(Traduc. Esp.) Sonata capítulo 12

Aug 17, 2014 18:12

Palabras: +2890

Capítulo 12 - Deja de pensar tan alto.

El sobre pasaba por entre sus dedos, sus puntas se deslizaban por la línea que mantenía el sobre sellado. Sentía que dentro que aquél sobre estaría la respuesta de dónde se encontraba Jongin y, a pesar de eso, no podía abrirlo.

Todas las tardes de miércoles y jueves, durante tres semanas, Kyungsoo iba hasta la casa de Jongin, golpeaba la puerta y gritaba por él hasta que Kris salía de su apartamento para entregarle la llave del apartamento. Y ninguno de esos días el joven estaba en casa.

Sus muebles comenzaron a acumular polvo y los recuerdos parecían cada vez más distantes. Kyungsoo ya no tenía tanta esperanza de verlo en casa, pero le gustaba entrar en el apartamento para sentir su aroma que aún estaba en todo lugar. Pasaba horas sentado en el sofá del otro, mirando aquél sobre intacto, muriendo de la necesidad de abrirlo de una vez y leer fuese cual fuese el secreto que Luhan tenía con Jongin. Cuando más pensaba en eso, más tenía la voluntad de no pensar en nada.

Todas las tardes de martes, Kyungsoo volvía al supermercado donde se conocieron. Caminaba despreocupado por los corredores sin la menor intención de comprar alguna cosa, sólo con la esperanza de encontrar a Jongin tumbado en algún corredor atrás de las pastillas de menta, cuando en realidad tomaba un paquete de naftalina. Pero nunca lo vio. Ni cerca estuvo de eso, no veía ni a alguien que fuese parecido ni que le recordase a él.

Al final de la cuarta semana, Kyungsoo ya comenzaba a dudar de su sanidad. ¿Sería Jongin sólo un fruto de su imaginación carente y necesitada? ¿Sería un ángel que se le apareció sólo para brindarle un poco de felicidad antes de que enfrentase una serie de tristezas en la vida? Pero entonces si él fue un ángel enviado con ese propósito, ¿por qué desapareció completamente y lo dejó aún más confuso y entristecido? Kyungsoo prefería acreditar que sólo se estaba desconcentrando. Que tal vez Jongin fue a pasar el invierno en la casa de algún pariente que tenía calefacción y simplemente no logró contactar a Kyungsoo a tiempo, pero que antes de navidad, recibiría un mensaje de él diciéndole que iría a pasar las fiestas en casa de él.

Kyungsoo estaba dispuesto a esperar, no tenía nada que perder.

•♫•

"Kyungsoo..."

"¿Qué?"

Jongin no podía abrir los ojos, tenía el cuerpo pesado y somnoliento como si hubiese sido golpeado de adentro hacia afuera.

"Kyungsoo..."

Murmuró una vez más haciendo que el joven que estaba a su lado se levantara a colocar su mano sobre la suya.

"Jongin, no hables mucho, aún te estás recuperando. ¿Te duele algo?"

"Taemin, ¿dónde está?"

El joven parecía confuso, no sabía con exactitud lo que su primo intentaba decir, sus murmullos llegaban a sus oídos de forma un tanto distorsionada.

"Taemin, no seas tonto..."

Murmuró una vez más, levantando el brazo pesadamente, golpeó su mano empalmada contra la parte superior de la cabeza del otro. Jongin aún parecía estar bajo los efectos de alguna droga y después de mucho quejarse, terminó por dormirse.

En sus sueños drogados Jongin se veía sentado en una playa desierta. El océano parecía una pintura, estático, de colores pasteles, el sol tenía tonos anaranjados, totalmente mezclados con los todos azules del mar. Era todo lo que Jongin podía recordar. Entonces, a su lado podía sentir una fuerza, como si alguien estuviese ahí. No necesitaba ver para saber que a su lado estaba Kyungsoo, era todo de sombras, y al mismo tiempo todo estaba bien hecho, como sus ideas infantiles, imaginando casi como un enano rechoncho de ojos pequeños y labios carnosos.

Todas las noches soñaba la misma cosa, hasta su primo ya se había dado cuenta de eso. Él se quejaba mientras dormía, movía su cabeza de un lado al otro, movía sus brazos y piernas y siempre que despertaba, repetía de forma somnolienta y casi inentendible:

"Quiero comer una torta de limón."

Y toda vez que Taemin traía un pedazo de torta, el otro no comía, lo dejaba para después o sólo ignoraba el dulce, como si dijese que quería la torta pero no aquella, ni en aquél momento y mucho menos viendo de qué era. Jongin quería la torta de limón, eso y todo lo demás que Kyungsoo le había prometido. Pero para eso, él tenía que encontrarlo.

