Desafío Slash #Tabla 1

Jul 23, 2010 03:03


Bueno, espero no romper ninguna regla, apenas pedí el Desafío Slash así que esta es la primera tabla, ando inspirada así que veamos que tal quedo...

Fandom: (Original) Tiempo Variable
Claim: Mario / Glenn

Miedo

Pudo ser lo desconocido, los humanos siempre sienten temor a los desconocido; no está vez. Había una mezcla en el aire, en el ambiente también flotaban fragancias ocultas. Luego del cigarro y las bebidas obligatorias se besaron en la casa de Glen. Era un departamento pequeño, la cama estaba cerca de la estufa y la mesa que ocupaba para comer y de escritorio. Mario pidió tiempo para respirar, los besos lo sofocaban, las mujeres nunca habían sido tan apasionadas como lo era él.

Ese día no hubo miedo, se perdió o se olvido en el bar. No había dudas, quizá una pero no era con respecto al sexo. Más bien había reto, una rivalidad viril de ver quien dominaría esa noche, la primera. La ropa quedo bajo el suelo, Mario apagó la luz y esperó. Las mujeres siempre hacían todo, está ves se dividía el trabajo.

Lo oyó exclamar o quejarse, se confundió. Lucharon sutilmente, entre besos y tirones de cabello. Algunas palabras sucias y obscenas se escucharon. Seducidos por el mismo fin, ser el activo. Finalmente tras quedar boca abajo en el suelo de su propia casa, Glen tembló. Los movimientos se pausaron dos veces hasta que se acostumbrara. Era la primera vez, pero no había miedo.
No tanto por el alcohol o la madurez y la edad, si no por qué no existía. Algo nuevo que había que probar. Por pura curiosidad y por que Mario era bastante interesante y supo como vencerlo.

La cama no sirvió como soporte, lo fue el suelo, era más cómodo, frío y duro. El tacto de las caricias no eran suaves como las de una mujer, el rose de las yemas ásperas de los dedos, la brusquedad de los movimientos. Así es como se aman los hombres la primera vez, territoriales, lujuriosos, ambiguos; según los griegos.

A escondidas

Como todas las relaciones extrañas tienen que mantener la discreción. Más cuando se trata de dos hombres de mundo, con una vida social muy activa, entre amigos, fiestas, mujeres y frivolidades. Mario era un reconocido periodista, estudió economía pero no ejercía completamente su carrera como Glenn quien tenía un puesto en la Bolsa de Valores. Generalmente podían mantener discusiones hasta las cinco de la mañana o más, hablar sin parar de cosas en común, aunque se repelieran la mayor parte del tiempo. Contrapunteaban en muchas cosas, pero al final, luego de los “tragos coquetos” como los llamaba Mario, reconciliaban todas sus discusiones.

Nadie imaginaría que ellos, bueno, ni siquiera lo sospecharían. Que desde hace semanas se mandan mensajes por celular y quedan todos creen que hacen otras cosas. Mario decía ir al cine y Glenn leer un libro o tocar la guitarra en su casa. Así a escondidas era que también tenían sexo en la casa de Mario. En el elevador de un hotel al cual nunca más regresaron. A veces cuando el tiempo no lo permitía, tenían sexo telefónico lo que jamás ninguno había hecho con una mujer. Lo bueno de tener a un hombre de amante es que no se corría el riesgo de rayar en lo vulgar. Así eran.

Secreto

En el periódico conocían a Mario por ser un joven arriba de los treinta y cinco muy prudente y recatado, era serio y en ocasiones sarcástico. No por mala leche, si no que burlarse de las desgracias lo hacía sentirse menos miserable. Era guapo, de cabello largo que cubría parte de su frente, ojos claros con unas manos delgadas y grandes. Delgado y alto, con esas características era natural que muchas quisieran salir con él. No era que no le importara a Mario salir con alguna, pero eran tan fastidiosas y superficiales que se abstenía, prefería pasar el rato mirando buen cine u oyendo música. Cosa que compartía con Glenn, los gustos aparte de la carrera y la edad. Música, libros, cine, fiestas, alcohol. Glenn en cambio, no era muy guapo, digamos que llamaba la atención, vestía bien, de trajes impecables con zapatos Prada. Cabello negro azabache, tenía entradas que lo hacían lucir interesante, con los ojos extraños, cada uno de color diferente y una voz varonil que dominaría hasta a la mujer más salvaje.

