Imagine a man (7/11)

Jun 06, 2011 23:30

Masterpost

***

When I looked around, I was heading down
Tightrope. Electric Light Orchestra, 1976.



Las clases inician un lunes. Del otro lado del Gran Comedor, Ron y Hermione ríen con dos chicas que Harry no conoce, seguramente contando anécdotas de las vacaciones.

No ha sido su mejor navidad, debe reconocerlo. Han estado juntos y eso siempre es bueno, pero las fiestas han sido un recordatorio innecesario de las cosas que temen perder. Ron extraña a su familia más que ninguno, Harry lo sabe. Y si debe ser honesto, también él los extraña. También él ha aprendido a asociar las fiestas con los Weasley, que lo acogieron sin preguntas desde ese primer día en la estación de trenes y le dieron un calor familiar que no hubiera conocido de otra manera.

La idea lleva sus ojos hacia el rincón de la mesa de Gryffindor en el que James y Lily discuten por alguna tontería. Es extraño tenerlos tan cerca y no poder tenerlos. Los quiere mucho, por supuesto. Pero quiere a James y Lily, compañeros de colegio, y no sabe hasta qué punto se parece eso al cariño que podría haber sentido por James y Lily, sus padres.

No. Sirius (el adulto desgastado por 12 años en el infierno, no el joven que aterroriza los pasillos de Hogwarts) y los Weasley son lo más cercano que ha tenido a una familia.

Doce años en Azkaban... los hermanos de Molly asesinados por mortífagos... James y Lily dando la vida por su hijo cuando apenas empezaba a conocerlos... ¿es que toda la gente que ama tiene que sufrir por esta guerra?

Hermione tiene razón. Es imposible. Es imposible quedarse y no hacer nada al respecto. Lo ha pensado más de una vez desde que llegaron. Muchas más desde que se vio en los ojos de Lily por primera vez. Cada minuto del día desde que la vio abrazar a James en el Gran Comedor, asustada por el futuro de su familia. Harry no sabe qué sucedió con sus abuelos. Pero sabe que cuando sus padres fueron asesinados, Petunia y Vernon Dursley eran su única familia. Eso significa que no solo los padres de Lily, sus abuelos maternos, estarán muertos para entonces, sino que también lo estarán los padres de James. ¿Por qué nunca ha conocido tíos o primos además de los Dursley? No lo había pensado hasta ahora, pero es muy extraño que nadie haya alardeado nunca de su parentesco con el-niño-que-vivió. ¿Significa eso que todos los parientes de James morirán en los próximos 4 años? ¿Todos ellos?

Piensa en Rosier y Wilkes en el campo de quidditch. También ellos morirán a causa de la guerra. Son un par de matones con ideas muy estúpidas acerca del orden del mundo. Pero también son un par de niños que nunca han oído otra versión de la historia. Piensa en Regulus Black, demasiado listo para no notar el contraste entre la realidad y el dogma, para no notar el valor de los que considera “impuros”, pero incapaz de alejarse del camino pautado. Harry conoce su futuro. Regulus llegará a comprender en qué se está metiendo, pero solo cuando sea demasiado tarde.

Snape se sienta a su lado y pregunta por las vacaciones. Lo observa con esos ojos, intensos y curiosos. Y Harry comprende (por fin comprende) cuánto le costó la guerra a su amargado profesor de pociones.

*

Es uno de esos días.

Hermione lo ha estado ayudando con encantamientos y la verdad es que ha mejorado muchísimo, pero, claro, sería demasiado esperar que alguien lo note. Flitwick parecía impresionado por un momento, está seguro. Luego tuvo que llegar Sirius con sus bromas estúpidas.

Siempre es lo mismo con Sirius. James es distinto, claro. Pero tampoco lo nota. En el pequeño universo que es la habitación de los chicos para James solo existe Sirius, y eso parece darle derecho a ser tan idiota como quiera. Remus… Remus no cuenta. Es un buen tipo, pero no cuenta. Como Peter. Si no fuera… bueno, por lo obvio, Remus y Peter serían lo mismo. Dos chicos que caminan detrás de James y Sirius.

Y ahora además está Weasley, que es un buen tipo con todos menos con él. Le gusta como trata a Sirius, eso sí. Como si no lo intimidara. Lo respeta un poco por eso. Pero ¿de qué sirve, si a él lo trata como si no existiera?

Son sus amigos y los quiere. Por supuesto que los quiere. Pero a veces se cansa de ser el tipo bajito que no brilla por sí mismo. A veces se cansa de no dar la talla.

- No sé cómo los aguantas.

Se da la vuelta de golpe. No atina a sacar la varita.

Lestrange es uno de esos tipos que da miedo por principio. No es que le haya hecho nada, pero no hace falta. Ha visto las cosas que le hace a otros gryffindors, las “bromas” que le hacía a Lily en quinto. Y su hermano es un mortífago, lo sabe todo el mundo.

- Te vi en encantamientos,- dice.- Has mejorado mucho. No es que tus “amigos” parezcan apreciarlo, claro.

- No te metas con mis amigos,- es lo único que atina a decir.

Lestrange sonríe. Da más miedo todavía.

