[Tabla Sádica] #Sadomasoquismo

Jan 14, 2010 23:12


Comentarios: participa para el quinesob
Autor:meztli_lu
Tabla: Sádica
Tema: Sadomasoquismo
Claim: Alfred F. Jones(USA)/ Natasha Alfroskaya (Bielorrusia)
Resumen: Alfred intentó ayudar a Natasha después de la destrucción de la URSS, pesé a los constantes desplantes de la soviética, él no puede alejarse, tampoco sabe porque. Una visita nocturna le hace saber la razón.
Advertencia: Sangre, dolor… arg! Es una tabla sádica es lo que se debe esperar.
Nota: No hay, en el texto viene implícito

Sadomasoquismo

El despacho en Washington estaba silencioso esa tarde. No había música en la radio como era habitual. Tampoco pasos en los corredores ni voces lejanas. Era domingo. Tanta calma que Alfred olvidó el porque fue a la oficina en día de descanso. Jugaba distraído con una pluma frente al escritorio. Recordaba incidentes pasados, rostros conocidos y las palabras hirientes de Natasha Alfroskaya hacía él.

Hizo cuentas en la calculadora sacando todo lo que ha invertido en ella. Al ver la cantidad, sonrió. ¿En verdad valía la pena? Ella no tenía remordimientos, era dura, fría, era mucho más malvada que Ivan. Le declaró su odio en las escaleras que daban a la puerta de la sala de juntas. Afortunadamente nadie presencio su humillación y la neurosis contenida de la soviética.

Últimamente sus relaciones con ella habían reiniciado por sus jefes. La imagen, la ayuda económica, todo ayudaba a limpiar su nombre. Natasha aún tenía resentimientos por los problemas que el yanki tuvo con su hermano. A casi diez años y ella seguía pensando en Ivan de manera enfermiza. Aún cuando la ignoraba más que antes.

Recordó la mala reputación que gracias a su jefe tenía: “La última dictadura en Europa” Sentía lástima. Por eso no negó en ayudarla, en darle todo lo que pudiera necesitar. Incluso le regalaba vestidos, muñecas, hasta joyas. Ni siquiera sabía para qué, ella siempre lo rechazaba. Humillándolo hasta el cansancio, riéndose de él y sus regalos. Escupiendo sobre sus zapatos e insultándolo. Cualquiera en su lugar la hubiera enviado lejos.

- Eres idiota- Arthur le dijo por teléfono cuando se enteró de la ayuda económica que prestó a la bielorrusa- ella te odia. ¿Qué no conoces la dignidad? No seas imbécil y corta esa relación. Que se las arregle sola, además no merece ayuda monetaria sino psicológica, es una psicópata y demente.

Las palabras de todos sus conocidos, inclusive las de Francis, coincidían en lo mismo. Toris lo visitó un día para aconsejarle que lo que hacia, no era para nada sano.

- Sé que quiere ayudarla, es noble de su parte- observó Toris- pero ella nunca no lo agradecerá, nunca, es testaruda y obstinada. ¿Qué espera de todo esto?

Alfred analizó aquella pregunta. Descubriendo que no había ningún objetivo de por medio. Ni compromiso, ni siquiera caridad como con los países africanos. Tampoco para llenar su ego de satisfacción de ser una vez más el héroe que salvó a la bella y hermosa nación de Bielorrusia.

- ¿Le quieres demostrar algo a Ivan? ¿Qué eres mejor qué él?- Incluso Cuba había dado su opinión- no te entiendo, de verdad qué estás loco.

No quería demostrarle a nadie nada, sabía lo que era y la imagen que tenía el mundo de él. Ivan nunca le importó. Pero Natasha cada día era más ruin y desgraciada. Había quemado su bandera en una plaza de Minsk.
- Eso debió dolerte mucho- afirmó Canadá. Estaba ese día con él mirando las noticias. Abrazó a su hermano- que perversa es… No hagas caso, muchos te queremos- Kumajiro le dio un pan con miel de maple- come, la miel te hace feliz.

Tan ensimismado en sus sentimientos que no escuchó la ventana abrirse.

- Quizá tengan razón, debería dejar de ser tan noble. Alejarme de ella, pero no puedo. Ya me acostumbre a su desprecio
- ¿En serio? Entonces no te molestará la razón por la que he venido-Natasha estaba tras de él con un cuchillo en su garganta. Podía sentir el aroma de sus cabellos y su aliento fresco. Su piel era helada, no era una ilusión- todo lo que he hecho no ha bastado, quiero que dejes de hostigarme, que te alejes de mí. Si sigues así, mi hermano nunca querrá casarse conmigo.
- Olvida eso, tu hermano esta interesado en otras cosas- el cuchillo empezó a cortar la garganta y la sangre se reflejaba en la hoja de metal- deberías dejar esa obsesión…
- ¿Por qué? ¿Te gusto? Todo eso que haces, ¿es porque te gusto?- Natasha se giró para quedar frente a él.

La soviética mostró la navaja con la sangre de Alfred y la lamió. Sus labios quedaron pintados. Alfred tenía la boca entre abierta y con su mano derecha se cubría la herida.

- Si te gusto tanto. ¿Podrás soportarlo?- Alfred estaba confundido.

Con la misma arma blanca, empezó a romper el traje de Alfred sin importar hacerle un par de heridas en el pecho. El americano no se quejó. Contrario a negarse, siguió con el juego. Desgarró el vestido de Natasha, ella en respuesta, lo golpeó varias veces. Lo besó salvajemente hasta morderle los labios. Alfred apretó sus pechos y aferró sus dientes a los pezones. Ella gimió mientras arañaba su espalda. Rompió los cristales de sus lentes, haciendo que algunos pedazos quedaran en su rostro. Con el filo del cuchillo hizo un largo camino hasta su abdomen que dejó un hilo de sangre. Lamió su miembro para finalizar con una mordida, dejando sus dientes marcados. Alfred no luchó, cerró los ojos, dolía; no quería que terminara. Ella tenía una mirada penetrante en el rostro del americano junto con una sonrisa siniestra. Sentía placer de sólo imaginar su dolor. Lo besó para morder su lengua y escuchar una queja.

Sin embrago, no llegaron nunca al sexo. El placer de Natasha por ver la piel de Alfred llena de hematomas, saliva, heridas hasta la carne y sangre, la dejaron satisfecha y agotada. El rubio no se movió del suelo. Estaba desnudo, siendo contemplado por la soviética que se cubría con las tiras de lo que fue su vestido. Agitada, limpiaba su boca de la sangre americana, empezó a reír. Alfred la miró.

- De verdad eres tonto- decía- ¿aún así quieres ayudarme?

Alfred no sabía porque, pero quería revivir el sufrimiento, así que para desatar su irá, respondió con afirmación. Natasha le lanzó cuatro cuchillos que escondía en sus medias, alrededor de la cabeza. Y el último se clavó justo donde estaba el corazón.

Sé lo que deben pensar, que debería ir a un psiquiatra… ¬¬ bueno, esto es puras letras, nada que ver… Gracias por leer :D

a: meztli_lu, c: estados unidos, c: bielorrusia, ta: sádica

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