Y falta poco, no me cuelguen a mi...
Acarició con su pulgar los finos labios de Jared, sin poder evitar relamerse los suyos; en un movimiento reflejo. Disfrutó viendo el interés en los ojos de Jared, llevó la mano hacia la nuca para indicarle se acercara. Ahora sí, el beso supo a gloria con algo de chucherías; pero eso solo lo hacía más rico. Aun le costaba dejarse llevar y se maldecía a si mismo por lo torpe que se ponía al intentar brindar a Jared alguna caricia como las que éste le daba a él. Una vez se lo dijo, le preguntó a Jared que era lo que veía en él, que porqué lo aguantaba tanto siendo tan diferentes, que debería buscarse alguien con quien pueda compartir gustos afines, pero el poder de convencimiento que tenía la lengua Padalecki le despejó todas las dudas, claro está que después de besarlo hasta dejarlo sin aliento, le brindó un argumento al que no pudo encontrarle puntos flacos.
Fue un beso lento, exploratorio, de reencuentro y de afirmación acerca de lo que querían. Las manos de Jensen sujetando por detrás la cabeza de Jared, mientras que las de éste se habían decidido por aprisionar el cuerpo de Jensen por la cintura. A veces alguno iniciaba un camino de besos desde el rostro hasta el hombro, otras veces se saboreaban lamiéndose cuando no querían romper el contacto. Pero siempre buscaban darse el mayor placer posible que podían sacarle a sus ajetreadas vidas.
No querían apresurar las cosas, su relación no se basaba en cuantas veces tenían sexo o hacían el amor. Lo de ellos se basaba en algo más profundo, en poder ser el pilar en la vida del otro, para ellos el amor trascendía lo físico.
Eso no significaba que no aprovecharan la ocasión, como en esos instantes. La mano de Jared ya se estaba colando en el interior del pantalón desabrochado en algún momento por quien sabe quién, sopesando el añorado peso del íntimo miembro de su pareja, moviéndolo como si fueran las olas del mar, sacándole gemidos placenteros cuando no aguantaba más y no podía morderse los labios para evitarlos. Ya estaban consiguiendo moverse a la par, volviendo a pensar como si solo fueran uno cuando de repente un teléfono interrumpe el clímax, el sonido es bajo al inicio pero va subiendo el volumen a medida que lo dejan sonar. Eso termina por romper la serenidad del ambiente, que incluso Harley había intentado preservar sin siquiera pedir su comida.
- Es tu teléfono, le dice Jensen. Libérate rápido mientras alimento al chucho.
Jared resopló frustrado por los acontecimientos, disgustado por haber olvidado silenciar el celular.
No reconocía el número, estaba considerando no responder e ir junto a Jensen, que ya se estaba haciendo cargo de continuar preparando el desayuno mientras Harley comía desesperadamente. Pero la conversación de la tarde anterior volvió a él recordándole las palabras de su gran amigo y ex jefe; las que le avisaban que pronto se pondría en contacto con él una persona que sería de gran ayuda para su labor, y que si bien no serían compañeros de trabajo porque a Gabriel (que así se llamaba el sujeto) le gustaba trabajar solo, podrían hacer una que otra investigación juntos.
Gabriel lo necesitaba porque al parecer había ocurrido un crimen en la jurisdicción en la que él se encontraba y si bien ya contaban con la ayuda policial, el cadáver ya llevaba varios meses en descomposición y le vendrían muy bien sus conexiones para dar con el culpable. Le prometió que en media hora estaría junto a él, anoto la dirección que le dictaba y concluyó la llamada.
Sentía la mirada de Jensen sobre su nuca, se había puesto de espaldas a él porque era la única manera de aceptar el encuentro con el detective en ese momento. A pesar de que no había una mala expresión en el rostro de Jensen, los ojos no podían ocultar el desacuerdo ante el próximo abandono por ir a cumplir su labor.
- Trataré de volver lo más pronto posible amor, ¡Intenta no extrañarme! - Se acercó hasta Jensen para darle un beso de despedida, y de paso robarse de su plato unas galletitas para el camino. Cuando ya se encontraba en la puerta se vuelve a Jensen - Antes de que me olvide, en la laptop deje unas búsquedas que hice, son los destinos posibles a los que podemos ir para nuestro primer aniversario. Si no te agrada ninguno, estoy abierto a opciones.
