Título: Una pesadilla que duró hasta navidad
Personaje/Parejas: BrasilxArgentina, Chile, Uruguay, hints de la Vene y la Coco
Clasificación: M (tanto por el final como por la bocota de Manu)
Advertencias: Mucho amors? Y no está beteado... así que perdonen las fallas. También, no se hablar portugués, así que Luciano quedó medio extraño... creo yo
¡¡Regalito para
bersekerDisclaimer: Hetalia no me pertenece, le pertenece a Hidekaz Himaruya. Los personajes utilizados en este fanfic, sin embargo, le pertenecen a sus respectivas dueñas, dicho sea:
Argentina (Martín):
roweinBrasil (Luciano):
hina_teh_shitzChile (Manuel):
roweinUruguay (Sebastián):
rowein Una pesadilla que duró hasta navidad
~ El Principio ~
Su pesadilla empezó el lunes, oh, el asqueroso lunes. Lo más sorprendente es que su pesadilla empezó estando él despierto. La verdad fue todo una coincidencia... o al menos eso le gusta creer.
Sucedió cuando iba caminando por las calles de su hermosa Buenos aires. Era temprano pero las calles ya estaban llenas de gente yendo de acá para allá, comprando regalos de último momento y algunos sólo dando un paseo (aunque eran los menos). Bueno, dejando la descripción de su hermosa capital, todo dio inicio cuando, viendo los escaparates, divisó, en el reflejo de la vitrina, una silueta curvilínea bastante atrayente. Y él, como el galán que era, no podía dejar pasar la oportunidad de conocer y halagar a tan bella dama. Sin más se acercó con paso tranquilo, casual, ya era todo un profesional en esto.
- ¿Qué hace una muchacha tan bella sola por las calles de Buenos Aires?- cuando la mujer en cuestión se dio la vuelta, se dio cuenta de que, definitivamente, no era Argentina... o por lo menos no en su totalidad.
- ¿Eh? ¡Oh! Pues, gracias por el halago guapo- dijo la mujer con mucha picardía guiñándole un ojo a Martín. El rubio se fijó esta vez en sus facciones: morena, de cabello negro y cejas un tanto más gruesas de lo que se veía normalmente. Sin embargo las facciones de la muchacha eran finas y su estatura eran algo común de ver en Argentina.
- Che guapa, decime, vos no sos Argentina 100% ¿no?-
- Pues mira que sos curioso. La verdad es que sólo soy mitad Argentina, el otro 50% es Brasileño. Aunque nací aquí, en Buenos Aires. ¿Alguna otra pregunta mister curioso?-
Martín no supo porqué, pero cuando pensó en una mezcla entre un Argentino y una Brasileña, a su mente vino... bueno, lo que él llamó la imagen equivocada.
Se imaginó una escenita... comprometida entre él y Luciano.
Su corazón latió violentamente ante aquello (y como no Martín xD) y sus mejillas se sonrojaron fuertemente. La muchacha rió levemente, muy coqueta, y volvió a hablar.
- Che, me has caído re-bien, ¿Me das tu e-mail? Para que nos conozcamos más- Martín, aún en las nubes, sacó un papelito (que siempre tenía listo en su bolsillo) donde tenía anotado su e-mail.- ¡Vaya! Vos si sos un hombre preparado...- leyó el papelito- ...Martín. Esperá que te doy yo también el mío- La muchacha sacó un papelito de su bolso y le escribió su mail a Martín. Se lo puso en la mano ante la falta de reacción de Martín y luego le dio un beso en la mejilla- Bueno, cuidate Martín, un gustazo conocerte guapo- y la muchacha desapareció. Dejando a Martín con cara de tomate en mitad de la calle.
Luego de aquel primer incidente se vinieron una seguidilla de coincidencias que terminaban por devolver a su imaginativa mente aquella primera imagen y muchas más. Ya tenía casi una película porno (Y de bastante buena calidad) en su cabeza, y lo peor era que no podía sacársela de ahí.