Jongin miraba eso como un divertido desafío para el otro. Tenía que descubrir las pocas pistas que fueron dejadas para él, para que comprendiese dónde estaba. Jongin se preocupaba al estar demorando tanto tiempo, ya estaba en aquél hospital por casi un mes. Debido a la preocupación extra de muchos de los médicos, Jongin pasaría más tiempo de lo normal en el hospital del que otro paciente con trasplante de córnea. Él estaba siendo acompañado por psicólogos que lo iban preparando para lo que sentiría al ver por primera vez, como también tenía que quedarse en observación por preocupación de cierta enfermera que tenía miedo de que hubiese rechazado la córnea, Jongin era demasiado tonto para percibirlo y cuando se percatara, sería demasiado tarde para una reversión.

Fuera de las pequeñas molestias día a día de un "enfermo", era un tanto divertido estar ahí. Podía conversar con los enfermeros y su primo podía visitarlo todos los días, pasaba horas leyendo revistas y contándole historias del tiempo en el que estuvieron separados. Taemin era primo de sangre de Jongin, la única unión que tenía con su familia biológica era a través de él. Por él era que sabía cómo estaba su madre, fue por él que supo que ella murió no muchos años después de haber quedado ciego. Llegaron a estudiar juntos durante algunos años, pero luego de que llegaron a la facultad, volvieron a separarse y perdieron contacto por mucho tiempo.

Decían siempre que ellos eran muy parecidos, parecían hasta hermanos, pero había diferencias obvias.

"¿Cómo estás?"

"Mejor que nada."

"Vas a mejorar dentro de poco, ¡en uno o dos años tu vista estará mejor que la mía!"

El médico que cuidó todo el procedimiento de Jongin volvió al cuarto por última vez para tener la certeza de que no había nada mal con sus ojos. Él continuaba diciendo que veía muy poco, prácticamente sólo veía borrones, pero eso era mucho más que antes, infinitamente más. Aquellos borrones en movimiento comenzaban a darle una nueva dimensión de vida a Jongin, se sentía animado para vivir más y más intensamente.

Y al mismo tiempo que quería ver más, tenía miedo de no ver lo que quería.

No conseguía entrar en contacto con Kyungsoo de ninguna manera, siempre que llamaba a su celular parecía no estar disponible y el número de su casa o estaba mal o él lo había cambiado. No podía evitar tener lo peores pensamientos, no podía evitar de pensar que Kyungsoo simplemente había acabado con su vida después de perder a alguien más. Pero era apresurarse a sufrir por algo incierto, pensaba. Pasaba horas escuchando las canciones que Kyungsoo compuso y que tenía secretamente grabadas en su celular, aquellas melodías servían como el mejor anestésico posible. Era lo que lo arrullaba en la noche, lo que le hacía recordar, como si tocase sin parar en su cabeza.

Jongin comenzó a silbar la melodía, dejándola hacer eco por el cuarto.

•♫•

"Quiero torta de limón..."

"No, no quieres."

Sehun respondió frío a Kyungsoo que tenía las manos alrededor de una taza de café caliente. La casa del joven estaba silenciosa, como en los últimos tiempos, constantemente, silenciosa. Kyungsoo estaba dejando sus muebles empolvar, su piano estaba igualmente sin tocar, desde que dejó de hablar con Jongin no lograba ni imaginarse en aquél piano, no tenía motivos ni para su única gran felicidad.

"Quiero que hagas un dueto conmigo, en memoria de Luhan."

Sehun siempre tenía aquél tono frío, quien se había librado de todos sus sentimientos para no sufrir más. En el mismo entierro de su hermano, Sehun había llorado, sólo saludó a todos los presentes y continuó con la misma expresión, una verdadera incógnita.

"No estoy preparado para volver a tocar."

Kyungsoo llevó la taza hasta los labios.

"¿Tu accidente te dejó alguna secuela en las manos?"

El otro negó.

"Entonces sí puedes tocar. Te voy a dar una semana para responderme."

Sehun se levantó, arrastrando la silla para atrás. Caminó hasta el lado de Kyungsoo y reposó su mano en el hombro de él.

"Yo también lo echo de menos pero, la vida continua y sabes que ni tú ni yo tenemos el suficiente coraje para acabar con ella."

El más joven dio dos palmadas en el hombro de Kyungsoo y salió de la casa de él sin hacer ningún ruido.

Mientras eso, el mayor tenía los ojos fijos en la nada, con el borde de la taza blanca presionada entre sus labios, golpeando los dientes levemente contra la porcelana.

