[Harry Potter] Vinculo 22/29

Dec 23, 2011 22:36

Título: Vínculo
Pairing: Drarry
Rating: R
Status: Terminado



Capítulo 22

De inmediato supo que algo malo había ocurrido cuando recibió una carta de parte de Dumbledore, entregada por aquel fénix que él pocas veces consiguió ver durante su estancia en el colegio.

En el sobre había otro sobre, Dumbledore le indicaba que lo leyera en privado, que era mejor.

Su sorpresa fue aún mayor (al igual que su preocupación), cuando vio el sello de la mansión en el otro sobre, y vio que el remitente era su madre y no su padre, como era la costumbre.

Todo su cuerpo tembló antes de atreverse a abrir aquel sobre, porque no era estúpido y sabía que había una mala noticia en aquella hoja de papel. También sabía que estaba siendo infantil, y que no importaba lo mucho que ignorase la carta, aquella noticia no iba a desaparecer, aún así, siempre podía atrasar el momento.

Su incertidumbre y temor se convirtieron en un ardiente sentimiento de rabia y negación cuando se percató que estaba permitiéndole a su mente que echara a volar, y también le permitió el aterrizaje en el mismísimo Harry Potter, pero ahí no acababa la fantasía de su cerebro. Lo imaginó consolándolo por las malas noticias que todavía no leía.

Pero no, ahí estaba sólo él, no estaba Potter, y en parte lo agradecía -aunque otra parte de él quería que el Gryffindor fuera su salvador en ese momento de dolor- porque sabía que podía derrumbarse, debido a las malas nuevas que el sobre escondía de él.

Con manos torpes, muy temblorosas, y sin ganas realmente de hacerlo, rompió el sobre para extraer la carta, y antes de abrirla tomó aire, para impulsarse a hacerlo, para no detenerse a mitad del movimiento, para no perder ese valor que tanto trabajo le costó reunir.

No era alguien débil, y en definitiva no iba a retractarse, aunque cada fibra de su ser le pidiera a gritos un descanso a su espíritu, a su cuerpo y a su mente. Ya no quería agregar más preocupaciones a su vida, y en definitiva tampoco quería encontrarse lidiando con una pérdida.

La carta era corta, sin embargo lo que decía, aquel contenido que deseaba fuera falso, cambiaba por completo toda su vida y le dejaba sintiéndose vacío, al otro lado de lo que conoció siempre.

El contenido era el siguiente.

Draco:

Sé que eres conciente de esta guerra, y de los obstáculos que muchas veces se presentan en nuestro camino; como un servidor del Dark Lord, sabrás que él toma diversas decisiones que satisfacen únicamente sus propios intereses. Ése es el motivo de mi carta, ya que ha sido su última decisión la que me ha llevado a quedar viuda, y a ti, a perder a tu padre.

Comprendo y comparto tu dolor, ya que en tu vida, al igual que en la mía, tu padre ocupaba un gran porcentaje.

El profesor Snape también recibió una carta; él te traerá a la mansión, para la correcta despedida a tu padre.

Después de eso, tienes una reunión privada con el Dark Lord.

Te ama y te extraña,

Narcissa viuda de Malfoy.

Arrugó la carta, sabiendo que era infantil de su parte tomar esa actitud, pero sabiendo que era la única opción viable para él… y estaba tan arrepentido de haber aceptado el plan de Potter, porque no le sirvió de nada, al final terminó perdiendo a su padre, pese a todos los esfuerzos.

Y el idiota a quien iba a culpar por eso tampoco estaba cerca para poder desquitar en él su frustración.

No iba a llorar, porque su sufrimiento, aquel dolor intenso que se incrementaba en su interior, era algo que sólo le pertenecía a él… un asunto privado que iba a lidiar solamente en su habitación en la enorme mansión Malfoy.

Quizás allí se permitiría llorar.

Tras puertas cerradas iba a esconder el secreto de sus lágrimas, todo el dolor que podría verter sobre la tumba de su padre, pero que por orgullo iba a retener y sólo iba a liberar en soledad.

Donde nadie pudiera juzgarlo, donde nadie lo creyera débil… donde no estuviera ni su madre, ni el profesor Snape, ni mucho menos Harry Potter.

Y eso que aún tenía que prepararse emocional y mentalmente para un encuentro con el Dark Lord.

Oyó pasos.