Lo peor era que ya ni siquiera podía mirar minas, siendo que era uno de sus pasatiempos, pues verlas ya no le causaba las ganas de flirtear que antes le causaban. Debía estar pasándole algo, esto no era normal.
Todo empeoró el día en que en la esquina de su cuadra se instaló una pareja Brasileño-Argentina que venían a hacer su vida aquí. En especial porque no pasaron desapercibidos, pues, apenas llegaron, hicieron una estruendosa fiesta y, además, instalaron un negocio de pan.
Terrible...
Y lo peor es que desde el inicio sólo había pasado un día, y en sólo un día su pesadilla había evolucionado lo que él creía que ocurriría en largo tiempo.
- Necesito hablar con alguien de esto...- se dijo el día tres (o sea el miércoles) de su pesadilla luego de haber soñado con la primera parte de su película, donde él y Luciano SALÍAN en plan pareja, e... iban al parque de diversiones, y... hacían cosas de pareja como subirse a la rueda de la fortuna... y... se besaban y....
Ya no quería seguir recordando, porque se ponía rojo y sentía que el corazón se le iba a salir por la boca. Lo peor es que no podía quitárselo de la cabeza, ni siquiera mientras se duchaba... aunque eso le parecía un tanto lógico.
- ¡¡Ya sé con quién puedo hablar!!- dijo saliendo del baño atropelladamente con sólo una toalla a la cintura. En la sala su jefa ni siquiera lo miró.
- Martín si vas a ir a hablar con Manuel, dos cosas: 1.- ponte algo, ya sabés que a Manuel esa gracia no le gusta, recuerda que la última vez casi te lanzó al canal; y 2.- Llévale mis saludos a la Bachi.-
~ El Desarrollo ~
Luego de seguir los consejos de su jefa, Martín salió a ver a su vecino, menos mal que por ser nación podía obtener pasajes a otros países rápidamente. No había avisado a Manuel, así que no esperaba nada.
- (...) Feliz Navidad de ti para mí, Feliz Navidad de mí para ti... Santa Claus viene a la ciudad... (...). ¡Che mirá, puedo ver a Manu por la ventana! Voy a asustar al boludo...- Apresuró su paso pero, cuando llegó lo suficientemente cerca para distinguir que ocurría, se quedó de piedra.
Manuel no estaba solo... estaba bien acompañado... con un pelinegro de tez morena y un cuerpazo... uff... que te mueres.
- ¿Pero qué...?- Se acercó un poco más para ver que pasaba, aunque se arrepintió de hacerlo al ver lo que vio...
Luciano se acercaba lentamente a Manuel, sus caras a centímetros de distancia... probablemente el chileno pudiese sentir su aliento cálido en la cara y su corazón estuviese latiendo tan fuertemente como el suyo lo haría... y...
Se dio media vuelta, camino al aeropuerto lo más rápido que sus piernas y el taxi dieron. Aunque no volvería a su casa, iba a visitar a quien debió haber ido a ver desde el principio.
- - En el interior de la casa de Manuel - -
- Manu, tienes algo en el pelo-
- ¿eh? Puta la wea, si me lavé el pelo recién...- se pasó las manos por el cabello- ¿Me lo quité?-
- No, deja que yo lo saco- Luciano se acercó lentamente a la cara de Manuel, sin quitar sus ojos de la infame cosa, y, cuando estuvo lo suficiente cerca para determinar que era y en que pelo se hallaba, quitó la cosa. Resulta que era un pedacito de papel.- Listo-
- ¿Tenia’i que acercarte tanto weón? Si alguien hubiese visto eso habría pensado que soy fleto y que me iba’i a dar un beso-
- Pero es que no lo veía bien-
- Sí, sí, ya sé weon. Gracias igual-
- Entonces, Manuel, me vas a ayudar-
- Sipo, obvio weón, que mejor regalo pa’ Martín que este... en too caso, hablaste ya con Sebastián. Ya sabí que sin su ayuda la wea no funciona-
- Sí, ya arreglé tudo con mi Chegado (Usé el diccionario que hicimos en la comu, gomen nasai si no suena bien _-_) Sebby-
- Dale. Entonces déjanos todo al Seba y a mí, tú sólo preocúpate de venir bien “arreglado”-
- - Siguiendo con Martín - -
Cuando llegó al aeropuerto Sebby lo estaba esperando. La verdad su llamada lo había asustado un poco, nunca había escuchado a Martín así de desolado, ni siquiera en los funerales de San Martín.