Todo aquél silencio lo estaba matando, literalmente. Era como si después de su accidente las cosas hubiesen quedado aún más melancólicas. Todas las noches eran silenciosas si no fueses por las horas que pasaba murmurando las canciones que tenía, que había compuesto internamente, completamente para Jongin.

•♫•

"No comprendo cómo aún recuerdas cómo leer."

"Es igual que andar en bicicleta, creo..."

"¿Y sabes andar en bicicleta?"

"No."

Jongin y Kris estaban sentados en la sala de la casa del más joven. Tenían varias revistas y libros esparcidos por la mesa de centro. Jongin aún tenía los ojos débiles, borrosos, pero conseguía descifrar algunas palabras. La luz le incomodaba mucho, entonces continuaba usando sus lentes negros y ahora tenía muchos más de colección, presente de Kris cuando había regresado a casa.

"¿Ya lograste hablar con él?"

Kris preguntó mientras observaba a Jongin leer una historieta o, al menos intentaba leer.

"No... ¿Estás seguro de que vino aquí tantas veces?"

"Pero claro, ¿me estás diciendo mentiroso?"

Kris amenazó golpear al otro pero no lo hizo, primeramente por no haber necesidad, segundo, porque le preocupaba lastimarlo.

"Quería que él me viniese a buscar..."

"¿Y por qué no vas a buscarlo?"

"No funcionábamos así..."

"Cada relación no es constante."

"Él era."

"Él parecía diferente cuando venía a verte. Parecía más esperanzado, al mismo tiempo que más triste. Él siempre abría la puerta con una sonrisa enorme en la cara, como si acreditase que tú estarías esperándolo al otro lado de la puerta."

Jongin pasó las manos por sus ojos, intentando no tallarlos o apretar, sólo para amparar las lágrimas que intentaban escapar.

"Tengo que irme, mi panda me espera."

Bromeó mientras se levantaba. Quedó de pie frente al otro y suspiró.

"Mira, la última vez que él apareció por aquí, cuando salió de tu casa, llevaba un sobre con él. Hasta le pregunté qué era pero no respondió."

Kris pasó una mano por sus cabellos rubios mientras la otra la colocaba en bolsillo del pantalón.

"Creo que deberías ir a buscar el sobre."

El mayor sonrió y salió del apartamento del otro, dejándolo solo con sus pensamientos.



Su corazón comenzó a latir cada vez más rápido, como si su cuerpo implorase por levantarse y salir corriendo en busca de Kyungsoo. Se levantó pero lentamente y caminó hasta la cocina. Abrió el refrigerador por primera vez, toda su casa era una extraña novedad, era su primer día en ella y lentamente fue descubriendo todo lo que vivió imaginando, colores y formas.

Su nevera estaba terriblemente vacía. Tenía sólo una garrafa de agua al fondo de ella, nada más. La cerró desacreditado y se volvió para intentar encontrar alguna otra cosa que pudiese comer. Abrió una puerta del armario y encontró una bolsa. La tomó y sintió su corazón apretar.

Esas gomitas eran la razón de todo. Eran culpadas por él, el haberse conocido y, eso lo llevaba hasta aquél momento. Jongin tenía hambre, con hambre y necesidad de correr. Miró hacia la ventana, sintió sus dedos apretar la bolsa llena de gomitas y sólo salió corriendo, hacia afuera, sin preocuparse en cerrar la puerta. Era como si dejase rastros por todo el lugar que pasaba. Su visión borrosa le permitía correr sin caerse o tirar a otras personas aunque tuviese dificultades para pasar por ellas. Veía tantas caras frente a él que tenía ganas de vomitar.

Jongin se detuvo al final de la primera cuadra. Palpó sus bolsos hasta su bufanda, cuando pasó la mano rápidamente, la tomó y la amarró frente a sus ojos.

Se sentía bien así, en la oscuridad.

Volvió a correr, desesperadamente, de alguna mágica forma consiguió correr sin chocar con nadie. En ese día de fuerte lluvia, no había muchas personas en la calle, entonces Jongin sólo corría con el viento golpeando contra su piel, apretando los dedos contra el embalaje de gomas, corrió contando todas las cuadras que pasaba.

Corrió hasta llegar frente al predio donde Kyungsoo vivía. Tenía los pasos contados en su mente, y aún sabía calcular cuántos pasos corriendo serían suficientes para llegar. Subió las escaleras con cuidado. No había parte de su cuerpo que estuviese seca, la lluvia y el viento más los incontables charcos que pisó, estaba completamente empapado.

