Nov 12, 2009 19:12
A la luz del sol en plena puesta, nada parecía brillar más en aquel campo humedecido por la lluvia de la tarde, que la cabellera pelirroja que relucía empapada.
El peor día en la vida de Lucy Weasley. El Peor.
¿Cuanto tiempo no estuvo esperando paciente a que Lorcan decidiera salir de su agujero? Costaba reconocer que todos habían tenido razón en aquello, y dolía más aún cuando la persona que ella más esperaba tener cerca si llegaba a desilusionarse...simplemente llegaba de la mano con alguna chica de Ravenclaw...y entonces tuvo que sonreír, sonreír como si nada le pasara. Como si en realidad la noticia de la partida de los Scamander a Nueva Guinea no le afectara en lo más mínimo...
Lo que más miedo le daba...era...que no estaba llorando por Lorcan. Aquella noticia le había caído en el hígado, era cierto, pero, dentro de todo, su frustración se convirtió en tristeza en cuando vio a aquella Ravenclaw, con sus dedos entrelazados a la mano de Fred.
Fred, si, Fred, su primo, su mejor amigo. La persona a la que le había prometido amarlo para siempre, y aún cuando a los cuatro años aquella promesa hacía que los mayores rieran, incluso a ella la hacía reír de vez en cuando ¡Nunca se dio cuenta que a pesar de ser una niña, jamás en su vida se había atrevido a decir algo tan serio como aquello. Y esto era lo que la tenía temblando y llorando.
Tanto que había pensado que sentía lástima por las chicas que Fred botaba. Pensar que se molestaba por ella y no por las demás, por que se podían ir al demonio mientras Fred estuviera perfectamente, por que nadie importaba tanto como el... y estaba mal, peor que mal ¡De no haber sido familia en primer lugar!
-¡Lucy! - escuchó que alguien exclamó desde las primeras gradas del campo... Una sensación nada placentera se instaló en su estómago en cuanto reconoció aquella voz, pero definitivamente no se atrevió a moverse. No pudo más que desviar la mirada y encogerse de enfado.
-Lucy, te estuve buscando por todas partes ¡Dime por favor que no fuiste detrás del imbécil Scamander por que si lo hiciste voy...!
-¡CALLATE! - le gritó, haciendo que las lágrimas saltaran de sus ojos. Fred saltó en su lugar y miró a su prima con expresión inescrutable.
-¿Lucy? ¡Esto te lo hizo ese idiota!
-No Fred...no es Lorcan, eres tú...- volvió a desviar la mirada.
La lluvia seguía cayendo, y a pesa de que los golpeaba, parecía que iba en camara lenta, vista desde lejos.
-¿Yo? ¿Y yo que te hice?, Estoy defendiendote de quien te ha hecho tanto daño y...
-Entonces vete Fred... vete con Bertha. Besala, abrazala, al demonio, ¡Casate con ella y dejame a mi en paz! - se levantó, molesta. Respirando agitadamente, y se dió cuenta, justo en ese instante, que esto se parecía bastante a esos sueños que algunas niñas tenían al ser pequeñas y del que ella no había estado excenta.
Se abrazó llorando al cuerpo de Fred y ocultó su rostro entre el cuello y el hombro del mismo.
¿Pero que había hecho el para recibir aquella tortura? Tenía entre sus brazos a la única persona (Aparte de su hermana y de modo distinto) que lograba que sus celos se sintieran como una bestia incontrolable, la única que le ponía de mal humor cuando miraba a otros, cada vez que mencionaba a Lorcan Scamander. Y de pronto sus brazos, su cuerpo entero le pareció tan ajeno...tan distinto.
Buscaba decirle a Lucy tantas, tantas cosas. Y no podía atreverse a pensarlo siquiera... era inmoral, una estupidez que a pesar de todo tenía más y más sentido entre más veces la pensaba...apretó más a Lucy contra sí, como queriendo decir a cualquier curioso que pasara por ahí: "Alejate...esto es mío." Evidentemente, sus manos cayendo hasta la espalda baja de Lucy y metiéndose por debajo de la camisa empapado de su prima solo lo confirmaban. Más aún, se sintió ansioso cuando Lucy no dijo nada y solo se abrazo a el un poco más.
La pelirroja elevó la mirada, y no pudo estar más satisfecha con lo que encontró en la de Fred... ¿La necesitaba?
-Lucy...yo...¿Sabes lo mucho que te quiero? ¿Lo mucho que me ha dado miedo cuando veo que alguien se te acerca? - Sus manos ejercieron un tanto más de presión sobre la piel helada de Lucy y ella suspiró mientras su primo comenzaba a besar su mentón y su cuello. -...Es que eres tan mía Lucy, no puedo soportar verte con alguien que no sea yo.
-¿Y Bertha? - Fred se detuvo en su tarea de acariciarla y besarla. -Al demonio con Bertha, Lucy, soy tuyo para hacer y deshacer...solo espero que también seas mía de esa forma...
Las manos de Fred se estaban volviendo demasiado exigentes...y extrañamente eran exigencias que Lucy quería cumplir.
-Fred... - se paró en las puntas de sus pies para depositar un tierno, cálido y hambriento beso en los labios de Fred. -Primo...este es tu momento...aprovechalo.
Fred sonrió una vez, una sola vez antes de inclinarse de nuevo e ir a buscar lo que necesitaba, la piel helada que pedía a gritos el calor de sus manos, los labios húmedos que parecían llorar la ausencia de los suyos. Un repentino temblor que recorrió a su prima se le antojó tanto tierno como temeroso, y ello le impulso a abrazarla más fuerte.
-¿Eres mía Lucy? - Necesitaba respuesta a esa pregunta, de lo contrario, solo se sentiría como el cerdo de la familia por abusar de la confianza de la "pequeña" Lucy. Mirarla a los ojos le dió todas las respuestas que requería. Ansias, y una mezcla de ternura y hambre le dejaron saber que si no hacía lo que ambos pedían a gritos...quizá no amanecería jamás
c: lucy/fred