Unas que tengo hechas desde hace eones, que se me va el santo al cielo y se me olvida subirlas. Para
30vicios Fandom: Harry Potter
Claim: Bellatrix/Rosier
Rating: PG-13
Título: #6.
MACABRO
IX. El recoveco
Siempre que las cosas parecen fáciles es porque no oímos todas las instrucciones.
Malfoy la miró un segundo para asegurarse de que prestaba atención, y se encontró con los impacientes y fervientes ojos de la mortífaga de diecinueve años, que no perdía palabra.
-Salen todas las noches a vigilar la zona -dijo Lucius, y con un suave movimiento de varita hizo que los monigotes representados en el mapa se empezasen a mover en línea recta, siguiendo el perímetro de un muro-. Dan una sola vuelta, y luego vuelven a su puesto.
Bellatrix asintió, sin molestarse en pronunciar palabra. Estaba demasiado excitada ante la perspectiva de participar en una misión de categoría. Llevaba meses encargándose de pequeños trabajillos, que obviamente no estaban al mismo nivel de sus capacidades (ni de su lealtad).
-Hay que tenderles una emboscada.
-Entendido.
-No es tan fácil. La casa está en un descampado. Por no haber, no hay ni un maldito árbol. -Lucius volvió a clavar sus ojos fríos en ella. Estaba al mando de la misión, y solo de pensar que tendría que encargarse de que todo saliera bien contando con críos entre sus subordinados... se le ponía la carne de gallina.
-¿Entonces?
-Hay una zona del muro que tiene una especie de recoveco. Es estrecho, pero es lo único que tenemos. El ataque de realizará desde ahí. Habrá que esperar, pero para cuando ellos adviertan que había alguien escondido estarán muertos.
Nuevo asentimiento, mientras Bellatrix sonreía fugazmente ante la idea al fijarse en el punto del mapa que Malfoy señalaba.
-Cuando los dos guardas hayan muerto, los demás podremos ocuparnos del resto.
-¿Eso es todo?
-Básicamente -respondió el hombre. Black le estaba poniendo nervioso. No tenía ninguna sangre fría; parecía estar a punto de saltar en cualquier momento-. Ponte en marcha. Tienes que Aparecerte aquí, donde te reunirás con...
Le dejó con la palabra en la boca. Malfoy se quedó de piedra, sus ojos fijos en el espacio que había ante él, donde segundos antes había estado Bellatrix. Había sido saber adónde tenía que ir y largarse.
En fin, al menos le había dicho todo lo que necesitaba saber, e iba siendo hora de que fuese a avisar a los demás para que se preparasen. En menos de una hora tendrían que ir a terminar la misión.
OoOoOoO
El chasquido de la Aparición se confundió con los truenos de la tormenta que había estallado. Las gotas de agua chocaban y resbalaban contra la máscara de mortífago que Bellatrix llevaba en la mano, resonando con fuerza.
Se apartó el pelo mojado que se le quedaba pegado a la frente, y alzó la vista para reconocer el terreno.
Ante él había una figura oscura, apoyada despreocupadamente en el muro, que la observaba detenidamente con sus clarísimos ojos azules.
-¿Qué coño haces aquí, Rosier? -siseó entre dientes Bellatrix, olvidándose de que no estaba ante su compañero de Slytherin, sino ante un mortífago con unos cuantos años más de servicio que ella.
-Vigilarte -respondió riendo, y la miró inquisitivamente, burlón-. ¿Pensabas que te dejarían sola?
La humillación subió al rostro de la joven, tiñendo sus mejillas de rojo, y abrió la boca para protestar, pero Evan no la dejó seguir. Ahora un nuevo matiz, uno más agresivo, se había instalado en su tono de voz.
-¿En serio no sabías que venía? -preguntó-. ¿Se puede saber que te ha explicado el inútil de Malfoy entonces?
Y Black recordó la frase a medias que Lucius había empezado a decir y que ella no había considerado importante.
-No me ha dicho nada -replicó secamente, con secreto regodeo.
-¿Ni siquiera en qué consiste la misión?
-Eso sí -se apresuró a responder-. Tenemos que tender una emboscada desde un recoveco del muro y...
-Veo que sabes suficiente -le cortó, y esbozó una suave sonrisa, que no parecía presagiar nada bueno-. Aquí tienes el hueco.
Diminuto. Y tendrían que estar ahí casi una hora.
-¿Tenemos que entrar los dos? -preguntó la joven incrédula, con cara de estupefacción.
-Puedes pasar primero si quieres.
Bellatrix apartó la vista del muro, y lo miró a él, con una mueca de desdén en sus finos labios.
-Te ofreciste voluntario, ¿a que sí?
-Qué va. Es que soy un chico con suerte -respondió con malicia, y le hizo un gesto con la cabeza para que entrase-. No tenemos todo el día.
