Despertar después de una magnífica noche de sexo debería de ser algo maravilloso y aunque en mi caso, en parte, lo era, otra gritaba colérica porque no deseaba despertarse y abandonar la cama.
Quería quedarme allí con el cuerpo de Jared contra mi espalda, sentir su respiración sobre mi cuello, enviando escalofríos por toda mi espalda. Poco a poco me di la vuelta para ver su rostro, ya que sería la última vez que tendría la oportunidad de verle así quería recordarlo todo.
Jared dormía como un crío, incluso su rostro se había aniñado no teniendo que cargar sobre sus hombros con todos los problemas diarios. Elevé una mano para tocarle con la yema de los dedos las formas de su rostro; sus labios, su nariz aguileña, su pelo. Sonreí con cariño, aguantando las ganas de volver a besarle.
Ya no podía.
-Veo que ya estás despierto.
Di un bote al escuchar la voz de Jared y verle abrir los ojos.
-¿Estabas despierto?- inquirí, sorprendido de que si era así no hubiera dicho nada antes.
-Sí, desde hace un rato - sonrió con dulzura pasando un brazo por mi cintura.
-¿ Por qué no has dicho nada?
-No hacia falta, estaba muy a gusto contigo así.
No me esperaba que dijera eso, pero mucho menos que en besara en la frente como si realmente significara algo. Sería tan fácil caer, tan sencillo aceptar todo lo que me decía...
...al menos si no recordaba una y otra vez las palabras de Chris.
-Jensen...
-Mmm...-murmuré cautivado por el olor que desprendía su cuerpo.
-¿Tienes algo que hacer el viernes?
Si dijera que estaba sorprendido me quedaría corto. ¿Por qué narices quería saber qué iba a hacer el viernes? La primera idea que me vino a la cabeza era alguna de sus otras lecciones para que tuviera una cita.
Sonreí con cansancio, iba a librarle de un peso de encima.
-No es necesario que quedemos, Jared.
Frunció el ceño extrañado, no comprendiendo lo que decía.
-Que no tienes por qué quedar conmigo para ayudarme a ligar - suspiré -. En realidad iba a decírtelo antes, pero todos tus consejos han servido de mucho. Este viernes tengo una cita.
Si no lo creyera imposible diría que acababa de darle un mazazo. Este se incorporó precipitadamente; su expresión dura y fría, una que no había visto nunca en él.
-Así que mañana tienes una cita, ¿eh?
-Sí, con el chico de la tienda del que te hablé - respondí con timidez, sin saber bien por qué sentía que estaba haciendo algo mal.
-Vaya, vaya, creía que no ibas a llamarle - pronunció con una rabia y sarcasmo que me puso la carne de gallina -. Nunca habría imaginado que pasarías de ser un chico incapaz de ligar a uno que está con varios chicos a la vez.
-¿Cómo...? ¿De qué estás hablando?
-Y esto ha sido algo así como como una práctica, ¿no? No podías dejar que tu cita viera que, a pesar de tu edad nunca nadie te había tocado.
>>¿Qué iba a pensar entonces de ti, eh, pequeño Jensen? Quizás que nunca nadie ha dado nada por alguien como tú.
Fue un golpe directo al corazón. Yo había pensado eso miles de veces, después de todo era un caos en todas las citas que tenía y por mucho que me gustara pensar que todo era culpa de los chicos con los que salía, no podía evitar darme cuenta que también - o tal vez mayormente - lo era mía.
-Quizás tengas razón, tal vez sea alguien de poco valor, pero tú no eres nadie para decírmelo. Solamente eres quien contrató Chris para ayudarme. Nada más.
Los ojos de Jared se transformaron en una sola línea, todo hostilidad y rabia, y por un momento pensé que iba a golpearme. No tenía ni idea de qué era lo que había hecho para que se comportara así, pero algo dentro de mí me dijo que era mucho mejor callarme a seguir con esta pelea.
Él pareció pensar lo mismo porque se dio la vuelta y levantó sin decir nada más, todo ángulos rectos y tensión contenida. Recogió la ropa del suelo, poniéndosela sin darme a tiempo a pensar qué podía decir o hacer para arreglar lo que fuera que había destrozado.
