Autor:
anna_tsukiko Tabla:
Básica 1Fandom: Bleach
Claim: Kurosaki Ichigo/Kuchiki Rukia
Tema: # 16 - Tijeras
Advertencias: Ninguna
Extensión: 1755 palabras
Una noche tranquila, sobre una cama tranquila. Lo que la gran mayoría de las personas queremos hacer en un momento como ese es solo una cosa: descansar. Y es que la vida actual, llena de ajetreos y demás quehaceres provoca que todos ansiemos dormir como tronco al llegar a casa. No era una excepción para Kurosaki Ichigo.
Sus ojos lentamente caían rendidos ante el cansancio, su cuerpo le reclamaba aquellas suaves sabanas para por fin, dejarse llevar en los brazos de Morfeo, cuando de repente, y así sin demás, lo sintió. Si, percibió como una mano comenzaba a acercarse a su cabeza, a su cabello, como leves caricias casi imperceptibles pasaban sobre esa melena naranja. Un escalofrío fue lo primero que recorrió por todo su cuerpo, ¿alguien? ¿Acariciándolo? ¿A él? ¿En la mitad de la noche?
¿Y quien seria aquella persona capaz de hacer eso? No necesito pensarlo dos veces. La primera persona en su mente fue ella, Kuchiki Rukia… pero ¿por que ella? Simplemente era inimaginable que alguien de su familia lo hiciese, sabia que su padre estaba algo loco, ¿pero tanto para comenzar a acariciarlo por las noches? no, definitivamente aun no llegaba a ese extremo de la demencia, y por supuesto, mucho menos sus hermanas. Entonces, ¿Por qué Rukia? ¿Acaso ella si había llegado a esos limites? ¿Tan lejos como para comenzar a tocarle? No, no, no señor. Eso claramente debía ser un sueño:
- “Si, estoy soñando, estoy soñando, estoy soñando, por supuesto que estoy soñando”- un suspiro cerca de su oreja lo hizo temblar más- “ay mamá, no estoy soñando, no estoy soñando, demonios, ¿en serio no estoy soñando?”
Y es que para él, increíble era la palabra correcta para describir ese instante. Por que, ¿a quien en sus 5 sentidos le pasaría por la mente que aquella shinigami pelinegra estuviese haciendo eso? Y sobre todo, a él, a Kurosaki Ichigo. Dos personas que además de enfrentarse a hollows y cualquier cosa que se les pusiera en el camino, compartían juntos otra cosa y eso era: Discutir. Podría ser la cosa más insignificante del mundo, pero, si era necesario, o incluso, aunque no lo fuera, ellos ya estaban peleando por ello. Entonces, ¿Qué diablos estaba pasando en esa habitación?
El chico no dudaba que era ella, ya que, esos finos dedos, ese suave suspiro… indiscutiblemente se trataba de Rukia. Pero, ¿como actuar entonces? No sabía que hacer, ¿voltear a verle? No. Percibía claramente como todo su rostro comenzaba a volverse calido, y no dudo que el sonrojo estaba presente en él. No seria una faceta que quisiera mostrarle en aquella situación. Entonces, ¿se haría el dormido y dejarse querer? Bien, si no había de otra…
-“No, carajo, pero ¿que estupidez estoy pensando?”
Sin embargo, sintió un poco de curiosidad, así que se volteo pausadamente, como simulando su estado de sueño, mientras lentamente abría los ojos y de esta forma corroborar que efectivamente, esa persona detrás de él fuese aquella shinigami de ojos violáceos. Y así fue, vio como una pequeña silueta que segundos antes estaba tras él, ahora se encontraba frente suyo, era ella. Pero, había algo más que no creyó imaginar. Claramente algo afilado, puntiagudo y brillante estaba sobre de él, es que acaso…
- ¿Estas loca o que? ¿Quieres matarme?- Gritó mientras le sostenía el brazo a la pelinegra.
- Diablos, estuvo cerca.
- ¿Qué? Eso quiere decir que ¿si ibas a matarme?
- Eres idiota, por supuesto que no. Claro, ganas no me faltan… pero no, estaba vez estas de suerte.
- Perra- refunfuño por lo bajo- entonces, ¿Que se supone que estas haciendo?
- Bien, supongo que me has descubierto, no tengo opción más que decirte la verdad.
¿Qué? La verdad. Entonces, ¿se le declararía o algo por el estilo? Su corazón latia muy rápido, es que, ¿realmente eso iba a suceder?
- La verdad es que… -el pelinaranja trago saliva- que… Yuzu y Karin querían un poco de tu cabello.-
- ¿Qué cosa? ¿Mi cabello? ¿Es que ellas también están locas? ¿Y para que demonios quieren mi cabello?
Decepción fue algo que sintió el adolescente ante esa “verdad” aunque, se sintió un poco aliviado, después de todo: “Esa enana, ¿enamorada de él?” Ja, ni en sueños. Sin embargo, aunque fuera en un sueño, hubiese sido lindo escuchar eso. ¿Qué estas diciendo Kurosaki? ¿Lindo? Todo ese malentendido si que le estaba afectando.
- Es para un proyecto escolar, debían recolectar un poco de cabello de varias personas, la verdad no se para que rayos quieren cabello como tarea.
- Ya ves como hay profesores sin nada que hacer y lo único que piensan es en trabajos sin sentido. Pero, ¿por que no me lo pidieron a mí?
- Yuzu dijo que como eras muy especial con asuntos de tu cabello, le dio un poco de pena pedírtelo, así que le dije que lo tomaría por ella, y pues a Karin no le pareció tan mala la idea.