- ¡Martín! ¿Qué te pasó?- Martín no le dijo nada, sólo lo abrazó... y Sebastián pensó que, quizá, lo de la fiesta de Navidad si venía como anillo al dedo para que Martín se alegrase, sólo esperaba que Manuel hubiese estado dispuesto a ayudar.
(...)
Luego de lo que Martín le había contado, sólo quedaba una pregunta que hacer.
- ¿Estás seguro de que no estaban haciendo otra cosa? Sabes que Luciano es muy cariñoso con la gente, y eso es SIEMPRE.-
- Sí, pero no con todos es ASÍ de cariñoso- dijo limpiándose las lágrimas
- A ver, déjame ver si entendí bien. Ibas a casa de Manuel a contarle de tu trauma cuando lo viste a él, en su casa, con Luciano, muy cerca los dos y, luego de eso, ¿corriste sin ver el final?-
- ¿Y qué querías que hiciera? ¿Crees que soy masoquista o algo así para quedarme a ver?-
- No, pero yo insisto que debe haber sido otra cosa, no lo que tú te imaginaste. Sabes que Manuel no tiene ese tipo de interés por Luciano.-
- ¿Y cómo querés que yo sepa eso?-
- Por como se comporta Manuel ante cualquier demostración homosexual... bien lo sabés tú Martín-
- Sí... en eso puede que tengas razón...-
- Además... tengo otra pregunta que hacerte... ¿Por qué esto te afecta tanto? No creo que se por Manuel- Martín se sonrojó ante esto, aunque no supo que responder, y sólo volvió a hacerse la pregunta a sí mismo.
- No sé Che, de verdad que no sé... Sólo me molesta-
- Pero no es por Chile-
- No, no es por Manuel... Es por... Luciano- Y tuvo que relatarle a Sebastián toda su “pesadilla”. Sebastián sonrió con un brillo en sus ojos ante esto, aunque Martín no se percató.
- Ya... ¿Y no crees que eso es estar enamorado?-
- ¿¡Qué!? ¿De qué hablas Sebby? ¿Cómo me voy a haber enamorado de Brasil?-
- ¿Y por qué no?-
- Porque... porque... no sé, ¿Por qué no?-
- Realmente no tenés motivos para no enamorarte Martín... es algo normal, creo yo. Y no creo que harían mala pareja-
- No lo sé, ¿De verdad creés que me enamoré?-
- Sí- dijo de manera llana y sincera. Martín hundió su cara entre sus manos, en un colapso de pensamientos... y se dio cuenta de que ya no había nada que hacer... Sebby tenía razón.
- Ya, tranquilizate y ándate a descansar un poco. Si querés te podes quedar acá esta noche-
- Gracias Sebby, sos el mejor- Martín le dio un abrazo y un beso a su hermano antes de irse a la habitación que siempre usaba cuando se venía a quedar.
- Y ahora yo tengo que realizar algunas llamadas...- sus lentes brillaron, y no sólo por sus inseparables brillitos glamourosos.
~ El Final ~
Muy temprano en aquella fastidiosa noche buena (o al menos ese día era) Martín se levantó debido a un insistente golpeteo en su puerta... bueno, la puerta del cuarto de huéspedes de Sebastián.