Dicho eso, cerró lo puerta y Jensen se lo quedó viendo por la pequeña ventana mientras subía al coche y se ponía en marcha con dirección a la escena del crimen.
Aniversario.
Esa palabra dicha por Jared congeló su corazón. En el buen sentido, claro está.
Aun no podía creer que ya hayan pasado once meses y una semana desde que le dijera a Jared de intentarlo. Nunca creyó que duraría tanto. Si le preguntan ahora, no tendría reparos en confesar que nunca esperó sentir lo que Jared le hacía sentir cada día, o lo importante que era recibir en cualquier momento del día algún mensajito de texto, no importaba lo que le dijera; era Jared y su continuo interés en su persona. A veces lo llamaba, durante las veces que estaban separados por encontrarse en alguna feria expositora o seminarios y le relataba una historia vendría fantástica de lo que había sido su día. Era increíble que a pesar del tiempo que llevaban juntos siempre tuviera algo que contarle, alguna travesura infantil, y lo mejor; cuando las cosas que contaba eran protagonizadas por él.
Se dispuso a comer algo mientras chequeaba los sitios a los que posiblemente viajaría. Mientras bebía despacio el te blanco iba mirando tranquilamente los diferentes destinos. A causa de su trabajo podía afirmar que ya había visitado la mayoría de esas ciudades, pero no se había movido de lo que era la zona céntrica del lugar, no había hecho excursiones ni disfrutado sus paisajes como lo haría en esta ocasión. Se había quedado soñando cómo sería estar junto a Jared en cada uno de esos sitios cuando el timbre sonó insistentemente.
Le parecía sumamente rara la forma en la cual era tocado, imaginó lo peor. Pero el alivio volvió a él cuando al abrir solo se encontró a Jeffrey y Pam, los rostros de sus amigos mostraban una expresión extraña.
- ¿Se encuentra Jared? - Preguntó su tío.
Él negó con la cabeza, terminando de tragar el último bocado de galletas.
Los hizo entrar y sentarse cómodamente en el sillón de tres cuerpos, les ofreció algo para tomar a lo que denegaron aduciendo que debían contarle algo de forma inmediata.
Entonces se sentó frente a ellos expectante y con la incertidumbre a flor de piel porque a Jeff nunca, en todo el tiempo que lo conocía lo había visto así, no eran nervios, era algo más. Sus ojos tenían un brillo, como el de Pam, pero menos aguado.
Carraspeó tratando de llamar la atención de ambos porque ninguno empezaba a decir nada, se mantenían agarrados de la mano y boqueando sin poder emitir sonido.
Jeffrey fue el que tomo coraje y luego de una profunda respiración en la que largo el aire lentamente empezó a contarle lo raro y descentrado que se encontraba al inicio de su retiro, lo hosco que se había vuelto por no tener nada que hacer, pero que con la ayuda de Pamela fue logrando un nuevo equilibrio. Jensen asentía ante las palabras, pues si bien casi no lo había visitado, sabía de ello por el contacto telefónico que mantenían.
Le pidió que continuara, y Jeffrey le confiesa lo que tanto había hablado con Pamela y que era el momento de llevarlo a cabo. Era relativamente joven y Pamela estaba en el momento justo, así que fueron varios meses de búsqueda infructuosa hasta que en el día de hoy le habían dado la feliz noticia.
Jensen no entendía nada, en algún momento del relato debió haberse perdido de alguna palabra clave porque ahora estaba perdido en el mar de palabras que salían de la boca de su tío.
Y Pam se notaba tan emocionada que solo lloraba, esperaba que de felicidad.
Tuvo que frenar la verborrea porque necesitaba le aclare de que cosa estaba hablando, porque no tenía ni pies ni cabeza lo que le contaba. Jeffrey se lo quedó mirando como si recién ahora recordara que nunca se lo había mencionado a él. Porque era un tema muy delicado y no quería crear falsas esperanzas. Pero ya estaba de casi ocho semanas y el médico les aseguro que todo marchaba como debía.
- Vamos a tener un bebé Jensen, y queremos que seas el padrino.
Con esas pocas palabras a Jensen le terminó de cerrar todo ese panorama extraño en el que se veía envuelto.