Ichigo comenzó a maldecir mentalmente a su hermana pelinegra, claro que a ella no le parecía mala idea aquello, seguramente ésta ya había imaginado que algo así podría suceder, incluso algo más. Esa Karin, pero que ideas podían maquinarse en aquella mentecita.
- Y tú ¿Por qué no me lo pediste a mí?
- Ah, es que es obvio que contigo no se puede hablar en paz. Luego luego comienzas a hacer toda una tormenta en un vaso de agua, y con eso de que eres delicado con tu cabello, te ibas a negar, mejor tomarlo a mi modo.
- Es para un trabajo de Yuzu y Karin, como me voy a negar.
Si bien Ichigo podía ser un tonto, malhablado y demás “cualidades”, también era conocido que ante cualquier asunto relacionado a su familia, él siempre mostraba preocupación, muy a su manera, pero así era.
- Y bien, ¿no vas a cortarlo?
- Esta bien, pero no me apures.
Así, Rukia tomo un mechón de la parte trasera de la cabeza del chico y corto solo un poco de éste.
- Ya esta, he tomado un poco de la parte de atrás.
- ¿Segura que es un poco?
- Por supuesto, ¿acaso desconfías de mí?
- No, pero con esa sonrisa, seguro que me cortaste de más, ¿verdad? Ya me imagino, debe de estar todo disparejo. ¡Oh, mi cabello!, lo has arruinado, Seguro ahora es un desastre.
- Ja, ¿disparejo? ¿Arruinado? esa mata de mechones naranjas que dices llamar cabello ya es todo un desastre sin necesidad de cortarte, al contrario, tal vez ahora se vea mucho mejor que antes.
- Estupida enana- susurró por lo bajo, sin que esta se percatara del insulto.
- Bien, entonces guardare el cabello dentro del álbum de Yuzu, ya mañana ella y Karin se repartiran esto y lo pegaran en donde corresponde.
- Ah, entonces este es el álbum de Yuzu.
- Si, el de Karin es prácticamente igual.
El chico observaba el objeto detenidamente. Tal y como la pelinegra había dicho, este contenía una muestra del cabello de muchas personas: de Karin, de su padre, de la propia Yuzu, de compañeros de su clase, hasta de gente que él ni siquiera conocía, pero que sabia de su existencia por las pequeñas etiquetas que se hallaban a un lado de la muestra con su nombre.
- Ahora que ya tenemos tu cabello, es hora de dormir. Buenas noches.
- Si, si, buenas noches.
Rukia caminó nuevamente hasta la habitación de las mellizas. Sus pasos eran lentos, debido a los pensamientos que ahora le ocupaban. Después de todo, y con uno que otro detalle diferente, el plan se llevo a cabo, obtener un poco del cabello de Ichigo. Y a pesar que todo eso era una misión para la tarea escolar de las mellizas, no pudo olvidar que por un momento esa misión se les estaba yendo de las manos, culpa de las emociones.
Bien, era cierto todo esto del proyecto escolar, también que ella se había ofrecido para llevar acabo esta maratónica misión, pero… ¿acaso en los planes estaba el de contemplar como aquel adolescente yacía sobre su cama mientras ella acariciaba su cabeza? Si, por que no se trataba de un simple roce para tomar el cabello de alguien dispuesto a cortarlo, no, era casi como una caricia, como una especie de muestra de afecto en ese momento en el que él no se daba cuenta.
También recordaba que no estaba en los planes que ella sintiera esa extraña curiosidad, que quisiera saber que era el acariciar a alguien, sentir su aroma, claro, por que no solo se bastó con acercar sus dedos sobre su cabeza, no, ella también había osado en aproximar un instante su rostro y aspirar su aroma, sentirlo tan cerca de ella, pero, de un momento a otro se detuvo. ¿Qué estaba haciendo? Acariciar de esa forma a un hombre, bien, no era una forma muy atrevida, pero para ella si que lo era, especialmente por el chico que recibía aquellas caricias. Fue entonces que recordó cual era su verdadero propósito: cortar un poco de ese endemoniado cabello que la estaba volviendo loca, y si no hubiera recobrado un poco de cordura en ese instante, ¿Qué habría pasado? ¿Acaso se atrevería a hacer algo más que tenues caricias sobre la cabeza de ese tonto? ¡Pero que estupidez! Debía de dejar esos pensamientos por la paz, si es que no quería que el sonrojo continuara sobre su rostro.
Se detuvo un instante frente a la puerta de su ahora dormitorio compartido, un pensamiento volvió a su mente: dejar de ofrecerse a realizar tan arriesgadas misiones. Bastante tenia con los hollows para meterse en estos aprietos, aunque una parte de ella le decía que, si pudiera vivir nuevamente la experiencia de sentir su cabello y su aroma una vez más, no dudaría en hacerlo.
Tan sumida estaba en sus pensamientos que no noto cuando una presencia se posaba detrás de ella. Ésta ahora colocaba delicadamente una mano sobre su cabeza y unos dedos se colaban entre su cabellera ¡Oh, no! Otra vez lo mismo, pero ¿Quién era aquel que se atrevía a hacer eso?
- ¿Que demonios…?
- Ssshh
- ¡I.. Ichigo!
- Creo que en ese álbum falta la muestra del cabello de alguien- Susurraba al oído de la pelinegra, mientras con la otra mano le mostraba las mismas tijeras con las que ella le había cortado, soltando una risa bastante traviesa, reflejo de que algo tramaba.
Si, definitivamente, jugar con tijeras no es cosa para niños.