April Fools (mi primer fic)

Oct 05, 2006 18:12



Resumen: La idea de Sirius para una broma de Primero de Abril lleva a revelaciones muy interesantes. Bromas, Merodeadores y una gran dosis de negación. S/R.

Disclaimer: No, no son míos. Si lo fueran, todos estarían vivos, Harry se hubiera enamorado de Ginny a primera vista, Ron y Hermione estarían en algo hace años, y Sirius y Remus... Bueno, eso ya lo sabemos. En todo caso, le pertenecen a JK Rowling, y por ello tod@s nosotr@s, maldit@s obses@s, le estamos profundamente agradecid@s. Además de eso, la idea de la broma se ha usado antes. Ad infinitum.

Nota por si las dudas: 'April Fool's Day' es el equivalente británico del 'Día de los Inocentes', y se celebra cada primero de abril. A los 'inocentes' se les llama 'April fools'. Creo que la traducción es simplemente 'Primero de Abril', pero no estoy segura (la uso de todas maneras, porque "era la mañana de April Fool's Day, y salir de la cama no parecía una buena idea" sonaba terrible). Esto ocurre el Primero de Abril de 1976 (quinto año de los Merodeadores).

*

April Fools (Inocentes)

"¿Es en serio?"

"Claro que es en serio. ¿Cuándo no he sido serio acerca de una broma?" La media sonrisa confiada alcanzaba sus ojos grises.

Remus respiró hondo y le dirigió una mirada cansada.

"Quieres que finjamos que..."

"Somos pareja. Que andamos en algo". Un brillo travieso iluminó los ojos del moreno. Un brillo demasiado conocido por su interlocutor. Esto no iba a terminar nada bien.

"Te das cuenta de cuánto miedo das a veces, ¿verdad?"

Un Sirius de aspecto herido, se llevó la mano al pecho. "¿Te estoy asustando?" Se acercó a su amigo, inclinándose sobre él hasta que sus narices casi se tocaban. "Pero... siempre pensé que tú sentías lo mismo por mí..." Sus ojos parecían más grandes, dulces, como de cachorro. "Moony... he intentado decírtelo tantas veces..."

Remus soltó una carcajada antes de recordar que toda la Torre de Gryffindor dormía escaleras arriba. Y se relajó. Padfoot era bueno para relajar a la gente.

"Vamos, Moony... sería una broma espectacular. Por favor. Sólo trata de imaginarte la cara de Prongs."

Sin duda, era una imagen divertida.

No es que James fuera una persona particularmente prejuiciosa, es sólo que... la idea de dos Merodeadores 'en algo'... pondría el mundo de cabeza... sería el fin de la vida como la conocían. Como... como... como Lily Evans casándose con James... o el pequeño Peter convirtiéndose en un mago oscuro.

Se le escapó una risa. Sirius abrió los ojos, expectante.

"¡¿Ves?! Vamos, Moony, tenemos que hacerlo. Necesito cobrarme la del año pasado..." Remus contuvo la risa (Sirius no le veía la gracia). "Y eres el único que puede ayudarme."

Ah. La línea favorita en el manual de convencimiento del animago. Era difícil decirle que no a esa mirada de 'eres el único que puede ayudarme'.

"¿Qué hay de Peter?" preguntó como último recurso, aún sabiendo lo injusto que era esconderse detrás del pobre Wormtail.

Pero las cejas de Sirius se alzaron ofendidas. "¿¿Peter?? ¿Crees que si fuera gay saldría con Peter? Tiene que ser creíble, ¿sabes?"

"Hmm..." Remus bajó la mirada... "¿Eso significa que saldrías conmigo? ¿Eso es creíble?" Se ruborizó ante la idea, pero Sirius no pareció notarlo, manteniéndose tan fresco como si estuviera discutiendo pintar de morado a la Señora Norris.

"... O con James, seguramente. O con alguien más. Pero no con Peter... Prongs nunca caería en eso."

"... Pero caería en que sales conmigo..."

