Titulo: Pasarela (2/2)
Personajes: Jensen Ackles, Misha Collins, Sebastian Roché, Jared Padalecki, Richard Speight Jr., Matt Cohen
Fandom: RPS
Resumen: Misha Collins, un joven diseñador de modas, decide participar en un famoso reality show. En el, pasará retos varios, que pondrán a prueba su ingenio y talento, pero uno de ellos le traerá una sorpresa.
Disclaimer: Escrito para el Mes de Misha Collins de la comunidad de livejournal mishacollins_es. Muchas gracias a Taolee por organizarlo :3.
Y sí, en casa hemos visto varias temporadas de “Project Runway”, me parece de lo más divertido. Han hecho vestidos con componentes de un auto, con dulces, con artículos varios del súper, etc. Sueño con el día en que Jensen vaya al programa para que le diseñen un traje.
Timm Gunn si ha criticado a los diseñadores que no quieren trabajar en tallas grandes, sobre todo por esa respuesta de “no quiero que alguien de talla grande use mis diseños” o algo así.
Misha se dejó caer en el suelo de la habitación del hotel. Se sabía observado y grabado, pero es que las rodillas no le daban para más. Ese último día fue particularmente estresante. Cerró los ojos y se recargó contra la pared. No quería pensar en nada, ni si quiera en empacar. Estaba demasiado cansado, tanto física como mentalmente.
Se quedó inmóvil unos minutos, con los ojos cerrados.
- Misha - se escuchó de repente la voz de Sebastian. Ni siquiera había escuchado el ruido de la puerta abriéndose.
Misha abrió los ojos y encontró a Sebastian y a Richard de pie junto a él, rebosantes de alegría. Sebastian sostenía una botella. Champaña, naturalmente.
- Lo logramos - dijo Richard, a punto de desplomarse de alivio. Misha asintió, y Sebastian le dio la mano para ayudarlo a levantarse.
Eran los tres finalistas. Irían juntos a Bryant Park, para el desfile de la Semana de la Moda. En esa última pasarela se decidiría el ganador.
El corcho de la botella salió como un cohete festivo, y Sebastian sirvió la champaña causando un reguero de espuma que los hizo reír a todos. Para Misha estar ahí, con Richard y Sebastian era un triunfo. Era imposible no sentirse feliz y acompañado por dos amigos en la gran final. El último esfuerzo podía imaginarlo mas llevadero. Sería toda una colección pero la podrían trabajar desde casa, y comparado con los retos anteriores, le parecía contar con todo el tiempo del mundo. Además, tendría lujos tales como teléfono e Internet.
Hablando de teléfono…
- Lo primero que quiero hacer es dormir - confesó Richard, una vez que brindaron.
- Que poco aguante - replicó Sebastian -. Hay cosas mas interesantes y provechosas.
Misha sonrió.
- No todos tenemos un generador incorporado, Sebastian. Yo también tengo muchas ganas de dormir. Pero aun no terminamos.
Debían volver a todas las minucias cotidianas que interrumpieron durante su reclusión. Y darle señales de vida a la familia y amigos.
- ¿Cuántos boletos darán para el desfile? - preguntó Sebastian de repente -. ¿A quién van a invitar?
- Tengo que hablarle a mi mamá con tiempo para que pueda llegar. Por suerte Sasha vive conmigo. Y también…
El número de Jensen apareció en su mente, tan claro como si lo estuviera leyendo. Había escondido muy bien el papel entre sus cosas, y por si las dudas, había procurado memorizarlo. Con cada evaluación, cuando los plazos lo hacían temer no terminar a tiempo, lo recitaba en su cabeza. Era más efectivo para tranquilizarse que cualquier ejercicio de respiración.
Jensen le había dado su teléfono de manera voluntaria. Pero, ¿qué tan perturbador sería en realidad recibir una llamada del diseñador rarito que tenía todas tus medidas? Misha no sabía si se atrevería a llamarlo.
- Yo digo que deberías hacerlo - dijo Sebastian, como si le leyera el pensamiento.
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Misha se maldijo en silencio por elegir semejante estilo para su colección. Tenía que ser un idiota romántico en el fondo. Y Vivien Leigh tenía que verse tan espectacular en “Lo que el viento se llevó”, así que fue fácil caer en la tentación.
La pesadilla era llevarlo a cabo. Ahora estaba empantanado en un mar de tela, obligado a coser él solo amplias faldas llenas de volantes y complicados pliegues, inspirados en el vestuario de una película más vieja que el mundo. El teléfono lo sacó de su desconsuelo.
- ¿Ya lo llamaste? - Richard ni siquiera se molestó en saludar.
- ¿A quién? - preguntó Misha. Aunque llevaba horas concentrándose en no tener ideas autodestructivas que involucraban sus propias tijeras, supo de inmediato a quien se refería, y su tono distraído apenas le sirvió para disimular.
- No seas idiota. Voy a invitar a Jared al desfile, y se ofenderá mucho si Jensen no va. ¿Lo invitas tú o lo hago yo?
Misha estuvo a punto de dejar caer el teléfono.
