Título: Vínculo
Pairing: Drarry
Rating: R
Status: Terminado
Capítulo 19
Había sido difícil pero lo habían conseguido. El momento de la huida fue lo complicado, porque Harry sabía que era muy probable que los descubrieran, así que sujetó al rubio firmemente y se coló en una de las salas.
Volver con Lockhart ya no era una opción, porque de seguro la cuidadora de su antiguo profesor de defensa contra las artes oscuras ya se había percatado de la ausencia de los dos jóvenes.
Siguió un camino recto, aquel que guiaba a la salida trasera de San Mungo y lo encontró despejado, así que, arrastrando a un Draco en estado de shock, terminó por salir.
Voldemort estaba loco, pensó Harry, si creía que iba a invocar el hechizo que provocaba la marca sobre el enorme edificio abandonado que era San Mungo, en apariencia, porque el lugar estaba lleno de aurores y los iban a descubrir, además, ambos estaban heridos, Draco más que Harry, lo que dificultó la huida.
Los aurores no eran nada estúpidos y después de que Harry dio muerte al primero, los otros dos alzaron la guardia y atacaron; fue un duelo de dos contra dos, mientras los sanadores seguían realizando su trabajo.
Estaban demasiado concentrados en éste como para percatarse que quien les estaba atacando era su supuesto salvador. Harry Potter estaba allí en una misión como Death Eater, no como un miembro de la Alianza.
Harry no tuvo tantos problemas en su duelo con el auror, y sin remordimiento alguno, pensando en que lo hacía por el bienestar del mundo, que él también había perdido mucho, volvió a lanzar el Avada Kedavra, viendo la explosión de luz verde que brotaba de la punta de su varita, en dirección a su oponente, a quien vio caer sin vida frente a él, golpeando el suelo con un ruido seco.
Sin embargo, para Draco fue distinto, él atacaba sin intención de matar, alejando al auror y causándole heridas en el cuerpo, pero el propio Draco fue víctima de un hechizo muy fuerte que desgarró la tela de su pantalón y cortó directamente la piel de su pierna izquierda, dejando el músculo al descubierto.
El joven Gryffindor observó la herida de la pierna de Draco, vio como impedía que el rubio se moviera con más agilidad, así que empujó a Draco, lanzándolo fuera del campo visual del auror, y alzó su varita, hechizando al antiguo oponente de Draco, que ahora era suyo, el hechizo hizo retroceder al auror, quien golpeó contra la pared y escupió sangre debido a la intensidad del impacto.
El rubio estaba en el suelo, apretando la varita entre sus dedos, pero sin tener el valor necesario para lanzar el hechizo.
Cerró los ojos, resignándose a su destino.
Lo más probable fuera que su muerte se diera allí, por un auror que realmente no conocía los motivos por los que ellos dos estaban haciendo eso.
Además, él había hecho lo que pudo, pero simplemente no estaba preparado para ser un asesino despiadado, como el mismo Harry demostró ser al no mostrar piedad ante sus oponentes.
Esperó la luz verde, y le sorprendió no verla llegar, así que se atrevió a abrir los ojos y descubrió que el ojiverde se había colocado frente a él, escudándolo con su cuerpo, dándole la espalda.
Sin demora, lanzó su tercer Avada Kedavra.
Una vez más, el rubio se sorprendió por la facilidad con la que Harry Potter, de entre todas las personas, podía pronunciar el hechizo.
Dejándolo momentáneamente en el suelo, Harry también se encargó de los sanadores y del auror en tratamiento, limpiando por completo aquel lugar de vida humana.
Ésa había sido toda la aventura.
Ahora estaban afuera, Harry apretó a Draco contra su cuerpo, con fuerza y se apareció con él a un par de cientos de metros de distancia de la enorme cueva donde se encontraban los alumnos de Hogwarts.
-Eres un idiota. -susurró Harry, pero no había odio en su voz, sino más bien un tono de preocupación y enfado al ver lo irresponsable que el rubio podía ser en una misión de ese tipo, donde es muy probable que arriesgues tu vida ante el más mínimo titubeo. -Pudiste haber muerto.
Draco se sentía humillado.
Y lo peor de todo, era la persona quien estaba haciéndole el reclamo, y es que aceptaba que era cierto.