- Pettigrew… no me vas a decir que realmente te importa lo que pueda decir de esos tipos. He visto cómo te tratan,- agrega, como quien te cuenta que ha descubierto tu más grande secreto.- He visto cómo los miras cuando te tratan así. No puedo decir nada de tus “amigos” que tú no hayas pensado antes.

No es verdad, quiere decir. Pero no dice nada.

- Pettigrew, Pettigrew…- No le gusta cómo lo mira. Como evaluándolo.- ¿Has pensado alguna vez que la razón por la que no sobresales en nada es que no quieres sobresalir lo suficiente?

Eso es mentira. Completamente falso. Quiere sobresalir tanto que duele.

- Black es uno de los apellidos más importantes que existen,- dice.- Un apellido que te abre todas las puertas. ¿Qué hizo ese perdedor con él? Tirarlo por una rabieta.- Sacude la cabeza.- ¿Es ésa la gente que te hace sentir menos?

Lo mira como con lástima. A Peter se le ocurre que no está saliendo muy bien parado de la evaluación.

- Y Potter… babeando detrás de una sangresucia.- Peter ha oído a otros slytherins usar la palabra. Todos la escupen con el mismo tono de desprecio, como si les ensuciara la lengua decirla.- Tiene talento, no puede negarse. ¿Pero para qué lo usa? Estamos en guerra, Pettigrew,- dice finalmente.- Y creo que tienes la suficiente inteligencia como para notar quién está ganando.

- La guerra no es asunto mío,- dice Peter.- Mi familia es de sangre pura, no nos va a pasar nada.

Lo dice sin pensar, casi sin darse cuenta. Y lo cree, realmente lo cree. Nunca lo dice, porque sabe lo que James pensaría de una opinión como ésa. Pero es la verdad. También es verdad que nunca se lo había dicho a nadie, no en la escuela. No entiende por qué va y lo suelta delante de Lestrange.

Lestrange sonríe.

- No, supongo que no es asunto tuyo. ¿Por qué querrías estar del lado de los ganadores, después de todo? Estás muy contento con correr detrás de los perdedores.

Saca la varita y le apunta al pecho. Peter da un paso hacia atrás.

- Fregotego,- dice, y la mancha de mostaza que se hizo en el almuerzo desaparece de su túnica.- Sigue con esos encantamientos,- agrega con media sonrisa, mientras se aleja por el pasillo.- A ver si alguien más se da cuenta.

*

- ¿Cronomancia?- pregunta Clarisse, asustada.- ¿Cuándo vimos eso?

- No es para una clase.

Clarisse respira, obviamente aliviada.

- ¿Y entonces qué haces leyéndolo? Pensé que estabas obsesionada con los EXTASIS.

- Es una investigación personal.

- ¿Una investigación personal? ¿Tienes que presentarle un informe a tus padres o qué?

Hermione sigue leyendo sin responderle. Es buena chica, pero tiene un serio problema de esnobismo intelectual.

- Una investigación personal sobre cronomancia… ¿piensas viajar en el tiempo o algo?- Hermione deja de leer un segundo y la mira, pero luego vuelve al libro.- Ya sé. Quieres volver en el tiempo para conocer a Walt. No te gastes, era homosexual. ¿Qué? Te he visto leyendo. Te gustan locos de dientes sudorosos,- dice, como picándola.

- ¿Conoces a Walt Whitman?

- Mis padres son muggles,- responde Clarisse sin darle importancia. Sabe que lo que sorprende a Hermione no es que lo conozca, por supuesto. Es que sepa leer. Rueda los ojos y vuelve a concentrarse en sus uñas.

¿Rosa nacarado o rosa fuerte?

- ¿Estás preocupada por ellos?- pregunta Hermione de pronto.- Por la guerra, quiero decir.- Lo dice como avergonzada, como si estuviera preguntando algo muy personal.

Si le preguntan a Clarisse, la guerra no tiene nada de personal. Los afecta a todos, ¿verdad?

- Supongo. Pero trato de no pensar en eso. No es como si pudiera hacer algo al respecto,- dice, encogiéndose de hombros.

Rosa nacarado.

- ¿Lo harías?- pregunta Hermione.- Si pudieras, quiero decir.

Y vaya si ésa es una pregunta estúpida para venir de alguien tan inteligente. No responde, pero supone que su expresión deja muy claro lo que piensa, porque Hermione se corrige.

- Si hubiera consecuencias, quiero decir. Si… si tuvieras que pagar un precio muy alto. Si tuvieras que arriesgar a unos para salvar a otros.

Clarisse lo piensa.

- ¿Esto es como esa pregunta de la sociedad perfecta? Si para construir una sociedad perfecta tuvieras que torturar a un bebé…

Hermione parece pensarlo.

- No… no exactamente. Es más bien… si para salvar a alguien de ahogarse, tuvieras que dejar que alguien más se ahogue. Si no pudieras salvarlos a ambos.

- ¿Eso qué tiene que ver con la guerra?

Hermione suspira, como cansada. Esta chica está estudiando demasiado.

- Pues tendría que escoger a uno, ¿no? Es obvio,- dice Clarisse, por tranquilizarla. No parece tranquilizarla en absoluto.- ¿Quién es el mayor?