Debería sentirse feliz por él, por ellos. Es lo que Jared a veces le decía, pero era algo que no había vuelto a sentir aún. Y Jeffrey no esperaba que saltara de alegría, ya estaba más que adecuado a su comportamiento, y sabía cómo manejarlo para evitar esos silencios incómodos que se producían con las personas que no le conocían.
- Ahora si te aceptaremos esas bebidas, para celebrar la buena nueva - Se abrazó a ambos, porque era una de las pocas cosas que no le molestaba hacer con ellos.
Jared estaba feliz por la noticia. Cuando Jensen se lo dijo aquella misma noche, a ojos de cualquiera parecería que estaba informando del clima. Pero no para él, que ya le conocía ciertos gestos y podía distinguir en la voz cierta emoción y dicha al contárselo.
Las siguientes semanas se pusieron más raras que lo habitual. Jared estaba teniendo más horas laborales que de costumbre por consiguiente llegaba a su casa con la energía al límite, cenando pocas veces y cayendo muerto al lado de Jensen; que ya ni se molestaba en esperarlo despierto. Pero lo que no veía Jared era que segundos después de desfallecer en la cama, Jensen le quitaba el calzado y demás prendas para que pueda estar más cómodo al dormir y nunca dejaba de taparlo.
Había veces que podían desayunar juntos, esas veces era Jensen el que despertándose más temprano preparaba el desayuno para llevárselo a la cama.
Según sus palabras, era que así podía pasar algún tiempo con él. Estaba a una semana de plazo de lo que Jared llamaba aniversario y Jensen aun no había tenido una decisión del destino. Quería hablarlo con Jared, acordarlo entre los dos, y decidió que de ese día no iba a pasar. Así que se plantó en el cuarto con esa determinación.
Jared estaba desperezándose y se estiraba pareciendo el doble de largo de lo usual. Se lo quedó viendo hipnotizado, a veces se olvidaba que ese gigante le entrego su corazón desde el primer encuentro y que es un total desinhibido, haya o no otras personas en su entorno. Pero al que pudo ir adaptándose, y Jared a él.
- ¿Qué haces Jen? Está muy frío aquí - le dice desde la somnolencia con la voz rasposa que tanto le gusta.
- Te traje el desayuno - dice señalándolo sobre la cómoda. Y debemos decidir donde iremos de viaje. Sé que es temprano, pero trabajas hasta tarde y no quiero tomar esa decisión sin ti.
- OK. Igual hoy me tome el día, quería pasarlo completamente contigo, han sido unos días de completa locura. Pero esa investigación ya acabo para bien de los padres de esa pobre chica. Es lamentable lo que le hicieron, pero el animal que lo hizo a esta hora va camino a la cárcel.
Esas palabras fueron un aliciente en el ánimo de Jensen y se reflejaba en el brillo de sus ojos junto a la amplia sonrisa. Se acercó a Jared, siendo una de las pocas veces que tomaba la iniciativa. Jared aprovecho el momento y tomándolo de la cintura lo volcó sobre la cama posicionándose sobre él para besarlo apasionadamente.
Sólo se separó para decirle que él era su desayuno.
Ya era media tarde cuando las necesidades biológicas ya no podían seguir siendo ignoradas, el hambre era atroz y las panzas rugían.
Jared notó, estando en el baño, cada uno haciendo sus necesidades, que las manías de Jensen son más acentuadas. Si antes revisaba el botiquín dos veces, ahora en los escasos cinco minutos que llevaban en el baño, ya lo había revisado unas diez.
Lo abría, acomodaba los frascos con las etiquetas todas al frente y volvía a cerrarlo. El cepillo de dientes debía estar colocado de cierta forma, el pomo de la crema dental no debía encontrarse apretada por la mitad sino que la parte vacía siempre abajo, por enumerar algunas cosas.
Estaba a punto de preguntarle a Jensen qué lo preocupaba cuando el timbre de la puerta sonó impidiendo que la charla pudiera darse.
Se vistió con lo primero que encontró para bajar y ver quien era. Pam y Jeffrey habían sido su salvación, llegaron provistos de gran cantidad de comida como para un ejército. Los hizo pasar diciéndole que iría a avisarle a Jensen para que se reuniera con ellos.
Mientras Jared subía, ellos iban acomodando la mesa para los cuatro y dándole una rápida calentada en el horno eléctrico para que estuviera a punto.
