertemente agarrado. Segundos después, Alfred salió del restaurante y lo ayudó a sujetar a Britania. Estaban armando todo un escándalo a causa de los gritos y la gente que pasaba por ahí los volteaba a ver como si estuvieran locos.
-Je, disculpen. Mi amigo está teniendo una crisis- habló Alfred, cubriéndole la boca a Britania con una mano para evitar que siguiera gritando, tratando de sonar muy tranquilo para quitarle importancia al asunto-. No esta acostumbrado a la gente y… ya saben, ja, se pone nervioso.
Hizo un esfuerzo junto con Mathew y llevaron al ángel de nuevo al interior de la cafetería. Britania, completamente inmovilizado, sólo podía ver con los ojos llenos de terror y odio como aquel idiota, el que le había quitado su preciada aureola, sonreía muy alegre mientras abordaba un lujoso automóvil, acompañado de una chica y completamente ajeno a todo lo que había pasado justo del otro lado de la calle, y se marchaba de ahí.
Fin del capitulo.
OMGGGGG… *comienza a dar vueltas en el piso*
El villano ha aparecido ¿Quién será? :0 He de admitir que estoy divida entre dos candidatos y no sé elegir a uno *fail* XD No diré nombres pero son los que siempre “dividen” el UsaxUk XDDD ¡Diablos! *Sigue rodando por el piso* Espero decidirme pronto.
Ojalá les haya gustado, perdonen las incoherencias por favor. Dato curioso: este capitulo es para celebrar que el 25 de Junio (Sí, el mismo día que murió Michael Jackson, LOL) cumplo un año de conocer Hetalia :D
Capitulo dedicado con mucho amor a
romanovargas <3!!!
¡Gracias por leer!
Y si me quieren preguntar algo, ahora es su oportunidad~
http://www.formspring.me/marriot Nuevo lugar para acosar:
Facebook. Soy adicta a FarmVille LOL
PD- Amo mi nuevo header *___* ¿A poco no me quedo pipiris nice?