- Yo… lo hare… claro que lo hare - se sentía como si acabaran de darle un empujón. Lo que en cierta manera era correcto.
- Avísame - dijo Richard antes de colgar.
El diseñador tomó aire y procedió a marcar rápidamente, antes de perder el valor.
- ¿Diga?
- ¿Jensen? Soy Misha.
- ¡Misha! ¡Hola! ¿Cómo va todo?
Por un momento, el diseñador temió que no lo recordaría. Hubiera sido muy incómodo.
- Muy bien… estoy en la final - no supo si decirlo con mucho orgullo o mucha modestia. Quedó algo indefinido que esperó no se notara mucho al otro lado de la línea.
- ¡Lo sabía! ¡Felicidades!
- Bueeeeeno… yo… - Misha comenzó a enredar medio metro de listón verde entre sus dedos, a falta de cable telefónico -. Voy a presentar una colección como prueba final… Me preguntaba si te gustaría venir al desfile… Si no tienes otro compromiso…
Se sintió el ser más torpe del mundo. ¿Cómo consiguió siquiera encender el teléfono?
Del otro lado de la línea se escuchó la magnífica risa de Jensen.
- Me encantaría.
Quedaron de acuerdo y se despidieron. Misha se quedó unos minutos con el teléfono en la mano. Los nervios por el desfile se disiparon y solo quedó la emoción por el reto. Miró a su taller con energías renovadas. Seguía a mitad de un mar de tela, pero le pareció navegable.
Entonces cayó en cuenta, con particular claridad, que la mayor parte de la tela era verde, en diferentes tonos.
Como en la película. Se debía a que se había inspirado en la película.
Eso era.
Es lo que iba a decir si le preguntaban.
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Caos. Caos. Caos.
Las esbeltas modelos corrían de un lado para otro, como mariposas de vivos colores atrapadas en un huracán. Los tres diseñadores, reconsiderando todas las decisiones que habían tomado en su vida, que los habían traído hasta aquí, buscaban como presentar algo que el público pudiera ver sin horrorizarse. De vez en cuando, se asomaban desde atrás del escenario, para ver llegar a los familiares y amigos.
- Está aquí - dijo Richard, satisfecho . Sonrió y volvió a los preparativos -. Es fácil de encontrar.
Misha se asomó con curiosidad. En efecto, al primero que vio fue a Jared, muy sonriente. A su lado, Dean conversaba con Sasha. Solo Dios sabía lo que su hermano estaba contando. También estaba su mamá, encantada con las celebridades y el ambiente.
El diseñador se mordió el labio inferior. Era ahora o nunca. Rápidamente dio un par de instrucciones mas a las modelos, le dio el visto bueno al trabajo de una maquillista, y salió a la zona del público.
- ¡Hola! - Misha saludó a su familia con un beso para cada quien.
- Yuck - dijo Sasha. Misha le revolvió el cabello como si tuviera cinco años.
- Jensen, que bueno que pudiste venir.
- No me lo hubiera perdido por nada.
- ¿Puedes acompañarme un momento?
Extrañado, Jensen asintió. Misha lo condujo a la zona de vestuarios.
- Yo… - en esas circunstancias no tenía tiempo para escudarse en la timidez -. Me dijiste que el traje que modelaste te gustó mucho, y pues… me lo regresaron en cuanto terminó la grabación, lo siento.
- No hay problema. Eso no lo decidías tú.
- Quiero que lo tengas - dijo Misha, mirándolo a los ojos. Le tendió un paquete pulcramente envuelto -. Fue para ti desde el principio.
Jensen tomó el paquete con una timidez que se le hizo extraña a Misha.
- Gracias - murmuró.
- ¿Te lo pondrías ahora? Me gusta como te ves.
Misha no se creía con tanta audacia. De verdad. Jensen sonrió de esa manera tan suya, y con eso aligeró el ambiente.
- Por un momento pensé que ibas a pedirme que me pusiera uno de esos vestidos verdes.
- ¿Te gustaría?
Rompieron a reír.
- ¡Misha! - exclamó la maquillista.
- Anda, no te preocupes, ya tendrás oportunidad de ver cómo me cambio de ropa.
En un movimiento rápido y natural, Jensen se acercó y besó a Misha en la comisura de los labios, un segundo después, desapareció detrás de una cortina.
Diablos. Misha estuvo a punto de tirar el desfile y los vestidos por la borda, a favor de algo más importante.
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La colección presentada por Sebastian era fina y limpia. Toda líneas nítidas y elegantes. Sus faldas cortas hacían lucir las de por si largas piernas de las modelos.
La de Richard era atrevida, alegre y llena de color. Muy, pero muy, sexy. De nuevo usó su amor por los dulces a su favor, con colores y detalles brillantes como celofán.
Misha estaba muy orgulloso de su trabajo. A él mismo le pareció que había conseguido su objetivo de que fuera elegante con un toque de romanticismo. Y tener competencia tan buena lo animaba, en lugar de desalentarlo.
