Tabla Estaciones: 18, 22, 23

Jul 18, 2011 00:32


Mérope y Tom valen la pena. Me encanta escribir sobre ellos, pero os aviso desde ya que si publico estos tres ahora, solo quedarán cuatro. Me da peba, pero seguiré en FanFiction con ellos en Un cuento de hadas mal escrito. y publicaré estas viñetas en orden normal y no de publicación. A ver qué sale. Os dejo con ellas:

18. Mirando el cielo.

Desde la ventana de su casa puede ver las estrellas. No sabe nada de ellas, solo que brillan de noche, que son algo parecido al sol pero en lejos. O por lo menos eso decian los libros de su madre. Había uno en el que describían las formas que tienen las estrellas, pero pasó a la ventana en la última purga de su padre. Mérope se contenta con observar uno a uno esos puntos brillantes entre las ramas. Está segura, Tom es un angel bajado directamente de una estrella brillante. Y sonríe quedamente. Tom... Si le pide su deseo a una estrella se cumplirá, lo sabe.

Desde la ventana de su casa puede ver las estrellas. Las constelaciones, la estrella polar, los planetas y la Vía Láctea. Las ha estudiado junto a su profesor de Astronomía, noches como esta. Aunque esta noche es especial. Todo se ve muy nitidamente, el cielo está precioso. Supone que su profesor estará viéndolo, pero se pregunta si alguien más las estará mirando, a esas hermosas brillantes. Su madre vuelve a pasar diciéndole que se acueste. Y así lo hace, pero es sus sueños sigue asomado a la ventana.

Al dormirse, Mérope piensa en Tom y en las estrellas, Tom piensa en las estrellas y en las personas. La luna ilumina sus caras dormidas. Nadie se acuerda nunca de ella, nunca estos dos. Pero pronto se unirán para descubrirla juntos. Mirando el cielo.

22. Playa

En Londres no hay mar pero sí un río. Cada vez que pasa ante el Támesis, Mérope recuerda el riachuelo oculto tras la casucha en Little Hangleton. Aunque el río de Londres no se podría esconder como el hilo de agua en el que se bañaba, a Mérope le atrae. Se lo ha dicho a Tom.

Él ha decidido complacerla, ha decidido llevarla al mar, a la playa más cercana. Como es invierno, está vacía. Mérope lleeva el vestido largo, el que mas la abriga, y telas y telas por encima para no helarse de frío. Y las botas desgastadas.

Tom lleva tambien muchas camisas bajo el chaleco y el abrigo. No sienten el frío salvo en la cara, cuando andan de frente al viento. Mérope se ha soltado el pelo y lo lleva al viento. Andan en dirección del viento para no cansarse y el mar lleno de olas ruge a su izquierda.

-Tom, ¿vendremos cuando haga bueno?

-Claro que si, y podras bañarte y sentir la sal en la piel. Será como una residencia de verano, compraremos una casa y vendrwmos a pasar los dias de cakor. Volveremos a Londres con el frío y así nuestra vida no será monótona.

Claro que si. Al amor hay que creerle, por muchos fallos que existan. ¿Con qué dinero? ¿Con qué derechos? Y ¿qué comida? Todavia queda dinero si han hecho este viaje tan largo, ¿verdad Tom?

¡Preocupaciones del momento! ¡Nimiedades! ¿Qué es el dinero teniendo amor? Pero ahora que Mérope lo ha perdido todo, y es verano y querría ir a la playa con Tom, simple y llanamente, sabe qué es más necesario. Y es que sin dinero mueres antes de poder enamorarte, o corresponder tu amor. Y solo quiere llorar recordando la arena gris bajo sus zapatos, el viento en la cara y el olor a salitre que no ha vuelto a oler.

23. Beso

Recuerda su primer beso. Se lo dio a Cecilia bajo unos arbustos en el jardín de la mansión de los Riddle de Little Hangleton. Recuerda que sintió presión en sus labios, así como un regusto a buenos sabores. Recuerda que fue bonito. Calmado y feliz, sin preocupaciones.

Hoy la ha vuelto a ver después de tanto tiempo (tres años realmente). Ella está prometida a un hombre rico. Le ha preguntado si lo ha besado alguna vez. Ella asiente con la cabeza.

-No fue tan bonito como el nuestro-dice paseando hacia los arbustos-. Fue aquí, ¿te acuerdas?

-Claro que sí.

-Pensé que... Tom, bésame.

Le agarra los brazos y le acerca.

-Cecilia...

-Cállate, solo es un beso.

Lo intenta, jura haberlo intentado. Posa sus labios sobre los de ella y espera a que ocurra algo. Pero no ocurre nada y Cecilia lo nota.

-Vaya. Yo... Lo siento.

-No, no eres tú. Es... No es nada.

Y es verdad. No es por Cecilia. Ni siquiera por lo que fue Mérope. Es porque simplemente no hay nada. Ya no queda nada. No siente nada cuando habla con sus padres, cuando su madre lo abraza, cuando la nueva criada le giña el ojo. Nada de nada. Ni siquiera Cecilia puede rescatarlo del abismo en el que ha caído. Su beso le ha quitado el fondo al pozo. Ya solo cae sin detenerse hasta un final inminente.

(r) tabla estaciones, (c) 30vicios, (a) reto, (f) harry potter, (p) mérope/tom

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