Fandom: Finder Series.
Personajes: Yoh/Liu Fei Long.
Resumen: Todavía faltaba algo.
III
Tres años.
Eso fue todo el tiempo que tomó desde que Fei Long salió de la prisión hasta que no hubo una sola tríada en China que negase su posición como Cabeza de Dragón de Baishe.
Aquel resultado y el poco tiempo que había tomado obtenerlo no reflejaban ni una pizca del esfuerzo que requerido para ello y eso hacía que la imagen de Fei Long fuese incluso más temible.
Todavía había rutas que asegurar, provincias en las que otras tríadas tenían mayor influencia y varias organizaciones extranjeras que quizás colaborarían en intentos de atacar a Baishe, pero eso no cambiaba que, tal como Yoh había creído que sucedería, eran más los que estaban demasiado asustados para hacer un movimiento contra él que los que realmente planeaban hacerlo.
Y aunque tal hazaña era digna de una leyenda, Fei Long no parecía satisfecho con ella y no porque no estuviese orgulloso de sus logros.
Algo faltaba. Y no era todo lo que todavía necesitaba para obtener control absoluto sobre la mafia China.
Yoh creía que nadie más se había dado cuenta y dudaba que alguien llegase a notarlo, a no ser que lo viesen durante el final de la noche, cuando se sentaba a beber en silencio.
Aquel acto en sí no parecía inusual para alguien en su posición e incluso podía ser visto como un placer para terminar el día, mas no Yoh no podía verlo como tal.
No sólo porque conocía su preferencia por el té y porque lo había visto demasiadas veces evitando cualquier clase de alcohol durante reuniones con otras organizaciones, sino por el pequeño ritual que parecía seguir y que él había tenido la oportunidad de presenciar en contadas ocasiones.
Fei Long comenzaba sirviendo su propia bebida, controlando la cantidad para que cada vez la copa estuviese más llena que la anterior.
Después se sentaba en un sillón y si ese día estaba vistiendo un traje occidental dejaba la corbata en el espaldar y desabotonaba su camisa antes de comenzar a beber.
Según pasaban los minutos y el Bourbon desaparecía, su postura perdía el elegante porte que lo caracterizaba y una vez dejaba el vaso vacío sobre alguna mesa, se recostaba por completo en el espaldar y cerraba sus ojos, como si estuviese sumergiéndose en la visión de lo que anhelaba.
Así, relajado, con su cuello -y a veces parte de su pecho- expuesto, Fei Long no parecía la peligrosa Cabeza de Dragón de Baishe y aunque Yoh era incapaz de apartar la mirada, ni siquiera pensaba en hacer algo.
Porque al final Fei Long siempre volvía a abrir sus ojos, sus labios se curvaban en una sonrisa amarga y exigía que lo dejase solo, dejando claro que no era a Yoh a quien quería allí.