- Martín, ya levantate, mirá que se nos hace tarde para alistarte-
- ¿Alistarme? ¿Para qué?- dijo reprimiendo un bostezo
- Pues para la fiesta de Navidad de hoy ¿No recuerdas que ayer en la noche llamó Manuel para avisarnos y tú dijiste que sí?-
- No...-
- Entonces estabas demasiado dormido - a Sebastián le brillaron sus lentes tras la puerta, pero su voz no tuvo ningún rastro de duda o mentira- Así que ya, levantate, que hay que salir a hacer unas compras antes-
- ¿Compras? Pero si yo ya tengo todos los regalos...-
- Sí, pero yo no, me falta uno. Andá, acompañame...-
- Ya bueno, sólo porque eres tú Sebby-
- Gracias, sos lo mejor, ahora ya, alistate, que salimos dentro de poco-
(...)
La tarde de compras con Sebby fue... caótica, al menos para Martín, pues el otro rubio insistía en probarle varios tipo s de ropa, insistiendo que para quien no tenía regalo tenía la misma talla que él.
Finalmente estuvieron listos y, ya de vuelta en su amado hogar, Argentina se cambió para la “fiesta”. La verdad es que no tenía ganas de ir, pero, según Sebby, él le había prometido tanto a él como a Manuel que iría. La verdad él no recordaba nada de ello, pero si Sebby había dicho que así era... no tenía razones para no creerle.
Su celular empezó a sonar, supo enseguida quién era, nadie más lo llamaría a esta hora.
- Aló, Sebby, ¿qué querés? Ya te dije que ya iba-
- No soy el Seba weón, soy el Manuel.- Martín se sonrojó un poco ante esto, y también le volvió un poco de la sensación de dolor en el pecho de hace unos días
- Ah, lo siento boludo. Bueno, ¿Qué querés? Ya sabes que sí voy para tu casa-
- Sí, lo que te quería decir es que, si quieres, puedes traer tu saco y cosas para quedarte a dormir acá. No sé, como igual vamos a terminar tarde la fiesta y creo que en mi casa igual caben, se pueden quedar a dormir. No sé, si querí no má’-
- ¿De verdad che? Dale, copado, gracias-
- De nada weón, bueno, te espero. Chau-
- Adiós-
Que raro que Manuel los invitase a dormir, generalmente tenían que amarrarse a su casa cuando las juntas duraban mucho, porque el chileno lo único que quería era que se fueran... decía que si se quedaban le dejaban más “La cagà’”. Pero bueno, quizá se le subió la navidad a la cabeza.
(...)
Al llegar a la fiesta se encontró con todos sus hermanos y vecinos latinoamericanos todos reunidos, charlando, tomando ponche (wo, la cuestión antigua el ponche! xD) o comiendo los aperitivos que el chileno había puesto en las mesas. Apenas entró Sebby fue a saludarlo, preguntándole si había traído sus cosas para quedarse a dormir. Asintió y Uruguay le informó que estaría con él en la habitación. Eso lo alegró bastante. Luego se les acercó el dueño de casa (Chile) a preguntar si Uruguay ya le había dicho que compartían pieza y si quería que se la mostrara.
- Dejá, yo lo llevo- dijo Uruguay
- Dale, igual si necesitan algo por acá estoy- y se perdió nuevamente en el montón de gente
- Que anda amable Manuel... ¿Qué le pasó?-
- Espíritu Navideño Martín, ahora vamos, para mostrarte la habitación pronto-
(...)
Luego de ver donde quedaba la pieza y de dejar sus cosas, Martín se unió a la celebración. Bailó un rato con Itzel, con Catalina, incluso con la presumida Vene, aunque con ella más que bailar discutieron todo el rato (cosas de ego supongo xD) y luego fue a conversar un rato con los hombres.
- ¡Martín! Que bueno que has venido, No te había visto- Llegó Luciano al grupo y al pobre Argentino eso le cayó como un golpe al estómago.
