Yo te miraba, y tú mirabas hacia las luces de las máquinas tragaperras. “Es el tercer billete de diez que cambia”. Mirabas a un abuelo que fue padre de familia, y al trayecto que realizaban las monedas de su bolsillo a una ranura. Avances: un, dos, tres. Los discos giraban entre el parpadeo de los botones. “Ahora tres ciruelas”
La luz
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Comments 2
Te he dejado un pequeño regalo (sutil) en mi espacio.
Un saludo.
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¿Cómo escapare de la casualidad? No existen vacunas ni profiláxis de ningún tipo, es cierto, pero haré todo lo posible (y lo más facil): poner tierra de por medio. Mucha tierra.
Un saludo
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