Palabras:1,788
- Creo que no va a ser este año.
- ¡Pero tiene que ser! Soo, ¡yo creo en un milagro!
Jongin abrazó al menor por atrás mientras observaban el cielo oscuro de pocas estrellas.
Kyungsoo sintió los labios de Jongin contra su cuello, formando una de esas sonrisas.
- No te preocupes Jongin, si no es este año, ¡con certeza será el próximo!
El pequeño aseguró las manos de Jongin contra su pecho mientras aprovechaba la sensación de tener el pecho de este contra su espalda. Jongin murmuró algo contra la piel de él y apretó más los brazos de ambos, dejando que los ojos se cerraran peligrosamente. Se quedaron en silencio por algunos minutos. Kyungsoo observando el cielo en la espera de algún milagro navideño y Jongin dejando su respiración ser asfixiada contra la piel perfumada del otro. El silencio que crearon fue interrumpido por el alto sonido del estómago del más alto, algo que hizo que Kyungsoo soltara una baja sonrisa y girara su cuerpo para quedar frente a su amante que tenía las manos sobre su barriga y un pequeño puchero formado en sus labios.
- ¿La cena va a tardar mucho?
Murmuró y fregó su barriga en circulos mientras ésta aún soltaba más ruidos que para Kyungsoo, eran casi hilarantes. El menor aseguró la mano del otro con fuerza y fueron hasta la cocina, sin prisa. Jongin prácticamente se arrastraba por la casa, con sus zapatillas rojas, jeans y suéter verde con dos renos bailando bordados en el frente.
En la sala habían puesto un árbol de navidad, sin luces, porque tantas luces, fuertes y titilantes, aún incomodaban los ojos de Jongin.
- Ya hace casi cinco años que tuve mi cirugía y aun no puedo ver la nieve caer.
El joven gruñó y se sentó sobre el lavabo de la cocina, balanceando los pies hacia el frente y hacia atrás.
- Probablemente el destino está sólo esperando la hora correcta. En los dos primeros años no podías ver bien, en el tercero viajamos a Australia y el año pasado estaba más caliente de lo normal y la nieve sólo cayó de madrugada.
- ¡Y te pedí que me despertaras!
- Kim Jongin, si te vieses durmiendo, entenderías por qué no te quise despertar.
- Ronco muy alto y me muevo mucho.
- Pareces un niño dormido, no tenía el coraje de despertarte cuando me abrazas... ¿Crees que me arriesgaría a quedarme sin ti sujetado a mí en la noche sólo por causa de una tonta nieve?
Kyungsoo dijo divertido mientras movía algo que estaba al fuego con una cuchara de madera. Pero se extrañó al no tener respuesta de Jongin. Miró hacia a un lado y vio a su novio con la cabeza caja, con los cabellos ya morenos cubriendo sus ojos. Tenía las manos sobre su regazo y jugaba con sus dedos.
- ¿Todo bien?
Preguntó preocupado, disminuyó la llama del fogón y se aproximó más a Jongin, buscando su mirada y pasando sus manos por las rodillas de éste.
- No es sólo una nieve tonta Kyungsoo... Antes, yo apenas recordaba navidad, y no entendía porque las personas le daban tanta importancia a esa fecha... Kris me contó una vez que en navidad, él y su novio vieron la nieve caer juntos y que, aquél momento lo cargará con él para siempre, aunque su novio y él ya no estén más juntos...
Kyungsoo se arrepintió de la forma en cómo había tratado todo aquello. La nieve para él era algo banal, ya la había sentido, visto e ignorado varias veces y era difícil entender la importancia de aquello para Jongin.
El horno hizo un sonido estridente que alarmó a los dos y hasta Laika que hasta ahora estaba dormida cerca de la chimenea. Kyungsoo mostró una pequeña sonrisa a Jongin y trató de sacar la comida del horno, y preparar la mesa mientras Jongin se encojía en el sofá con Laika a su lado, ya roncando de una forma graciosa que hizo a Jongin reir, pero no se olvidó de su tristeza un poco infantil.
- Ya está la cena.
Kyungsoo murmuró mientras pasaba la mano en el hombro del otro que se levantó prontamente con prisa y andó hasta la mesa, dónde se sentó al frente de Kyungsoo. Los dos miraron el lomo recheado que Kyungsoo había preparado con tanto cariño, pero Jongin no tenía cara de tener hambre. Aunque su estómago dijese lo contrario. Dijese no... gritase lo contrario.
- ¿No vaz a comer?
Kyungsoo preguntó al tomar una cucharada llena de arroz y dejarla en su plato.
- Perdí el hambre.
Sus palabras continuaban contradiciendo a su estómago que hizo un sonido aún más alto.
- Jongin...
El mayor suspiró, tocó el puente de su nariz y colocó el plato frente suyo, lanzó entonces una mirada seria a Jongin, como cuando se conocieron, era un Kyungsoo que Jongin no había de hecho, visto, el que Kyungsoo no quería que viese.
- Si ese berrinche tuyo es a causa de esa maldita nieve, detente ahora. No quiero que mi navidad sea arruinada por culpa de una estupidez tuya.
A Jongin no le gustaba esa mirada de Kyungsoo, ellos normalmente no peleaban y cuando lo hacían, las discuciones acababan en cuestión de minutos, y aquella no tenía previsión de terminar.