Sentía que estaba fallando en aquella misión y es que no se sentía tan capaz de asesinar, lo hizo antes, pero fue porque Potter no había estado con él para encargarse en caso de que se acobardara. Ahora el ojiverde sí estuvo a su lado, apoyándolo y protegiéndolo.
Además, se sentía bien saber que alguien como Potter se preocupaba por él, que a pesar de lo apretado de su agenda y de los sentimientos tan contradictorios que el joven experimentaba, era capaz de sentirse preocupado por Draco, tanto que estaba dispuesto a arriesgarse por él. Era un sentimiento que no había experimentado antes y que ahora le gustaba.
Le gustaba porque le hacía sentirse importante, aunque fuera a los ojos de Potter.
-Escúchame, Malfoy. -pidió el Gryffindor, con voz seria. -No quiero que vuelvas a arriesgar tu vida de esa forma, ¿me oyes? Si no puedes manejarlo, dímelo y yo lo haré por ti.
-Jódete, Potter. -dijo, le gustó al principio, pero ahora lo hacía sentir como un imbécil y alguien débil, y no es que en ese momento con todo lo que estaba viviendo no lo fuera, es que simplemente no lo quería admitir. -Yo puedo solo.
-Ahora, en este momento, Malfoy, tu ego herido me importa muy poco. ¡No ves que estás herido! -gritó y señaló la herida de la pierna del rubio. -Ya es media noche y tenemos que regresar, pero si te ven así van a hacer preguntas.
Draco bufó.
-Van a hacer preguntas de todas formas, si llegamos juntos. Estemos heridos o no.
Un asentimiento de Harry.
Lo sabía, aún así le preocupaba la salud mental y física del rubio.
-Tenemos que darnos prisa, lidiaremos con las preguntas luego. Diremos que peleamos, o algo, pero tienen que curarte ya. Podrías coger una infección.
-Cállate ya, Potter.
Harry asintió, le dio un abrazo al rubio y un beso suave, contraste del que le dio antes de que entraran a la habitación aquella en San Mungo.
-Y no vuelvas a hacer eso. -pidió con voz ronca.
Harry volvió a asentir, mientras le acariciaba suavemente la mejilla.
Lo ayudó a caminar, porque el dolor en la pierna del rubio era muy grande.
Draco miró de reojo a Harry y reconoció la preocupación genuina en aquellos ojos verdes, en toda su expresión y lanzó un suspiro, entre frustrado y contento.
Apoyándose un poco más en Harry, le dio la sorpresa del momento.
-Lo siento, Potter.
Hermione lanzó un suspiro y Ron la volvió a mirar, él sabía que su amiga tenía una posible idea del paradero de Harry y Malfoy, pero al parecer eso era también lo que la estaba atormentando de esa forma y es que desde que los jóvenes desaparecieron ella se puso así.
Cualquier ruido, por muy mínimo que fuera, la hacía saltar en su sitio y mirar a su alrededor.
Había hecho eso ya varias veces y Ron no era muy paciente, el pelirrojo estaba a punto de preguntarle qué era lo que ella sabía de Harry y Malfoy.
Le molestaba que Harry no lo hubiese incluido, pero también era obvio que había algo que Harry y Malfoy les escondían a todos, incluida Hermione.
Estaba volviéndose observador, porque con amigos como los que él tenía, eso era un requisito.
-Hermione… -empezó, y la joven alzó la mirada y observó a su pecoso y pelirrojo amigo. -No te preocupes por Harry, estoy seguro que está bien.
Ella no dijo nada, sabía que Ron esperaba su reacción para formar sus propias conclusiones como lo hacía siempre, aunque siempre sus conclusiones fueran equivocadas.
-Lo sé. -dijo finalmente, mostrando una sonrisa. -Pero es normal que me preocupe, es uno de mis mejores amigos. Además, Malfoy tampoco está, y me hace pensar que a lo mejor están peleando o algo similar. No sería algo nuevo.
Ron asintió, aunque él, en esos momentos, sentía que desconocía a su propio mejor amigo.
Era lo que más le molestaba, que ahora la historia era diferente, ya no era Malfoy quien había sido rechazado en el vagón del tren, sentía que era él, y eso le irritaba, porque durante seis años él fue el amigo de Harry Potter, el mejor amigo del Niño Que Vivió.
