Al parecer este fandom no existe en fanfiction, y es en esas veces cuando me alegro y os doy la tabarra más que de constumbre de tener mi querida comu, que últimamente tiene más vida que nunca. Y es que tengo la musa revolucionada y quiere escribir sobre todo lo que se le antoja. Y además, como el curso ya ha empezado... pues eso, que es cuando más activa estoy.
Bueno, aquí os presento un fic de The Notebook, castellanizado a El diario de Noah. Cris, espero que te guste, que ya sabes que está hecho con cariño. Sí, con el mismo con el que te llamo perraca y ese tipo de cosas :) Ahora ya sabes porque no es bueno darme fandoms y fandoms y más friki fandoms n.n
Btw, ¿has visto qué lindo mi icon?
(Sí,
rivs_sake, también gracias a tí por betear. :D Aunque te doy las gracias cada día, cada vez que te paso algo nuevo so... xD)
Nota: Lo sé, lo sé, queréis matarme por no dejaros leer pero no puedo evitarlo. Las normas están para romperse son las normas, así que me toca decir que es parte de la tabla de Imágenes de
fandom_insano. De hecho, la 15. Que a parte de ser adorable es orginal y multifandom so... Por Merlín, ¿puede existir algo más bello que eso? Aún no he encontrado nada igual xD
Amnesia.
Juega con el mazo de cartas sin parar. Las extiende sobre la mesa, las va girando una a una. No las mira, pero las ve. Quizás no las ve, pero sabe cuales son sin ningún problema. Es como si una parte de ella jugara al solitario mientras la otra, simplemente, está sola. Está ausente, ida, se siente vacía.
Cartas…. Cada mañana, al despertar, se asoma a la ventana y busca en la calle. Quizás hoy el cartero sí le traiga algo, quizás… ¿quién sabe?
Le cuesta aceptar que hayan terminado, porque no han terminado ¿verdad?
-“Sólo fueron unos gritos. Nada serio” -se repite una y otra vez tratando de convencerse a sí misma.
Él quería cortar la relación al final del verano, ella decidió hacerlo en ese momento. Pero no lo hicieron, ¿verdad? No, entre ellos sigue habiendo algo.
O eso quiere creer.
Levanta otra carta más. Y otra, y otra, y otra más. Las desordena rabiosa, tirando, incluso, alguna al suelo. Quiere llorar, pero se contiene. Estará trabajando, o ayudando a su padre. Quizás tiene otras cosas en la cabeza, como esa guerra que se está gestando en Europa.
Recoge las cartas. Vuelve a barajarlas. Esta vez deja el mazo en un lado y las levanta una a una: el tres de picas, el siete de tréboles, el as de rombos, el rey de corazones.
Suspira, agotada, y cierra los ojos.
A veces juega con su memoria. Despierta recuerdos que trataban de esconderse en su memoria, y otro que nunca sucedieron. Como que él está allí, diciéndole que todo va a salir bien, que todo se arreglará, que tenga paciencia. Sólo un poco, que espere sólo un poco más…
Ha pintado tantas veces aquella casa que a veces sueña con ella. Sueña que anda por ella con los pies descalzos. Sueña que oye su voz al despertar y que él le abraza mientras pierde su vista en el horizonte.
Sueña con la casa llena de niños. Sueña que sonríe, que es feliz.
Y mientras recoge de nuevo las cartas -esta vez para guardarlas- y mira una vez más por la ventana, jura que no le olvidará. Nunca. Jamás.
Porque a veces el amor verdadero no es el que más tiempo se queda, sino el que nos hace soñar con que no hay tiempo. El que nos hace entender que el tiempo es lo único que se interpone entre el sueño y el recuerdo.
Porque para ella Noah siempre sería eso: la estrella que se perdió entre sus recuerdos, la estrella con la que soñaba, a la que juró no olvidar jamás.
Nunca.
Pasara lo que pasase.