-...Jared...
-Ya hemos terminado las lecciones, Ackles, creo que ya has aprendido más de lo que necesitabas. No voy a molestarte más.
No me dio tiempo de objetarle nada, con la camisa aún a medio poner salió de mi habitación y segundos después escuché como se abría y cerraba la puerta con un fuerte portazo. Agarré con fuerza las sabanas sintiéndome más desnudo de lo que ya estaba.
-Soy un jodido gilipollas - maldije, golpeando el colchón con toda la fuerza que tenía.
Ahora no solo no iba a tener ninguna relación minimamente importante con él, sino que ni siquiera íbamos a poder ser amigos.
Lo último que pensé antes de volver a echarme sobre la cama y desear que se abriera un agujero debajo de mí que me tragara, fue que solo yo era capaz de joder las cosas tanto que no hubiera forma de volver a arreglarlas.
El viernes llego inexorablemente y no estaba convencido de si eso era algo bueno o malo. Una parte de mí quería que llegara la cita con Welling para así auto demostrarme que nada había pasado, que seguía igual que siempre: tranquilo y feliz sin la presencia de Jared. Otra parte sentía que todo esto de la cita no era más que un error, una forma de traicionarme a mí mismo.
Muchas fueron las veces que estuve a punto de llamarle para cancelarla con cualquier excusa, pero no lo hice. Era lo que había estado esperando desde hacia bastante tiempo; tener una cita con una persona medianamente decente con quien pudiera disfrutar y, tal vez si había suerte, tener posibilidades de algo más.
Era extraño ver como la vida podía cambiar en tan poco tiempo, nunca me había preocupado demasiado por Jared. Era mi vecino, uno del que no quería saber nada y que sentía que era alguien que no merecía que gastara mi tiempo en él. Ahora que ya le conocía y sabía cómo era realmente en lo único que podía pensar era en lo mucho que echaba de menos verle llamar a mi puerta, pidiendo entrar solo porque le apetecía pasar algo de tiempo conmigo. O simplemente tener una de nuestras típicas “discusiones” en mitad del pasillo sobre cosas estúpidas y triviales.
Debía de ser una de esas paradojas de la vida, pero todo sobre lo que había renegado una vez era lo que más echaba de menos ahora.
Había intentado arreglar las cosas con él durante estos dos días, pero me había dejado bastante claro con su frialdad que no había nada que arreglar. No quería saber nada de mí a no ser que fuera estrictamente necesario.
Suspiré con cansancio mientras que miraba mi reflejo ante el espejo, llevaba unos pantalones vaqueros negros y una camisa del mismo color. Sí, estaba guapo, atractivo, pero ante todo estaba cansado y apático.
“Menuda forma de ir a una cita”
El móvil empezó a vibrar sobre la repisa del servicio y estuve a punto de no responder al ver en la pantalla el nombre de Chris, después de todo gracias a que él me “abriera los ojos” yo me había mostrado como un idiota con Jared.
-¿Sí? - espeté.
-¿Qué tal va mi chico, eh? ¡Una cita! Me siento como una madre que ve como su polluelo alza su primer vuelo.
-Chris, creo que ha llegado el momento de dejar lo que sea que andas tomando.
-Bah, eres un gruñón no sabes cómo divertirte - suspiró teatralmente-. Pero yendo al grano, dime ¿cómo es el chico ese con el que vas a salir? Quiero detalles explícitos.
Como un relámpago que lo asola todo a su paso, una idea cruzó mi mente con fuerza.
-¿Cómo te has enterado de que tenía una cita?
Escuché su risa profunda a través de la línea.
-Jared me lo dijo ayer por la noche mientras hablamos por teléfono.
--¿Has hablado con él?! - agarré con más fuerza el móvil, queriendo saber por completo de qué habían hablado.
-Sí, estaba algo raro. No sé, como cansado...o raro, aunque lo cierto es que no conozco mucho a ese chico y..
-¿De qué hablasteis?
-Oh, pues sobre todo de ti. Quería decirme que ya no iba a darte más clases porque ibas a salir con un chico que conociste en tu tienda.