- Hola Luciano...-
- ¿Eh? ¿Qué te ocurre Martín? Estás desanimado...-
- No es nada...-
- No creo que sea nada Martín, cuéntame...- Los demás, ante las miradas de “desaparezcan desubicados” de Sebastián y Manuel, se fueron corriendo poco a poco, hasta que los otros dos, sin darse cuenta (bueno, por lo menos Martín) quedaron solos.- Cuéntameeee, vamos....-
- No es nada Luciano, en serio... ¿Me podés dejar solo?-
- No-
- No te pongas pesado por favor, déjame ya, que quiero estar solo un poco ¿sí?-
- No quiero-
- ¡Ya no molestés Luciano! De seguro que tenés cosas más interesantes que hacer, como flirtear con Manuel-
- ¿Eh? ¿Y por qué flirtearía con Manuel?-
- ¿Y cómo no? Si el otro re-bien que estabas pegadito a él-
- ¿El otro días?- Luciano realmente no entendía ¿Qué día?
- Ya no me estés boludeando (¿? No sé si está bien usada la expresión _o_), si ayer bien que estaban cerquita lo dos, así que ya, andate y no me estés jodiendo-
- ¿Ayer? Pero si ayer yo... ¡ah!- finalmente Luciando pareció recordar, y una sonrisa burlona apareció en sus rostro- Eso, sólo le estaba sacando algo del pelo a Manuel-
- Sí claro, así se llama ahora-
- ¡De verdad! Es que Manuel tenía un papelito en el pelo y no se lo podía sacar-
- Ya sí, seguro me lo creo, ¿Por qué no te vas a boludear a otra persona Luciano? Pará de joder que yo ya me voy- y Martín se fue, dejando a Luciano con la palabra en la boca.
A Martín, por más que el pobre brasileño lo buscó y lo buscó, no lo vio nadie más. Excepto Manuel, que sabía seguro donde estaba.
- Oye weón, sabí que todo el mundo te anda buscando ¿No?- Llegó el chileno, sentándose al lado de Martín, bajo la Araucaria que estaba un poco más allá de su casa de campo (que era donde tenían la fiesta).
- ¿Y a vos que te importa?- Dijo escondiendo más la cara en los brazos. Manuel suspiró y se sentó a su lado
- ¿Me podí contar que wea te pasa?-
- No-
- Puta el weón simpático, uno trata de ayudar y así le pagan...-
- ¿Ayudar? ¿Y que me vas a poder ayudar vos si en parte tenés la culpa?-
- ¿yo? Pero si me he portado bien estos días, que yo recuerde ninguna caga’ me he mandado-
- Obvio que no sabés que es una cagada, pero para mí lo es-
- ¿Me podí’ decir siquiera? Como pa’ poder defenderme digo yo-
- No, ya, dejalo y ándate, ya se me va a pasar, mirá que Luciano te debe estar esperando-
- ¿El Luciano? ¿Y por qué me estaría esperando el Luciano? Si ese weón te anda buscando a ti como enfermo-
- Si claro, te apuesto a que Sebby te dijo que me dijeras eso-
- No weón, es la verdad...- Y de repente a Manuel se le prendió la ampolleta, y juntó dos más dos con lo que le contó el Seba ayer y... tachán...- Me estás webeando que creí que el Luciano y yo estamo’ andando-
- ¿Qué?-
- Que si crees que Luciano y yo estamo’ saliendo-
- Sí, bien que estaban re-juntitos ayer- y Manuel se echó a reír, que idiotez... Tanto enredo por esta wea.
- Eso es porque Luciano me estaba sacando un papel del pelo weón perseguí’o, además, a vos que te importa lo que haga yo con el Luciano- dijo esto último con tono de “ajá, yo lo sé todo, sé que te gusta”
- Nada, por eso te dije que ya se me iba a pasar-
- A no, a vos no te pasa naa weón, así que me lo vai a contar si o sí-
- Estás igual que Uruguay boludo-
- ¿y? Ya, cuéntame rápido que sino al Luciano le da un infarto-
Y le contó lo mismo que a Uruguay pero más resumido
- Ahh... entonces esta’i enamorao’, y listo... ¿Qué esperai para decirle? Te aviso que si no le decí no se va a dar cuenta weón-
- ¿Y vos te crees que es fácil?- ya había aceptado lo del enamoramiento, pero, de ahí a decirle era un laaaargo trecho.
