D A Y S
Título: Days
Emparejamiento: Tegoshi Yuya/Masuda Takahisa, Yamashita Tomohisa/Masuda Takahisa, Tegoshi/OC
Resumen: Tegoshi y Masuda siempre han sido los mejores amigos, o eso parecía...
Capítulo 4
Masuda lo miró aterrado, sus mejillas se sonrojaron instantáneamente, el miedo se apoderó de su cuerpo. Dejó caer su paraguas al suelo, no sabía hacia dónde mirar.
-Masuda… -dijo Tegoshi de pronto. Masuda alzó la vista en su dirección, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Tegoshi nunca lo llamaba así, él siempre le decía Taka-. Yo no puedo corresponderte, para mí sólo eres un amigo, es mejor que nos aleje…
Masuda salió disparado del lugar, no quería oír aquello, no quería escucharlo decir que debían alejarse. Él siempre había estado a su lado en silencio, nunca había hecho nada para incomodarlo fuera de ese beso aquella noche. Sus lágrimas comenzaron a mezclarse con la lluvia, sentía el pecho oprimido, le costaba respirar, casi no podía ver por su propio llanto, todo su cuerpo de pronto le parecía muy pesado. ¿Por qué había sido tan tonto?
-¡Massu! -gritó Koyama, mientras lo veía alejarse. Tegoshi lo miró preocupado, había tratado de controlarse y aun así había terminado lastimándolo-. ¿Qué clase de bruto insensible eres tú? -le preguntó Koyama girándose hacia él.
Tegoshi dio un respingo Kato y Koyama lo veían sin sorpresa alguna
-¿Ustedes…?
-Lo sabíamos hace tiempo, pero le prometimos a Massu guardar el secreto -contestó Kato recogiendo el paraguas de Masuda y dándoselo a Tegoshi-. Sé que Massu hacía mal haciéndose ilusiones contigo y cuidando de ti todo el tiempo, pero sólo eran sus sentimientos tratando de protegerte y con eso se conformaba y era feliz, nunca pidió nada nada más. Besarte esa noche fue un error, pero podrías haberlo entendido, todo este tiempo sólo mirándote… ¿Crees que es de hierro? Él te quiere, no debiste decirle que se alejaran, posiblemente eso acabaría pasando paulatinamente, no tenías para que acelerar el proceso.
Tegoshi se sentía mal y las palabras de sus amigos sólo empeoraban el efecto. No había querido lastimar a Masuda, sólo quería hacerlo entender que se estaba haciendo daño solo. Tegoshi lo quería mucho, pero no como él deseaba.
Masuda estaba sentado bajo un árbol en el parque, estaba empapado, pero se sentía tan deprimido que no le importaba en lo más mínimo. La voz de Tegoshi no se alejaba de su cabeza, finalmente todo de había acabado, su secreto y su amistad ahora eran historia. Masuda se encogió más sobre su mismo, quería dejar de sentir en ese momento. ¿Por qué él tenía que ser diferente a los demás? ¿Por qué no se había enamorado de una chica como la mayoría de los chicos? ¿Por qué no podía elegir a quien querer? Si pudiera hacerlo nada habría pasado, se odiaba a si mismo por ser diferente, todo era su culpa.
-¡Massu! -dijo alguien alarmado tomándolo de los hombros. Masuda alzó el rostro, se sentía tan aturdido que al principio no pudo reconocerlo. Luego de un momento en que sólo vio que la persona frente a él movía sus labios diciéndole algo que no alcanzaba a comprender se dio cuenta de quien se trataba, era Yamashita-. …Estás helado -repuso el chico que seguía viéndolo preocupado quitándose su abrigo y poniéndolo sobre Masuda, éste se veía desanimado, su piel estaba helada y su boca tenía un leve tono azuloso-. Massu, ¿qué te pasó?
-Nada -contestó Masuda finalmente. Yamashita lo miró incrédulo.
