Título: Primavera
Autora: Megumi Kinomiya
Personaje: Japón
Rating: K
Resumen: La primavera había llegado, y Japón reflexionaba acerca de su juventud perdida...
Una vez más recorría los jardines contemplando con embeleso las flores que habían surgido en el jardín, tiñendo de colores el suelo aún ligeramente cubierto de nieve del invierno que acababa de marcharse dirigiéndose a su hogar, Rusia. Una sonrisa no pudo evitar dibujarse en mis labios cuando pude observar estallar ligeramente esa explosión de color. Las aves habían comenzado a regresar, y ahora se encontraban gorjeando alegremente, posadas sobre las ramas aún heladas de los árboles, anunciando que una nueva época de juventud había llegado.
Primavera... maravillosa estación recargada de flores... Eres tan cruel, pero sin embargo, tan preciosa...
El olor de las orquídeas atraía recuerdos de mi pasado... Momentos en los cuales yo aún era joven, y podía disfrutar de la libertad con plena alegría. Aún recordaba cuando podía correr sobre el césped con los pies descalzos, disfrutando del suave contacto de la naturaleza con mi piel. Era tan joven, tan ingenuo... Sin embargo, ahora ya habían pasado varios años, y me encontraba hecho un anciano con apariencia joven. Claro está que las apariencias podían engañar. Pero, a pesar de todo, no podía quejarme de ello, después de todo, nada podía ser más valioso que años de experiencia y dolor... Aún me dolían las cicatrices del pasado, sin embargo, era mejor para mí el tener que ocultarlo.
A veces quisiera regresar a esos momentos de felicidad en los cuales podía subirme a los árboles sin ningún problema, cuando jugaba con los animales, y podía correr durante mucho tiempo por el campo, disfrutando de la frescura brindada por la naturaleza... Aquellos años de gloria, en los que me encontraba en forma, y no necesitaba preocuparme por el exterior... Pero claro, todo lo bonito siempre debía encontrar su final, después de todo...
...Nada era para siempre... Quizás incluso mi propia existencia tuviera su final...
En estos momentos, no podía realizar excesivo esfuerzo físico, o de lo contrario, acabaría con un terrible dolor de espalda y cuello. Tampoco debía abusar de las comidas saladas, pues haría mal a mi salud. Ya ni siquiera sabía lo que era correr sin luego sufrir de una terrible fatiga que me mantendría postrado en la cama por varios días. Todo parecía indicar que la primavera de mi juventud había decidido marcharse para dar paso después al crudo y cruel invierno de la vejez.
Contemplé las flores como si nunca las hubiera visto en mi vida. Intenté arrancarlas para ponerlas en un jarrón y así poder disfrutar de su belleza desde la cocina, o sobre algún mueble, sin embargo, no pude prever el hecho de que algunas de ellas guardaban sus espinas ocultas entre sus hojas. Retiré rápidamente la mano, sólo para ver cómo una pequeña gota de sangre brotaba del dedo lastimado.
-Tenga cuidado, Nihon-san - pude oír a uno de mis sirvientes, el cual al parecer, me había estado contemplando desde el pasillo. Rápidamente guardé las manos y las oculté utilizando las mangas del kimono, incorporándome e intentando simular que nada había sucedido, para no preocuparle. - Esas flores tienen espinas...
"Me he dado cuenta de ello" - pensé soltando un suspiro. Eché un vistazo nuevamente a las flores. Las flores realmente eran sinónimo de juventud... Eran hermosas, y podían deslumbrarte con su belleza, pero si intentaras acercarte demasiado, podían lastimarte con sus espinas...
Me pregunté a mí mismo si en el pasado yo hubiera sido así, y por primera vez agradecí ser un anciano.
Los jóvenes de ahora siguen teniendo esa energía y esas ganas de vivir, creo que por eso era mucho mejor dejar a ellos toda esa alegría, yo simplemente me sentaría y contemplaría cómo el paso de los años iban dejando tras de sí su conocido rastro.