"Bueno..." Sirius pareció darse cuenta de lo que estaba diciendo. "No quiero decir que..." ¿Moony se estaba poniendo rojo? "Es sólo que Wormtail no podría seguir la broma... ya sabes como es con Prongs... En cambio a ti, Señor Prefecto," continuó con más confianza, "te he visto esparcir el caos y salir limpio con esa carita de 'yo sólo vivo para los libros y las reglas' que tienes". La sonrisa ganadora había vuelto a iluminar su rostro. "Todo lo que tienes que hacer es no echarte para atrás y se lo va creer todo."

"Agradecido como no estoy por ese reconocimiento," ignoró la risa del moreno, "no creo que funcione. Estamos hablando de James... en Primero de Abril... No va a caer con nada. Mucho menos con algo tan obvio... ¿qué vamos a hacer? ¿acercarnos de la mano y anunciar que somos pareja?"

Padfoot soltó una risa más parecida a un ladrido.

"No. Claro que no. Por supuesto que se daría cuenta, eso ya lo sé. Por eso tenemos que hacerlo bien."

El brillo se había asentado en sus ojos, y un escalofrío recorrió la espalda de Remus.

"... ¿Q-Qué significa 'bien'?" preguntó, con cierto pánico.

Sirius rió fuertemente. "Nada de lo que estás pensando," dijo, y guiñó uno de sus ojos grises. "No te preocupes, Moony, estás a salvo conmigo."

Y aunque era obvio que no lo estaba, algo en el interior del joven lobo no le permitía nunca desconfiar del Animago.

"Bueno... No estoy aceptando... Pero ¿cuál era tu plan?"

Sabía, por supuesto, que sí estaba aceptando, lo quisiera o no. Y mientras la sonrisa de Sirius crecía traviesa, y el brillo cobraba fuerza, le explicó 'El Plan'.

*

El sol brillaba en lo alto. Era una mañana hermosa. Como para dar una vuelta por el lago antes de clase, y sentarse bajo un árbol con un libro. A Remus le hubiese gustado un paseo así. Conocía el árbol perfecto. Sin embargo, yacía aún en la cama, cubierto hasta las orejas, preguntándose cuánto tiempo más podría pasar piola haciéndose el dormido.

Era la mañana del Primero de Abril, y salir de la cama no parecía una buena idea. Nada buena.

"No podemos decir nada," había dicho Sirius, la noche anterior. "Es Primero de Abril, sería obviamente una broma, y ni siquiera Peter nos creería."

"¿Entonces cómo...?"

"No podemos 'decir' nada. Pero si Prongs 'accidentalmente' nos encuentra... en una 'situación comprometedora'... y nos sentimos descubiertos y terriblemente avergonzados... y le rogamos que no se lo diga a nadie, que por favor entienda que no quisimos mentirle, que todo era demasiado confuso..."

Remus se encontró pensando, nuevamente, cuánto miedo podía dar su amigo a veces.

"¿Ves? Es fácil. Todo está en la actitud avergonzada. No tenemos que hacer nada realmente. Bueno... tal vez tomarnos de las manos y abrazarnos... no tienes problemas con eso ¿no?"

"No, claro que no," había respondido Moony, divertido por la idea de él, de entre todos los merodeadores, cargando un prejuicio tan tonto.

Pero ahora el sol brillaba en lo alto, James y Peter habían bajado a tomar desayuno, el show estaba a punto de empezar, y sólo quería esconderse bajo la Capa de Invisibilidad de James hasta que a Sirius se le olvidara esta estúpida idea.

¡Hey! No es un mal plan... ¿Podría llegar a la capa antes de que Sirius...?

"A levantarse, cariño. Hora de sembrar el caos."

Demasiado tarde. Remus apretó los ojos.

"Moony..." una voz cantarina se acercó a su cama, "Prongs va a volver en cualquier momento... o tú sales de esa cama, o yo me meto."

El joven licántropo gruñó y se giró despacio. "¿Estás seguro de que quieres... -dos ojos grises, muy profundos, sostenían su mirada, más cerca de lo acostumbrado, arrastrándolo hacia un torbellino de emociones indeseadas: el chico más guapo de Hogwarts se arrodillaba a su lado- ... hacer esto?"