Soltando un bufido, la mujer entró en el recoveco. De profundidad entraban dos personas, sí, pero era estrecho, y apenas tenía espacio para volverse sobre sí misma.
-Ni se te ocurra tocarme -le espetó cuando sintió que se pegaba a ella, quizá demasiado.
Su respuesta fue un susurro, acariciando su oreja.
-Entonces quita tu culo de mi mano.
Fandom: Harry Potter
Claim: Bellatrix/Rosier
Rating: PG-13
Título: #17.
MACABRO
XVII. Los juguetes
Un juguete irrompible es útil para romper otros juguetes.
No le costó mucho acostumbrarse a la falta de luz del salón. Bellatrix se movió sin hacer ruido, abriendo con cautela todas las puertas y echando un vistazo al resto de habitaciones, asegurándose de que ninguno de que ninguno de aquellos asquerosos muggles que vivían ahí se hubiera dado cuenta de su presencia.
Era mucho más divertido despertarles por sorpresa.
Esa noche era para crear terror. Unos cuantos asesinatos, unos cuantos gritos en la noche. Era ya un desafío continuo: cuál de todos los mortífagos se merecería la primera plana de El Profeta en la edición especial de Navidad. Los resultados eran espectacularmente dantescos.
Repugnantemente ingeniosos.
-Date prisa -susurró la mujer, bajo el umbral de la puerta que daba al psillo. Casi podía oler la sangre que iban a derramar. Estaba excitada. Impaciente.
El ruido que escuchó a su espalda le hizo volverse. Allí, sentado en el suelo, había una figura de negro, su cara cubierta por una máscara de un blanco que destacaba tanto que era casi grotesco.
Desenvolvía regalos.
-¿Se puede saber qué coño haces, Rosier?
-Arruinarles la Navidad -dijo, escapandósele una risita. Cogió un paquete y lo agitó, intentando adivinar qué contenía. Luego empezó a arrancar el brillante papel, dejándolo todo destrozado por el suelo-. Estos Muggles compran cosas rarísimas. Mira los títulos de estos libros... Nos servirán de leña para hacer arder la casa.
Los dejó a un lado con una mueca, y eligió otro paquete. Ésta vez su expresión se iluminó con cierta malicia al ver el contenido. Lo sacó y se lo lanzó a Bellatrix, que lo cogió al vuelo.
-Es más guarro aún que los que usas tú, Black -comentó burlón, viendo como la mujer dejaba caer al suelo con asco el conjunto de descarada lencería roja-. ¿No te gusta?
-Como no te levantes, esta noche habrá un cadáver más en esta casa.
-Me das tanto miedo que no puedo ni moverme. -Se acomodó mejor en el suelo, dando la espalda retadoramente a Bellatrix, que siseó entre dientes furiosa. Una simple maldición y... Rosier la ignoró, mientras sacaba más y más regalos-. ¿Para qué querrán unos palos?
Evan había tirado la bolsa de palos de golf al suelo, y algunos se habían salido. Cogió uno, sopesándolo, haciéndolo girar entre los dedos, tal como hacía con la varita cuando se aburría. Un etiqueta en la caja proclamaba en letras gruesas y mayúsculas lo que Rosier resumía con inocente facilidad.
-Esto tiene que hacer mucho daño -murmuró, sus labios curvándose levemente en una sonrisa cruel, y, de pronto, golpeó con furia un camión de juguete, destrozándolo. Una de las ruedas recorrió todo el salón y fue a chocar contra la pared-. Me apuesto lo que sea a que si te diera te mataría en el acto.
-Yo no necesito ningún palo para hacer eso -apuntó la otra.
Rosier le echó una mirada penetrante, y se levantó, sorprendiendo a Bellatrix.
-¿Podemos empezar ya? -preguntó con retintín la mortífaga.
-Nunca dije que me esperaras -respondió Evan, acercándose a la mujer-. Es curioso que lo hayas hecho, ¿verdad?
Black se separó de él, casi enseñándole los dientes. Se iba a dar la vuelta para empezar a registrar la casa cuando vio que Rosier se agachaba a recoger cosas.
-¿Para qué quieres eso?
-Me llevo la tostadora.
Bellatrix enarcó las cejas, estupefacta.
-Y el conjunto -añadió, su voz tomando un cariz oscuro, más ronco-. Quiero verte con él.
Fandom: Harry Potter
Claim: Bellatrix/Rosier
Rating: PG-13
Título: #29.
MACABRO
XXIX. Las baldosas están frías
No puedes caerte del suelo.
Humillantemente, Slytherin había permitido que el resto de Casas ganasen los últimos seis años el campeonato de Quidditch. Con un buscador inútil, que había sido el hazmerreír de todo el colegio cuando en un mismo partido le noquearon tres veces las bludgers, no habían levantado cabeza.