- ¿Eso qué importa?

- El mayor tiene más posibilidades de saber nadar… creo.

- Ninguno sabe nadar.

- Me lo pones difícil.- Sobretodo porque no entiende cómo pasaron de hablar de la guerra a hablar de esto.- ¿No puedes salvar a los dos?

Hermione suspira de nuevo y vuelve a su libro.

Snob.

Dos personas se caen al agua. Ninguna sabe nadar. Solo puede salvar a una.

Sacude la cabeza.

- ¿Estás segura de que ninguno sabe nadar?- No sabe por qué una pregunta tan tonta parece tan importante. Pero cómo venga en los EXTASIS está perdida.

Hermione la mira de pronto. La mira. Pero pasa tanto rato sin decir nada, que cuando responde Clarisse ya se ha olvidado de cuál era la pregunta.

- No,- dice bajito.- La verdad no estoy segura.

*

Están entrenando en la Sala de Menesteres. No, no es cierto. Está soñando.

La habitación está llena de gente. Muchos rostros conocidos y algunos nuevos. Trabajan hechizos de protección, lanzándose maldiciones a través de todo el ambiente, sin orden ni dirección, intentando coger al otro desprevenido. Es más un entrenamiento de sus reflejos que una práctica de los hechizos, que son bastante simples. Las maldiciones que usan son inocuas, bromas de chicos. Conforme los combatientes caen bailando, rebuznando, colgados de cabeza, con manos gigantes o largas lenguas que se arrastran por el suelo, se empiezan a oír las primeras risas, que llaman a otras.

No es que no se lo tomen en serio, reflexiona Harry. Es que el escape es parte del entrenamiento.

Ginny dirige la práctica y Neville se para a su lado, un brazo en cabestrillo y una mirada de esperanza que Harry ha visto pocas veces en su amigo.

En una de las paredes puede verse claramente el pergamino, las firmas de todos bajo el encabezado rotulado en letras grandes con una caligrafía impecable: “Ejército de Dumbledore”.

*

Am I right if I fight?
Megalomania. Black Sabbath, 1975.



Hermione lleva una bufanda verde.

- ¿Te volviste loca?

- Es el color de Slytherin.

- Exacto.

Harry juega contra Ravenclaw y por supuesto que van a ir a apoyarlo. Por supuesto. Pero de ahí a ponerse una bufanda….

- No oí que te quejaras cuando Luna se paseaba con un león en la cabeza por toda la escuela.

- ¡Es diferente!

- ¿Por qué es diferente? Es el color del equipo de Harry.

- No…- No es el color del equipo de Harry. Solo de su uniforme. Cómo es que Hermione no entiende la diferencia es algo que escapa a la inteligencia de Ron.

- ¿Te volviste loca?- pregunta Sirius desde lo alto de la escalera, entre horrorizado e incrédulo.

- ¿Se puede saber qué les pasa? Mi amigo va a jugar y yo voy a apoyarlo. Ya sé que Gryffindor tiene problemas con Slytherin, pero…

Sirius sacude la cabeza.

- ¿Vas a dejar que haga esto?- le pregunta a Ron.- Porque nosotros estamos yendo al lado de Ravenclaw y si pasa algo no vamos a poder ayudarte.

- Oh por…- Hermione toma aire y lo deja salir despacio.- Hay un grupo de hufflepuffs que está apoyando a Slytherin. Vamos a sentarnos con ellos. Y, por último, estamos a apoyando a su equipo, no veo por qué…

- ¿No ves por qué?- pregunta Sirius asombrado.- No ve por qué,- repite, dirigiéndose a Lily, que los observa a pocos pasos de distancia, cargada de libros y sin ninguna intención aparente de ir a ver el partido.- ¿Se lo dices tú o se lo digo yo? Porque es una palabra muy fea y preferiría no usarla.- Baja la escalera.- Ya no estás en América, Granger,- dice, y le quita la bufanda.

Después de eso, es difícil para Ron disfrutar el partido. Hermione hace el esfuerzo de fingir que no entendió lo que Sirius quiso decir, pero estaba más que claro. No están en un tiempo en el que una “sangresucia” pueda usar una bufanda de Slytherin sin ganarse un par de maldiciones. Lo que Ron no entiende es cómo se diferencia eso de su propio tiempo y qué hizo a pensar a Hermione que podía hacer algo así.

Para colmo de males, tiene que apoyar a Slytherin.

Que va perdiendo.

*

Vio con toda claridad como Ravenclaw aplastaba a Hufflepuff, pero no se esperaba esto. Es claro que Clearwater ha tenido a los cazadores practicando estrategias diferentes, porque no recuerda haber visto nada parecido en el partido anterior.

Potter es un buscador excelente, pero es solo el buscador. Y si no encuentran una manera efectiva de detener a esos cazadores (quizás incluso al portero), para cuando aparezca la bendita snitch les van a llevar 200 puntos de ventaja.

Es todo, piensa Zabini. Se acabó el juego limpio, estrella.

Y silba para llamar la atención de Rosier y Wilkes.

Siempre se puede confiar en Rosier y Wilkes.