No es que le gustara Sirius. No... Sirius era un chico. Un Merodeador. Su amigo. No tenía sentido. No había manera posible de que le gustara Sirius...

Y sin embargo, ya antes se había descubierto perdido en la profundidad de esos ojos grises. Ya antes había sentido esta necesidad terrible de enredar los dedos en el cabello oscuro. Ya antes se había dicho a sí mismo que esto sólo era una fase, que no le gustaba Sirius. Y no... le gustaba... Sirius.

"¿Estás tratando de echarte para atrás? Porque no va a funcionar. Faltan casi dos semanas para la luna llena. No tienes excusa," los malditos ojos le sonreían. "Ahora levántate y ayúdame a torturar a Prongs."

Remus se sentó en la cama mientras Sirius iba por el mapa. El plan era bastante simple, y por lo tanto, creíble. Una chica de Ravenclaw le había prestado un libro a James y él, convenientemente, debía devolverlo esa mañana. Todo lo que Sirius tuvo que hacer fue encantar el libro para abandonar a James sin ser visto y volver al dormitorio -el conocimiento que tenía Padfoot sobre encantamientos sin ningún otro propósito visible que hacerle la vida imposible a alguien nunca dejaba de sorprender a Moony. Una de las reglas de supervivencia en Hogwarts era devolver a tiempo los libros de un Ravenclaw.

"Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas." Una mirada rápida reveló el punto etiquetado como 'James Potter' en la mesa de Gryffindor, en el Gran Comedor. "Bien. Tenemos tiempo." Miró una cama y luego la otra, como intentando elegir la mejor para la tarea... lo que hizo arder la cara de Moony, al imaginar posibles 'tareas'.

Esta era sin duda la peor idea de la historia.

Finalmente, fue hacia la cama de Remus y se sentó a su lado. "Bien." Fijó los ojos en el mapa un momento y empezó a moverse inquieto. "Tenemos que estar más cerca."

¿Más cerca? Remus tragó saliva, pero no se atrevió a respirar mientras Sirius se pegaba despacio a su cuerpo, deslizando un largo brazo detrás de su espalda, para plantar una mano firme en su cintura.

"Así está mejor," Padfoot sonrió satisfecho y volvió a fijar los ojos en el mapa, sin notar la falta de aliento de su compañero Merodeador. "Ahora a esperar."

Pero mientras sus ojos seguían el movimiento del pequeño punto, su cuerpo empezó a notar la cercanía del otro cuerpo. Sentía su olor hasta casi saborearlo. Su piel tibia se encendía donde tocaba la otra piel. La piel de Moony. ¿Siempre quema así? ¿Qué es ese olor? ¿Es su pelo? Casi inconscientemente, giró el rostro hacia la cabeza dorada y aspiró profundo. Su mano apretó un poco más la cintura de Remus. Empezaba a quemar donde sus piernas se tocaban, presionando apenas... cada uno consciente del mínimo aumento en la presión ejercida. Sirius se halló de pronto torturado por la necesidad de saber si la piel de Remus era tan suave como tibia. ¡¿En qué estás pensando?! ¡Es un chico! No sólo un chico... su amigo. No sólo un amigo... Moony. Es Moony, se recordó a sí mismo. Pero su mano, cobrando vida propia, levantó despacio la camisa de dormir. Apenas lo suficiente para permitir el roce de un dedo osado sobre la piel desnuda. Era tan suave... El cuerpo de Remus tembló al sentir el roce, y el de Sirius amenazó con perder el control. Maldito Prongs, ¿dónde estás? Pero sus ojos no prestaron atención a la etiqueta con el nombre 'James Potter' dejando el Gran Comedor, mientras giraban lentamente, buscando un par de ojos a su lado.