-Ven -repuso haciendo a Masuda ponerse de pie-. Te llevaré a tu casa.
-¡No! -exclamó Masuda preocupado.
-¿Tuviste algún problema con tus padres? -Masuda negó con la cabeza.
-Sólo no quiero ir allá todavía, ellos van a preguntar… yo… yo no quiero…
-Entonces iremos a mi casa -repuso el otro sin soltarlo.
Masuda llevaba demasiado tiempo sentado en aquel lugar, sus piernas se tambalearon un poco cuando comenzó a caminar. Se sentía un estúpido, ahora se estaba poniendo en vergüenza frente a un amigo sólo por actuar como una niña sensible.
Yamashita lo llevó hasta su departamento, Masuda se sentía avergonzado, sólo le estaba causando molestias, además, seguramente éste le contaría todo a su hermana y luego él tendría que enfrentar el interrogatorio y sus regaños. Yamashita le dio algunas toallas, ropa seca y lo envió a bañarse, a pesar de la calefacción del auto Masuda seguía estando helado.
-Ahora te ves mejor -comentó Yamashita más tarde cuando Masuda ya había salido del baño, mientras le entregaba una taza con chocolate caliente-. En el parque tenías los labios azulosos, por un instante pensé en llevarte al hospital. ¿Qué rayos hacías sentado bajo la lluvia con este frío? ¿Quieres enfermarte? -dijo en forma de regaño. Masuda bajó la mirada, no sabía bien qué contestar, aunque llevaban un tiempo hablando y él había resultado ser bastante amable no sabía si le tenía la confianza suficiente para decirle algo que para él era tan personal como sus sentimientos por Tegoshi-. Es el mismo problema de la primera vez, ¿verdad?
-¿Qué?
-Cuando llegaste triste a tu casa -le recordó Yamashita. Masuda hizo una mueca, incómodo, él no se había olvidado de eso-. ¿Te están acosando en el instituto? Porque si es así tienes que…
Masuda negó con la cabeza.
-No es eso -repuso. Su tono de voz era realmente triste.
-Entonces tiene que ver con alguien importante para ti, ¿no es así? -las mejillas de Masuda se sonrojaron, pero no dijo nada, sólo desvió la vista incómodo-. Ya veo… Si no quieres hablar, está bien, lo entiendo, pero lo que haya sido, incluso si te lastimó y ahora sientes que te duele tanto que no lo puedes aguantar, te darás cuenta que con el tiempo se hará más fácil de llevar.
-¿De verdad?
-Sí, con el tiempo verás lo que te digo. Lo mejor ahora es tratar de aprender algo de lo ocurrido y no cometer el mismo error en el futuro -le aconsejó Yamashita acariciándole la cabeza-. Wow, aún tienes el pelo mojado, voy por el secador. Si te enfermas y tu hermana sabe que no hice nada para impedirlo, me va a matar, eres el niño de sus ojos…
-Ya te dije que no tienes que quedar bien conmigo para salir con ella -repuso Masuda intentando sonreír.
-¿Quién quiere quedar bien con ella? Sólo te estoy cuidando -escuchó que decía Yamashita desde otra habitación-. Además, no te ofendas -repuso apareciendo nuevamente en el pasillo y caminando hacia él-, pero ella como novia es todo un desafío, sólo los valientes asumirían ese riesgo, quien se case con ella será mi héroe.
-Y el mío -rió Masuda de forma sincera.
Yamashita sonrió, por lo menos había logrado que sonriera. De pronto Masuda estornudó, Yamashita lo vio fijamente.
-Voy por medicina para el resfriado -repuso yendo directo hacia el baño.
Masuda lo miró perplejo, Yamashita era tan exagerado como su madre.
Masuda volvió tarde a su casa, Yamashita inventó una mentira para justificar la tardanza y el hecho de que Masuda llevara su ropa. Se sentía realmente agradecido con él, no lo había acosado con preguntas ni se había entrometido más que para darle un consejo, todo el tiempo sólo había tratado de animarlo.