Compartían también esas veladas nocturnas. Al final de la rutina diaria y cuando había tiempo. Mario se escapaba a casa de Glenn. Los secretos de la ropa, la piel y las carencias o desventajas eran arrojados por la ventana. Mario se había acostumbrado a ese tipo de secreto en su vida. No juzgaba no preguntaba. Poco a poco lo había convertido en un ser sin objeciones ni prejuicios, además no los tenía. Sodomisandolo despacio con cada una de sus caricias e ideas pretenciosas. Como hacerlo con la música a todo volumen para mezclar sus gemidos con la música de Air. Eran ventajas de tener los mismos gustos. Sexo descontrolado luego de un día pesado de trabajo, claro eso mueve a todo hombre.

Piel

Tenía una diferencia el tacto de un hombre con la piel de otro, no era tan suave o lisa ni sensible. Ambos tenían la piel firme y brillante, iban al gimnasio, cuidaban su cuerpo, cuidaban su aspecto. Una vez a Mario se le ocurrió ir juntos a tomar la rutina, Glenn no era de ir a esos lugares, prefería pasear por las calles con la bicicleta y dejar que todo fluyera. Aunque ese día fue nuevo, conoció algunos conocidos de Mario, se sintió como su pareja oficial, aunque nadie supiera que tenían una especie de relación, sexual más no amorosa, o quien sabe ya no lo sabía. Como sea, se sentía como la novia que mira como todos hablan y saludan a su galán.

Con un roce en el brazo, Mario le dio a entender, cuando quedaron solos en los vestidores, una de esas travesuras que generalmente rondaban en su mente. Lo que no pudo hacer con las mujeres lo hacía con Glenn. De todos modos él nunca decía que no. Encogió los hombros y lo besó. Acorralados en la esquina a un lado de los estantes, entre la pared de azulejos y una banca. Mario metió la manó bajo dentro del pans de su colega, girándolo para ver su espalda y acariciar sus caderas.

- Abre las piernas, esto tiene que ser rápido antes que lleguen- dijo Mario
- ¿Lo planeaste guey?- preguntó Glenn. Luego gimió al sentir el miembro entre sus nalgas.
- El encargado es mi amigo… ni te preocupes que es la primera vez- Mario rió y continuó.

Besó su espalda, el sabor salado de su piel le gustaba, es mezcla de acidez con el aroma de desodorante y su cuello, Mario se prendía más al oler su cuello. La piel sin duda era el órgano más erótico y sexual del cuerpo. Lamía la columna mientras escucha los pequeños y discretos gemidos de su amante. Suaves, intermitentes y profundos. Al terminar hundió su cabeza entre el cuello y la espalda mientras acariciaba su pecho.

Alcohol

Las cosas tenían que cambiar, no era que a Glenn le molestara ser el pasivo, tenía sus ventajas, esa onda del orgasmo con el punto G no era un mito y vaya que la pasaba bien. Mario se sentía igual, era el macho alfa y no le interesaba cambiar de papel, hasta ese día. Los jueves siempre eran pesados, trabajos complicados que ambos se fastidiaban. Mario llamó a la hora de la salida y citó a Glenn en el lugar de siempre; un barcito en la condesa. Al final, la misma rutina de ir a casa de Glenn por que quedaba cerca. Entre risas y charlas vánales del trabajo entraron al cuarto. Glenn sacó una botella, esa vez tenía ganas de despertar con un trago. Y así amanecieron, contando chistes, anécdotas de la universidad, algunos amores y entonces a la una de la madrugada. Glenn sugirió un juego, uno que sólo entendían ellos, entre números y música.

Entre tragos, logró vaciar un poco bajo la playera de Mario quien estaba un poco mareado. Un par de tragos más y Mario estaría ebrio. Quizá si era un acto cobarde de Glenn, le daba igual, había que cambiar esa rutina. El alcohol recorría el pecho de Mario, frío que lo hizo estremecer, algunas gotas se deslizaban hasta el pantalón y en medio de las piernas donde ya no había manera de ocultar su excitación. Desabrochó el cinturón y sacó fuera la camisa. Mario estaba confundido, la luz de la sala era fuerte y veía borroso. Preguntó un par de veces la hora, Glenn respondió con un beso y lo aventó a la cama.