¿Por qué haces esto? ¿Realmente estás haciendo esto? ¿Me lo estoy imaginando? No... Por favor, no me mires... Por favor, no te des cuenta... no te des cuenta... Remus estaba seguro de que su cara parecía un tomate, y no podía confiar en que sus ojos no delataran todo lo que sentía. Era tan intenso, lo que sentía... Tenía a Sirius tan cerca que podía respirar su aliento, la esencia de su piel lo volvía loco, la dulce presión quemaba sus sentidos... Y lo había tocado. No por error. No con un propósito práctico. Sirius había deseado tocarlo. Tal vez su amigo pasaba por lo mismo que él, pensó. Tal vez Sirius también había tenido que repetirse a sí mismo que no le gustaba Remus más de una vez... O tal vez sólo estaba imaginando lo que quería. Por favor, no me mires... Por favor, no me mires... Pero sus ojos se alzaron sin pensarlo, enfrentando esperanzados la gris profundidad.

Sirius tragó saliva. ¿Había visto a Remus antes en su vida? ¿Realmente observado? ¿Cómo era posible que no hubiera notado los matices de fuego, ámbar y oro que bailaban en esos ojos? Eran tan fuertes, sus ojos... tan abiertos y honestos... Como si guardaran todo aquello por lo que valía la pena luchar. Como si él mismo pudiera ser una mejor persona, si viviera en esos ojos. Contrastaban con el dulce y frágil rostro, tan maltratado por el Lobo. El Lobo... Leves marcas denunciaban su presencia, incluso en esta mañana sin luna. De alguna manera volvían el rostro incluso más dulce, más hermoso de lo que naturalmente era, mostrando su lucha diaria contra la oscuridad, su gran fuerza interior. Es tan fuerte, pensó Sirius, y sintió nuevamente la necesidad de protegerlo, de hacerle saber que no tenía que pelear solo. No estaba solo, y nunca más tendría que estarlo. Esto, al menos, no era nuevo. Padfoot se había sentido así por Moony desde que podía recordar. Incluso antes de 'Padfoot' y 'Moony', antes de tener idea de qué era aquello de lo que necesitaba protegerlo. Pero no era así, reflexionó, mientras su necesidad de proteger se convertía en necesidad de abrazar, de tocar, de meter a Remus dentro de su pecho y nunca dejarlo ir. ¿O lo era?

El aire estaba cargado de emociones, y Sirius no notó el momento en que empezó a inclinarse hacia Remus (como Remus no notó el momento en que empezó a inclinarse hacia él). Lo notaron, sin embargo, cuando sus alientos se mezclaron y una nariz rozó la otra, y cuatro ojos se cerraron, mientras dos corazones peleaban por salirse del pecho.

"Chicos, ¿han visto un...?"

Cuatro ojos se abrieron de golpe y Sirius casi se tuerce el cuello al girar la cabeza hacia la puerta, donde se encontraba un muy, muy pálido James.

"P-Prongs... e-esto... esto no es lo que..." ¿No lo es? ¿¿Qué es esto??

"Um..." James se quedó allí un segundo, incapaz de quitar los ojos de la cama en la que se sentaba Sirius Black, sin palabras por primera vez en su vida, mientras Moony fijaba la vista en el piso, respirando apenas, guardando un parecido increíble con una betarraga atrapada en falta. "Perdón... yo... mejor me voy." Se dio la vuelta despacio y cerró la puerta.

Sirius y Remus se quedaron solos en la habitación, incapaces de mirarse a los ojos.

¿Qué fue eso? ¿De verdad iba a besarme? Las emociones de Remus eran cada vez más confusas. Ya era bastante malo ser un licántropo, no estaba listo para ser gay además de eso... No me gusta Sirius, se recordó a sí mismo. ¿Pero qué estaría pensando Sirius? No podía permitirse perder a un amigo. No a un Merodeador. No a Padfoot.

"Moony... yo..."

"Parece que se lo creyó ¿no?" Remus le ofreció una muy bien lograda falsa sonrisa.

"Um..." ¿Qué? "Sí... Sí, parece que sí." Sirius le devolvió una no tan bien lograda falsa sonrisa, pero no fue capaz de mirarlo. "Entonces... ¿bajamos a desayunar?"

