Bueno, si me aguantaron hasta aca, se merecen este último tramo
La noche que Jensen olvido
Se encontraba parado frente al espejo para ver como le quedaba la ropa que se había puesto. Giraba para un lado y para el otro, alisando las partes que veía arrugadas. Quería estar lo mas presentable posible, solo porque se lo había pedido su madre; para ella era muy importante que la cena de esa noche fuera lo mas amena posible y que ambas personas se agraden entre si. Si fuera por el no bajaría a cenar con ese sujeto, se lo había cruzado alguna vez cuando se encontraba en la oficina de Jeff y algo en la actitud del sujeto le provoco desconfianza, un mal augurio pese a que su madre le aseguraba que se sentía muy cómoda junto a el. No quería preocuparla así que guardo silencio a ese sentimiento y le juro a su madre que si ella quería intentar una vida junto a él, no veía motivo para que no fuera así.
Iba a darle una oportunidad, ambos se la merecían. Ya ha había pasado un par de años de lo ocurrido y no era sano para ninguno de los dos aferrarse al pasado, hacerlo significaría seguir sumidos en un dolor profundo que no les devolvería a las dos persona que completaban la familia que estaban armando.
Jensen recuerda como si fuera hoy el momento en el cual se quedo con su tío Jeffrey porque sus padres debían acudir de inmediato al hospital porque su hermanita estaba llegando.
Era una hermanita que había ansiado por mucho tiempo, desde que inicio el jardín de niños comenzó a pedirle a sus padres alguien con quien jugar en su casa como lo hacia en el jardín. Pese a los insistentes pedidos, no fue hasta que cumplió los diez años de edad cuando por fin recibió la tan ansiada confirmación de la noticia.
Recuerda que sus padres estaban felices por la llegada de su segundo hijo. La luminosidad en los ojos de los dos, la esperanza, la dicha simbolizaba la felicidad de ese acontecimiento. Todo eso que se esfumo tan rápidamente y a tan poca distancia de su hogar.
Jeffrey y el se quedaron en la vereda saludándolos mientras el coche se alejaba con rumbo a la maternidad, fue casi instantáneamente al momento en el cual decidieron volver adentro para tomar un chocolate caliente cuando el ruido de chirridos, frenazos, golpes llego a ellos.
No hubo tiempo para nada, ambos veían desde lejos la escena sin entender que había ocurrido. Jeffrey no lo pudo sostener y Jensen emprendió la corrida hasta allí con el deseo de no encontrar lo que su mente no dejaba de repetir.
Ya estaba cerca, podía ver como las personas que ya estaban ahí habían podido sacar a una persona. Todo era gritos, sangre, confusión. Apenas reconoció a su madre, desesperada porque sacaran a su padre del coche, pero la explosión acabo con cualquier intento.
Mas tarde, en el hospital les anunciaron que no habían podido hacer nada para salvar a la bebé. La perdida de sangre producto del golpe, sumado a que ya había roto bolsa acelero muchísimo la situación.
Desde ese día habían sido ellos dos solos. Se tenían el uno al otro, y a Jeff. Nada más necesitaban. Jensen se sumergía en sus estudios para evitar pensar en lo que ya no tenia, no se permitía tener tiempo libre, cuado las tareas de su nivel ya eran resueltas y asimiladas buscaba aprender las que conformaban parte del siguiente año. De esta forma y con ayuda de los profesores que accedieron a darle clases avanzadas logro terminar a temprana edad la preparatoria.
Hasta que apareció Tom.
Era un sujeto muy agradable, y pudo conectar con el como si fuera un segundo tío.
Atrás quedo ese prejuicio que tenia sobre el y pasaron algunos años en los que volvió a sentir lo que era tener una familia.
Hubo amor por un breve lapso de tiempo. Hasta que la paciencia de Tom llego a su límite, el accidente que se llevara a su padre y hermana había dejado incapacitada a su madre de volver a concebir. Claro que esto no era sabido ni por el ni por Jeffrey, era algo que su ella había guardado para si misma por mucho tiempo y que descubrió de la forma mas cruel.
Ni el ni Jeffrey pudo descubrir hasta que fue demasiado tarde lo que en la intimidad de la habitación de su madre ocurría.
Como en la noche de ese cuarto la vitalidad era minada de la forma más perversa y maliciosa posible, con lo más preciado y maravilloso que una mujer estaba destinada a ser.
Al principio Tom tergiversaba la situación para ponerse en el papel de victima, como si fuera ella la que no deseaba convertir en realidad el anhelo de un hijo propio. En poco tiempo la ira la volcaba en ella, calificándola de inútil y una completa perdida de tiempo. Rebajándola a utilizarla para satisfacer su apetito sexual sin importarle los daños que podría causarle durante los mismos.
Si Jeffrey hubiera podido captar los primeros cambios de actitud, quizás la situación no habría llegado a tal extremo, pero Tom hizo muy bien sus movimientos; y supo esperar hasta el momento en el cual transfirieron a Jeffrey a otra jurisdicción para profundizar el daño en su "amada" esposa.
Portarse como ciudadano ejemplar era su mejor actuación, dejar salir su monstruo interno frente a Donna, acusándola de que ella era la única culpable de sus desgracias, amenazándola con quitarle a Jensen si decía algo a alguien o lo denunciaba.