Despacio preparó su cuerpo para entrar en él. La cabeza de Mario daba vueltas, intentó detenerlo con ambas manos para alejarlo pero no pudo. Sintió un dolor punzante en las entrañas y gritó. Glenn lo abrazó.

- No mames… me hubieras dicho que me querías coger…- reprochó Mario con dificultad.
- A poco me hubieras dejado… te conozco, ibas a decir que no- respondió Glenn sin dejar de perder el ritmo.

A la mañana, el dolor de cabeza de Mario no se comparaba con el de su cuerpo. Pensó en una venganza dolorosa para el hombre que dormía cómodamente a su lado.

Celos

Ella se llamaba Alejandra y era lesbiana pero no sabía por qué Glenn la admiraba tanto y quizá estaba enamorado de ella. Mario tenía muchas pretendientes, Glenn había escuchado hablar de algunas o todas, a unas las vio por foto, otras en persona, eran guapas, inteligentes, hubo un momento que sintió envidia, hubiera querido tener a todas a ellas a sus pies. Aunque los celos de Mario eran diferentes, no eran superficiales como los de su compañero. Esa tal Alejandra era brillante e interesante, sabía por qué le llamaba la atención. Hablaba de ella, estudiaba filosofía y pensaba irse a vivir a Yugoslavia. Nunca había visto a un hombre hablar con tanta emoción sobre una mujer y más una mujer que nunca le haría caso. Desde hace un tiempo no tocaban asuntos de mujeres, habían pasado a segundo plano o a un plano menos necesario.

Cansado de escuchar de Alejandra y su gato, sumado a eso la noche anterior del alcohol, quiso desquitarse. Por su mente pasaron infinidad de castigos, pasando por juguetes sexuales hasta las más terribles letras de Sade. El muchacho se merecía algo digno de él, medio pintor, músico y artista. Lo llevó a su casa. A Glenn le gustaba la casa de Mario porque, además de ser grande y poder tener el espacio suficiente, era confortable, algo que él hubiera querido tener. Lo invitó a la recamara con el pretexto de mostrarle unos documentos que quería una segunda opinión. Sentado en la mesa analizó los balances con cuidado, no se percató cuando el trapo húmedo con aroma extraño distorsionó su vista y perdió el conocimiento.

Al abrir los ojos se encontró atado de las muñecas a la cabecera de la cama, estaba desnudo. Lo que paso después sólo fue el placer distorsionado a un extremo de vergüenza. Fue la primera vez que se sintió como una puta y él tuvo la culpa. Su lengua recorriendo su pecho hasta el abdomen y más abajo, los dedos entrando lentamente. Se oyó a sí mismo gimiendo con las piernas abiertas y los cabellos castaños de Mario sobre su abdomen. Sintió su lengua que recorría su miembro y entonces…

- Te voy a dejar caliente cabrón, a ver si así se te quita estar hablando de la tal Alejandra…

Glenn protestó varias veces con todas las groserías que tenía, Mario no escuchó, salí de la habitación aunque sentía que no era suficiente el castigo. Había que pensar en algo más.

Humillación

No fue suficiente, lo sabía. Para su fortuna era sábado y tenía todo el día para seguir disfrutando de su inusual venganza.

- Lame mis pies… no protestes guey- Mario se sentó en la silla frente a la mesa, tiró de la corbata de Glenn- ¿o qué? Si fuera la tal Alejandra a ella le lames hasta el culo, ¿no?

El aludido contuvo su ira, apretó los puños y no tuvo más que obedecer. A veces se preguntaba cómo había llegado a esto, como se dejo dominar por Mario, cuando paso, por qué y sobre todo, por que dejaba que se lo follara cada él que quería. Se sentía peor que una ramera. Ahora estaba el asunto de Alejandra, ella sólo era una amiga era obvio que nunca lo miraría de otra manera, era lesbiana, pero Mario no confiaba ni en su sombra.

