Frases #01 - Levi/Eren

Sep 29, 2013 18:21

Tabla.

Hacía tanto que no publicaba un fico aquí.

Rubor.

Levi se había ruborizado, pero la mirada que le dio a Eren prometía una muerte lenta y dolorosa si osaba contarlo.

Fe.

Lo único que quedaba en situaciones desesperadas, como ésta, era tener fe. Levi tenía fe en Erwin y Eren había decidido tenerla en Levi.

Uno.

Eren era irremplazable, para la humanidad, para el ejército. Para todos. No era de extrañar que también lo fuera para Levi; pero más que irremplazable, para Levi era único.

Tremor.

Pensar en cómo sería el mundo sin titanes siempre lo emocionaba. Se imaginaba visitando cada rincón, sin quedarse demasiado tiempo en algún lugar. Se imaginaba despreocupado y feliz. Imaginaba que nunca conocía la desesperación ni el dolor. Imaginaba que nunca conocía a Levi. Y temblaba.

Contraste.

A veces, Eren creía que el sargento Levi lo odiaba. La atmósfera alrededor del sargento casi siempre era tranquila, pero cuando él aparecía, saltaban chispas y el contraste era demasiado como para pasar desapercibido.

Casi.

Erwin lo sabía casi todo (probablemente lo único que no supiera era cómo acabar con los titanes de una vez por todas). Erwin siempre sabía cuando iba a llover o cuando alguno de sus subordinados le ocultaba algo. Sabía cuando Hanji tenía sobredosis de chocolate y no quería que nadie se enterara y también sabía cuando Levi miraba dos segundos más de lo normal a Eren y creía que nadie se daba cuenta. Erwin lo sabía casi todo y por eso era el jefe.

Prueba.

Más que una soldado, Hanji era una científica. Por eso, a nadie sorprendía que hiciera todo tipo de pruebas ridículas o saliera con preguntas que no tenían que ver con nada -¿puedes contar y leer al mismo tiempo? ¿Sí? Muéstrame-. Pero cuando sus experimentos empezaron a incluir la observación, el registro y la intromisión entre Eren y Levi, la gente comenzó a tomar cierta distancia. No querían estar cerca cuando la paciencia de Levi se agotara.

Recobrar.

Mojas tus labios secos, respiras profundamente y cuentas hasta diez. Tratas de recobrar la calma y cuando no lo logras intentas decidir qué será mejor, si golpear a Eren o besarlo para que se calle. Ese niño puede ser tan desesperante.

Sonrisa.

Mikasa los miraba siempre que estaban juntos. Observaba la forma en la que Levi relajaba ligeramente los hombros y la imperceptible sonrisa que aparecía en el rostro de Eren. Esa sonrisa juguetona que hacía mucho no veía en él, esa que aparecía cuando fantaseaba sobre sus aventuras en el mundo exterior. Era la sonrisa que Eren reservaba para las aventuras más grandes y era la que le daba a Levi.

Viento.

Eren observaba la manera en la que la capa de Levi se movía siguiendo las ráfagas de viento. A veces, si se quedaba mirándola por mucho tiempo, comenzaba a confundirla con un par de alas y entonces veía en Levi el símbolo de la libertad.

Segundos.

El tiempo que pasan juntos se reduce a segundos robados a la razón, al deber y a cualquier amenaza externa. Amenaza que varía de los titanes, a la defensa del honor perdido de Eren por parte de Mikasa, a los experimentos de Hanji o a las miradas suspicaces de Erwin y Armin. Si lo piensan bien, los titanes son los más inofensivos.

Competencia.

Levi veía a Eren y sus amigos con diversión. Eren ni siquiera se daba cuenta, pero siempre había una competencia extraña entre Mikasa, Armin y Jean sobre él. A veces no podía resistirlo y dejaba escapar una risita. Los niños de hoy eran tan chistosos.

Cicatriz.

Levi era un soldado extraordinario, rara vez tenía heridas físicas que curar y su cuerpo no tenía ninguna cicatriz. Sin cicatrices visibles, Eren no tenía mucha idea de qué tenía que reparar.

Vicio.

A simple vista, Levi no tenía ningún vicio. Algunos fumaban, otros bebían y algunos más buscaban desahogarse con sexo. Él no, le parecía repugnante. Lo único que podía hacer era limpiar obsesivamente; limpiar la sangre, limpiar su cuerpo y mantener la mente en blanco. La presencia de Eren lo ayudaba con lo último, pero aún no decidía si valdría la pena ensuciarse o no con él.

Suspiro.

Era pegajoso y cada que separaba los dedos podía ver cómo un fino hilo de semen escurría. Era asqueroso. Volvió la vista a Eren, que tenía los ojos cerrados, el rostro y cuello enrojecidos y una expresión de satisfacción en el rostro que nunca le había visto. Suspiró sin muchos ánimos, al final resultó que sí valía la pena ensuciarse con Eren.

fics, anime/manga, tablas

Previous post Next post
Up