"Yo tengo que cambiarme. Los veo allá."

"Bueno... Voy bajando."

*

¿¿Qué fue eso?? ¡Por Merlín! James bajaba las escaleras hacia la sala común en estado de shock.

Padfoot y Moony... ¡Padfoot! ¡Y Moony!

No estaba seguro de tener derecho a estar tan molesto. No era su vida, después de todo. Pero Padfoot... Y Moony... Se hundió en un sillón, sin ganas de arrastrar más lejos sus oscuros pensamientos. Eran sus mejores amigos. Sus hermanos. ¡Habían dormido en la misma habitación por seis años! ¡Habían compartido secretos por seis años! ¡Se habían duchado en el mismo baño por seis años! ¿¿Cómo era posible que no lo supiera?? ¿Cómo pudieron ocultarle algo así? Sobretodo Padfoot.

Un grito escalofriante lo trajo de vuelta a la realidad. Una chica de tercero estaba parada en el agujero del retrato, con la cara completamente verde y una mirada asesina. Avanzó hacia dos chicos de su mismo año, con la convicción de quien está a punto de cometer un crimen muy grave.

"¡April Fool!" rieron los chicos, aparentemente muy poco intimidados por la actitud. La chica gritó con ira y corrió escaleras arriba.

¿April...? Los ojos de James se abrieron de sorpresa. ¿Cómo había podido olvidar algo tan importante? Evans, me distraes demasiado. Pero finalmente su mente estaba funcionando. Sí guardé ese libro anoche ¿verdad?... Sí... Sé que lo hice... ¿Y qué era eso que Padfoot tenía en la mano? En la otra mano. Sacudió la cabeza para borrar la imagen. ¿Era...? El mapa. Era el Mapa del Merodeador. El mapa, en el que habían estado vigilando sus movimientos, esperando su llegada. Maldito perro, rió, me atrapaste.

Luego se relajó, y una mueca traviesa apareció en su rostro. Pero esta me la cobro, amigo mío.

Y sabía exactamente como hacerlo.

*

A Sirius le tomó mucho tiempo llegar a las escaleras. O al menos le pareció mucho tiempo. Su mente daba vueltas a mil por hora. ¿Qué demonios pasó en ese cuarto? No tenía sentido. ¿De verdad estaba a punto de besar a Moony? ¿¿A un chico?? ¿¿A Moony?? No. No era posible. Simplemente no lo era. Se trataba de él, Sirius Black, leyenda viviente de Hogwarts. Sirius Black, que escogía a dedo de entre todas las chicas que valían la pena en tres casas del colegio cada viernes. ¡Sirius Black, que recibía poemas cursis de Ravenclaws, por Merlín! A él no le gustaban los chicos. Nunca le habían gustado. Todos sabían que era un mujeriego. Si alguien, quien sea, hubiera escuchado que Sirius Black era 'rarito' se hubiera reído. ¡Y hubiera tenido razón! ¿Qué demonios pensaba, mirando así a Moony? El pobre debe estar aterrado... Nos dejamos llevar por la broma, eso es todo. Es normal, pasa todo el tiempo. No significa nada. No pasó nada.

Y con ese último pensamiento como consigna, se sacó de la cabeza otras ideas (estúpidas, ridículas ideas) y bajó las escaleras.

Encontró a James hundido en el sillón, absorto en sus pensamientos. Bueno, por lo menos funcionó... Debe estar al borde de un colapso... O a lo mejor sigue tratando de descubrir qué demonios lo golpeó. Y avanzó hacia su amigo sonriendo de oreja a oreja, sin darle a su cerebro tiempo de preguntar qué demonios lo había golpeado a él.

Prongs, por supuesto, no estaba tanto 'absorto en sus pensamientos' como 'regocijándose en su último plan'. Un plan demasiado brillante.

Cuando Padfoot alcanzó el último escalón, James ya lo había visto, oído, tasado. Era una habilidad innata que tenía para las bromas. Un don de cazador que su mejor amigo nunca había podido igualar. Moony lo tenía, por supuesto... sobretodo cerca de la luna llena... pero no era un don del que se sintiera muy orgulloso, la verdad.