*

El partido va bien.

Pero no lo suficiente.

Llevan más de una hora jugando y no consiguen remontar a Slytherin por suficientes puntos. En cualquier momento va a aparecer la maldita snitch y Clearwater es bastante consciente de que si bien su buscadora es buena, no es excepcional. Contaba con tener menos gente en el campo para este momento. Contaba con el juego sucio de Slytherin. Tenía que haberlo visto venir, después de los últimos minutos contra Gryffindor. Pero pensó que sería cosa de una vez.

Tira al aro central y Zabini para la quaffle por los pelos. Ha mejorado este año. Contaba con eso. No contaba con siete jugadores en el campo tan tarde en el juego.

Zabini pega un silbido. Le hace un par de gestos a sus jugadores. Clearwater coge la quaffle y avanza. A cuatro metros de los aros, Wilkes se tira contra él con suficiente fuerza como para tirarlo de la escoba.

Por fin.

Se deja caer en picado suficiente distancia como para llamar la atención del árbitro.

Siempre se puede confiar en Slytherin.

*

- Teníamos un trato,- le reclama Harry a Zabini.

- Y el trato era que nos hacías ganar.

- Atrapé la snitch. Ése es mi trabajo.

- Pues ya ves que no es suficiente.

Harry conoce el ambiente de la derrota. Pero es diferente en Slytherin. Hay más reproches y menos autocrítica, y eso no puede ayudar a nadie. Recuerda las reuniones con el equipo de Gryffindor después de los partidos. Oliver Wood se tomaba el tiempo de preguntarle a cada uno qué vio en el juego, decía que cada quien veía un juego diferente y que solo poniendo todas las perspectivas juntas podía entender cómo sucedieron las cosas realmente. Harry tiene muy claro el juego que vio desde lo alto. Pero no es el momento de explicárselo a Zabini.

- Buena atrapada,- dice Alicia, pasando a su lado cargada de libros.- Lástima que el resto del equipo…- agrega, dirigiéndole una mirada divertida a su hermano, que le lanza maldiciones innombrables con la mirada.



Son una familia curiosa, los Zabini. Siempre están compitiendo. Alicia tiene las mejores notas, Lucas es mejor en los deportes. Alicia es brillante en pociones, Lucas en encantamientos. Los dos fueron prefectos en quinto año. Alicia siempre está haciendo comentarios que menosprecian a su hermano, pero Harry ha visto cómo reacciona si alguien más comete el error de hacerlos delante de ella. A veces sus comentarios le recuerdan a las bromas que los gemelos le hacen a Ron, y se pregunta si así será tener hermanos, una eterna competencia con alguien que en el fondo siempre estará de tu lado.

- Le gustas a mi hermana,- dice Zabini de pronto, y Harry parpadea.

- ¿Qué?

Zabini sacude la cabeza.

- Siempre me he preguntado cómo ves un punto en mitad del cielo y no te das cuenta de las cosas que pasan en tus narices.

- Yo no…

- Tú no quieres nada con ella. Sí, también lo había notado. No te preocupes, a Alicia estas cosas se le pasan pronto. Pero ten cuidado. No soy el único que se da cuenta,- dice, señalando a Rosier con la cabeza.

Muchas cosas tienen sentido de pronto. La casa de Slytherin en su conjunto se ha ablandado con Harry, pero Rosier siempre tiene una amenaza en la punta de la lengua. Y Harry ha empezado a comprender que las cosas que mueven a los slytherin van mucho más allá de la sangre. Es ridículo, cuando lo piensa, que haya pasado tantos años viéndolos como seres unidimensionales. (Sobretodo después de saber que hay gryffindors que traicionan a sus amigos y hufflepuffs que brillan para siempre en la memoria de todos.)

Así que a Rosier le gusta Alicia.

Sigue siendo un idiota, pero por lo menos ahora es un idiota que Harry puede entender.

- ¡Reg, ven aquí!

Regulus es probablemente el que peor lo está tomando. Peor que Zabini, que ya es decir. Harry nota cuánto le cuesta, cuánto quería el puesto de buscador, cuánto se exige en el campo intentando probar… ¿qué? Harry no está seguro. Pero es más que un juego, más que una copa. Le pasa lo mismo con los estudios (le recuerda un poco a Hermione en ese sentido, siempre intentando ir más allá, siempre asustado de no dar la talla, aunque sea el primero de su clase). Es completamente distinto a Sirius, que parece conseguirlo todo sin esforzarse. Y a veces Harry se pregunta si ése será el centro de todo, esa necesidad de no quedar a la sombra de su hermano que ha visto tantas veces en Ron, esa competencia innata que ve entre los Zabini.

- Jugaste bien,- dice Zabini.- No te desmoralices, que todavía te necesito para aplastar a Hufflepuff.

Zabini siempre es menos duro con Regulus. Son compañeros de habitación y buenos amigos, y eso hace que Harry respete más el hecho de que le haya dado el puesto de buscador. Regulus es un jugador excelente y no está seguro de que él hubiera tomado la misma decisión. Para ser honesto, está bastante seguro de que no lo hubiera hecho.

