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Jul 08, 2011 12:04


¡¡He vuelto!! Me parexe que hace eternidades que no subo aqui pero al parecer no tanto... Aunque ya es Julio, la ultima vez fue hace dos semanas y media. Bueno, es bastante eterno ^^ pero yo no abandono nunca. A lo mejor ahora me pongo con Dumbie. Y a cer si consigo regularizarlo... Os dejos con Merope y Tom. Cada vez quedan menos...


12. Distancia

Merope está con él. Lo ve, lo huele, lo toca. Tom la acaricia y ya parece que entre los dos no hay nada. Nada más que ellos. Están tan juntos que parecen uno solo.

El espacio a su alrededor huele a la conjunción de sus olores. Las flores de Tom y el nauseabundo de Mérope. Sus ropas se impregnan del otro. El polvo y la suciedad de Mérope va a manchar las ropas limpias de Tom. Mérope solo tiene una idea en mente, y es besar a ese angel.

Y lo besa. Siente sus labios mojar los de ella, resecos hace mucho por no beber demasiada agua. Y las manos de Tom rodean su cuello, ella siente que algo nuevo la invade. Algo suave le está acariciando la piel reseca.

No tiene sentido. No se lo explica. No debería preguntarse estas cosas, debería disfrutar, pero algo se lo impide. Se lo impide la sensación de mentira. Se lo impide la sensación del sueño. Sobretodo esa efímera distancia que le hace sentir a Tom más dentro de ella que a su alrededor.

Y cuando abre los ojos, solo es capaz de ver oscuridad y de oir silencio. Solo puede sentir las patadas de un bebé en su tripa. De pensar que tiene que seguir andando a través de la enorme ciudad para poder encontrar ese orfanato del que le habló esa mujer muggle.

Se desespera al pensar en la distancia que los separa a ella y a Tom. Están tan lejos que casi se tocan. Tan infinitamente lejos... Con lo cerca que estuvieron antes. Pero debe seguir adelante. Seguir sin mirar atrás. Seguir y sacar fuerzas de flaqueza para llegar a su destino. Sale del escondrijo donde dormia y anda.


15. Oscuridad

Londres es oscuro hasta en el día cuando es invierno. Todo es oscuro en esa ciudad. La mujer mira por la ventana, esperando que acabe el día, y que llegue la verdadera oscuridad. El momento del cambio de año. Cuando los demás celebren el año nuevo y ella lo pase ahí sentada. Esperando algo o a alguien.

Fue aquella clienta la que le habló de la joven. Le dijo lo embarazada y enferma que estaba. Que deliraba, diciendo: «sigo viviendo por el niño. Podría morirme aquí mismo y ahora pero el bebé tiene que vivir. Él demuestra que no miento. Lo que recuerdo pasó de verdad. »
La mujer de la ventana ya sabe las ideas que suelen tener esas mujeres. Suelen morirse en cuanto dan a luz, también. Su clienta le dijo que aquí la mandaría uno de estos días pero hace una semana que no viene ninguna joven. Se habrá perdido. O habrá muerto ya. ¿Quién sabe? Se levanta y se va. Total, se está hartando de esperar.

Pero la puerta no se aporrea sola y en cuanto abre, la señora Cole sabe que la harapienta que tiene delante es la joven. No debe tener más de veinte años aunque su cara parece decir que lo ha vivido todo. La señora Cole no pregunta.

-Pasa.


28. Retorno

Tom se mira las manos y sigue por los brazos. Se mira el pecho en el espejo. El cuerpo entero. Se mira y se pregunta. Las tardes que pasó feliz sin pensar en nada. Las mañanas levantarse con ella abrazada a este mismo cuerpo. Las noches besándola, si no con los labios, con la mirada.

Hace tiempo que lo sabe. Hace tiempo que se ha percatado. Dejarla había sido la mejor idea. Pero vivir todo ese año con ella, antes que con ninguna otra, le había marcado por siempre. Ya no pensaba en Cecilia, ni en ninguna de las otras mujeres a las que era presentado. Siempre recordaba a la bruja, sustituyéndolas a todas, persiguiéndole hasta la muerte. Ya no puede olvidarla y es lo único que desea. Esa mujer le da miedo. Solo quiere deshacerse de ella. Ya la ha abandonado, ¿es que no bastaba eso? No, al parecer.

En sus sueños, a veces, vuelven imágenes de antes. Cada vez que sueña con la bruja, se despierta en mitad del pueblo. Ha andado hasta allí, intentando volver. En un amago de retorno, sus sueños intentan decirle algo. Pero el solo los esconde. Que no sepa nadie de su sonambulismo. Que no sepa nadie que sigue hechizado. Y en un arrebato de ira, rompe el espejo con el puño. Para recordar el dolor, y no volver allí nunca.

(r) tabla estaciones, (c) 30vicios, (a) reto, (f) harry potter, (p) mérope/tom

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