Pasaron la tarde tranquilamente, poniéndose al día de los acontecimientos de cada uno. Pamela ya se encontraba un poco mejor de sus dolores y alteraciones que conllevaba los primeros meses de embarazo, pero como no querían dejar pasar más tiempo sin visitarlos antes de que se fueran de viaje; aprovecharon ese día.
Jared aparto a Jeffrey en un momento en el que Jensen y Pam hablaban acerca de lo que debía tener en cuenta para los próximos meses y no preocuparse cuando ocurriera. De los próximos análisis médicos.
- ¿Que te preocupa chico? - Conciso y sin vueltas, pregunto Jeff una vez que estuvieron más alejados del otro par.
- Bien, sin rodeos. OK.
Jared empezó a relatarle que notaba que los tics de Jensen estaban algo más acentuados, como si algo lo estuviera preocupando. Y le interrogó a Jeff si se debía a algo en particular, como la llegada del bebé por ejemplo.
Jeffrey miro un momento a Jensen
- Realmente no veo nada distinto. Claro que no tengo tanto contacto diario con él como lo tienes tú - le confeso luego de meditar un poco - Creo que cualquier cosa que pueda llegar a pasarle, debe estar asimilándola para poder compartirla contigo. Háblalo con él. No lo fuerces a hablar pero hazle saber que estás ahí para él. No creo sea para alarmarte.
- Tienes razón. Ha sido un año de muchos cambios para Jensen. Quizás es momento de dejar que se acomode a los nuevos acontecimientos. Siempre es un gusto hablar contigo Jeff.
Una hora después, Jeffrey y Pamela dejaban a unos tortolitos que ya no les hacían caso por estar prodigándose caricias y mimos, sin que estos se dieran cuenta hasta mucho tiempo después.
Quería abrir los ojos. Lo quería muchísimo, pero realmente se encontraba demasiado cansado. Oía como lo llamaba suavemente y hacia todos los intentos de responderle, hacerle saber que lo estaba oyendo, que no era su intención ser un maleducado ignorándolo de mala manera.
Solo consiguió ver cuando el que lo llamaba le abrió casi sin cuidado uno de sus ojos volviendo así a ver el rostro de quien más amaba. Quizás ya estaba listo para otra ronda, pero el aún se encontraba sin fuerzas. Intentó pronunciar su nombre pero nada salió de su boca, no sabía que le pasaba a su cuerpo; no era normal el dolor que sentía, provenía de sitios que no sabía que podían doler.
Busco con la mirada a Jensen, pero este parecía hipnotizado con algo que había en su pecho. De repente le dolía en la zona en la que Jensen no dejaba de escarbar.
Consiguió emitir un débil sonido muy parecido a una queja, luego un insulto finalizando en el nombre de su pareja.
Lejos de quitar el dedo su agresor lo hundió más, esta vez observándolo fijo para ver sus expresiones.
- No dejas de decir ese nombre, pero lamentablemente pequeño, tu amigo no está aquí por el momento. Solo somos tú y yo, y te prometo diversión.
Jared no entendía que pasaba. ¿Era algún tipo de nuevo juego? Lo cierto era que la inconsciencia volvió a posarse sobre el cuándo sintió una nueva herida abierta.
Se sentía en las nubes. Haber aparcado en ese bosque a medio camino de su destino para poder meterle mano a Jensen sin terminar involucrados en un accidente termino siendo una bendición. Lo que sea que Jensen le estuviera haciendo ahora lo hacía sentir en el aire, su corazón comenzaba a latir muy deprisa.
De lejos se oía un extraño sonido continuo, como de hélices, que desaparecieron tan rápido como habían aparecido. Palabras enérgicas inentendibles eran dichas a su alrededor, mientras su cuerpo bamboleaba.
Todo volvió a estar en calma.
Un piip-piip de fondo, era su única compañía. No sabe cuántas veces quería despertar para ver a Jensen pero luego de unos intentos de llamarlo unos pasos se sucedían de repente y otra vez la nada.
Era una mañana donde la temperatura era de unos 25 grados, el reflejo del sol le daba en el rostro y al abrir los ojos se alarmó muchísimo por desconocer el lugar en el que se encontraba. Entró en pánico, todo dolía horrores. Se sintió como aquella vez que fue atacado en el campo de gimnasia por un grupo que no dejaba de molestarlo y que llevaron su divertimento a un nivel nuevo golpeándolo salvajemente y si no fuera por un empleado de mantenimiento, no contaba el cuento. ¿Y si en verdad no pararon a tiempo y realmente chocaron, acabando ambos en el hospital?