Compuso una expresión neutra en su rostro, después de todo, quién iba a creer que él iba a permitir que su apariencia de intocable se viera afectada aunque fuese la muerte de su padre, el único ser humano a quien se permitió amar y obedecer libremente, y por quien formó parte de un plan que ahora se le antojaba ridículo.

Sabía que no era culpa de Potter o de su propio padre. Un capricho de Voldemort había sido lo que arruinó todo lo que construyó tan tranquilamente, y ahora su construcción se derrumbaba ante sus ojos.

Severus Snape entró y miró al rubio con pena.

Aquello hizo que Draco sintiera furia en su interior, como su sangre hervía de rabia… él no era alguien por quien debían sentir lástima.

Él era quien sentía lástima por los demás.

-¿Cómo estás? -le preguntó Snape, sabiendo perfectamente que cualquiera que fuera la respuesta del rubio era una mentira, que había una máscara que estaba ocultando la verdadera expresión de su rostro.

Draco bufó.

Se sentía humillado.

Más allá de cualquier sentimiento de lástima que su situación pudiese despertar en las personas… sentía que Voldemort estaba burlándose de él al solicitar un encuentro privado entre los dos.

Un encuentro que muy probablemente no incluía por primera vez, la siempre presente sombra de su recién nombrado protector, Harry Potter.

-Un poco cansado.

-No tienes que esconder nada, Draco.

El rubio sonrió de lado.

Si Snape intentaba convertirse en su hombro para llorar iba a terminar por explotar, por expulsar todo aquello que almacenaba en su interior y que no quería dejar salir, aquello que exponía su sufrimiento.

-No escondo nada, sólo estoy cansado.

Snape supo de inmediato que el rubio no quería decirle lo que sentía.

No eran muy cercanos ya, no desde que aquel plan de Potter arrastró a Draco dentro de la fila de Death Eaters.

-¿Planeas encontrarte con el Dark Lord? -cuestionó el profesor de Pociones.

El rubio hizo una mueca de asco, claramente desagradado por el tema que el profesor quería tocar, pero sabiendo que no iba a poderlo evitar por mucho tiempo en caso de no querer tocarlo.

Pasó una mano por sus platinados cabellos y negó.

Pero no estaba diciéndole no… simplemente movió su cabeza. No sabía.

-Es algo que yo no decido… es él quien toma las decisiones, nosotros sólo las acatamos, ¿no es así?

Sonaba amargado, probablemente así era como estaba sintiéndose debido al impacto de la reciente noticia que aún no había tocado fondo.

Lucius ya no formaba parte de este plano astral, y el rubio muy probablemente aún estaba digiriendo aquella enorme noticia que alteraba todo su sistema de vida.

¿Ahora a quién iba a rendirle su fidelidad y su respeto?

La duda lo perseguía.

-Supongo, pero puedes oponerte. -comentó Snape. -Sabes que aquí tienes refugio, y puedes alegar que no pudiste abandonarlo… es una oportunidad que muchos no dudarían en aceptar.

El rubio alzó una ceja.

Se dio la vuelta, sintiéndose incapaz de seguir encarando a su profesor y mantener aquella fachada tan falsa. Sabía que era un juego que estaba a punto de perder, por eso mismo le dio la espalda y suspiró.

-Contrario a la creencia popular, no soy ningún cobarde, profesor, y no voy a huir a mis responsabilidades. Eso es algo que mi padre siempre dejó muy en claro, y no voy a faltarle al respeto a su memoria.

-¡Lucius solamente quería tu seguridad!

Draco no se contuvo y tiró unos libros que estaban cerca de él y lanzó un grito de frustración que raspó su garganta, pero que lo liberó y le hizo sentir mucho menos pesado.

-¡Y mire dónde terminó! Está muerto. -lo último fue un susurro que hirió a Snape.

Un susurro que tuvo más resonancia que el mismo grito y que acabó con toda la fortaleza del joven, quien se dejó caer de rodillas al suelo.

No lloró, porque ése era un privilegio que no le iba a dar a Snape.

Ver llorar a un Malfoy era muy extraño, así que se mordió la lengua y contuvo las lágrimas.

No iba a fallarle a las enseñanzas de su padre, sería la peor ofensa, especialmente ahora que Lucius estaba muerto.

Tras un par más de suspiros, decidió ponerse en pie.

-No hable de lo que desconoce, profesor. Y no se inmiscuya en mis asuntos… Voldemort quiere verme a mí…

-Sin Potter… ése es mi mismo punto, él es quien te ha brindado protección. Por si no lo sabías, Voldemort quiere más de ti que el hecho que seas un sirviente más.