Tegoshi miró el pupitre junto a él, Masuda llevaba dos días sin asistir a clases. Se había enterado por Kato y Koyama que había cogido una fuerte gripe y estaría en cama por unos cuantos días hasta recuperarse, seguramente se había enfermado aquella tarde cuando se fue corriendo bajo la lluvia avergonzado. Tegoshi suspiró, aún se sentía mal por ello, quería disculparse por como lo había tratado, Masuda no le había hecho nada, pero él no dejaba de estar incómodo al respecto.
Masuda miró la puerta de su salón, había pasado cuatro días en cama con una extraña fiebre que iba y venía, sobre todo cuando comenzaba a pensar en Tegoshi y se deprimía. Era estúpido, ahora su cuerpo reaccionaba de acuerdo con su estado anímico. Dio un suspiro intentando infundirse valor y entró al salón, miró a su alrededor, Tegoshi no había llegado. Sus compañeros lo saludaron, Masuda fue hasta su pupitre y se sentó, Kato y Koyama fueron con él.
-¿Ya estás mejor? -preguntó Koyama preocupado, Masuda asintió sonriente-. ¿Y sobre lo otro? -preguntó incómodo.
-Estaré bien, descuida.
Durante esos días no había hecho otra cosa que pensar en ello, Tegoshi lo había dicho claramente, él no le podía corresponder y Masuda siempre había sido consciente de ello, así que por su propio bien había decidido hacer todo lo posible por olvidarse de él, ya no quería volver a sentirse como ese día.
Tegoshi entró al salón, miró hacia el fondo de éste y encontró a Masuda sentado en su lugar hablando con Kato y Koyama, estaba sonriendo y se veía mejor. Tegoshi bajó la vista y caminó en silencio hasta su pupitre junto al de Masuda.
-Buenos días -saludó.
-Buenos días -contestaron los otros tres.
Tegoshi se sorprendió de la extraña sensación en su pecho al oír la voz de Masuda, había pensado que este lo ignoraría, pero en lugar de eso, había contestado como siempre. Lo observó rápidamente, había vuelto a su conversación con Koyama, pero aunque le sonreía, su sonrisa definitivamente no era como la de antes.
-Te digo que es cierto, mira -dijo sacando su celular-. Yamapi me la envió, ¿no es genial?
-Wow, qué envidia, a mí también me gustaría conocerla -repuso Koyama haciendo berrinche de niño pequeño.
Kato se reía de la escena, miró a Tegoshi que los observaba con disimulo y se acercó a este.
-¿Pasa algo? -preguntó con mirada inquisitiva.
-Nada -contestó Tegoshi tomando su mochila para sacar su cuaderno. No sabía explicarlo, pero a pesar de que Kato y Koyama estaban ahí se sentía muy solo, nunca había notado hasta ese momento lo acostumbrado que estaba a la cercanía de Masuda.
Al llegar la hora de la comida, Tegoshi tomó el almuerzo que su madre le había preparado. Miró a Masuda, quien también sacó su almuerzo y lo puso sobre la mesa.
-Massu, ¿no vendrás a la azotea con nosotros? -preguntó Koyama mirando a Masuda que ya comenzaba a abrir el recipiente con su comida.
-Comeré aquí -repuso-. Además, afuera ya hace mucho frio y apenas salí de la gripe.
-Es verdad, quizá nosotros también debamos quedarnos -dijo Kato.
-No, está bien. Vayan si es lo que quieren, no se aburran por mi culpa -sonrió.
Tegoshi se puso de pie y salió del salón en dirección a la azotea sin esperar a los demás, se sentía molesto y más solo que nunca.
-No se aburran por mi culpa -repitió entre dientes enojado- y luego sonríes… ¿Qué clase de idiota eres? ¿Por qué simplemente no dices que no quieres estar cerca de mí?