Pero eso ya no se repetiría más. Después de que el buscador se rompiera un brazo (o le rompieran, nunca quedó muy claro) habían tenido que buscarse a un suplente. La superioridad del equipo que tenían, junto a buenos jugadores, les había dado esta vez la victoria.
La Sala Común, silenciosa y fría normalmente, estaba irreconocible. Los fuegos de la chimenea estaban recién encendidos, caldeando al ambiente, aunque poca falta hacía. Las risas y charlas se confundían con los gritos y los cánticos de victoria.
-¿Vistéis la cara de Potter? -se burló Lucius Malfoy, y el resto de Slytherins le corearon con carcajadas-. Habría dado la mitad del oro que tengo en Gringotts por ver esa expresión el año pasado, y os aseguro que es mucho.
-¡Ha estado a punto de comerse el palo de uno de los aros cuando me vio coger la snitch! -Rabastan, bebida en mano, no podía parar de reírse.
-Ahora ya no te ríes mucho, ¿no, Rosier? -preguntó con lengua viperina Malfoy, esbozando una sonrisa engreída. Evan debía de haber sido el único Slytherin que había querido que su Casa perdiese los partidos; lo encontraba tremendamente divertido-.Si quieres el año que viene puedes presentarte a golpeador; el puesto estará libre. Que te cojamos o no ya es otro asunto.
-Prefiero aprovecharme de vuestro trabajo y disfrutar de la fiesta -respondió con calma, un leve retintín en su voz. Levantó la copa para brindar a la salud de Lucius-. Se agradece un cambio después de tantos años.
Lucius le fulminó con la mirada, pero las risas poco a poco fueron apagándose, y Rosier perdió la atención del resto de Slytherins. Decidió alejarse de allí. Su vaso estaba vacío.
La parte que daba a las escaleras de la Sala Común estaba tranquila, todos se congregaban al otro lado. Rosier cogió otra cerveza de mantequilla de la mesa, y picoteó algo de aquí y de allá, sin estar especialmente hambriento.
-¿No te unes a la fiesta?
Evan hablaba a la joven que pasaba a su lado, sin prestarle mucha atención. Iba cargada con libros, e hizo una mueca de aburrimiento cuando su compañero señaló al resto de Slytherins, que ahora cantaban.
-El trabajo de Pociones no se hace solo.
-Te estás juntando demasiado con Lestrange -apuntó Rosier, enarcando las cejas-. Y no queremos eso, ¿verdad? Al menos tómate algo.
-¿Me quieres emborrachar? -Bellatrix miró con suspicacia a Evan, esbozando una media sonrisa, a la que éste respondió con una carcajada.
-No necesito emborracharte -respondió, levantándose de la mesa sobre la que había estado apoyado. Avanzó hacia la joven, la capa rozando sus piernas a medida que se movía-. Al menos las otras veces no fue necesario.
Bellatrix le mantuvo la mirada, desafiante, sin moverse del sitio.
-Te confías mucho -dijo secamente-. ¿Cómo sabes que no voy a rechazarte?
Rosier soltó una carcajada.
-¿Crees que eso me detendría?
-Soy convincente cuando quiero -susurró, con una sonrisa peligrosa.
-Tendrás que esforzarte más. No me creo que vayas a decirme que no.
Respiró sobre sus labios. Le tenía casi encima, exigente, inclinándose hacia ella tanto que al final tuvo que retroceder un paso y apoyar la mano en el respaldo del sillón. Amagaba el beso, insultantemente, con esa imborrable sonrisa burlona en los labios.
Se fijó en sus colmillos, puntiagudos, brillantes por la saliva.
Tuvo que ir a buscarlo.
Más que sus lenguas eran sus manos las inquietas, subiendo camisas y arañando la piel que encontraban. Se mordían los labios, recuperando el aliento, dejando resbalar las manos por sus cuellos y sus nucas. Los dedos de él se hundieron en el pelo de ella, enganchándose, tirando.
Un suave gemido se escapó de labios de Bellatrix.
Evan se río contra el cuello femenino, excitándose aún más por haberle hecho perder el control de aquella manera. Delante de todo ese grupo de petulantes Slytherins.
-Nos vamos a caer -alcanzó a decir ella, cuando sintió que Rosier la hacía retroceder, sin dejarle de acariciar los muslos, subiéndole el derecho un poco para meter la mano bajo la falda.
Otro paso y otro más, pequeños, inconscientes. Black, atrapada entre las atenciones de Evan, no podía echarse hacia atrás para mantener el equilibrio.
El golpe fue sordo, amortiguado por la alfombra. Bellatrix le fulminó con la mirada y se revolvió furiosa bajo él. Eso solo provocó una chispa de diversión en los ojos azules de Rosier, que usó todo su peso para sujetarla contra el suelo.
Presionó con la rodilla sobre su sexo, haciéndola abrirse de piernas.
-Míralo por el lado bueno -siseó, pellizcándole un pezón con fuerza por encima de la camisa-. Ahora ya no puedes caerte.