Draco repitió su mueca de asco.

-Pero no lo ha hecho.

-Porque Potter tiene su interés en ti, y Voldemort no quiere perder la fidelidad de alguien como Potter.

Draco negó.

-Él cree que está bajo un hechizo de control mental… ¿no?

Snape negó.

-Algo me dice que él sabe la verdad, y que sospecha que la fidelidad de Harry es sincera… -dejó una pausa antes de añadir -Yo mismo creo que es factible que Potter haya perdido la razón.

El rubio sólo lo miró.

No dijo nada.

Tomó su mochila, la vació y metió en ella algo de ropa. No iba a necesitar cargar con su baúl, porque de todas formas iba a regresar a ese lugar. Lo sabía, porque no iba a querer permanecer mucho tiempo en un lugar que le recordase tanto a su recién fallecido padre.

-Estoy listo, Profesor. Sé que vino a buscarme para que vayamos a la mansión.

Snape asintió.

-Pero no tienes que apurarte.

Draco negó.

-Tengo que… es una obligación que quiero que acabe rápido, porque no quiero seguir esperando el momento de ver su cadáver siendo enterrado. No quiero posponer más ese momento, porque voy a alagar más esto.

Snape comprendió.

Draco ya quería decir adiós.

Dejar que su padre tuviera el descanso que él tanto se merecía.

Hizo un ademán, invitándole a que saliera antes que él.

El rubio lo hizo, con la mochila a sus hombros y una expresión aún más fría en el rostro.

Había sentido dolor en su brazo al principio del día, pero ahora era nada comparado con el ardor que se expandía por todo su interior y hacía que todo él se sintiera extraño.

Pero no podía expulsarlo, o al menos no aún.

A Draco no le sorprendió cuando estando dentro de la mansión, Harry Potter hizo su acto de aparición, entrando a su habitación en silencio, cuando él estaba acostado en la cama, abrazando fuertemente la almohada y conteniendo sus lágrimas, porque sabía que su madre podía entrar en cualquier momento.

Potter mantuvo su distancia, por primera vez, pensó el rubio.

Eso fue bueno, porque por el momento, aunque le hacía falta, lo último que él quería era un abrazo, y mucho menos proveniente de su peor enemigo, quien parecía conmovido por la escena que interpretaba el rubio en su cama.

-Te comprendo.

El rubio alzó la mirada y asintió.

No era lo mismo, pero era muy similar.

Se dijo que al menos él tuvo la fortuna de conocer a su padre y de llegar a amarlo a pesar de sus exigencias y todos sus defectos, a pesar de que no se respetaba lo suficiente, motivo por el cual seguía siendo uno de los esclavos del idiota de Voldemort.

Lanzó un suspiro y se sentó en la cama.

No tenía energía para correr a Potter, porque de una manera u otra, él era el único que podía identificar ese sentimiento de abandono que había en su interior, porque él también había perdido a todos aquellos que importaban más para él, hasta perder las ganas de seguir viviendo correctamente y sentirse impulsado a crear un plan con demasiados espacios en blanco.

Pero tampoco era el momento para reclamarle.

Draco sollozó.

Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.

Y Potter se sentó a su lado y lo rodeó con sus brazos.

-Al final, no pude hacer nada por él. -le dijo al ojiverde, quien apretó más su abrazo y besó su frente. -Todo lo que me propuse fue cuidar de él, lograr que se mantuviera con vida, pero veo que sólo fracasé en la única misión que tenía… y ahora ya no tengo nada.

Harry negó contra la frente del rubio.

Sintió como Draco se aferraba con fuerza a su túnica negra y enterraba el rostro en su pecho, limpiando con la tela áspera las lágrimas que se deslizaban libremente por sus mejillas suaves.

-Hiciste lo que pudiste.

-Y no fue suficiente.

Harry lo empujó a la cama y lo cubrió con su cuerpo.

Draco se dejó manipular, su debilidad era tanta, del tipo físico y emocional, que no opuso resistencia cuando los labios del ojiverde besaron sus mejillas, cuando bebió sus lágrimas, ni cuando los labios finalmente se encontraron.

El rubio vertió su dolor en ese beso, transmitiéndole el sentimiento a Harry.

Y Harry lo aceptó.

Tomó como suyo el dolor de su enemigo, porque lo deseaba.

En ese momento, la fragilidad de Draco lo hacía ver como un exquisito muñeco de porcelana que de un mal movimiento podía romperse en miles de fragmentos imposibles de volver a colocar juntos.

