Tabla Estaciones: 01, 13, 21

Mar 06, 2011 13:26

Volvemos con más de ellos. Pareja infelizmente feliz (¿qué es eso?), Mérope y Tom. ¿Quién diría que acabarían juntos? ¿Que ocurriría algo? Y ocurrió. Estos de aquí vienen a ser un resumen de felicidad y tristeza. Creo que Primavera y Margarita son casi la misma idea. Una en abstracto y la otra en concreto. Un ejemplo y su verdad. Recuerdas es más un atisbo de locura.

01. Primavera
El mundo cambia y cambian las personas cuando llega la primavera. Igual que los tenderos están de mejor humor, los magos son menos hoscos y los pájaros cantan más fuerte, crecen las flores y el verde llega a Londres. Hacía tiempo que esperaba este momento. El invierno fue frío pero no fue duro. Imposible, teniendo a Tom al lado. Al dinero de sus padres y las ropas y la comida y el amor. Hoy la Amortentia huele mejor, en los labios de Tom. Huele a amor y cariño, huele a verdad y no a farsa. Tom es feliz, sonríe con ella. La primavera llegó. La lluvia caliente, los cielos azules, las plantas de colores, los besos prologados, el tiempo corre tan deprisa...
Parece que fue ayer cuando Mérope y Tom salieron en el coche de caballos de Little Hangleton y se perdieron en la bruma hacia un mundo de enamorados y alegrías. Cuando se casaron en la iglesia, los rumores corrían y la gente se escandalizaba. Cuando pasaron por los campos y caminos maltratados. Cuando llegaron a la casita tan pequeña y sin embargo, suya, de los dos. Aquello fue en verano y pronto hará un año. Y pasó todo el otoño, y pasó todo el invierno y pasará la primavera y volverán las cosas buenas, las cosas malas, las cosas buenas... En un ciclo sin fin. El año que viene volverá la primavera. Y este año pasará deprisa...

13. ¿Recuerdas...?

En los últimos meses del embarazo, parece que Mérope se hable a sí misma. Tiene que vivir, por la criatura de sus entrañas. Tiene que hacer todo lo posible por vivir, aunque su único deseo ahora sea morir en paz. Morir y dejar el mundo atrás. Así, para el bebé, habla en voz alta. Para los dos. Y le cuenta anécdotas que vivieron juntos, ella como mujer y él como embrión.
¿Recuerdas cuando Tom entraba por la puerta con un sonrisa feliz y venía hasta aquí a darme un beso? ¿Recuerdas cuando me diste una patada y yo no sabía qué hacer? ¿Recuerdas...?
Hay veces que no sabe si habla con alguien o está loca. También mezcla recuerdos. ¿Recuerdas cuando preparé por primera vez la Amortentia? ¿Recuerdas cuando Tom me miró a los ojos por primera vez? ¿Recuerdas que lo salvé de camino a Londres? ¿Recuerdas...?
Recuerdos de Mérope antes de que viniera el niño. Recuerda los primeros momentos, la amortentia en la sopa, en el vino, en el agua, en la boca, en el beso....
Recuerdos de los mejores momentos, las fresas, el calor del verano, las flores en primavera y en su pelo, el vestido nuevo, la gran noticia.
Recuerdos de los peores, Tom gritando, el portazo, cuando vendió el guadapelo en el Callejón Diagón por diez galeones... El guardapelo de papá. ¡Ah, si papá supiera lo que me ocurre ahora! Me va a matar. Me matará por haberlo vendido. Me matará. Y Morfin volverá a atacar a Tom. Y volverán los del ministerio, volverá el agua fría, las cazuelas rotas, las tortas. Mañana cuando me levante tendré que preparar comida para tres. A lo mejor algunas raíces. Y ver pasar a Tom - que no vaya también Cecilia, por favor - y esperar a vivir una vida mejor.
Mérope vive de recuerdos hasta que se levanta y le pesa el cuerpo, y no se ve los pies, y no sabe dónde conseguir comida, y contempla la miseria que queda de aquellos diez galeones, que ahora son tres knut... Son sólo recuerdos de tiempos mejores.

21. Margarita
Mérope es una princesa. Hoy han ido a los alrededores de Londres, él y su princesa, los príncipes de un cuento de hadas. Ahora están tumbados en la hierba. Empieza la primavera, se aleja el invierno. La hierba está salpicada de flores. Sobretodo margaritas. Tom agarra a Mérope de la mano y la mira largo rato sin decir palabra. Ella también lo mira mucho tiempo. Ella sonríe y su sonrisa es el mundo entero. Tom tira de ella, la va acercando poco a poco por la hierba. Seguro que se le manchará el vestido de verde. No pasa nada, será una excusa para comprarle uno nuevo, más bonito aún. Mérope se ríe e intenta zafarse sin mucho empeño. Hasta que su cuerpo (sus brazos y su cabeza primero) llega hasta Tom, que se acerca a ella y la abraza, aunque se le aplaste el brazo - y eso que Mérope no pesa nada - y la besa. Lento, suave, sin prisa. Mérope contesta y parecen tirarse así una eternidad. Se separan para coger aire pero sólo inspiran la expiración del otro, tan cercanos están. Se miran a los ojos. Tienen una relación de miradas y sonrisas, no hay palabras de por medio, quitando cuando pronuncian sus nombres.
-Tom...
Y él sonríe y la besa de nuevo. Y la escena se repite, beso tras beso, sin ninguna fiereza, sin ansias ni nada. Sólo besos y palabras y más besos. Para Tom, todo lo demás no existe. Nada que no sea su princesa. Para cuando vuelven a casa, se ha oscurecido el cielo y hace frío, pero no pasa nada. No pasa nada porque si están ellos, lo demás está bien. Porque vuelven a besarse en casa y a mirarse tiempo sin fin. Amarse con la mirada y la boca, en silencio, sin prisa. El mundo entero se ha parado y lo único que avanza, a su lado, es Mérope. Y la margarita que se le ha quedado enganchada en el pelo. 

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