No había golpes físicos que pudieran verse a simple vista, lo único que a Jensen le llamo la atención era que cada vez que Tom lo despedía dándole las buenas noches la sonrisa en su mamá se borraba de su rostro y cada mañana las ojeras eran más pronunciadas.
Las cosas se pusieron peores luego de que Jensen y su madre pasearan durante toda una tarde por el pueblo, yendo de puerta en puerta diciendo truco o trato para recibir a cambio algunas golosinas. Tom apenas los vio entrar, riendo felices agarro fuertemente a su mamá por el brazo y la llevo escaleras arriba con dirección a la habitación de ellos. Se quedo al pie de la escalera solo porque su madre le dijo que así lo hiciera. Su cuerpo estaba temblando, porque nunca lo había visto así, agresivo y con una mirada que lo invadió de miedo. Ese no era el Tom que conocía.
Un grito ahogado lo despertó del sopor en el que se encontraba, dudaba en moverse de allí pero nuevos sonidos más claros fueron determinantes en llegar hasta donde se originaban. Avanzo agarrándose de la pared porque apenas podía mantenerse parado, con miedo de lo que fuera a encontrar, movió un poco la puerta viendo el horror que allí sucedía, el pavor le impidió hacer cualquier movimiento, pedir ayuda o quitar a Tom de encima del cuerpo inerte de su madre. Ella apenas intentaba alejar su rostro de los intentos de el de besarla, las lagrimas caían sin parar y la boca abierta en un grito mudo; y el vaivén de ese extraño que hacia tanto daño y repulsión.
Oía como la insultaba denigrándola y tratándola como basura, oía como le decía que una vez que acabara con ella iría por el pequeño Jensen. Que estaba hecho a su semejanza, y no desaprovecharía labios tan bonitos. Así aprendería de una vez por todas quien mandaba allí.
En ese momento Donna reacciono tratando de impedir que Tom saliera de allí aferrando con sus manos los brazos de este, lejos de ceder su tortura, las palabras que decía eran para seguir insultándola, tratándola como una cosa. Golpeándole el rostro con leves cachetadas, sin dejar de embestir dentro de ella, diciendo que deje de fingir, que asuma que le gusta lo que le esta haciendo; y que no se puede imaginar lo sabroso que seria degustar al pequeño Jen.
La amenazo con ir de todas formas por su hijo y en un intento de evitarlo al tomarlo de la mano lo rasguño, en un rápido movimiento y sin que pueda ver de donde lo saco, Tom apuñalo a su madre clavándole dos cuchilladas.
Una furia inmensa lo invadió y en un arranque de ira salio de su escondite corriendo hasta el gritando tan fuertemente que se podía oír en toda la manzana. No le dio tiempo a Tom de reaccionar porque de la nada ya estaba sobre el sujeto que lastimaba a la única persona que amaba con el alma, y lo trompeaba en el rostro una y otra vez.
Tom se reía, lejos de amedrentar por los golpes, lo llamaba cobarde, inútil y desagradecido como su madre; incluso aseguraba que gemiría más que ella. Que por dentro eran iguales y no importaba lo que hiciera, siempre llegaba el momento en que esa parte salía a la luz y nada de lo que hiciera lo podría evitar.
Tom tenia mas fuerza física y no le costo quitárselo de encima, forcejear no servia y Jensen se encontró de repente que sus manos estaban atadas a laque cama con el cinturón, y de inmediato era desvestido de la cintura para abajo. Le daban asco los toques del que era objeto, como lo masturbaba a la fuerza, alternaron la mano y la boca; quería gritar, pedirle que parara, pero la angustia no le dejaba hablar, solo podía llorar.
Los espasmos crecieron, el calor se acumulaba en el sin poder evitarlo, bastaron dos toques mas para que ese calor bajara vertiginosamente y fuera expulsado con muchísima fuerza hacia la boca del sujeto. Su cuerpo no le respondía, quería alejarse pero se encontraba sin fuerza, podía cerrar lo ojos y no verlo pero no podía dejar de oír como se burlaba de su llanto y que haría con el lo mismo que momentos antes había hecho con su madre.
El reflejo de la navaja choco con la vista de Jensen, que no desaprovecho la ocasión y tomando ventaja de la cercanía la tomo rápidamente. Odiaba la risa histérica que salía del sujeto, quería que cesara, quería que dejara de hablarle y acusarlo de ser igual que el, quería que dejara de decir mentiras. A cada grito que Jensen reclamaba contradiciendo lo que Tom decía, hundía la hoja filosa sobre su padrastro; una vez, dos veces, numerosas veces hasta que dejo de oírlo.
Cuando el silencio se apodero de la habitación, se quedo mirando lo que empezaba a ser el cuerpo de Tom; luego de un momento pareció darse cuenta de lo que había hecho y soltó aterrado el cuchillo arrastrándose todo lo que podía hacia atrás chocando contra la pared. En ese momento la voz de su madre llego hasta el, le hablaba en un tono calmo y apaciguador casi susurrante.
Le acariciaba la mejilla diciendo que todo estaba bien, que lo malo ya había pasado, que no se culpara por lo que había ocurrido ya que el único culpable ya había obtenido su castigo.
Jensen fue quedándose dormido con esas palabras que le repetía su madre, las que le aseguraban que el no tenia que cargar con culpa alguna, las que le juraban que Tom Hanniger era el único responsable de todo.