Desabotonó su pantalón, sacó su miembro y le ordenó que se lo metiera todo a la boca. Así empezaba todo el día de humillación, por qué no era otra cosa. Hizo cada una de las cosas que pidió, sin protestar. Aunque le gustaba no dejaba de pensar que algo andaba mal, se estaba saliendo de control. No eran ni siquiera una pareja, eran amantes, juguetes sexuales y distracción. Ninguno de los dos tenía novia y al parecer ya habían olvidado ese detalle.

Cogieron sobre la mesa, en el centro de la sala, el suelo de la cocina y el pasillo hacia la recamara. Tantas veces que le dolían las piernas. Aunque jamás había sentido a Mario tan apasionado y caliente. Esa era la palabra, caliente, ardiendo, desde su voz hasta el sudor de su frente. Sonreía con triunfo mientras se movía dentro suyo.
Se quedo en el suelo de la sala mientras Mario prendía un cigarro y abría la ventana. Glenn tenía las muñecas con marcas del listón que uso para atarlo y la corbata. Miró el techo, Mario se acercó y lo besó, fue el beso más largo que le había dado hasta entonces.

Salida

Todo había tomado un rumbo distinto, ya no era como antes, incluso se sentía mal y hasta diferente. Había cambiado un poco de sus hábitos y sentía que día a día se parecía a él en los aspectos de carácter. Glenn quería buscar una salida. No había amor, era sólo una especie de atracción, física e intelectual. En ocasiones pensaba que había visto Mario en él… una vez le dijo que era un “corriente y mal hablado” bebía Mezcal y Mario gustaba del vino. Mario tenía clase, estilo, Glenn sabía que distaba mucho de eso. Y las mujeres otra vez, rodeaban a Mario… podía escoger una, ¿por qué no lo hacía?

Mario llamó a mitad de día laboral, lo invitó a comer quería contarle algo. Llegó al restaurante en la Roma, un lugar modesto dónde no los conocían del todo.

- Acaban de mandarme a Europa, a Berlin a cubrir un evento de economía mundial, por la crisis, ¿esta padre no?- comentó Mario.

Glenn asintió, lo felicitó. Jamás le había contado tan emocionado una situación de su vida. Todo dio una vuelta completa. Mario parecía querer llevar la relación a un plano más emocional o hasta sentimental. Glenn pensó en huir.
Tener un compromiso con un hombre era otra cosa, el free estaba bien, nadie sabía, pero tener algo era distinto.

- Voy a extrañarte…- dijo Mario antes de probar el pescado frito que pidió- ¿por qué pones esa cara?
- Dirás que vas a extrañarme porque ya no vas a tener con quien follar
- Pareces una nena, y luego te quejas que por que te trato como una, no mames, te voy a extrañar porque con nadie más hablo como contigo. Qué onda, nos despedimos al rato.
- No chingues Mario, es lunes.
- Pues te caigo al rato, ok.

Así fue, a las diez de la noche Mario estaba acosando a Glenn al cerrar esté la puerta. Aprisa y con torpeza se quito el saco y la camisa. Se abalanzó sobre su presa tumbándolo en el sillón. Le pidió que se quitara la ropa que ya no aguantaba. Glenn estaba distante y frío. Sí lo hacía hoy no lo volvería a hacer en meses y menos con un hombre. Quería decirle a Mario que esto tenía que terminar. Su expresión al follar era una mueca dulce, cerraba los ojos y abría los labios. Siempre lo veía sobre él, muy pocas veces le daba la espalda. De un tiempo a la fecha sus besos se habían convertido en sofocantes, Mario era cada vez más apasionado, incluso sus gemidos eran tan sensuales que parecía que él era a quien se la estaban metiendo. Ya se había acostumbrado a su lado masoquista y al lado perverso de Mario. Si estaba cambiando algo, era él.

Deseo

El último día que Mario iba a estar en México decidió que tenía que ser inolvidable, por aquello de tener algo por que regresar. Los amigos le hicieron una fiesta, las mujeres lo besaron y otras lo trataron de seducir. Se sentía acosado pero sobre todo extraño, ellas ya no provocaban en él, el mismo deseo que debería. Pensaba en Glenn.