Frente a la puerta del apartamento del otro, en la terraza. Jadeaba desesperadamente, presionó el paquete de gomitas contra su pecho y con la mano libre comenzó a empujar la puerta, no golpeaba, la empujaba como si pelease con ella, como si no supiese por qué ella estaba en su camino. Golpeó en ella algunos segundos que, lentamente, se transformaron en minutos. Sus brazos no tenían fuerzas para continuar golpeando, su cuerpo no tenía fuerzas ni para mantenerse de pie. Cayó de rodillas, debajo de la lluvia y la angustia. Murmurando el nombre del otro que no respondía.

Su mano empalmada contra la puerta blanca, sus uñas corrían por la pintura que la cubría y, algunas leves marcas rojas comenzaban a aparecer en la madera pintada. Lloraba como un niño, sollozando, gritando desde el fondo de sus pulmones, sintiendo el cuerpo completamente gélido como si estuviese sumergido en una piscina llena de hielo.

Y después de por lo menos media hora ahí, arrodillado a la puerta de él, arañándola desesperadamente, se levantó y se marchó. Arrastrando su alma por el sucio suelo de la calle, con la bolsita de gomitas en una mano y su bufanda en la otra, ya no sabía si su visión estaba borrosa por la cirugía o por las lágrimas que continuaban escurriendo por su rostro.

Aquellas escaleras le parecían tan infinitas. Cada paso en dirección a su casa era más doloroso que el último y cuando llegó al frente de la puerta no tenía ni voluntad de abrirla.

Por lo menos Kris la había cerrado.

Tomó la llave del bolsillo de su pantalón y la talló entre sus dedos y la colocó en la cerradura, respirando profundamente antes de girarla.

Abrió la puerta y tirando sus zapatos, entró en la casa, tiró la bolsa y la bufanda en el piso, en cualquier rincón. Se encogió dentro de su suéter mojado y se quedó parado.

"Te gusta enfermarte... sólo tú puedes..."

El cuerpo entero de Jongin estremeció. Parecía haber tenido un accidente que lo quemó por dentro, porque de repente ya no sentía frío alguno. Miró hacia el frente, viendo una imagen borrosa de él. No se atrevió a mirarlo más, cerró los ojos fuerzo como recurso, no quería verlo. Quería poder verlo todo de una vez, de la mejor forma posible y no sólo un borrón colorido que lentamente iría ganando enfoque.

"Fui a buscarte."

Jongin murmuró.

"Vine todos los días."

Kyungsoo respondió.

"Mentira. Sólo venías dos veces por semana."

"¿Dónde estuviste Jongin?"

"Fuera."

"¿Por qué?"

"Necesitaba resolver unos asuntos pendientes."

"Espero que hayas resuelto todo."

"Creo que sí."

"Jongin, tenemos que conversar."

Kyungsoo tenía preparado un enorme discurso sobre cómo no soportaba más pasar un día sin él, cómo aquella melodía que había escrito no salía de su cabeza y, cómo la había hecho para él. Quería decirle que se mudaría para aquella fría casa e incómoda en caso de que él quisiese, que dejaría hasta su mismo piano atrás para quedarse con él. En las manos tenía las partituras de sus canciones y el sobre que Luhan había pedido entregarle, las partituras estaban casi destrozadas con tanto nerviosismo.

Kyungsoo nunca estuvo tan nervioso en la vida.

Jongin se aproximó rápidamente, dejándolo sin reacción, retiró sus lentes, tirándolos en el piso, pasó sus manos mojadas y heladas por el rostro del mayor, tocando sus mejillas, encarando los ojos de él como si los pudiese ver perfectamente.

Kyungsoo podía ver las suturas en los ojos de Jongin, era escalofriante de diversas formas pero principalmente porque él lo podía ver.

Jongin tenía una sonrisa tonta en el rostro, mientras veía los grandes ojos de Kyungsoo al frente suyo. Ellos eran mucho más grandes de lo que había imaginado, nunca pensó que alguien tan frío tendría unos ojos tan grandes e inocentes, nunca pensó que aquél joven serio con quien compartió tantos momentos tan intensos, al mismo tiempo que tan pocos, tendría una mirada tan infantil.

Jongin amaba aquella mirada aún más, por no ser lo que imaginaba.

Kyungsoo abrió la boca para comenzar a hacer todas las preguntas que tenía en mente, llenó de aire sus pulmones pero, fue interrumpido antes de comenzar.

"Kyungsoo... deja de pensar tan alto."

*Discúlpenme los errores de ortografía y/o redacción. Sé lo horrible que es encontrarse con ellos ;;
Gracias por leer♥

traducción, kaisoo, exo, sonata

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