Acarició su rostro con ternura, peinó sus cabellos con sus dedos y lo besó hasta el cansancio, arrullando con palabras suaves y besos al rubio, con abrazos cálidos y promesas de cariño que hicieron, por primera vez en mucho tiempo, sonrojar al rubio.

Y también, en ese momento, por primera vez, el rubio buscó los labios del Gryffindor y lo tiró con fuerza a la cama, para colocarse sobre él y esconder su rostro en el cuello del otro joven.

-Abrázame… -susurró con voz débil y quebradiza. -Por favor, no me dejes ir. No me sueltes.

-No voy a ningún lado.

Besó los cabellos rubios.

Su cuerpo ardiendo de deseo, pero su cordura diciéndole que no sería justo aprovecharse de ese momento de debilidad del rubio, que era mejor esperar, que cuando fuera por parte de ambos, el momento iba a ser aún mucho mejor de lo que cualquiera pudiese imaginar.

Él también se durmió.

Cuando abrió los ojos, estaba solo en la enorme cama de Draco Malfoy… y recordó entonces, que el rubio tenía una entrevista en privado con el señor Oscuro, por eso mismo se puso en pie rápidamente y se puso sus zapatos, que no recordaba en ningún momento haberse sacado.

Pero cuando le preguntó a Narcisa, ésta respondió que el rubio ya había salido, y que de hecho estaba preocupada, porque ya había demorado demasiado.

Aquellas palabras no agradaron a Harry, quien se preparó para enfrentar al Dark Lord, por el bienestar de Malfoy, todo sin poner en peligro su fachada del sirviente más leal de Voldemort.

Todavía estaba un poco afectado por el desplante de emociones que sufrió con Harry Potter en su cama. Estaba un poco confundido por haber sido capaz de derramar sus lágrimas de dolor y recibir confort de la última persona a quien imaginó durmiendo con él.
Pero había sido útil, ahora ya no se sentía tan mal, aunque el dolor iba a seguirlo durante mucho rato.

Estaba preparado para su encuentro con el Dark Lord.

Cuando llegó, sabía que era temprano, pero no dijo nada al respecto, sabía que Voldemort ya lo estaba esperando. Era un presentimiento, y por lo general, los suyos no fallaban.

Entró a la habitación donde lo esperaba ya el Dark Lord y lo miró a los ojos, sabía que iban a tener una conversación acerca de su padre.

Pero él en ese momento sintió una corriente de ira recorrer su cuerpo y no se contuvo.

Miró con odio a Voldemort.

Quiso gritarle a la cara lo que sabía de Harry, pero logró bloquear sus pensamientos, porque como bien le dijo a Hermione, Harry aún le hacía falta, al menos hasta que saciara sus deseos, y aún no lo había hecho.

Pero no cambió su mirada.

-Veo que estás molesto… Malfoy Jr. -dijo, la voz de Voldemort sonaba aún más maligna. Pero en el momento de rabia, el rubio simplemente lo ignoró.

No se movió de su posición, ni aunque el anciano con rostro de serpiente le hizo un ademán, invitándolo a tomar asiento en una silla que estaba frente a él.

Negó.

-Usted me llamó, ¿qué es lo que quiere hablar conmigo?

-Estás un poco rebelde hoy.

Draco perdió la razón en ese momento.

Caminó al anciano y le tiró la copa de vino que tenía a su lado.

El vino rojo manchó el rostro pálido del dark Lord, quien sonrió de lado, malignamente.

-¿Tienes algo que decirme, Malfoy Jr?

El rubio quiso gritarle, pero no lo hizo.

Él era más civilizado que eso.

-¿Por qué lo mataste?

Draco quería saber.

En realidad que sí, porque su padre era el mejor que Voldemort tenía, uno de los más obedientes. Quería conocer el motivo por el cual el maldito terminó matándolo.

-Son detalles que no quiero compartir contigo…

El rubio gritó de furia y tiró la mesa al suelo.

Pero antes de poder alzar su varita, se vio empujado por una fuerza surgida de la propia varita de Voldemort.

-Sólo te mantengo vivo porque Harry lo quiere así, y él no me ha fallado aún… así que agradécele a Harry, que simplemente voy a castigarte. Bellatrix, -llamó y la mujer salió de las sombras. -llévalo a una de las celdas… y luego manda a buscar a Potter.

La mujer miró a su sobrino con enojo por su desobediencia.

-Sí, señor.

-continúa-

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