- ¿Por qué me diste el puesto?- pregunta sin querer, observando la figura de Regulus mientras se aleja.

- Porque eres el mejor,- dice Zabini.

- Regulus no está lejos.

- No. Pero tú haces que se acerque más.- Hace una pausa.- Regulus necesita la competencia. Necesita dirección. En el último año… ha perdido algo importante, algo que le daba dirección.

Sirius, piensa Harry.

- Tu amiga la sangresucia nos estaba apoyando,- dice Zabini, como cambiando el tema. A Harry se le revuelve un poco el estómago.

- No uses esa palabra.

Zabini lo mira extrañado.

- Cierto. Tu madre. No lo tomes mal, Potter, es solo una palabra.

- Es solo una palabra cuando no se refiere a ti.

Zabini sacude la cabeza con ese gesto suyo de “qué mojigato eres, Potter”.

- En todo caso, dile que lo aprecio. No cualquier… gryffindor se animaría a sentarse con la barra de Slytherin.

- Ron también estaba allí.

- Sabes a lo que me refiero, Potter.

Harry suspira.

- La expresión que buscas es “de familia muggle”. Y si realmente lo aprecias, deberías decírselo tú mismo.- Recoge sus cosas.- Me voy a dormir.

Cada vez que cree que empieza a ver de otra manera a los slytherins…

Como de costumbre, solo encuentra a Snape en la habitación. Se ha quedado dormido sobre la cama con un libro, la respiración calmada, la expresión pacífica, libre de cinismo y mezquindad. Snape es, sin duda, la contradicción más grande de todas las que Harry ha tenido que enfrentar desde que llegó a este tiempo.

Ahora que sabe del amuleto, ahora que sabe que sus sueños no son sueños, que son una ventana a la vida de Ginny, a los eventos que se marcan con más claridad en su mente, aquel sueño extraño (Dumbledore planeándolo todo, Snape cuidando la memoria de Lily) es todavía más confuso. Era demasiado real para ser solo un sueño, pero Ginny no estaba en él. Aún así, Harry ha visto recuerdos ajenos (los de Snape, los de Dumbledore, incluso los de Slughorn) y sabe que es posible.

- ¿Fuiste tú, verdad?- susurra, recordando el paquete sin tarjeta en navidad, la imagen tan clara sobre las páginas del libro. Harry no le habló del atrapasueños a nadie. Solo alguien que lo haya visto en su cabecera podría haberlo reconocido.- ¿Me estabas cuidando, Snape?- Siente que le ha hecho la misma pregunta a la habitación vacía un millón de veces.

Snape gira entre sueños y el libro se le cae de las manos. Cuando Harry se agacha a recogerlo, de entre sus páginas cae un pedazo de pergamino. Es como si sus entrañas se volvieran de piedra.

Has causado buena impresión. Él cree que estás listo. Felicitaciones, te veremos en pascua para la iniciación.

L.M.

Cada vez que empieza a olvidar con quién está tratando…

*

- Tienen a Luna,- repite Ginny, una y otra vez.

Sus pecas se ven apenas en el rostro pálido. Parece perdida, una persona completamente diferente de la Ginny que Harry conoce. Neville no se ve mejor. El cabello apenas largo lo hace parecer mayor, más adulto, pero es claro en su mirada que está tan perdido como Ginny, tan perdido como un niño. Atina a pasarle una mano por el cabello rojo y jalarla hacia su pecho, a abrazarla y ofrecer el consuelo que pueda, por poco que sea. Ginny aprieta los dientes, pero finalmente cede, tiembla y llora con los dos puños apretados en la túnica de Neville.

Harry despierta con las lágrimas de Ginny corriéndole por las mejillas.

*

La idea es de Hermione, por supuesto.

- ¿Iner… qué?

- Inercia Temporal. Es la fuerza por la cual una línea de acontecimientos, una vez trazada, avanza en una dirección concreta.

Harry y Ron se preguntan si deberían entender de qué está hablando. Se miran. Deciden que no.

- No puedo creerlo,- murmura Hermione.- ¿Han leído alguno de los libros de la lista?

Los mira a los ojos. Suspira. Hace ademán de abrir el volumen de Principios Básicos de Cronomancia que descansa sobre la mesa, pero lo piensa mejor y coge la varita. La apunta a la cabeza de Ron.

- ¿Qué creen que pasaría si en este momento lanzara un hechizo de arranque de cabellera?

Ron traga saliva.

- Hermione… solo son libros…

Hermione pone los ojos en blanco.

- ¿Qué creen que pasaría?

- Nada bueno,- responde Ron, con un hilo de voz.

- Mhmm,- asiente ella.- Coge tu varita.

Ron coge su varita y la alza con cuidado.

- ¿Y ahora? ¿Qué creen que pasaría? - dice Hermione.

- No entiendo,- dice Ron, confundido.

- Que Ron bloquearía la maldición,- dice Harry, que cree que empieza a entender de qué va el asunto.

- ¿Qué está pasando aquí?- dice Madame Pince, con expresión asesina.

