Fic: Te lo juro, payasa.

Jul 15, 2011 17:20

Título: Te lo juro, payasa.
Personajes: Sean y Penelope
Palabras: 594
Requisitos: escribir a partir de esta foto y utilizar las palabras motel, Austin y Europa.





Lo organizaron todo muy rápido. Pidieron la furgoneta a Molly; un colchón hinchable a la madre de Penelope; los sacos de dormir a Austin y Danny, y la abuela de la chica se encargó de prepararles comida para estar fuera al menos quince días, cuando en realidad solo iban a estar una noche. Una escapada a decenas de kilómetros de New Haven, a un parque natural donde apenas había cobertura. Donde podían estar ellos dos solos.

Necesitaban coger aire, llenar los pulmones y respirar bien.

Penelope caminaba por allí como si estuviese muy, muy lejos, en otro estado, en otro país, al otro lado del Atlántico. Se imaginaba que estaban en Europa, durante uno de esos viajes que siempre ha querido hacer con Sean. Coger la cámara de fotos y viajar, viajar, viajar. Pero, en cambio, continuaban en Connecticut y el problema seguía ahí.

Sean y ella se habían convertido, de un día para otro, en ese 2 % de ineficacia de la píldora anticonceptiva. Y ahora, de repente, tenían muchas cosas que hacer y, sobre todo, muchas cosas que decidir. ¿Dónde iban a vivir? ¿De qué se iban a mantener? ¿Cómo iban a organizarse? Cada vez que Penelope pensaba en ello, entraba en pánico. Así que en los dos últimos días había aprendido una táctica para superar estos ataques: cerraba los ojos, los apretaba fuerte, y se esforzaba al máximo en pensar en cualquier otra cosa. Cualquier situación en la que Sean y ella no fuesen a tener un puñetero hijo.

Hijo. Nunca una palabra le había dado tanto miedo, y ahora se pasaba casi las veinticuatro horas con ella en la cabeza.

-Recuérdame qué hacemos aquí, por favor. -Le pide, mientras se pasa una mano por la frente, del agobio que le ha entrado de repente. Parece una de esas mujeres menopáusicas con sofocos. Solo que, irónicamente, lo suyo se debe a todo lo contrario.

-Queríamos estar solos, y respirar aire puro, escuchar el canto de los pájaros y toda esa mierda. -Con la última parte de la frase, ambos sonríen y Penelope, sentada a horcajadas sobre él, se inclina hacia delante y esconde la cara contra el cuello del chico. Le gusta su olor, y el tacto de su piel, incluso su sabor. Si cierra los ojos y se queda pegada a él, se siente mejor. Si los abre y le mira, se le quita un poco el miedo. Y si éste le dice que todo va a salir bien, ella confía y se lo cree.

Sean juega a arrancar la hierba con las dos manos, sobre la que están sentados. Ahí en medio de la nada, en el suelo y apoyados contra un árbol. Mientras Penelope continúa encima de él, con la cabeza sobre su pecho, pendiente de su respiración.

-¿Seguro que quieres quedarte? -Sean baja la cabeza mientras habla, buscando a la chica, y ella se limita a asentir a la vez que una sonrisa se le escapa de la boca.

-Quiero dormir en la furgo. -Responde Penelope, como si esa afirmación fuese razón suficiente para querer quedarse en medio del bosquecillo ese. Como si el colchón que han tirado en la parte trasera del vehículo fuese mejor que la habitación de cualquier motel.- Y, no sé, esconderme por aquí durante un siglo.

-Ya sabes que nos quedamos el tiempo que quieras, ¿eh? Pero ahí fuera también nos va a ir de puta madre, ya verás. -Y Sean parece bastante confiado en lo que dice. Tanto, que Penelope no tiene ningún tipo de dudas.

-¿Me lo juras?

-Te lo juro, payasa.

fic, the other side of yale, sean/penelope

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