"Prongs..."

El cazador giró la cabeza para enfrentarse a una presa aparentemente incómoda, que se mordía los labios nerviosa, y levantaba un par de ojos grises con renuencia. …se solía ser el punto débil de Padfoot, el brillo de malicia en sus ojos. Le costaba ocultarlo. O, al menos, le costaba ocultarlo de los Merodeadores. Todos los demás caían fácilmente. Podía ser muy buen actor si se esforzaba (y siempre se esforzaba en una broma). Pero había algo más en sus ojos esta vez, algo que Prongs no podía precisar...

"Hola," respondió, tan fríamente como pudo.

"¿Crees que podríamos hablar en otro lado?" preguntó Sirius, consciente de la poca necesidad de que toda la torre pensara que era marica por una broma que podía perfectamente concretarse en privado.

Se acomodaron en una esquina, lejos de oídos curiosos.

"Mira, sobre... tú sabes... eso que pasó arriba..."

"¿Te refieres a encontrar a dos de mis mejores amigos 'divirtiéndose' en mi dormitorio?" Un momento... ¿Padfoot se estaba poniendo rojo?

"Este... sí," Sirius suspiró profundamente, en un clásico suspiro de 'inicio de discurso planeado para la broma'. Si a James le quedaban dudas, esto las disipó todas. "Mira... queríamos decirte, de verdad... es sólo que..."

Y aunque a James le hubiera encantado escuchar el discurso que su mejor amigo había preparado (y de seguro ensayado largamente) para el Primero de Abril, era hora de iniciar el suyo propio.

"Escucha, Padfoot... No estoy molesto."

La reacción tomó a Sirius por sorpresa. "¿No lo estás?" Tal vez su amigo tenía una mente más abierta de lo que había pensado.

"Es decir... me molesta que no me lo hayan contado, por supuesto que estoy molesto por eso. Pero el... lo que sea que tienen ustedes dos... Bueno, supongo que era inevitable. Todos lo veíamos venir, era bastante obvio."

"¡¿Qué?!" ¿¿Era qué?? ¿¿Vieron venir qué?? ¿Qué demonios era tan obvio? …l no había notado nada. "¿A-a qué te refieres?"

"No te preocupes," dijo su 'amigo', poniéndole una mano sobre el hombro, "la mayoría no se da cuenta. Sólo, ya sabes, la gente cercana. Nuestra clase, básicamente. A los demás creo que podrían engañarlos un tiempo más, si no están listos para hacerlo público... Tampoco es que les vaya a molestar. Nunca he oído comentarios malintencionados sobre ustedes... tienden a ser más del tipo 'ay... qué lindos se ven juntos...' y otras cursiladas de las chicas... Supongo que sí son más preceptivas, después de todo."

Dos ojos grises se llenaron de terror. ¿¿Chicas?? ¿¿Las chicas pensaban que era gay??

El cazador estrella de Gryffindor contuvo la risa, y sus lentes escondieron el brillo de malicia en sus ojos mientras continuaba. "La verdad es que yo también lo vi venir hace tiempo... Sólo que ustedes nunca lo mencionaron y preferí no preguntar. No me parecía correcto ¿sabes?"

"¿Que tú...? ¿Que lo viste...? ¿Cómo...?"

Sirius Black, sin palabras. Esto no tenía precio. Prongs... eres un genio.

"Bueno... ya sabes..."

¡No! ¡No lo sé! ¡A mí me gustan las chicas! quería gritar Padfoot. Pero la curiosidad había picado, y dejó que su amigo continuara (por el bien de la broma, se dijo a sí mismo).

"Se nota bastante en cómo se miran..." Sirius debería estar proclamando su masculinidad por todo el castillo para este momento. Por lo visto está más metido en esta broma de lo que había pensado. Era necesario un mejor discurso. Uno con el que Padfoot pudiera relacionarse, que realmente lo afectara.