- Bueno, nunca te ha costado flirtear con la gente Martín, no veo porqué esto te cuesta tanto-
- Porque esto ya no es flirtear Manuel, es... más serio-
- ¿y? Si no se lo dices tú nunca se enterará y perderás la oportunidad-
- ¿Y si me dice que no?-
- No va a pasar, créeme. Ahora vamos, que si no de verdad le va a dar ese paro- Manuel le tendió la mano para que se pusiese de pie, Martín la aceptó, limpiándose las lágrimas.
- Gracias che, no me lo esperaba de ti-
- Y no vuelvas a esperar que ocurra de nuevo weón, a la próxima unas cuantas chucha’s y se te va a tener que pasar la wea- aunque Martín sabía que eso era mentira, porque el chileno se sonrojó totalmente cuando lo dijo- Bueno, vamos-
(...)
Y finalmente llegó la hora del intercambio de regalos. Martín había entregado casi todos los suyos, sólo le faltaba entregar el de Sebastián y el de Brasil.
- Che Manuel, ¿Sabés donde está Sebby?-
- ¿eh? El Seba dijo que iba a buscar unas cosas a su pieza, así que ahí debe estar. Aunque igual subió hace rato, ¿Por qué no lo vai a ver?-
- Dale, ya vuelvo-
- Oka-
Cuando Martín subió una figura emergió de detrás del sofá. Una figura con lentes y brillitos.
- Pan comido-
- Pensé que iba a ser más difícil convencerlo, le dije que estabai arriba y subió al tiro-
- Sí, es que anda como distraído ahora-
- Menos mal, no estaba ya para más mariconerías...-
- Che, no seas así, si sabés que igual no te desagradó-
- No weí, mucho problema...- aunque la verdad es que la sonrisa no se le iba de la cara. Se sentía bien hacer algo por los demás de vez en cuando.
~ Última escena de la pesadilla ~
Cuando entró a la habitación esta estaba oscura como boca de lobo.
- ¿Sebby?- y apenas prendió las luces... algo saltó y lo abrazó fuertemente por la espalda.- ¿¡Qué...!?-
- Te atrapé- susurró una voz conocida a su oído. Se le erizaron los vellos de la nuca e, instantáneamente, intentó liberarse del fuerte abrazo... sin lograrlo.
- Suéltame Luciano-
- No quiero- El Argentino lo intentó nuevamente, ésta vez con más fuerza, pero obtuvo los mismos resultados
- ¿Por qué no te vas a coquetear con alguien que ande de ánimo para ello Brasileño?-
- Lo mismo podría decir Argentino-
El silencio que cayó entre ellos era denso
- ¿Por qué no te vas con el Chileno si se llevan tan bien?- dijo de nuevo, esta vez iba con toda la molestia y celos. Luciano obviamente notó aquello... y se regocijó de haber escuchado a Uruguay, para saber que respuesta dar.
- ¿De verdad eso es lo que quieres?- Martín no esperaba esa respuesta, y le dolió... aún así, apretó los puños y se tragó el dolor, después de todo ¿Eso es lo que quería no? Algo que le confirmase que realmente Luciano tenía interés en estar con el chileno.
- Sí, che, déjame solo de una vez...- Luciano lo soltó a regañadientes, más le valía a Sebastián estar en lo correcto, o ya vería.
Lentamente comenzó a retirarse de la habitación y, poco a poco, de los hermosos ojos verdes de Argentina empezaron a caer lágrimas. Luciano supo que ya no lo estaban viendo y lentamente se acercó al rubio. Ante la sorpresa de éste último, Luciano tomó su cara entre sus manos con mucha suavidad y, con gran cariño, retiró las lágrimas saladas que caían por las pálidas mejillas.
- ¿Ya ves como no querías que me fuese?- Y lo besó. Y fue mágico, Martín nunca olvidaría ese primer beso con Luciano y viceversa. Su corazón latió fuertemente, esperaba que el corazón del brasileño estuviese latiendo con la misma fuerza.
Subió su mano y la apoyó en el fuerte pecho, para comprobar lo anterior.
El corazón de Luciano latía tan fuerte como el suyo.