-Oh vaya...
Me mordí el labio inferior con fuerza. Ahora ya sí que había perdido todos mis vínculos con Jared, no es que esperara que fuera a volver a hacer su papel de profesor, pero si lo seguía siendo yo sí que tenía una excusa para ir a verle...ya ni siquiera tenía eso.
-Aunque he de decir que ese chico me ha sorprendido muchísimo.
-¿Por qué?
-Bueno, he de decir que no quería que dejara de ser tu profesor. No es que no creyera que tenías una cita, si no más bien que te conozco lo suficiente como para saber que lo difícil para ti es que esta salga bien. Pero él me aseguró que tú ya estabas más que preparado para ello, además de que me dijo que no podía seguir haciéndolo porque se había equivocado completamente al aceptar este trabajo.
>>Y lo más increíble, hasta me dijo que me devolvería gran parte del dinero que le había dado como anticipo.
-¿No quiere cobrar nada? - pregunté sin dar crédito a lo que escuchaba.
-Por lo que se ve no, no sé qué es lo que le habrás hecho pero el chico parecía bastante afectado...Y ahora en lo que verdaderamente nos atañe, ¿cómo es ese chico con el que vas a quedar, eh?
-Chris, lamento no satisfacer tu curiosidad pero tengo mucho en lo que pensar, así que voy a colgarte ahora mismo. Buenas noches.
Cerré el móvil, intentando poner en orden mis pensamientos. No comprendía por qué había llamado a Chris ahora para decirle todo eso, bueno en realidad no es que no lo entendiera sino que no quería hacerme ilusiones sobre los posibles significados que esto pudiera tener. Era tan fácil creer que todo esto era porque él también sintió algo más durante estos días, pero también más doloroso porque si se trataba de eso significaba que había perdido más de lo que creía.
¿Cómo iba a arreglar todo esto? ¿Cómo podía arreglarlo todo para que las cosas volvieran a ser como antes?
Sin dar aún con la respuesta, me guardé el móvil en el bolsillo trasero del pantalón, salí de casa directo hacia mi coche intentando pensar con algo de claridad. El calor del interior del coche me ayudó a empezar a ver las cosas desde otra perspectiva.
¿Qué era lo que realmente quería? En parte, obviamente, quería lo que desea todo el mundo, ser feliz. Tener a una persona con quien estar a gusto y con quien compartir mi tiempo; eso era lo que había querido desde hacia mucho tiempo, pero ahora algo había cambiado no me valía cualquier hombre; solo Jared.
De pequeño mi madre me había dicho que lo más difícil es saber lo que uno quiere de verdad, aceptarlo y saber enfrentarte a tus deseos. Una vez que consigues eso, el resto es mucho más sencillo porque el siguiente paso a ese que queda es solo el de luchar por conseguir lo que quieres. Y justo era eso lo que me quedaba a mí por hacer...
...aunque aún me quedaba algo más por hacer: acabar con la cita. Sabía que era algo deplorable por mi parte, pero prefería quedar mal con ese chico si con ello tenía posibilidades de arreglar las cosas con Jared.
Cogí el móvil de nuevo y busqué su número en la agenda. Sentía un fuerte malestar en el estómago que no se podía traducir como otra cosa más que culpa. Mentiría si dijera que todo salió bien, por muy majo que daba la sensación que debía de ser ese chico a nadie le gusta que le den plantón en el último momento.
Bien, acababa, oficialmente, en convertirme en un cabrito integral. Esperaba que por lo menos las cosas con Jared mejoraran lo suficiente como para no convertirme en un solterón del montón.
Volví a salir del coche dispuesto a comerme el mundo. No iba a marcharme de la puerta de su casa hasta que escuchara todo lo que tenía que decirle, y yo podía ser muy cabezota cuando quería. Subí las escaleras de dos en dos, deseando llegar cuanto antes para empezar de cero de una maldita vez. Nada más llegar a nuestro piso y ver su puerta la aporreé como un loco desquiciado, la hubiera echado a bajo si no fuera porque uno, no tenía la fuerza necesaria y dos, tampoco poseía el suficiente dinero como para afrontar el coste de ponerle otra nueva.
