Y para esto sirve tener dos horas libres sin internet. Creo que lo que deberían hacer es quitarme el pc mejor xDDD
Para
30vicios Fandom: Harry Potter
Claim: Bellatrix/Rosier
Rating: T
Título:
MACABRO
XVIII. Chimeneas
Cuando marca un número equivocado, nunca se obtiene la señal de ocupado.
Se juró no volver a probar el whisky de fuego en lo que le restaba de vida.
Una tontería después de otra, eso es lo que había hecho la noche pasada. Empezado por ir a esa maldita fiesta y siguiendo por aceptar todas las copas a las que ese psicópata de Rosier le había invitado.Y habían sido muchas.
Ni siquiera se acordaba de lo que había dicho. De lo que había hecho sí, se acordaba demasiado bien. De una forma precipitada y confusa, pero se acordaba. Desafortunadamente. No tenía que mirar las marcas de los dientes de Rosier en sus pechos o sus hombros para hacer memoria.
Al fin y al cabo, tirarse a Evan contra la fachada de la casa de Malfoy no era algo que hiciese todos los días.
Y si hubiera sido solo eso, pero luego había consentido en ir a su casa, donde... Se llevó la mano a la cabeza, estupefacta aún de lo que había llegado a hacer. No podría mirar a Evan a la cara en lo que le restase de vida.
Tenía que hablar con él, y pronto. Necesitaba que cerrase la boca, que ni se le ocurriese decir algo a Rodolphus. Podría amenazarle. De hecho, conociéndole, tendría que amenazarle. También tenía que contactar con Rodolphus, explicarle... por qué no había vuelto por la noche a casa. Hablar con Narcisa para que la cubriera. ¡Tenía que hacer tantas cosas!
Con los nervios destrozados, echó bruscamente un puñado de polvos flu en la chimenea y se arrodilló, metiendo la cabeza entre las llamas.
-¡Rosier! -chilló en cuando vio un salón delante de ella. Los sillones, la mesa redonda, las sillas... Todo demasiado familiar. No se fijó apenas, pues sus ojos buscaban por toda la habitación a aquel maldito mortífago-. ¡¿Dónde coño estás, Rosier?!
Percibió unos pasos silenciosos por el pasillo que llevaba al salón, y en cuanto vio el borde de la túnica aparecer por la puerta empezó a rajar por los codos:
-¡Rosier! Lo de anoche no puede volver a repetirse, ¡fue un completo error! Rodolphus ha estado preguntándome y creo que sospecha algo... Tienes que fingir que anoche no nos vimos más que al principio y... -Cuando alzó la vista, Bellatrix se quedó muda de espanto. Abrió la boca, pero hasta después de unos segundos no pudo decir nada-. ¡¡Rodolphus!! ¿Se puede saber qué haces en la casa de Rosier?
Su marido estaba ante ella, mirándola fijamente. Sus ojos, de un verde amarronado, llevaban clavados en ella desde que había entrado en la habitación.
-Esta es nuestra casa, Bellatrix -dijo lentamente. Bajo la aparente calma, a la mujer le pareció ver la gélida ira-. Has debido equivocarte de chimenea.
N/A. Creo que de esta Bella no sale xDDD pobrexina. Menos mal que no sigo la viñeta porque sino no tendría más remedio que matarla. ¿Os habéis fijado? Rody es el marido cornudo, pero el pobre Lucius es el chico de los kinks xD ¡Este es el sillón de Lucius! Y allí va Rosier. ¡Esta es su casa! Y allí va Rosier xDDD Me hace mucha gracia la idea de Bellatrix inventándose excusas para salir del paso también, tipo adolescente medio loca que quiere pasar la noche fuera de casa xD “mamá, que me voy a casa de... Aleeeeeecto, que tiene que enseñarme... unos libros que... para el trabajo de...” XDDD
Fandom: Harry Potter
Claim: Bellatrix/Rosier
Rating: PG
Título:
MACABRO
XV. Rol de sociedad
Use vestimenta apropiada y el papel se representa solo.
Las fiestas en casa de Avery siempre se caracterizaban por la cantidad de peces gordos que acudían. Era un momento idóneo para estrechar lazos con el jefe de algún departamento del Ministerio o asegurarte el favor de alguien. La opinión de algún periódico, por ejemplo. Normalmente el director de El Profeta estaba rodeado desde que empezaba la velada hasta que se iban los últimos invitados.
Bellatrix se vestía para la ocasión. Enfundada en un vestido negro largo, se soltaba el pelo, que se movía alrededor de sus orejas, de las que colgaban unos diamantes del tamaño de una uña. Saludaba, intentaba sonreír e intentaba, poniendo toda su voluntad en ello, no matar a nadie.
