Hoy la cosa está de sonido de violin... Creo que ya quedó clarísimo el pairing y el fandom... ¿o es que no os cansáis de oir hablar de HP y de Mérope y Tom? Si hay alguna advertencia sería del tipo: «El ritmo de la escritura es el de la escena que describe la viñeta...» Pero eso no hay que advertirlo, ¿verdad?
07. Hoguera
Había una hoguera a lo lejos. Como era de noche, se veía mejor a través de la ventana del coche de Tom. Mérope la miraba, hipnotizaba por el fuego, las llamas, la luz titilante... Tom estaba medio dormido, en frente de ella. Lo miró con amor y cariño. Al fin podían irse juntos, lejos, lejos de lo que nunca había sido un hogar. Y se iba, se iba con Tom... En el coche de Tom, que ha cogido dinero, ropa, joyas... Para que puedan vivir bien, aunque de fuguen. Se van a Londres. Llevan un día viajando.
Al principio, aunque parezca extraño, era Mérope la que tenía miedo de irse de esa manera. Sabia que era eso o esperar a su padre. Que a su padre nunca la parecería bien. Que costaría dinero, tiempo y que saldría como saliese. Solo cruzaba los dedos mirando a Tom sin poder dormirse. Tenía que protejerlo, con todas sus fuerzas, su escaso poder. Tom no sabia nada de la vida afuera. No sabia pasar hambre. No sabia moverse por un mundo de magos. No sabia que existiesen los magos, y Mérope tampoco se lo iba a decir. Solo cruzaba los dedos. Solo lo miraba esperanzada. Todo saldrá bien. Miraba la hoguera a lo lejos, cada vez más lejos. Luz en la noche. La esperanza le había echo un guiño. Solo cruzaba... Los dedos... Cruzaba los... Dedos... Antes de dormirse, ella también.
30. Cima
Sabe que está subiendo una montaña. La montaña de la felicidad. Y que es altísima. Lleva todo este tiempo subiendo. Desde que murió su madre, hasta ahora. Subía poco a poco, aunque la montaña tenía baches, y tropezaba. Pero nunca antes había pensado que s pudiese subir tan rápido. De repente, las cosas han ido deprisa, deprisa, cada vez más deprisa... Casi puede ver la cima. Se acera a velocidad de vértigo. Se acerca. Sabe que está llegando. Ya está casi. Esta ahí. Falta muy poco. No falta nada. Llegó.
Después, tanto Tom como ella están exhaustos. No se puede pretender correr a toda velocidad hasta la cima de la felicidad sin cansarse. Iban tan rápido que han bajado, de carrerilla. Mérope ya se calma. Está más tranquila. La cima es muy cansada. Solo se llega corriendo. No se puede uno quedar allí. Sabe, nota, que ya la ha dejado atrás. Mientras su respiración se va calmando, realiza que ya ha pasado esa cima, y que ha dejado mella en ella. Que a partir de ahora, tendrá el recuerdo de la felicidad grabado en la memoria. Que será más fuerte. Para empezar, lleva toda la tarde tarareando una canción. Tom se ríe. Él también está contento. Se nota en su mirada. Hoy todo va bien.