-¿Quién es? - preguntó la voz de Jared desde el otro lado de la puerta, voz cansada y apagada.
-Soy yo, Jensen, quiero hablar contigo.
-No tenemos nada de lo que hablar. Vete a tu casa.
-No. No voy a irme hasta que no abras la puerta y pueda hablar contigo de una vez por todas.
Escuché unas maldiciones susurradas por lo bajo. La cosa, por ahora, no pintaba nada bien.
-Mira, no me importa, vale, vas a salir con una persona, genial. No tienes que darme más explicaciones, no somos nada tú mismo lo dijiste.
-Por favor, abre la puerta y déjame explicártelo todo. Solo eso, si luego no quieres saber nada más de mí me iré sin decir más que decir.
A los pocos segundos la puerta se abrió lentamente mostrando a un Jared que tenía toda la pinta de acabar de levantarse, pantalones anchos de pijama y una camiseta de manga corta gris. No esperé a que me invitara formalmente a entrar, entré en cuanto tuve el espacio suficiente. Era la primera vez que estaba en su casa y tenía que decir que si no tuviera cosas más importantes en las que pensar ahora mismo tendría la boca abierta, empezando a plantearme si el trabajo de gigolo era tan malo como la gente lo pintaba.
-Lo primero, lo siento. Desde un principio me he comportado mal contigo, siempre he sido un grosero y pensaba que simplemente porque eras más guapo que la media pensé que eso te hacia ser una persona que se creía superior a los demás, pero lo que nunca me imaginé es que era al revés; que era yo quien al subestimarte perdía como persona.
>>Después todo esto de la cita...yo...nunca pensé que podría hacerte daño. Desde un principio creí que todo lo que hacías era porque Chris te había contratado, no porque en sí quisieras hacerlo. Pero después de hablar con Chris hace un rato, me he dado cuenta de que quizás yo no era el único que pensara que podía haber algo más entre nosotros - tragué saliva con fuerza, tenía la garganta demasiado seca -. ¿No vas a decir nada?
-¿Qué pasa con tu cita? - inquirió con la mirada fija en mí y los brazos cruzados por delante del pecho, en una clara pose defensiva.
-La he cancelado por teléfono, dudo mucho que tan siquiera quiera volver a verme la cara nunca más.
Sonrió levemente complacido. Podía no haberme perdonado aún, pero por lo menos había bajado un poco las defensas algo que esperaba que me permitiera llegar hasta él. Me acerqué poco a poco hasta él, midiendo todos y cada uno de mis pasos a la espera de que en cualquier momento fuera a decirme que me diera la vuelta y saliera de su casa de una vez por todas. No lo hizo, solo mantuvo los ojos pegados a los míos, observándome con detenimiento.
Puse mis manos sobre sus mejillas instándole a que bajara la cabeza y así pudiera besarle, se resistió un poco al principio, pero después me dejo hacer. Le besé con fuerza, intentando decirle con el beso todo lo que no había sido capaz con palabras. Fue un beso corto y poco cooperativo por su parte. Después de un tiempo prudencial apoyo sus manos sobre mis hombros y me apartó de él con suavidad, pero firmeza.
-¿Y ahora qué Jensen? ¿Vienes a mi casa a pedirme disculpas y tengo que olvidarlo todo? Además, aunque lo hiciera no duraríamos ni un mes debido a mi trabajo.
Me mordí el labio con fuerza sabiendo que estaba en lo cierto, pero aún así quería darnos una oportunidad.
-¿Tienes algo que hacer mañana? - le pregunté olvidándome de todo lo demás -. Porque hay una película que podría alquilar, ya sabes, acción a raudales y poco argumento. Yo me encargaría de la comida, por supuesto...
Negó con la cabeza lentamente, mientras que murmuraba algo que sonó como “este chico me supera”.
-¿Estás seguro de que sabes dónde te metes?
-Perfectamente. Voy directamente a conseguir lo que quiero.
Esta vez cuando volví a besarle no se apartó, al revés, bebió de mí de la misma forma que yo bebía de él.