Sabía que sonaba egoísta, pero era simplemente lo que en ese momento él sentía.
¿Qué tenía Malfoy y por qué le robaba a su mejor amigo?
-Pero, últimamente se han estado llevando mejor ¿no, Hermione? -volvió a intentar el pelirrojo.
La joven se encogió de hombros.
-No lo sé, además sin las reuniones de la Alianza, ya no he tenido contacto con Malfoy. Si Draco y Harry lo tienen, no veo cómo es que yo deba saber de qué hablan.
Ron tuvo la decencia de sonrojarse, porque se dio cuenta que Hermione ya se había percatado de su plan, que él sólo quería obtener información de ella acerca de la extraña amistad que se había forjado entre los dos enemigos.
-¿Por qué no me lo dices, Hermione? ¿Acaso Harry te lo prohibió? -preguntó el pelirrojo, finalmente sentándose a su lado y tomando la mano de la castaña, quien le sonrió suavemente.
-No, él no me prohíbe nada, Ron. Pero no es algo que yo deba decirte, los asuntos de Harry son asuntos de Harry, ¿no crees? Si él no te quiere hacer partícipe de lo que está haciendo, no veo el motivo por el cual yo deba de traicionar su confianza.
Ron frunció el ceño.
Comprendía a Hermione, porque él mismo se sentiría traicionado si ella iba y le decía a Harry algo que no se suponía él debía saber, o que él aún no estaba preparado para decirle a su mejor amigo.
El problema era que él no le escondía nada a Harry.
Todo lo que le ocurría, todas sus experiencias, el primero en enterarse siempre era el joven de lentes.
¿En qué momento dejó de ser alguien en quien Harry confiaba?
-Yo no voy a decirle.
-Qué coincidencia. -dijo ella, poniéndose en pie, incómoda por el rumbo que tomaba esa conversación. -Yo tampoco pienso decirte nada, Ron.
-Siempre supe que al momento de elegir, al igual que todos, tú tomarías el lado de Harry. No sé por qué tuve esperanzas.
Ella lo miró.
Eso era injusto, pero no iba a ceder ante la mirada derrotada del pelirrojo, porque sabía que era simple y puro chantaje para conseguir que ella le dijera lo que él quería oír, y ella no era ingenua.
-No, Ron. Yo no tomo ningún lado, por eso mismo no te estoy diciendo, quiero permanecer imparcial en este asunto. Cuando sea el momento te vas a enterar, estoy segura de eso. Por el momento te aconsejo que dejes de presionar, o Harry va a ver en ti un inconveniente muy grande, y él aún te considera su mejor amigo. No le hagas las cosas difíciles.
-¿Por qué me excluyen?
Ella rió.
-Tú no quieres involucrarte realmente, Ron. Tú sólo quieres enterarte, y hay una enorme diferencia. Créeme, yo lo sé.
Sin más que agregar, dio media vuelta.
Aunque aún seguía preocupada por la ausencia de Harry, no podía quedarse allí, porque Ron no entendía, era alguien de lenta comprensión, e iba a seguir presionando, hasta que ella reaccionara y ambos terminaran peleando.
Hermione no tenía intención de seguir ese camino.
Aún no se sentía bien, y no iba a volver a una rutina como ésa.
Mejor simplemente, tal como dijo, iba a permanecer imparcial.
Lupin los vio llegar y corrió hacia ellos, el efecto de la poción que Snape les dio a los encargados de la seguridad de esa noche había acabado desde hacía ya aproximadamente media hora.
Harry sabía que perdieron tiempo debido a la inseguridad del rubio al momento de moverse en su batalla, pero no se lo reprochaba. A él le fue incómodo mirarse en el espejo después de su primera muerte.
Se preguntaba si en realidad valía la pena acabar con la vida de tantas personas inocentes, que querían, al igual que él, terminar con la estúpida guerra que Voldemort estaba creando.
La respuesta se la dio el mismo profesor Lupin que ahora lo miraba con severidad, como muy pocas veces lo hizo.
