Arturo [Arthurian Legend]
Título: Arturo
Fandom: Leyenda artúrica/original
Desafío: #02. Fobia
Rating: PG
Palabras: 304
Tabla: Reto Hallowen 20
Las almenaras del castillo coronan el alto de la cordillera montañosa. Un heptágono de fuego en una ciudad imposible de alcanzar. La ciudadela de su interior es una fortaleza de piedra y magia, cuyos grandes aliados son la altitud y las vestiscas que azotan a sus habitantes. Hay quien dice que es una ciudad de hielo y hay quien afirma que está maldita.
El embrujo que pesa sobre ella se extiende como una raíz robusta y retorcida por las calles del lugar, y la flor del capullo que nace de esta planta malograda y siniestra es la espada de la piedra, es Excálibur.
Desde el otro lado de la sierra, en el refugio del bosque, Arturo observa las luces naranjas que luchan contra el gris del horizonte. La ciudad lo llama; la piedra, la espada lo reclaman: su destino está allí. No podrá resistirse eternamente, pero el terror es más fuerte que cualquier deseo, que cualquier futuro escrito en las estrellas.
Las palabras de Merlín, el Titiritero, le arañan la nuca y le irguen la espalda, como si desde la distancia pudiera mover sus vértebras. La vista de su antigo hogar se esconde entre las nubes del cielo y de su memoria: la voz temblorosa de su padre, el silencio agresivo de su madre y la tétrica y déspota nana de poder que le cantaba Merlín. Recuerda apenas unos ojos verdes, risueños, pero si rebusca entre los jirones de su olvido la piel se le encoje sobre el corazón y lo ahoga.
Se marea y se abraza al tronco de un árbol, donde la corteza le raspa las manos hasta traerle de nuevo a la realidad.
Se da la vuelta y camina despacio, decidido, de vuelta al campamento: Él no puede ser rey; Merlín estaba en un error.
O incapacitarlo fue su verdadero plan.
Fandom: Leyenda artúrica/original
Desafío: #02. Fobia
Rating: PG
Palabras: 304
Tabla: Reto Hallowen 20
Las almenaras del castillo coronan el alto de la cordillera montañosa. Un heptágono de fuego en una ciudad imposible de alcanzar. La ciudadela de su interior es una fortaleza de piedra y magia, cuyos grandes aliados son la altitud y las vestiscas que azotan a sus habitantes. Hay quien dice que es una ciudad de hielo y hay quien afirma que está maldita.
El embrujo que pesa sobre ella se extiende como una raíz robusta y retorcida por las calles del lugar, y la flor del capullo que nace de esta planta malograda y siniestra es la espada de la piedra, es Excálibur.
Desde el otro lado de la sierra, en el refugio del bosque, Arturo observa las luces naranjas que luchan contra el gris del horizonte. La ciudad lo llama; la piedra, la espada lo reclaman: su destino está allí. No podrá resistirse eternamente, pero el terror es más fuerte que cualquier deseo, que cualquier futuro escrito en las estrellas.
Las palabras de Merlín, el Titiritero, le arañan la nuca y le irguen la espalda, como si desde la distancia pudiera mover sus vértebras. La vista de su antigo hogar se esconde entre las nubes del cielo y de su memoria: la voz temblorosa de su padre, el silencio agresivo de su madre y la tétrica y déspota nana de poder que le cantaba Merlín. Recuerda apenas unos ojos verdes, risueños, pero si rebusca entre los jirones de su olvido la piel se le encoje sobre el corazón y lo ahoga.
Se marea y se abraza al tronco de un árbol, donde la corteza le raspa las manos hasta traerle de nuevo a la realidad.
Se da la vuelta y camina despacio, decidido, de vuelta al campamento: Él no puede ser rey; Merlín estaba en un error.
O incapacitarlo fue su verdadero plan.