El pitido se hizo más fuerte ocasionando que entraran de inmediato dos enfermeras que tomaron nota de sus signos vitales, una volvió a salir y entrar momentos después con el que sería su doctor. Para ese momento la enfermera que se había quedado lo había ayudado a sentarse en la cama, levantándola para tal fin, y hecho tomar un poco de agua. Asegurándole que el doctor le pondría al tanto de su situación, como la del tal Jensen.
El doctor tomaba nota sin responderle a sus insistentes preguntas, solo habló para indicarle a la enfermera que lo sedara suavemente. No sirvieron de nada su negativa a volver a dormir.
Esta vez, cuando volvió a despertar, no se encontraba solo. Estaban en el cuarto Jeffrey y Pamela. No tenían buen aspecto en sus rostros, no existía esa felicidad que tenían en su última reunión. Estaba asustado porque Jensen no se encontraba allí, volviendo a llevar sus latidos a mil por hora.
Intentaba hablar pero aún no le salía la voz. Movía frenéticamente los brazos intentando hacerse entender hasta que acertadamente Pam le pasó una pequeña libretita y un fibron.
Lo tomó rápidamente escribiendo todo lo que quería decir, pasaba hoja tras hoja sin levantar la vista y con facciones enojadas.
Luego de usar varias hojas, la pareja puede ver que toma una respiración profunda como de despejarse de los malos pensamientos pero cuando lo ven subir la mirada todos los sentimientos que reflejaba su rostro era el de total miedo e incertidumbre.
“¿Qué pasó? ¿Por qué estoy acá? ¿Cuánto tiempo paso? ¿Dónde está Jensen? ¿Vive?
¿Por qué no está acá? Quiero ir a verlo ahora”.
Antes de que pudieran empezar a responderle entró a la habitación un sujeto que no conocía, pero por su aspecto no era del plantel médico. Por lo que parecía, Jeffrey y Pamela lo conocían porque se le echaron encima con preguntas y amenazas que no entendía el motivo. Los murmullos entre los tres terminaron siendo aplacados por una estricta orden del extraño. Que secamente ordeno a sus amigos se retiraran de la habitación.
Lo que vino después era sacado de una de sus peores pesadillas. Luego de presentarse como policía, le dijo que estaba allí para hacerle unas pocas preguntas acerca de Jensen.
Omitió descaradamente las suyas sobre qué era lo que estaba ocurriendo y empezó a consultarle cosas ilógicas. Se negaba rotundamente a decirle nada a ese sujeto sin que antes Jeffrey le explicara qué era lo que estaba pasando y de qué intento de homicidio acusaban a Jensen.
Le escribió en el anotador que aún tenía que se sentía cansado, además de no recordar con claridad el motivo por el cual se encontraba internado.
Se recostó como pudo dándole la espalda, esperando oír la puerta abrirse y cerrarse para sentirse solo luego de un momento.
Intentaba por todos los medios que su mente le devolviera que fue lo que sucedió luego de parar a un lado del camino hasta que despertó completamente en el hospital.
Cerca de media hora después entro sólo Jeffrey con dos tazas de café diciéndole que estaba dispuesto a contarle lo que sabía. Pero que no lo interrumpiera porque esto era demasiado duro.
Primero le aclaro a Jared que Jensen estaba vivo, bien e ileso. Pero que no podía verlo.
Era una mala película de terror. Lo que Jeff le decía que hizo Jensen con él.
Era una muy mala broma y no dejaba de negar con la cabeza contradiciendo las palabras oídas. Intentó levantarse, ya se había quitado una intravenosa y había sacado la manta de encima pero el mareo y los brazos de Jeffrey le impidieron continuar su acometida.
- Mientes - Logró decir con toda la furia que tenía - ¿Por qué me mientes? - le volvió a escupir.