Les toma un rato convencerla de que están usando las varitas con fines pedagógicos y de que “por supuesto, nadie pensaba atacar a nadie,” pero Gryffindor pierde 5 puntos como medida preventiva y (“no quiero volver a ver una varita levantada en mi biblioteca”) es claro que Madame Pince los está vigilando. Hermione piensa que es una pena que la bibliotecaria no recuerde los 6 largos años que pasó entre esos libros, prácticamente viviendo bajo sus narices. Harry y Ron piensan que es una suerte.

- ¿En qué íbamos?

- Ibas a arrancarme el cabello.

- Oh. Cierto.- Hermione mete la mano en la mochila y Ron se encoge. Luego respira, cuando en lugar de la varita, saca una pluma.

- Digamos que esta pluma es mi varita y que lanzo el hechizo. La consecuencia obvia es que el hechizo te afecte. A eso se le llama Inercia Temporal. Una vez que algo está encaminado a suceder, sucede.

-¿Cómo… el destino?- pregunta Harry, que no está muy contento con el rumbo que llevan las cosas.

- Más bien como la física,- dice Hermione, y se muerde el labio inferior.- Imagina que no es un hechizo sino… una pelota. Si lanzo la pelota hacia allá,- dice, señalando a Ron,- ¿a qué crees que le dará?

- A Ron.

- ¿Y si a mitad de camino alguien la patea en otra dirección?

- Entonces cambiaría de dirección.

- Exacto,- sonríe Hermione.- Todo movimiento, en la distancia o en el tiempo, empieza por acción de una fuerza y continúa por inercia. La inercia traza un rumbo definido y ese rumbo solo cambia si fuerzas externas lo afectan de algún modo.

Ron mira a Harry con cara de “por un segundo pensé que lo había entendido.”

- En este caso las fuerzas externas… somos nosotros, ¿verdad?- dice.

Hermione asiente y Ron sonríe.

- Muy bien,- interviene Harry.- Lo entiendo. Lo que no entiendo es cómo nos ayuda. El destino está trazado y si lo alteramos no podemos volver. ¿Qué más es nuevo?

Hermione parece un poco insegura, pero respira y continúa.

- Pues… lo que en física es una fuerza, en cronomancia equivale a una acción. Cada acción traza un rumbo y ese rumbo solo puede ser modificado por otra acción. Existe cierta discusión acerca del valor de la decisión y si ésta puede o no considerarse una fuerza en sí misma… aunque algunos consideran que tomar una decisión es una acción per se y entonces la discusión empieza a ponerse…

- Hermione,- dice Ron, rodando los ojos.

Hermione suspira.

- La cuestión es que un cambio en la línea temporal siempre depende de acciones y decisiones concretas. El cambio solo sucede una vez que alguien en este tiempo decide cambiar su futuro.

- Lo que probablemente sucedería si les contáramos lo que va a pasar,- dice Harry.

- Sí. Pero solo una vez que se los contáramos.

- No te sigo.

Hermione levanta la pluma.

- Si yo lanzo el hechizo ahora, Ron no podría detenerlo,- dice.- Pero si tuviera a mano su varita, la historia sería distinta.- Los chicos asienten.- La varita existe,- dice, señalando el bolsillo en el que Ron la guarda.- Pero para cambiar el futuro no basta con eso. Tiene que tenerla a mano.- Hermione respira hondo.- Una herramienta de cambio no genera un cambio solo por existir.

- Entonces…

- Entonces, si por ejemplo escribiéramos una carta contándolo todo, la existencia de esa carta no cambiaría el futuro. Los eventos seguirían su rumbo y ese rumbo solo cambiaría una vez que la carta fuese leída.

- Lo que estás diciendo…

- Es que podemos contarles todo lo que queramos, siempre que nos aseguremos de que lo sepan después de que hayamos vuelto a casa.

*

These things are clear to all from time to time
The Rain Song. Led Zeppelin, 1973.



El día de la primera salida a Hogsmeade, Lily y Hermione reciben invitaciones para la fiesta de San Valentín de Slughorn. Lily no está segura de querer ir porque “todos los años invita a Potter y prefiero no arriesgarme,” pero Hermione puede ver la anticipación secreta. Por un segundo, piensa si debería usar esta oportunidad para remediar el desastre del año pasado. Luego recuerda que ya no estarán aquí para San Valentín.

Es una sensación extraña, entre la tristeza de dejar a Lily y la esperanza de darle una vida diferente.

Desde que decidieron escribir la carta (que crece y crece cada día con los detalles que van recordando de conversaciones espiadas a los adultos, comentarios que de pronto tienen sentido, cuándo y cómo sucedió qué, quién estuvo involucrado, fechas que escapan a su memoria, nombres grabados a fuego), todo está más claro. Están listos. Y si no lo están, no es importante. Necesitan volver. Necesitan volver porque las cosas que están pasando (las cosas que ahora saben, a través de los sueños de Harry) no pueden seguir pasando. Harry tiene una profecía que cumplir, gente que lo necesita. Ahora comprende que la única razón por la que siguen en 1978 es que no son capaces de dejar a sus amigos a la deriva. No cuando saben hacia dónde los llevará la corriente.

No solo a nuestros amigos, piensa, la risa cristalina de Alice Longbottom tan clara en su mente como si la estuviera escuchando.

