Miedo
Fandom: Higurashi no Naku Koro ni.
Personajes: Sonozaki Shion, Oyashiro-sama.
Advertencias: Spoilers de Meakashi-hen, más exactamente del capítulo 18.
Resumen: Cada nuevo paso confirmaba su temor.
La primera vez que escuchó el pequeño, casi imperceptible, sonido de un paso extra tras sí se sobresaltó, pero decidió atribuirlo a su imaginación.
Era obvio, se dijo, que estaba completamente sola en aquel camino y eso la tenía nerviosa.
La segunda vez se dio cuenta que era real: alguien la estaba siguiendo.
Bien podía ser alguien enviado por su familia (menos Kasai, obviamente) o incluso la policía; Oishi Kuraudo tenía fama de no rendirse sin importar lo viejo que fuese el caso.
Por alguna razón la idea la tranquilizó. Si alguien la seguía desde antes y no le había hecho nada significaba que sólo la estaban vigilando.
La tercera vez fue diferente.
No podía explicar porqué, pero sabía que Satoshi estaba allí; cuidándola, acompañándola.
Eso era suficiente para reconfortarla y, al mismo tiempo, llenarla de odio. Que Satoshi estuviese tras ella de esa forma sólo confirmaba que él estaba muerto.
La siguiente ocasión no fue uno, fueron varios pasos, y Shion sabía que Satoshi no correría en un templo como ese, mucho menos la asustaría de esa manera.
Desde entonces los pasos parecieron incrementar, hasta el punto que no fue capaz de girar e intentar ver, inútilmente, a su dueño.
Saber qué estaba tras ella no la ayudaba, sólo incrementaba el temor y el odio que sentía hacia el culpable de todo.
13/10/2006
Personajes: Sonozaki Shion, Oyashiro-sama.
Advertencias: Spoilers de Meakashi-hen, más exactamente del capítulo 18.
Resumen: Cada nuevo paso confirmaba su temor.
La primera vez que escuchó el pequeño, casi imperceptible, sonido de un paso extra tras sí se sobresaltó, pero decidió atribuirlo a su imaginación.
Era obvio, se dijo, que estaba completamente sola en aquel camino y eso la tenía nerviosa.
La segunda vez se dio cuenta que era real: alguien la estaba siguiendo.
Bien podía ser alguien enviado por su familia (menos Kasai, obviamente) o incluso la policía; Oishi Kuraudo tenía fama de no rendirse sin importar lo viejo que fuese el caso.
Por alguna razón la idea la tranquilizó. Si alguien la seguía desde antes y no le había hecho nada significaba que sólo la estaban vigilando.
La tercera vez fue diferente.
No podía explicar porqué, pero sabía que Satoshi estaba allí; cuidándola, acompañándola.
Eso era suficiente para reconfortarla y, al mismo tiempo, llenarla de odio. Que Satoshi estuviese tras ella de esa forma sólo confirmaba que él estaba muerto.
La siguiente ocasión no fue uno, fueron varios pasos, y Shion sabía que Satoshi no correría en un templo como ese, mucho menos la asustaría de esa manera.
Desde entonces los pasos parecieron incrementar, hasta el punto que no fue capaz de girar e intentar ver, inútilmente, a su dueño.
Saber qué estaba tras ella no la ayudaba, sólo incrementaba el temor y el odio que sentía hacia el culpable de todo.
13/10/2006