-Porque tú eres el que dijo que no lo quería cerca, le dijiste que era mejor alejarse, Massu sólo está haciendo lo que tu querías, ¿o ahora te arrepentiste? -escuchó decir a Kato a su espalda. Tegoshi se giró a mirarlo.
-Yo…
-Creo que él ya decidió alejarse, justo como le pediste. ¿No estás contento? Ya no tienes por qué sentirte incómodo -acabó su amigo acomodando una de las sillas abandonadas en la azotea junto a una mesa y desenvolviendo su almuerzo.
-¿Por qué lo dices como si yo fuera malo?
-Nadie ha dicho que seas malo, sólo no fuiste delicado, pero ya no se puede hacer nada. Lo dicho, dicho está -concluyó Tegoshi tomó otra silla y se sentó junto a él.
-¿Y Koyama?
-Dijo que se quedaría con Massu. Además, ambos están muy entretenidos, Massu está escribiéndose con Yamashita, al parecer conoce a esa cantante que le gusta a Koyama y quiere saber si él se la puede presentar -explicó.
-Taka se ha apegado mucho a ese tipo -repuso algo incómodo-. Digo, Masuda -se corrigió.
Kato se le quedó viendo entretenido, sabía que Tegoshi estaba intentando llamarlo sólo por su apellido, pero a veces lo olvidaba y seguía diciéndole “Taka”, como lo había hecho desde que lo conocía.
-Sí, supongo que es porque ha sido muy amable con él. Además, Massu es de los que se da a querer fácilmente, no te das ni cuenta cuando, a pesar de todas sus obsesiones, ya te encariñaste con esa cara regordeta -se rió Kato.
Tegoshi le devolvió la sonrisa, era cierto Masuda era de aquellas personas con la cuales era fácil sentirse cómodo y en confianza rápidamente. Miró hacia el horizonte, si todo fuera como antes, en ese momento los cuatro estarían comiendo en aquel lugar bromeando y no por separado.
Masuda subió las escaleras hasta la azotea. Ver a Tegoshi por primera vez desde que todo había pasado fue más incómodo de lo esperado. Sabía que desde ahora todo sería diferente y no tenía otra opción más que acostumbrarse. Se sentó en el piso, estaba cansado, se apoyó en el barandal y cerró los ojos, de haber podido elegir, jamás habría vuelto a clases.
Tegoshi llegó a la azotea, estaba seguro de que había dejado su estuche ahí cuando subió a la hora de la comida. Miró a su alrededor y vio a Masuda sentado en el piso.
-Y se suponía que no querías venir porque hacía frío -pensó.
De pronto, el celular de Masuda comenzó a sonar, éste abrió los ojos. Tegoshi se ocultó rápidamente, ni siquiera sabía por qué se estaba escondiendo.
-Yamashita, hola -contestó Masuda. Tegoshi observó su rostro, había esbozado una leve y tierna sonrisa, mientras miraba su mano apoyada sobre sus rodillas-. Sí, bien -dijo mientras oía al otro hablar por el celular-. Fue algo incómodo, pero tendré que acostumbrarme. Tú dijiste que con el tiempo ya no dolerá tanto, espero que no me hayas mentido -Masuda guardó silencio por un rato, luego sonrió, sus mejillas se sonrojaron un poco.
Tegoshi no entendía a qué se refería. ¿Qué era lo que dejaría de doler? ¿Qué clase de conversación estaban teniendo?
-¿Esta tarde? -preguntó Masuda de pronto-. Sí, claro que puedo, descuida. Muchas gracias por todo y no te preocupes, estoy bien. Nos vemos -dijo cortando y poniéndose de pie.
Tegoshi corrió escaleras abajo, no quería que Masuda supiera que lo había estado espiando y malinterpretara las cosas, pero su conversación lo dejó confundido. Entró al salón perdido en sus pensamientos, alguien lo golpeó en la cabeza con algo. Tegoshi dio un respingo.