- ¿Por qué tan contenta?- pregunta Clarisse sentándose a su lado. Coge la invitación y la lee.- Ya veo. Ponte algo azul,- agrega en tono de burla,- hace un contraste perfecto con el rojo zanahoria.

*

Pasan la tarde en Hogsmeade. En Zonko’s, los vendedores reciben a James y Sirius como si fueran de la familia. Luego todos escuchan la historia de cómo llegaron a serlo, bebiendo cerveza de mantequilla en Las Tres Escobas. Es una tarde helada en un tiempo ajeno, pero Harry no siente frío y no se siente extraño. Su padre hace bromas y su madre finge que no le hacen gracia. Sirius se porta como un adolescente engreído. Lupin está rodeado de amigos. Sonríe pensando en la vida que podrán llevar. (Por un momento, hasta le da gusto que Colagusano no vaya a convertirse en la burla de un hombre.)

Ya de regreso a Hogwarts paran en Honeydukes, y Remus se pasa una hora decidiendo qué llevar. Es divertido verlo. Harry nunca hubiera imaginado su fascinación por los dulces y si todavía tuviera dinero le compraría la tienda entera. Probablemente lo haga cuando vuelvan. Como agradecimiento por todo.

- ¿No le vas a invitar nada?- le pregunta Pettigrew a Sirius.

- ¿Por qué lo haría?- responde Sirius, como ladrando.

- ¿Porque es lo que haces siempre?

Sirius gruñe y sale de la tienda.

- ¿Qué le pasa?

James mira a Lupin.

- Está de mal humor,- dice, pero no suena convencido.

- Está de mal humor desde navidad,- dice Ron, con un tono que deja claro que está harto del tema.- Si no quiere estar con nosotros, que no venga.

Lupin finalmente escoge algunos chocolates y parten hacia el castillo. El trío se adelanta, Ron todavía despotricando contra Sirius.

- Ya sé. Es Sirius. Lo sé. Pero ninguno de ustedes tiene que dormir con él. Está insoportable. Y claro, como el príncipe está de mal humor, todos tenemos que jodernos.

- ¡Ron!- lo regaña Hermione.

Ron se disculpa por el lenguaje, pero no parece que lo sienta mucho.

- ¿Tiene algo que ver con Lupin?- pregunta Harry.

- ¿Con Remus?- pregunta Ron, extrañado.

- No sé. No le ha dirigido la palabra en toda la tarde.

- Pues ahora que lo dices…

Hermione suspira y deja de caminar.

- A Sirius le gusta Remus.

- ¡¿Qué?!- gritan Harry y Ron al mismo tiempo.

- Es obvio. Es ridículamente obvio y no sé cómo nunca nos dimos cuenta antes.

- Hermione… ¿estás loca?

- Por favor, Ron. Las miradas, las bromas, la manera en la que Sirius nunca le quita las manos de encima… No me vas a decir que te parece normal.

- ¡Son amigos! Remus es… un chico.

Hermione suspira de nuevo.

- Harry, ¿un poco de ayuda?

- Remus es un chico,- dice Harry, que todavía no procesa del todo la conversación. Sobretodo porque, a diferencia de Ron, Harry tiene perfectamente claro que Hermione nunca se equivoca con cosas como ésta.

Sirius y Lupin. La verdad no es tan descabellado. Pero…

- A Sirius le gusta Remus,- repite Hermione, mirándolo a los ojos.- Y a Remus le gusta Sirius,- dice, mirando a Ron.- No tiene nada de malo, es perfectamente natural. Pero si para ustedes es difícil entenderlo, imagínense lo difícil que es para ellos. Así que tenle paciencia a Sirius,- le dice a Ron.

- Pero...

- Ronald… Si James puede entenderlo en 1978, no veo por qué tú no.

- ¿Mi padre lo sabe?- pregunta Harry.

- No estoy segura,- dice Hermione.- Pero sí, creo que sí.

Y Harry está tranquilo con la idea de pronto. Es curioso, porque todavía piensa que James es un poco idiota de vez en cuando. Pero si James lo entiende, Harry no ve cómo podría ser malo.

- ¿Qué hay de Tonks?- pregunta, más por curiosidad que por buscar excusas.

Hermione se encoge de hombros.

- Le gusta Sirius ahora. Le gustará Tonks algún día. Tampoco es tan raro.

Y vaya si eso no pone en perspectiva todo lo que creía que sabía sobre el mundo.

*

Los observa desde lejos. Las miradas que no se encuentran, las manos que no se tocan. Es una fuerza que carga el ambiente, que vuelve el aire inquieto. Una fuerza que no se resuelve, que lucha contra sí misma.

Los muggles no ven lo que no quieren ver, dicen los magos. Pero no entienden que no hay diferencia entre muggles y magos. Que están hablando de la naturaleza humana.

La gente no ve lo que no quiere ver.

Es tan obvio, de pronto.

- Mis amigos están prohibidos, Evans.- Lily rueda los ojos. James camina a su lado, los demás adelantados por varios metros.- Además, no eres su tipo.