Entre todas las celebridades, invitados y prensa, habían hecho el favor de poner a los familiares y amigos en primera fila. Misha se sintió en la cima del mundo cuando su madre, su hermano y Jensen se pusieron de pie para aplaudir. Lo que no fue nada comparado con lo que sintió cuando Jared le dio un empujón a su amigo, lanzándolo a la pasarela. Tal vez no fue su intención. Al ser tan grande, calcular su fuerza sería difícil.
El caso es que Jensen le cayó a Misha en los brazos, y este se las ingenió para atraparlo en medio de su sorpresa. El rescate se convirtió en un abrazo en forma. Misha se permitió quitarle importancia a todo lo demás, y se grabó para siempre la sensación del cuerpo fuerte y tibio de Jensen y el olor de su loción para después del afeitado.
La función tenía que continuar. Misha ayudó a Jensen a enderezarse, sonrió y lo miró a los ojos, para darle a entender que le siguiera la corriente. Jensen le respondió con un guiño.
Ambos hicieron una reverencia, y Misha señaló a Jensen como si estuviera presentando al invitado especial (lo que estaba ocurriendo en realidad, pero nada mas ellos dos lo sabían). El joven de ojos verdes alzó la mano para saludar a los presentes con aplomo.
¿Era profesional, natural o qué diablos?
¿O tal vez era simplemente perfecto?
El público debió pensar algo semejante porque aplaudió con ganas.
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- ¿Cómo te sientes?
Misha tomó una gran bocanada de aire. Cuando estuvo seguro de que no empezaría a gritar, habló.
- Bien, de hecho.
Ya debería dejar la preocupación. Terminaron las semanas de esfuerzo, y solo faltaba que se revelara la fotografía para saber quien había ganado por una nariz. No dependía de él.
Los diseñadores y sus familias, aguardaban el anuncio del ganador en la sala de espera. Gabriel hacía algunos comentarios, interrumpiéndose con constantes risitas nerviosas. Sebastian escuchaba con atención a su sobrino, quien conversaba animadamente en francés. No sabría responder si preguntaban que tanto le había dicho.
Misha le echó un vistazo a las charolas de bocadillos. No conseguía recordar si había comido algo durante las últimas 24 horas, pero no se sentía con ganas de intentarlo.
- Disculpa a Jared - dijo Jensen de repente -. Supongo que quería hacer una broma. Hablare con él.
- No me molestó - era verdad -. Salió bien a final de cuentas.
- Seguro que lo hizo por lo mucho que hablo de ti.
Misha lo miró sorprendido. Jensen tenía un adorable rubor bajo sus pecas, y le brillaban los ojos.
No había manera de negarlo. Su condenado subconsciente trabajó frenético, buscando entre todos los tonos de verde existentes, pero ninguno se le comparaba.
Fue una estupidez. Debía saber desde el primer momento que solo había un lugar donde pudiera encontrarlo.
- ¿Qué le decías a Jared de mi?
Jensen rió con timidez.
- Es que… no sé… Estuvimos juntos poco tiempo pero, me gustas Misha. Tengo… un buen presentimiento sobre ti.
Misha, halagado y ruborizado, se puso una mano detrás de la cabeza.
- No es por ofender tus presentimientos, pero quizá tengas que saber algunas cosas antes.
- Pues si todo lo que quieres decirme es la mitad de interesante de lo que me contó tu hermano, mis presentimientos se quedan cortos. ¿Es cierto que secuestraste un árbol? ¿Es eso posible?
Misha parpadeó de sorpresa. ¿Tendría que decidirse por el fratricidio? Sasha estaba a unos pasos de distancia, pero había demasiados testigos, y no podría esconder las pruebas.
- Fue un periodo loco - dijo por fin.
- Me encantaría escucharlo de ti. Ahora tengo miedo de haberte aburrido con lo que te contaba.
- Jensen, comienzo a sospechar que nada sobre ti podría aburrirme.
Se detuvo un momento.
- Adelante, ibas a decirme algo mas - lo animó Jensen en voz baja, con una entonación acariciadora.
Misha dudó. En atención a los invitados, las cámaras eran menos invasivas, pero él era muy consciente de su presencia. Dio un paso adelante, y buscó los ojos de Jensen con los suyos. Cuando habló, lo hizo en un murmullo.
- Me gustaría besarte.
Nadie más pudo haberlo escuchado. No había micrófono en la Tierra capaz de captar las palabras de Misha, pero para Jensen fueron muy claras.
- Pueden pasar - anunció alguien de producción, como heraldo del Destino.
Sebastian, Richard y Misha se despidieron de sus familias y entraron a la pasarela por última vez.
- Misha - dijo Jensen pero no supo cómo continuar. ¿Qué quería decirle en realidad? ¿Buena suerte? ¿Sé que te ira muy bien?
“Te estaré esperando.”
El diseñador se paró muy derecho, con actitud de que no le debía nada a nadie, y que si pudiera, volvería a hacer las cosas exactamente igual.
Aunque tal vez se aseguraría de ir a buscar a Jensen desde antes.
- En este momento, ya me siento como un ganador.
FIN