-Oye, inteligente, tu estuche estuvo todo el tiempo en tu pupitre -lo regañó Kato que sostenía el estuche de Tegoshi en su mano, éste lo tomó y lo metió a su mochila.
-Massu, ¿vuelves con nosotros? -preguntó Kato a la salida.
-En realidad, Yamapi vendrá por mí. Nos vemos mañana -dijo saliendo del salón.
-¿Soy yo o ese chico quiere algo con Massu? -preguntó Koyama de pronto.
-Creí que yo era el único que tenía esa idea -sonrió Kato-. Aunque si es así y logra que Massu le corresponda, será bastante bueno, quizá todo podría volver a ser como antes, ¿verdad, Tego?
-Claro -asintió de mala gana. ¿Por qué esa idea no le agradaba si era la solución a todos sus problemas?
Apenas volvió a su casa, Masuda subió a su habitación, aún estaba avergonzado por lo ocurrido en el centro comercial con Yamashita. Éste le había pedido ayuda para escoger el regalo de cumpleaños de una prima pequeña. Fueron de tienda en tienda, hablaron y bromearon como siempre, pero al llegar al estacionamiento las cosas se volvieron diferentes. Yamashita lo arrinconó dentro de su auto y le declaró sus sentimientos. Masuda se arrojó sobre la cama, abrazó su almohada y recordó la escena. Ambos estaban dentro del auto, Masuda le contaba sobre el próximo festival escolar que tendrían, cuando de un momento otro se vio arrinconado entre el asiento, la puerta y Yamashita que lo veía fijamente.
-¿Qué…? -trató de preguntar Masuda incómodo, sentía que se estaba poniendo rojo lentamente.
-La razón por la que me acerqué a ti no es tu hermana, como insistes en creer -confesó de pronto-. Es por ti, tú me gustas, me has gustado desde la primera vez que te vi en tu casa.
-¿Eh? -Masuda estaba aturdido. ¿Yamashita hablaba en serio? ¿Era eso posible o le estaba tomando el pelo?
-Sé que te puede parecer incómodo, pero es la verdad.
-Ya… Yamapi, yo… quiero a otra persona -repuso Masuda con sinceridad. No quería mentir, Yamashita siempre era amable con él, no creía justo hacerlo.
-Lo sé, pero esa persona sólo te ha hecho llorar, ¿no es así? -dijo de pronto. Masuda desvió la mirada, incómodo. Era cierto, él había llorado bastante por Tegoshi, incluso si no había querido lastimarlo, había acabado llorando-. Massu, sólo te pido una oportunidad, no forzaré las cosas, déjame intentar ganarme tu cariño -le pidió.
Masuda no sabía qué contestar. Se sentía extraño, ellos eran amigos, o por lo menos eso creía. Ahora entendía a Tegoshi y la situación en que lo había puesto.
-Yamapi… -éste tomó una de sus manos y la besó. Masuda se sonrojó más.
-Sé que estás enamorado de alguien más. No te pido que saltes sobre mis brazos en este momento, sólo que intentes sentir algo por mí.
Masuda miró sus manos intentando fijar su vista en algo que no fuera Yamashita. Él se había prometido tratar de olvidar a Tegoshi, quizás esa era la oportunidad de hacerlo. Si conseguía sentir algo por Yamashita ya no se sentiría triste.
-¿Pero eso no sería usarte para olvidar? -preguntó Masuda incómodo. Yamashita lo miró enternecido.
-Entonces úsame para eso -dijo besándolo suavemente sobre los labios. Masuda sintió que su corazón por poco se detenía-. Por ahora me conformare con esto, si me llegas a querer te llenaré de besos.
Masuda puso su almohada bajo su cabeza, ahora era el novio de Yamashita.
Capítulo 5