- Maldita nieve... No reclamo de las cosas que te gustan, no digo nada porque te hacen feliz... Por ejemplo, tienes la manía de lamer todas las cucharas dulces, de raspar la holla hasta que no sobre nada... Yo lo encuentro horrible e innecesario, pero no te digo nada porque cada vez que terminas de comer un dulce, hasta el final, abres una sonrisa enorme... y ahí vale la pena escucharte destruir mis hollas.
El más joven miró su plato con una leve sonrisa en el rostro.
Kyungsoo cambió su mirada por comlpeto, como si tuviese ganas de llorar, aunque no lo fuese a hacer. Observó al otro frente a él con la cabeza baja, como si estuviese pensando en todos los momentos en que sacó a flote aquella manía que tenía.
Jongin sacudió su rostro en silencio, pasó sus manos por este y abrió una gran sonrisa, dejando sus ojos semi-cerrados y una falsa sonrisa en el rostro mientras se servía la comida.
Comieron en silencio, algo realmente diferente a las otras veces que cenaban juntos. Siempre bromeaban, conversaban sobre el día, la semana, el mes, sobre las noticias que vieron en la TV y lo que pasó en el último episodio del dorama que estaban viendo juntos y que a veces Kyungsoo se perdía por adormecer en medio de éste.
El silencio entre ellos era siempre muy incómodo.
Terminaron de comer en silencio, lavaron las vajillas en silencio, se sentaron en el sofá en silencio, separados uno del otro en cada punta del sofá y una muy confusa Laika entre ellos.
- Voy a dormir...
Jongin se levantó y respiró hondo, dándole la espalda al otro.
- ¿No vaz a esperar la nieve? ¿Quieres que te despierte?
Kyungsoo se levantó después de él, estirando una mano para mantenerlo cerca de sí, pero sin tocarlo, no sabía si debía.
- ¿Para qué? Es una tontería...
Jongin sonrió y pasó una de sus manos por los cabellos antes de dar un pequeño bostezo.
Kyungsoo dio un paso hacia el frente y aseguró la mano del otro con fuerza. Sin decir nada más, sin dar explicaciones, sólo la aseguró con fuerza, tomó la manta que estaba sobre el sofá y arrastró al joven hacia fuera del apartamento.
En la terraza, Kyungsoo guió a Jongin a sentarse en la mesa donde pasaron tantas horas contando estrellas, y echó una manta sobre él.
Llamó a Laika para que se sentara junto a ellos dos y tomó otro cobertor, andó hasta donde estaba su novio y se acurrucó a su lado.
- No saldré de aquí hasta que comience a nevar.
Kyungsoo refunfuñó y recargó su cabeza en el hombro del otro.
Continuaron en silencio, por lo menos dos horas. Jongin ya roncaba pero Kyungsoo se mantenía despierto, contra su voluntad. Arisco y huraño, ya había pasado por su cabeza en levantarse y arrastrar a su novio hacia adentro de la casa varias veces, pero ya había comenzado aquello así que debía ir hasta el final.
- ¿Por qué está tan caliente en invierno? ¿El mundo se va a acabar?
Masculló a la perra que estaba acostada en el piso a su lado, que sólo le lanzó una cansada mirada seguido de un suspiro canino.
Kyungsoo bufó y se movió, intentando encontrar una posición para quedarse al lado del otro. Se quedó con el rostro a la misma altura del de Jongin, respirando con fuerza, como si quisiese despertar y al mismo tiempo no.
El más joven terminó por despertarse sintiendo la respiración caliente del otro contra su rostro. Jongin sonrió y se levantó.
- Kyungsoo...
Murmuró el muchacho, fregando sus ojos.
- ¿Vamos a entrar? Está tan frío...
Jongin afundó su cuerpo contra las mantas y miró al mayor que estaba terminando de sentarse.
- ¿Estás seguro?
Jongin respondió la pregunta con una sonrisa y un leve balancear de cabeza. Los dos entonces, se levantaron, resolviendo entonces entrar en casa para dormir más cómodos.
Laika se adelantó y corrió hacia dentro del apartamento caliente, Jongin fue detrás y Kyungsoo después.
Jongin ya estaba dentro de la casa cuando miró hacia atrás buscando a Kyungsoo que se había detenido. El menor estaba parado justo al lado de la casa, con el rostro hacia hacia arriba y una gran sonrisa, tocando la punta de su nariz con la punta de sus dedos.
Kyungsoo bajó el rostro, sonriendo y mirando a Jongin que parecía no entender lo que acontecía. El menor entonces corrió hacia adentro, tirando las mantas al piso y jalando al joven hacia afuera de la casa, donde inmediatamente sintió algunas gotas heladas contra su rostro, y no era lluvia.
Los dos dejaron de sonreirse el uno al otro, antes de mirar al cielo de donde pequeños copos de nieve caían sin prisa y sin fuerza.
Los ojos de Jongin brillaban en el más puro azul mientras intentaba captar con ellos cada copo que caía. Los que iban contra el rostro de Kyungsoo, él los tocaba con las puntas de los dedos como si los intentase guardar para sí, como si cada copo fuese una sensación completamente diferente.
En ese momento Kyungsoo entendió que realmente valía la pena estar con los pies descalzos en el piso frío, y tener el viento contra su rostro, valía la pena esperar por la nieve caer, todo fuese con aquella sonrisa.
No se entregaron presentes de navidad, no los hallaban necesarios, sabían que el mayor presente que podían tener ya se les había dado.
Se tenían el uno al otro.
Y la nieve caía.