- Ojala estuviera mintiéndote Jared, pero así los encontraron. Estabas casi inconsciente repitiendo “Aléjate Jensen, no más”. Ambos estaban completamente ensangrentados, pero sólo tú tenías heridas abiertas, mientras que Jensen sólo se había llenado de rasguños tuyos. Ya se hicieron los análisis pertinentes y no hay rastros de una tercera persona, los restos encontrados debajo de tus uñas coinciden con el ADN de Jensen. Y los objetos punzantes hallados cerca de ustedes tenían las huellas dactilares de Jensen. Al momento de encontrarlos él se encontraba acunándote, clamando tu nombre. Parecía como que te encontró así, pero las pruebas no fueron favorables para él. No recuerda nada, no recuerda nada desde la noche anterior, en la que salieron de vuestra casa y tú saliste manejando tomando el primer turno. Eso es lo que dice.
- ¿Que va a pasarle Jeffrey? - Se guardó para sí mismo cualquier pensamiento, no recordaba absolutamente nada de lo sucedido, más allá de los magreos que habían estado dándose antes de frenar. Luego de eso, todo blanco. - ¿Se puede pagar una fianza? Tiene que haber una explicación. Él no pudo hacer lo que dicen que hizo.
Todo estaba peor. Prácticamente dejo de prestarle atención a Jeff al punto de gritarle que lo dejara solo luego de decírselo varias veces.
Paso el resto del día dándole vueltas a los acontecimientos que le habían comunicado. Intentando dar con el punto flaco que hiciera caer todo. Pero él no recordar lo estaba matando. Permaneció gran parte de la noche pensando en eso, hasta caer rendido; el sueño no era mejor. Se veía corriendo por lugares que no conocía, sintiendo la respiración de su perseguidor sobre sus hombros intentando entender que ocurría.
No podía verlo nítidamente cuando se encontraba frente a frente con él, pero sentía que debía encontrar a Jensen y así todo acabaría.
Dos días después le dieron el alta. Por insistencia fue a parar a vivir con Jeff y Pam con la excusa de mantenerlo cuidado y que no se quede aburrido en una casa solo. No le decían nada cuando preguntaba por Jensen, obteniendo miradas de lástima que lo sacaban de quicio.
Ya había sido entrevistado de nuevo por el policía pudiendo dar escasos detalles ya que aún no recordaba nada concluyente.
Quedó apesadumbrado por la noticia de que iba a celebrarse un juicio en contra de Jensen por ese y otros casos que dado el modus operandi, coincidía con otros que nunca se pudo hallar al culpable. Eso no fue lo que más le preocupaba, no creía que fueran a cargarle muertos a Jensen por lo que fuera que ellos decían le hizo. No eran estas las noticias que realmente esperaba oír.
Lo que le preocupaba era la continua negativa que recibía para ir a visitarlo. Así como la completa ignorancia en la que ambos lo mantenían respecto a su paradero.
Casi sin querer oyó un día (uno de los pocos que tenía ganas de salir a tomar fresco) del próximo juicio al que podría ser sometido Jensen, esto dependía de lo que arrojen los resultados psiquiátricos.
La idea de Jensen internado en un lugar de esos lo desespero, la sola idea le cayó como balde de agua fría. Bajó estrepitosamente las escaleras casi cayendo en el proceso. Gritándole a ambos por haberle ocultado tamaña información, amenazándolos, increpándolos, culpándolos por abandonarlo en ese sitio.
No quería escuchar razones, encaprichándose en que lo llevaran donde sea que lo tuvieran encerrado. Les rogaba y suplicaba que le dejaran hablar con él. Que hasta que el mismo lo viera no iba a parar de insistir.
Nada, ninguna de las advertencias que sus amigos le habían hecho durante esos días que pasaron hasta que el Director de la clínica les permitió realizar la visita, fueron suficientes para preparar a Jared cuando al fin pudo verlo.
De nada le valió constatar que no era de esas instituciones en las que se mantenía sedado a los pacientes para no tener que lidiar con ellos. Allí podían estar en zonas muy cómodas, pasando el tiempo interactuando entre sí, sin dejar de estar cuidados por celadores estratégicamente ubicados para cualquier eventualidad.
Le dolió muchísimo ver a Jensen con esa libertad y el vano intento de querer su compañía. Estaba más alejado de cómo lo había conocido, dejo de respirar cuando sus miradas se cruzaron. Fue una milésima de segundo, pero en la que se hizo una gran película. Nada que ver con lo que pasó en realidad.
Jensen boqueó cuando lo vio, reconociéndolo pero de inmediato se dio media vuelta y se perdió dentro de alguna habitación cercana. Fuera de la vista de todos.