Hay cierta preocupación en su voz y eso llama la atención de Lily. Se pregunta si James sentirá esa fuerza, si sabrá lo que significa. De reojo, nota que no la mira. Que mira a sus amigos (incómodos, lejanos) con cierta tristeza.

- ¿Desde cuándo lo sabes?- pregunta casi sin darse cuenta.

James voltea de pronto, como si lo hubiera atrapado con las manos en el tazón de galletas. La evalúa un segundo antes de responder.

- ¿Desde cuándo lo sabes tú?

Se sostienen la mirada, tratando de descubrir qué sabe el otro. Lily está a punto de responder (un poco porque confía en que James lo sabe, un poco porque confía en James… y vaya si ésa no es la revelación del día), pero James cede primero.

- ¿Se nota mucho?- pregunta.- No quiero que tengan problemas.

Es curioso, este lado de James. Lily siempre ha sabido que quiere mucho a sus amigos, que haría muchas cosas por ellos. Pero esta preocupación callada, observando desde lejos, sin saber cómo ayudar o si debería hacerlo… esto es nuevo. “No quiero que tengan problemas,” dice. Pero los tendrán y es claro que James lo sabe. Que estará listo para enfrentarlos a su lado cuando lleguen.

Le gusta este lado de James, que tiene tan poco de arriesgado y sin embargo es el epítome de todo lo que Gryffindor representa.

- No,- responde, buscando tranquilizarlo.- Ya sabes cómo es. La gente no ve lo que no quiere ver.

- Ya,- dice James. Y es curioso cuánto dice cuando habla tan poco.

Lily observa a los chicos durante un rato. Piensa en palabras que no se dicen, manos que no se tocan, bromas en los vestidores, dos sociedades distintas en mil sentidos que sin embargo concuerdan en las cosas más absurdas. En que es aberrante que Sirius y Remus se quieran, en que tienen derecho a condenarlos por eso. Nunca antes había pensado en la importancia de algo tan simple como el derecho a querer a quien te dé la gana. Siempre lo dio por sentado. Nunca supo apreciarlo.

- Los vi en el tren,- confiesa,- de camino a Londres.

James hace mueca extraña.

- ¿Pasó algo? ¿Sabes por qué están así?- Se aclara la garganta.- No es un tema del que pueda hablar con Sirius y Remus no suele hablar mucho.

Lily asiente.

- Remus salió corriendo,- dice.- Puede ser eso.

James bufa y sacude la cabeza.

- Sí, debe ser eso. Sirius tiene la paciencia de un niño de 5 años y Remus… se parece mucho a ti.

- ¿A mí?

James la mira y sonríe de pronto, como un niño con un secreto. Pero no responde.

- ¿Sabes por qué te he invitado a salir tantas veces?- dice después de un rato, en un tono diferente.

- ¿Porque no tienes memoria de largo plazo?- responde Lily, por costumbre.

James sonríe (siempre sonríe, como si todo fuera un juego).

- Porque vivo con un recordatorio constante de lo que pasa cuando el miedo a las consecuencias te impide luchar por la persona que amas.

En los ojos de James hay una determinación que no es desconocida, pero cobra de pronto una dimensión nueva. Es como un remolino. Lo envuelve todo y todo gira a su alrededor. La fuerza de la corriente la arrastra hacia el centro.

- C-creo que deberías ir con tus amigos.

James suelta media risa. Sacude la cabeza.

- Sí,- dice.- Se parece a ti.

Luego avanza hacia sus amigos, ríe y rompe la tensión, empuja a Sirius y hace reír a Remus, y es el hermano leal y protector que siempre fue. Un amigo del que puede sentirse orgullosa. Un hombre en el que puede confiar. (Un hombre que no deja que el miedo a las consecuencias le impida arriesgarse por aquello que ama.)

Se le ocurre de pronto que James es una de esas cosas que siempre dio por sentado. Que nunca supo apreciar.

*

- ¿Literatura muggle?- pregunta Severus (Snape, se corrige Harry, y no sabe cuándo empezó a tener que corregirse).

- Algo así.

- ¿Algo así?

- Es más como un manifesto. De la ideología de un loco,- dice, y hace “Mi lucha” a un lado. Está empezando a enfermarlo.- Es sobre un periodo de la historia muggle que se parece mucho al que vivimos ahora.

Snape alza una ceja.

- ¿Hablas de la guerra?

Harry asiente. Desde que encontró la nota de Malfoy (porque era de Malfoy, está seguro) no tiene ganas de hablar con Severus (con Snape) respecto a la guerra.

Todo está en la carta, de todos modos.

Pero quiere saber. Quiere saber cosas que un ex mortífago con 20 años de amargura encima no va a poder decirle (no va a recordar siquiera). Más que nada, quiere saber por qué. Por qué Colagusano, que corre como un cachorro detrás de James, decidió traicionar a los únicos amigos que tenía. Por qué una persona inteligente como Severus Snape vendió su alma.

- ¿Qué pueden saber los muggles sobre esta guerra?- pregunta Severus.

Y a lo mejor es por eso, por la curiosidad que le come las entrañas, que Harry pone el libro en sus manos.

- ¿Por qué no lo averiguas?

***

Parte 8 
 

big bang, imagine a man

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