Título: there is no dark side in the moon.
Fandom: Kingdom Hearts
Pareja: Isa -> Lea
Summary: En algunos años se estará riendo de esto. AU
"There is no dark side in the moon, really. Matter of fact, it's all dark. (The only thing that makes it look light is the sun.)"
-- Pink Floyd
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Se comprometen a eso de los 23 años, la edad adecuada piensan todos. Son jóvenes y oh, tan hermosos cuando caminan de la mano por las calles de la ciudad que brilla tan fuerte, tan deslumbrante. Ella es la mujer de sus sueños, se nota a kilómetros como su rostro se ilumina con su risa
(incluso más luz, piensas tú.)
Son jóvenes y la juventud todo lo sabe. Así que Lea ahorra por meses para el anillo que es simple pero calza perfecto en su dedo. Eres el primero en saber la noticia que lo hace todo definitivo.
("voy a proponerle matrimonio, Isa. Tenía que decírtelo a ti primero")
Recuerdas que era un Martes, que eran las cuatro de la tarde y empezaba a nublarse porque te dijo y tu no supiste bien que hacer contigo mismo por el resto del día.
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Nunca podrías odiarla, piensas. No porque Lea la ame con todo su enorme corazón, no. Eres lo suficientemente egoísta para hacerlo, pero también lo amas y la sonrisa que lleva cuando habla de ella te deja un ardor en el pecho al que te acostumbraste cuando cumplieron un año de noviazgo.
Lo cierto es que jamás te hizo de lado cuando empezaron a salir. Siguieron siendo Isa y Lea, siguió pasándote un brazo por los hombros y siguió sonriéndote de esa forma tan, tan injusta.
Así que no la odias, te odias un poquitito a ti y mucho más al universo. Pero no a ella, y aunque su felicidad no te hace feliz, su sonrisa te aprieta el corazón igual que a los quince.
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Le propone matrimonio un día Domingo, porque Lea odiaba los Domingos pero si le decía que sí sería su nuevo día favorito de la semana. Te cuenta todos los detalles antes de hacerlo, que no son muchos porque Lea es más de improvisar. Tú siempre fuiste el de las planificaciones, por lo que intentas poner algo de orden en su cabeza.
Te agradece con un abrazo fuerte y luego se va corriendo donde ella. Sientes que podrías llorar pero no lo haces.
Te llama riéndose como idiota horas más tarde y no es necesario que te diga como le fue. Lo que si te cuenta es como ella lo besó entre risas para que no tomara el celular y te llamara inmediatamente después del 'Si'
Esta vez si lloras un poco, pero solo un poco.
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Si le dijeras que lo amas, te diría que lo sabe. Porque él también te ama.
(Pero no así, nunca así.)
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No eres un cobarde, te dices con frecuencia. De hecho, no haberle dicho nunca lo consideras tu único gran gesto de altruismo. Ni siquiera cuando estaba soltero lo consideraste. En ese entones tenían quince y pensabas que tenerlo de mejor amigo te bastaba.
(Aún te basta.)
Alguna vez pensaste que estabas confundiendo las cosas, hasta que soñaste con su risa vibrante en tu cuello, tu nombre Isa, Isa, Isa en sus labios, sus manos abriéndote el eterno polerón de luna y el pañuelo amarillo en el suelo. Entonces despertaste dolorosamente duro y con las cosas claras. No tenía que saberlo jamás.
Ahora cuando lo ves caminar junto a ella, tan condenadamente feliz, entiendes. Tu sexto sentido nunca se equivocó, de haberle dicho antes lo habrías privado de esto, esto que es felicidad y dicha. El cielo en la tierra, las estrellas y los soles. Tú siempre fuiste la luna, lo único que te hacía brillar era el sol mismo.
Y debe ser ese tu mayor orgullo, porque cuanta fuerza de voluntad debiste de tener para no besarlo antes.
Para no besarlo cuando chocaba su frente con la tuya y te decía 'no pongas esa cara, Isa. Todo va a estar bien, estamos juntos' y el estamos juntos te hacía eco en la cabeza y más abajo. En el corazón.
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La boda la programan con un mes de anticipación. Lea exclama ¡Para que esperar! y te tiene recorriendo la ciudad entera en busca de los preparativos.
Recuerdas, entonces el día en que se conocieron. Cuando no le hablabas a nadie, mucho menos a él, pero insistió en sentarse contigo y dibujar perros en todos tus cuadernos. 'Escuché que te gustaban los perros' y eran niños a penas. Qué ibas a saber tú.
Cuando te emborrachas tratas de gritar que desearías no haberlo conocido, pero la voz se te parte a la mitad. Que mentira más grande es esa.