- - Abajo en la fiesta - -
- Manuel, ¿Has visto a Brasil? Es que quiero darle mi regalo de navidad...-
- Yo creo que mejor te esperas a mañana Venezuela-
- ¿Por qué? Estoy segura de que vino a tu fiesta... si lo vi llegar y hasta conversé con él-
- A lo que se refiere Chile es a que Brasil está... ocupado por ahora. Dijo que mañana estaría libre- Si bien la chica pelinegra no captó mucho a lo que se referían Chile y Uruguay, su compañera sí que lo hizo.
- Mejor vámonos señorita María, creo que tienen razón- le dijo toda avergonzada jalando a Venezuela de la muñeca
- ¿Pero qué dices Colombia? De seguro que tendrá tiempo para verme hoy... No creo que esté tan ocupado... ¡Es Navidad!-
- Justamente por eso se lo digo señorita Venezuela, justamente por eso...-
- - De vuelta con la habitación del amors...- -
Las cosas se caldearon rápidamente y, más pronto que tarde, terminaron ambos entrelazados recostados en una de las dos camas de la habitación.
El beso, obviamente, había aumentado de intensidad y ahora sus lenguas se encontraban en una complicada y sensual danza por el dominio del poder. Aunque los labios del brasileño pronto quisieron explorar más territorio argentino y empezaron a dejar un caminito hasta el níveo cuello del rubio.
- mmm.. Luciano...- gruño-gimió el rubio cuando el de piel oscura besó-mordió con un poco más de fuerza cierta zona cercana a su oreja. Una sonrisa se extendió por el rostro moreno y volvió a atacar aquella zona, dejando una marca de propiedad.
- mío...- susurró con voz profunda y cargada de pasión mientras sus labios seguían bajando a medida que con sus manos desabrochaba hábilmente los botones de la camisa que Martín usaba en esos momentos. Agradeció mentalmente a Uruguay por decirle a Martín que se vistiese con camisa.
- No... es justo- dijo Martín entre suspiros. Brasil lo miró con extrañeza.
- ¿Qué cosa?- su respuesta llegó mediante una acción. EL rubio aplicó su fuerza y los volteó, quedando él sentado a horcajadas sobre Luciano.
- Esto- Y ésta vez el ataque fue Argentino, al igual que la exploración, la cual empezó por el lóbulo de la oreja en un lado y con caricias sensuales por el flanco sur. Empezó a subir la polera del moreno con presura, y Luciano no puso ninguna oposición cuando esta fue descartada, al igual que la camisa del Argentino.
Martín siguió con sus besos a través del fuerte abdomen del brasileño, mientras sus manos viajaban más al sur todavía, jugando con el cierre del pantalón del objeto de sus afectos. Luciano soltó un gruñido de placer y una maldición. Luciano se sonrió y empezó a besar la zona de peligros por sobre la ropa. Pero Luciano decidió ya no quedarse atrás y sus manos traviesas se pusieron manos a la obra, empezando por jugar con las tetillas de su rubio acompañante. El cual, deteniendo su juego de besitos, no pudo suprimir un gemido. Luciano aprovechó para levantarlo y apoderarse nuevamente de aquella boca que le pertenecía. El beso fue pasional y fogoso, eso no detuvo a las traviesas manos de Luciano, las cuales siguieron un camino de caricias a través de la espalda de Martín hasta llegar a su trasero, el cual acariciaron sin vergüenza.
- Luciano- chilló-gimió despacito el Argentino. Luciano lo miró con una sonrisa en los labios y volvió a besarlo, esta vez metiendo sus manos en el pantalón del rubio y viajando a la zona delantera. Ya no aguantaba más, así que, impaciente como era, empujó al Argentino quedando bruscamente sobre él y quitándole ropa interior y pantalones al mismo tiempo. EL rubio se sonrojó ante la lasciva mirada que recibió.
- Hermoso...- luego se lamió los labios, lo que hizo sonrojar aún más a Martín.