Los gritos que dio Jared llamándolo terminó alterando a los demás pacientes y debieron irse. Nunca más hubo oportunidad de volver a verlo. Los días siguientes siempre obtenía la misma respuesta “El paciente había dado orden estricta de no recibir como visita a Jared Padalecki”
El tiempo pasó y todo seguía igual de mal para Jared. Poco y nada había podido rescatar de aquella noche. Los médicos le habían dicho que podría ser debido a la gran pérdida de sangre que tuvo, o el trauma por el que paso. Lo cierto era que pese a todo, Jensen nunca más iba a estar a su lado y eso era estar muerto en vida. No lo culpaba en absoluto por lo que fuera que ocurrió en ese momento, sea lo que sea que lo hubiera desencadenado o la sarta de palabras irreproducibles que le dieron como diagnóstico.
Nada de eso le traía de vuelta a Jensen, su vida estaba vacía sin él en ella. El tiempo seguía pasando afuera, riéndose de su mala suerte. Ellos habían hecho miles de planes, pequeños pasitos que iban fortaleciendo lo que existía entre ellos. Las promesas que se hicieron no iban a quedarse en el olvido. Si Jensen pensaba que alejándose de su lado, él iba a olvidarse de lo que sentía iba por mal camino.
Solo le quedaba esperar a que algún día, ocurriera el milagro de que esto fuera una larga y agónica pesadilla.
Puede que se lo haya dicho una sola vez, puede que debería habérselo repetido en más de una ocasión para que lo entendiera cabalmente, pero como en aquel primer mes, sus palabras seguían teniendo la misma fuerza y convicción que aquel mismo día. Incluso más.
Lo amaría hasta que la muerte los separe.
Los días pasaban lentamente en la institución. Aún no podía asimilar lo que la policía le dijo, las acusaciones que caían sobre él. Todo es tan contradictorio pero lo que no puede negar es el estado en el que desperto junto a Jared, recuerda como si fuera recién las cosas que Jay le rogaba casi al borde de la inconsciencia. El terror que reflejaba la mirada y el miedo con el que retrocedía cada vez que quería ver el porque de tanta sangre sobre su cuerpo, pero la negativa de Jared le impedía saber donde se encontraba la herida.
Estaban en medio de algún lugar, no recordaba siquiera que ruta habían tomado, había caído dormido a los pocos minutos de salir del departamento despertando en medio del caos.
Estaba acusado de intento de homicidio. Pero eso era completamente ilógico. No tenían bases ni fundamentos que lo llevaran a actuar de esa manera y menos con Jared.
Había declarado una y otra vez pero en ningún momento parecían creerle. No importaba los argumentos que les ofreciera. De alguna forma comenzaron a creer que se había vuelto loco. El encierro y las amenazas de tanta gente habían ocasionado que todos sus tics reflotaran sin cesar.
Asi que era un manojo de nervios cada vez que dos o más personas se acercaban a él. El estrés le ocasionaba permanecer en movimiento, ir de un lado a otro en la minúscula sala de interrogatorio, viendo de no pisar las lineas que se formaban entre las baldosas. Sujetaban el borde de su camisa, tironeándolo mientras hablaba. Repetía frases.
Cosas que lo fueron llevando a acabar donde estaba ahora. Pero no le importaba, ya que habían dejado de preguntarle y eso estaba bien para él. Era un lugar agradable, y agradecía que a nadie le interesara entablar alguna charla con él.
Lo malo era la ausencia de Jared. Asumía que una vez supiera los hechos no querría volver a verlo. Así que no le importaba pasar el resto de su vida allí dentro. Expiar culpas, intentar descubrir que fue lo que sucedió. Entender.
No esperaba verlo. No debia estar allí. Huyo como pudo a pesar de que las piernas parecían no responderle. Entro en la primera habitación que encontró, para su suerte estaba vacía.
¡Viene a por ti! Decía una voz en su cabeza. Viene a hacer lo que tu no pudiste, le susurraba una y otra vez. Lleva sus manos a los oídos tapándolos, comenzando a decir que no permitieran que Jared Padalecki se acercara a él.
Primero despacio, en voz baja pero a medida que lo repetía iba subiendo el tono de voz debiendo ser calmado por varios internos.
A los que con sus últimas fuerzas les rogó que no permitieran que Jared llegara a él. No cerró los ojos hasta obtener una promesa de ellos.