Afortunadamente, uno había sido preparado.

"También está la forma en que cuidas de él. Cómo te preocupas más que cualquiera de nosotros... las visitas que haces a la enfermería apenas sale el sol, sólo para ver si ya llegó... No sé... el hecho de que su problema te afecte tanto." Era cierto, por supuesto. Padfoot se preocupaba por Moony más que cualquier otro Merodeador. Se preocupaba al punto de que James a veces no sabía si la idea de convertirse en animagos se le había ocurrido para acompañar a Remus o para tranquilizar a Sirius. Sin embargo, era un comportamiento perfectamente natural en Sirius. Padfoot siempre había sido incapaz de mantenerse quieto por diez segundos, y la situación de Moony lo volvía loco. Allí, frente a sus ojos, sucedía algo que no podía arreglar, que no podía romper, que no podía cambiar. Sólo eso bastaba para alterarle los nervios.

Por lo tanto, el discurso requería de más material para convencerlo.

"¿Recuerdas la primera vez que fuimos a la Casa de los Gritos? ¿La primera vez que vimos a Moony, al amanecer?" Los ojos grises se oscurecieron, como sucedía siempre que recordaba aquella mañana. A James no le gustaba traerla a su mente, pero en algún momento de la preparación del discurso, buscando momentos 'de intimidad' que tergiversar, el recuerdo había llegado por sí mismo, con demasiada fuerza para ser ignorado. "La forma en que lo abrazaste... cómo lo mirabas... Wormtail y yo nos hicimos a un lado por un buen rato... no queríamos molestar ¿sabes?... aunque ninguno de ustedes pareció darse cuenta. Es sólo que... parecía una escena 'privada'."

Finalmente Sirius empezaba a mostrar signos de pánico. Ya era hora.

"También se nota bastante cómo lo afectas tú a él. ¿Por qué crees que siempre te mandamos a ti a convencerlo de cualquier cosa? En caso de que no lo hayas notado, parece que es incapaz de decirte que no." No iba a dejar que Moony saliera limpio de esto ¿verdad? …l también había ayudado. Aunque, una vez más, no había hecho más que resaltar un hecho conocido entre los Merodeadores. "Y sólo tú puedes animarlo después de una luna llena." No es que fuera una gran sorpresa, con toda la energía de Padfoot (y sí que era mucha energía) dedicada a ese fin. "Incluso el Lobo parece preferir a Padfoot." Bien, James. Di algo más estúpido. Por supuesto que prefiere al perro... ¡es prácticamente otro lobo! "He leído que la forma lupina de un licántropo puede manifestar emociones que la forma humana esconde." Así está mejor... de hecho, creo que lo sí lo leí en algún lado...

Sirius empezaba a palidecer. La broma se acercaba al pico máximo.

"Y, por supuesto, está el hecho de que los dos son un par de niñas hipersensibles respecto a cualquier comentario del otro. ¡Por Merlín! ¡No pueden tener una maldita discusión sin deprimirse tres días y hacernos la vida imposible a todos!" Eso no era parte del discurso original. Llegó a James de pronto, en una catarsis provocada por todos los hechos resaltados. Nunca había notado toda esta interacción entre sus dos amigos. No de este modo, al menos. Pero no había nada extraño en este último hecho tampoco. Remus era de lejos el más sensible del grupo, y Sirius... simplemente valoraba mucho la opinión de Remus. Eso era todo. No había nada más de qué preocuparse.

Sólo que, de alguna manera, poner todos estos hechos sobre la mesa, juntos, les daba una nueva luz.

Por supuesto que les da una 'nueva luz', ése era el punto, se recordó James, y sacudió las insensateces de su cabeza. Soy demasiado bueno en esto... estoy cayendo en mi propia broma. Afortunadamente, la broma llegaba a su fin. Parecía que Sirius iba a desmayarse en cualquier momento.

"Y claro, está ese último detalle, ya sabes... el que realmente los delata."

Los ojos grises lo miraron apenas, sin fijar del todo la vista, pero aún curiosos.