Luciano encontró esto muy tierno, con lo que su mirada se suavizó un poco antes de bajar y besar con cariño las mejillas de su amante. Llegó con sus labios hasta su oído y susurró:
- Estoy enamorado de ti Martín, ¿Serías mío?- Con esto a Martín se le aceleró el corazón (más aún) de felicidad. Abrazó a Luciano por el cuello y le dio un tierno beso en los labios, el cuál igualmente se convirtió en un beso fogoso.
Cuando se separaron Martín se acercó al oído de Luciano y susurró:
- ¿Crees que te habría dejado llegar tan lejos si no me sintiese igual?- Luciano lo miro con su encantadora y gran sonrisa antes de volver a besar los labios del rubio.
En tanto, alcanzó con sus manos el lubricante que había dejado al lado de la cama y se colocó un poco en los dedos.
Sus labios bajaron hasta la zona débil de Martín y empezaron a lamer y morder, mientras sus dedos se acercaron a la entrada d Martín.
- Esto va a doler un poco- Martín asintió. Y Luciano empezó con al preparación, limpiando las lágrimas de dolor que se formaron en los ojos de Martín con su lengua.- Lo siento-
- No lo sientas...- y Martín lo besó.
Cuando Martín finalmente estuvo “preparado” Luciano removió los dedos, ganándose un suspiro molesto del argentino. El brasileño sonrió con satisfacción y se introdujo en Martín con un gemido de placer.
Martín derramó unas pocas lágrimas de dolor, que nuevamente Luciano limpió.
- No te muevas todavía...-
El moreno asintió, aunque se moría de placer por moverse. Para aliviar un poco el sufrimiento de su rubio tomó entre sus manos el glande argentino, ante lo cual el susodicho gimió de sorpresa y placer. Empezó a acariciarlo lentamente de arriba abajo, con lo que el argentino olvidó el dolor y le dio el sí.
Los movimientos empezaron a un ritmo lento, al igual que las manos de Luciano, hasta convertirse en frenéticos y llenos de placer a medida que ambos se acercaban al climax.
- Lucia...no!!- gimió el rubio cuando el brasileño tocó cierta zona- Ahí... de nuevo... ah!-
Para Martín era demasiado placer. Mucho más que en una relación con cualquier mujer. Se sentía en una nube de placer, en una vorágine de placer, estaba alcanzando el clímax.
- LUCIANO- gritó y desparramó su semilla entre los abdómenes de ambos.
La presión que hicieron las paredes del interior de Martín sobre Luciano fue demasiado para este, el cual también llegó a su clímax.
- MARTÍN-
Luciano cayó sobre el rubio y se quedó un tiempo ahí, reconfortándose con el corazón de su amante. Depositó un suave beso sobre el pecho de Martín antes de salir de él y recostarse a su lado y besarlo suavemente en la mejilla y luego tiernamente en los labios.
- Te amo Martín- Martín lo observó con ojos cansados y felices, subió su mano y acarició con suavidad la mejilla de Luciano
- Yo también te amo Luciano-
Compartieron un tierno beso antes de que Luciano se levantase
- ¿A dónde vas che?-
- Hay que lavarte antes de dormirnos, te llevaré- y lo tomó estilo princesa. Martín se sonrojó pero no hizo nada por liberarse, porque cierta zona le dolía horrores.
- Menos mal que Manuel no dejó al lado del baño che, sino... -
- ¿Cierto?- sonrió Luciano. Martín lo miro con sospecha
- ¿Esto estaba planeado no?-
- No... como va a ser...- pero Luciano era un pésimo mentiroso
- Y lo de la camisa y que Sebby no estuviese acá arriba y... Vaya, como no me di cuenta-
- Feliz Natal- dijo Luciano con una risilla y besó nuevamente los labios de Martín, muy feliz. Martín devolvió el beso y se sonrió.
- Che, ahora le voy a deber altos regalos a esos boludos...-
quien diría que todo empezó como una pesadilla
Fin
=D!
Feliz Natal Berseker!! =D!!
Ojalá te haya gustado!! Que pases muy felices fiestas!! ^ ^