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Así que lo acompañas, porque también dijiste que iban a estar siempre juntos. Te nota más arisco, si, todos lo hacen. Eres pésimo mintiendo y siempre tuviste un humor de perros. Lea cree que es por tenerte caminando por horas en busca de las flores perfectas así que te dice con una sonrisa de disculpas:
'Gracias por acompañarme, no sé que haría sin ti'
Y le dices que es un idiota y lo tendrás que invitar a algo luego, pero tampoco sabes, no tienes idea que harías sin él.
La tarde pasa con él probándose trajes, siempre tuvo un pésimo gusto para vestirse así que la novia te encarga personalmente que le busques algo presentable.
(Mierda que se ve guapo con el maldito traje negro.)
Pero te ríes de verdad cuando insiste en probarse un vestido y luego catan vinos y prueban los cócteles. 'Quien come camarones siquiera' 'la gente con buen gusto' y es casi, casi, como una tarde normal entre los dos, divirtiéndose incluso. Casi como si aún fueran adolescentes, como si aún a veces pensaras en decirle.
Pero cuando se despide y te deja en el umbral de tu puerta te das cuenta que no. Que nunca más.
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Es un trabajo hacerse la idea de que se va a casar, requiere esfuerzo. El hecho de que seas el padrino es un factor extra. Te repites constantemente que en un par de años te reirás de esto, no porque hayas dejado de amarlo ni mucho menos porque hayas encontrado a alguien. Simplemente porque la vida es así, el curso natural de las cosas. Serás un profesional exitoso y se juntaran a tomar vino los fines de semana, a hablar de los viejos tiempos. Incluso les enviarás regalos costosos a sus hijos (¡Dos! Un niño y una niña. Ella está de acuerdo, el otro día estábamos pensando en nombres y--)
Una parte tuya siempre va a estar resentida, porque eres celoso, envidioso y egoísta. Una parte tuya siempre va a estar despechada. Una gran parte tuya ni siquiera sabe mentir. Pero eres odioso de todas formas y Lea nunca, nunca sospecha.
(A veces te da la impresión de que ella sabe, pero te cubre bien. Quizás también es por eso que no la odias.)
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Se casan un día Lunes.
Ese era el segundo día que Lea más odiaba, y ahora lo va a amar. Así funciona su lógica, bien lo sabes. Así no quedan más días que odiar, nada en el universo que odiar porque jamás lo habías visto tan feliz.
Tu mejor amigo se casa un día Lunes y lo acompañas desde temprano porque para eso están los amigos ¿no?
Se ve nervioso acomodándose lo mejor que puede la mata de pelo roja, peinándola con los dedos repetidas veces.
"Lea, ni siquiera sé por qué estás nervioso. No te va a dejar plantado"
"¿Seguro que no se arrepintió y encontró a alguien con más dinero?"
"Seguro, Lea. Por alguna razón te quiere pobre y todo"
"Isa eres el mejor, en serio. Sé que no te gustan las bodas y aquí estás"
"Hay barra gratis" pero añades "Además, no todos los días se casa mi mejor amigo."
Lea se ríe y todo vibra cuando lo hace. "Mejor amigo de toda la vida" agrega.
Le arreglas la corbata con un suspiro resignado y por primera vez en horas se queda en silencio. Ese es un momento que nunca vas a olvidar, el día de su boda te acercas a él y tu mano roza la suya cuando la quitas para acomodar la corbata del traje que tu elegiste. Ambos enmudecen por alguna razón y ese segundo es quizás más íntimo que todo. Porque él te mira con una sonrisa y tú solo vez tus manos, tus dedos haciendo el nudo perfecto. Las yemas suavemente sobre la fibra de la tela que tan bien le queda, es su gran día y bajo toda la amargura que lleva consigo el amor no correspondido hay un poco de alegría por su felicidad, un poquito aunque sea.
'Gracias' dice como un susurro que llega demasiado cerca de tu oído y cuando levantas la cabeza su sonrisa te quita el aliento 'No es nada' respondes y sus ojos te recuerdan a una tarde fresca de verano, apoyados uno al lado del otro bajo el árbol de siempre. Eso, eso es algo que nadie nunca te va a quitar, aunque todo cambie, eso es tuyo para siempre. Ese simple recuerdo de los días más felices de tu vida.
Y Ese segundo que dura para siempre. Te abraza fuerte, lo sientes emocionado y correspondes hundiendo tu cabeza en su hombro.
"Isa, eres el mejor amigo que podría haber deseado"
"Tú también Lea, tú también."
Entonces finalmente entiendes que quizás eso es el amor.