Le dijo: Tienes que estar consciente, Harry, que aunque hay una enorme cantidad de personas protegiéndote y dispuestas a dar su vida por ti, con tal que tú acabes con Voldemort, la decisión es tuya. Tú eres quien va a acabar con esto. Odiaría que tomaras una decisión precipitada y estúpida por complacer los deseos de la gente. Mejor complace los tuyos, y busca una forma inteligente de acabar con la guerra. No importa el medio, sino el resultado. Pero en el proceso, intenta no vender tu alma, no cometas el mismo error de Voldemort.
Y aunque era cierto que comprometía mucho de lo que le prometió a su profesor, sabía que tomó la decisión correcta, que aunque su alma estuviera corrupta, que el odio corroía sus venas, era la única forma.
Sabía que Voldemort estaba particularmente débil, que su poder no era el mismo que antes. El mismo mago oscuro se lo había confesado en un momento de profunda estupidez.
Harry sabía que el mago se valía de pociones para mantener la poca fuerza vital que poseía.
Jugar con fuego estaba quemándolo, porque su espíritu estaba consumiéndose y su alma no soportaba mucho tiempo el poder oscuro que aquel cuerpo contenía. Además, su cuerpo había vuelto, pero no tenía la misma resistencia que tuvo antes de haberlo perdido, y parecía con intenciones de fracturarse.
En ocasiones, el propio Voldemort perdía el control de su magia y se veía vulnerable.
La magia se estaba volviendo contra él.
Tal como dijo Lupin, había vendido su alma, y su cuerpo vacío y carente de esa esencia, resentía toda la magia que se vertía en él y era incapaz de contenerla en su cuerpo durante mucho tiempo.
Ningún Death Eater sabía eso, ni siquiera Bellatrix Lestrange, y eso brindaba a Harry cierta satisfacción.
Lo malo era que no podía atacara a Voldemort cuando estaba vulnerable, porque por lo general el mago en esos momentos estaba rodeado de Death Eaters y él estaba escondido tras su máscara, para evitar que alguien más se enterara de su identidad.
Lupin logró alcanzarlos y vio que Harry prácticamente arrastraba a Malfoy.
-¿Qué pasó entre ustedes dos?
Draco apartó la mirada del profesor, escondiendo su rostro en el cuello de Harry, en un movimiento que hizo sonreír al ojiverde, pero que incomodó profundamente al profesor, al ver aquel gesto de... dudaba mucho que fuera cariño, así que iba a dejarlo en simplemente, al ver ese gesto.
-¿Alguno de ustedes piensa explicarme algo?
-Tuvimos un duelo amistoso. -mintió Harry.
Lupin lo miró con incredulidad plasmada en aquellos ojos color miel, que en aquella noche parecían dorados.
-Y por eso los dos están tan heridos, tienes cortes en el rostro y en los brazos, Harry. Y veo que el Sr. Malfoy tiene una desagradable herida en su pierna.
-Se nos pasó un poco la mano. -fue el comentario de Draco y Harry rió suavemente. -Jamás pensamos que lo tomarían así.
-Desaparecieron sin avisar y regresan heridos y a esta hora. Nos tenían preocupados a todos.
Unos pasos se oyeron a la distancia, la luz de una varita iluminaba el camino, cuando estaba a unos cuantos pasos de distancia vieron que era Snape quien iba en dirección a ellos, con una expresión de enfado puro en el rostro, que se tornó de preocupación cuando vio a Draco.
Se lo arrebató a Harry sin preocuparse por el gemido de dolor que escapó de los labios de Draco.
-Yo me encargo de Draco, tú ve a Potter, Lupin. -fue lo que dijo Snape, dándole la espalda a los dos Gryffindor que se quedaron de pie, en medio de la nada, viendo como Snape desaparecía tras las sombras de la noche, con un Draco que apenas podía andar.
-¡Eso es lo más irresponsable que has hecho en toda tu vida, Draco! -exclamó Snape, con enfado. -¿Qué estabas pensando?
El rubio rodó los ojos con aburrimiento.
Se sabía ese discurso de pies a cabeza, pero no quería enfadar más a su profesor, especialmente porque sabía que el profesor de pociones iba a correr a decírselo a su padre en cuanto tuviese la oportunidad.
No iba a darle más material para que se quejara con Lucius.
-Tuvimos una misión y un auror me hirió, eso es todo. Usted ha sufrido eso, también. No lo dudo.
-Estás en lo correcto, pero yo por lo general no necesito de un protector como tú. Estás permitiendo mucho por parte de Potter.