La imagen de Rodolphus habría quedado por los suelos.
Aceptaba copas y canapés, aguantando las tediosas charlas que les soltaban los compañeros de trabajo de su marido. Debía resultarles un tipo agradable, tan callado. Podían hablar sin temor a que les interrumpiera ni una sola vez.
A veces, cuando la noche era especialmente aburrida, abusaba del champagne y se achispaba. Era entonces cuando buscaba entre los asistentes a Rosier, sabiendo que le encontraría. Tal como era, nunca desperdiciaría la oportunidad de cenar gratis.
-Buenas noches, señora Lestrange -saludó burlón Evan en cuanto la vio. Bellatrix esbozó una sonrisa sesgada, apartándose apenas un metro de su marido-. Veo que ha venido acompañada.
Sería cerdo. Rosier sabía perfectamente que no pondría un pie en esas cenas de sociedad sino fuese por su marido.
-Veo que usted también -replicó, casi siseando entre dientes.
Efectivamente, el mortífago llevaba del brazo a una joven fascinante. Alta y delgada, más que hermosa destilaba elegancia. Cuando la chica esbozó una seductora sonrisa, Bellatrix la odió inmediatamente.
-Le presento a Lizzie, la hija del jefe del Cuartel General de Aurores.
Bella no hizo amago de querer estrecharle la mano. Se quedó en el sitio, sin moverse, mirándolos con altivez. La joven la miró parpadeando confundida durante unos segundos, y se sintió liberada cuando un hombre se acercó a pedirle un baile.
Rosier, que no apartaba los ojos de Bellatrix, ni siquiera se inmutó cuando su pareja se fue.
-Te sientan bien los celos -se rió, avanzando hacia Lestrange-. Aunque dejes tu máscara de mujer encantadora por los suelos. Parecía que querías cargártela aquí mismo.
-Quiero matar a la mitad de los que hay aquí, no sé por qué ella va a ser diferente.
Rosier curvó los labios.
-Bueno, yo podría darte al menos una razón -insinuó, enarcando las cejas.
Bellatrix puso los ojos en blanco.
Evan se acercó a un más, traspasando la distancia que marcaba el protocolo, y cogió a la mujer de la mano, fingiendo saludarla.
-¿Crees que tu marido se avendría a un intercambio de parejas? -sugirió con marcado sarcasmo.
-No creo. Rodolphus prefiere no pagar a las mujeres con las que está.
En el mismo instante en que lo dijo, Bellatrix supo que había cruzado la línea. Antes de que pudiera reaccionar, Rosier tiró de ella hasta que sus cuerpos quedaron prácticamente pegados.
Se inclinó, hasta que su aliento lamió la oreja de la mortífaga.
-¿Entonces qué hace contigo?
Fandom: Harry Potter
Claim: Bellatrix/Rosier
Rating: PG
Nota: es estúpido, pero este final me lolea xD
Título:
MACABRO
XXII. ¿Dónde están las llaves?
La manera más rápida de encontrar algo es empezar a buscar otra cosa.
-¡Te dije que no vinieras!
-No pude escucharlo bien entre tus gemidos.
Bellatrix le lanzó un zapato, que fue a estrellarse contra uno de los jarrones que había sobre una cómoda. Se hizo añicos, provocando un estrépito horrible.
-Ahora seguro que tu marido no se dará cuenta -dijo Rosier con ironía.
-¡Haz el favor de buscar tu ropa! -gritó Bellatrix, furiosa-. Está a punto de llegar.
Mientras se terminaba de abrochar los pantalones, Evan se agachó para buscar debajo de uno de los sillones. Ya podían haber tenido menos muebles en el salón, a saber dónde se había metido el maldito calcetín.
Bellatrix no encontraba sus bragas. Perdiendo los paciencia y más pendiente de cualquier ruido que indicase que Rodolphus estaba de vuelta que de buscar, intentaba recordar dónde las había lanzado Rosier cuando se las había quitado.
-¿Dónde coño las dejaste? -soltó Bella.
-Creo que las lancé por ahí -dijo sin mirar, señalando a prácticamente la mitad del salón.
-Gran ayuda -siseó ella.
Podría matarlo. Lanzarle un Cruciatus, o dos (se los merecía), y luego matarlo, y decirle a Rodolphus que había intentado violarla. Que justo había conseguido recuperar su varita y detenerle, qué cualquiera sabía lo que habría hecho con ella de dejarle seguir... ¡Hasta había conseguido quitarle las bragas!
-¡Ajá! -exclamó de pronto Rosier, triunfante.
-¿Las tienes? -Bella se incorporó del suelo, esperanzada.
-¡El calcetín de la semana pasada!