"Ya sabes... el hecho de que hoy es Primero de Abril ¡y yo sabía de su estúpida broma todo el tiempo!"

Sirius volvió a la vida. La broma. Todo había sido una estúpida broma. El torbellino interno se detuvo de golpe, dejándolo con una leve sensación de náusea.

James, parado frente a él, sonreía satisfecho.

Empezó a sonreír sin darse cuenta. Sólo era una broma. Nada era verdad. Pero lo es, pareció susurrar una vocecita interna, borrando la sonrisa naciente.

"Entonces... ¿te inventaste todo, verdad? ¿Realmente nunca pensaste que...?"

"No, claro que no," rió James. "¿Por qué? ¿Estás dudando de tus preferencias?"

¿Y? ¿Estás dudando? presionaba la vocecita.

Justo en ese momento, Remus apareció en la escalera. Parecía nervioso y sin muchas ganas de bajar.

"No pasa nada, Moony. Se acabó la broma," rió Prongs, todavía muy satisfecho consigo mismo.

"Qué bien," respiró Moony aliviado. Un poco decepcionado, pero aliviado. No, no decepcionado. Sólo aliviado. Sólo aliviado.

"Padfoot cayó redondo... tenías que haberlo visto... fue espectacular," rió Prongs con ganas.

Moony se volvió intrigado hacia Sirius, quien le devolvió la mirada. Sólo que no era la mirada de Sirius. Algo completamente nuevo se movía en el fondo de esos ojos grises, algo intenso y temeroso, como un millón de preguntas arremolinándose alrededor de una respuesta no deseada.

Sirius se descubrió, nuevamente, atrapado en los ojos de Remus. Los ojos de Remus, que nunca antes había visto en su vida. Los ojos de Remus, con matices de fuego, ámbar y oro que nunca más podría dejar de notar. Sacudió la cabeza para salir del hechizo y desaparecer esos pensamientos.

Pero era demasiado tarde.

¿Le gusto? ¿Le gusto como él a mí? No. Espera... A mí no me gusta Sirius. Pero era difícil concentrarse en esa idea, con la esperanza naciente encendiéndole el pecho. ¿O sí me gusta? Tomando el ejemplo de su amigo, se sacudió la idea de la cabeza. De ninguna manera estaba listo para pensar en eso.

Se habían mirado apenas unos segundos. Ahora se erguían, uno frente al otro, tratando con todas sus fuerzas de pretender que nada había pasado. Porque nada había pasado.

¿O sí? De pronto James, observando la escena, fue golpeado por toda la fuerza de la comprensión. Oh, Merlín. La forma en que Padfoot cuidaba siempre de Moony... Cómo se preocupaba por él más que todos los demás... Cómo abrazó al hombre-lobo la primera vez que lo encontraron después de una transformación... Cómo le había sonreído al chico tímido y retraído, incluso en ese primer viaje en el Expreso de Hogwarts. Oh, Merlín. La forma en que Moony parecía incapaz de negarle algo a Padfoot... Cómo sólo parecía sentirse mejor después una luna llena si él estaba cerca.... Cómo cualquier comentario estúpido parecía afectarlos más si venía del otro... Oh, Merlín... Oh, Merlín... Cómo el lobo siempre parecía preferir al perro... ¡Merlín, el hecho de que fuera un perro!... James palideció. La forma en que se miraban esta mañana.

Frente a él, sus dos amigos fijaban la vista en el piso, en la ventana, en cualquier cosa excepto uno en el otro.

James respiró profundamente. Esto iba a requerir tiempo, y muchos ajustes. Peter, bendita ignorancia, no se daría cuenta aunque los encontrara en la cama. Aunque no parecía que algo así fuese a suceder pronto... Y, la verdad, si ellos no lo sabían, Prongs no pensaba que le correspondiese a él decirlo.

Tosió para llamar la atención. "Ejem... ¿Bajamos a desayunar?"

Ambos chicos asintieron agradecidos, y los tres se encaminaron juntos al agujero del retrato.

sirius/remus, harry potter

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