-Por favor, no quiero hablar de eso. Simplemente no estaba preparado para esto, hoy no.
-Y yo encuentro muy raro que Potter sea capaz de lanzar las maldiciones imperdonables sin pensarlo dos veces, y tú que creciste en un ambiente tan duro no seas capaz de hacerlo.
Draco se puso en pie.
Snape había curado sus heridas y le hizo beber una poción.
Draco que era experto en la materia sabía que su profesor no le había hecho consumir algo para tener acceso a la verdad. Así que por eso mismo no estaba preocupado.
-Ya lo hice, que no lo haya hecho hoy es otra cosa. ¿Quién en su sano juicio es capaz de sacar su varita para asesinar en San Mungo?
-Potter. No me digas que volvió a ir a San Mungo a deshacerse de otro auror. -como respuesta recibió un asentimiento de parte del rubio. -Se está convirtiendo en el favorito del señor Oscuro.
-Ya lo había notado.
-Y tú eres el único a quien ha llamado para que esté presente en una de sus reuniones con Potter. Yo sólo estuve presente cuando lo llevé.
Draco asintió.
Sabía que su profesor también encontraba algo extraño en todo eso.
-Hay algo que tienes que decirle a Potter.
El rubio asintió, esperando el mensaje.
-Voldemort está tras los alumnos de Hogwarts, porque hace poco, en una de sus misiones secretas, el Profesor Dumbledore se encargó de acabar con un grupo que fue entrenado personalmente por parte de Voldemort. Es su venganza... Dumbledore terminó con lo más importante de su ejército en ese momento, él quiere acabar con los alumnos de Hogwarts, porque sabe que eso es lo que a Dumbledore le importa.
-¿Por eso nos vimos forzados a evacuar el castillo?
-Sí, probablemente Potter ya lo sabe, pero no pierdes nada con decírselo.
-Lo haré en cuanto lo vea, lo más probable es que el profesor Lupin lo esté regañando.
Snape asintió.
No dijo más.
-Me dijiste… no, Harry, me prometiste que no ibas a cometer ningún error y te desapareces de aquí. ¿Dónde estabas?
Harry negó.
-Malfoy y yo queríamos estar a solas.
Lupin lo miró con curiosidad y Harry se percató de la elección de palabras y se sonrojó furiosamente.
Sacudió la cabeza.
-No es lo que piensa, Profesor. Teníamos que hablar de un par de asuntos que nos conciernen solamente a él y a mí. -explicó y una vez más la ceja enarcada del profesor castaño le hizo sonrojarse. -Ok, ok, es algo referente a la Alianza, estamos ideando una forma de protección para los alumnos más pequeños.
Lupin terminó de buscar entre una mochila pequeña y sacó un frasco con un líquido blanquecino que le pasó a Harry.
-Asegúrate de cubrir todas tus heridas con eso, es una poción muy efectiva. -dijo con voz baja. -Sobre su plan, ¿a que conclusión llegaron?
-Que no tenemos la menor idea. Él sugirió que los regresáramos con su padre, yo sugerí que se les podría dar un entrenamiento en los hechizos más básicos de defensa. Lo merecen, después de todo esto es una guerra y Voldemort no se detiene a pensar en que por ser niño no vas a morir.
Lupin asintió.
Tenía sentido, pero ninguno de los dos planes era seguro.
-Por el momento los alumnos más pequeños están a salvo.
-Sí, pero si seguimos huyendo jamás se va a terminar esta guerra.
-Pero tampoco podemos arriesgar la vida de esos niños, sus padres quedarían destrozados.
Harry lanzó un resoplido que enfadó a Lupin.
-Es una guerra, si la gente no muere no tiene sentido.
El profesor no quería discutir con Harry en ese momento, estaba desilusionado de su forma de pensar.
Le dio una túnica que había mandado a buscar en cuanto llegó el joven.
-Cámbiate.
Harry estaba tan enfadado que se le olvidó que Lupin estaba presente y se quitó la túnica y se sacó la camisa que vestía, dejando al descubierto su brazo y la marca que había en éste.
Lupin lo miró con ojos muy abiertos.
Y en ese momento, el ojiverde se percató de su error, tomó su varita y no lo pensó mucho, lanzó un hechizo contra su profesor.
-continúa-
Otro.