Algo se movió cuando lo vio parado en la puerta de su casa justo cuando preparaba las maletas. Lo abrazó fuerte que sintió como los huesos tronaron en sus brazos. Glenn era delgado, casi cadavérico pero era suyo, así lo venía pensando desde meses atrás. No quería dejarlo, lo sabía y odiaba que se diera cuenta justo antes del viaje. No pensó lo que hacía, sólo lo sintió. Se quito la ropa y lo abrazó.

- Házmelo…- le dijo- no quiero irme y dejar que sigas pensando que soy un cabrón que sólo se aprovecha de ti para coger
- Caray, tú diciéndome eso…
- Me lo vas a hacer o tendré que hacerlo solo.

Glenn sonrió resignado. Había ido para despedirse definitivamente, si esta iba a ser la última vez valdría la pena. Fue como la primera vez, así mismo con mordidas en el cuello y ese olor a desodorante y cigarro del que los dos emanaban. Cada parte de su cuerpo pasó pos sus labios, lengua, dientes. Las manos delgadas de Mario entre el cabello azabache y una orden tras otra. Estaba listo después de diez minutos, abrió las piernas de una manera tan pervertida que Glenn pensó que ya lo había hecho con otros. Su mirada lasciva se comía cada parte del cuerpo del menor. Y así con esa misma lujuria y sin delicadeza empezaron. Fue distinto a la vez que se embriago, era más violento, fuerte, había un poco de odio en sus movimientos y la mirada fija en los labios de Mario que se abrían para besarlo. Sentía el estómago revuelto y cosquillas en la espina dorsal. Mario se vino tres veces seguidas. Estaba satisfecho, sabía que estaba enamorado de él.

Porno

Mario regresó de Berlín el miércoles a las cuatro de la tarde. Llamó a Glenn para decirle que estaba en México. Había olvidado lo mucho que él odiaba hablar por teléfono. Fue a casa, durmió un poco en lo que recuperaba fuerzas por el viaje. Más tarde llegaría Glenn o ese era el plan. Preparó una cena, sabía que Glenn odiaba eso porque le recordaba a sus antiguas novias a las que les preparaba la cena. Qué más daba, Mario estaba feliz de verlo, además en Berlín aprendió algunos trucos, algunas cosas más sucias y traviesas y después del último encuentro estaba más que ansioso por repetirlo.

A las nueve de la noche tocaron la puerta. Glenn estaba un poco cansado pero por cortesía asistió a la cita, pensó que ya había terminado todo entre ellos pero al parecer, Mario tenía en mente otra cosa.

Cenaron, Mario le contó todo lo que vivió en la semana allá en Berlín, las mujeres, la cerveza y la comida. Le entregó algunos regalos a Glenn y continuó. Al terminar la cena, por la mirada de Mario Glenn sospecho un poco a dónde quería llegar y más por el tema que tocó.

- Allá en Alemania están a acostumbrados a grabar sus encuentros sexosos, ¿cómo vez? Así como una peli porno.
- No mames y que quieres que hagamos lo mismo…
- Sí, allá en mi cuarto tengo todo… a poco no suena interesante y enfermo.
- Más bien creo que eres un degenerado que sólo piensa en cómo ponerme boca abajo o abrirme las piernas como si fuera una puta.
- No Señor Glenn, usted me va a coger a mí… ahora sé por qué eras tan sumiso- Mario se acercó hasta quedar frente a su rostro y lamer la mejilla. Glenn cerró los ojos involuntariamente y se estremeció- cógeme…

Mario se dejó caer en la cama, prendió la cámara que estaba a un costado de la tele. Glenn intentó no mirar, intento escapar…

- Sólo me hago pendejo, la verdad es que pensaba dejar esto por la paz, la neta no puedo, esto es un vicio…

Fue sobre él, despacio apartó la ropa, acarició el cabello de Mario, estaba un poco más largo y la barba, le gustaba como se sentía al tacto, quizá porque le recordaban a su vida pasada con las mujeres. Le besó los píes sin que él lo pidiera, las manos, los ojos. Todo fue como un acto de amor sin sentirlo, sólo por la cámara. Si iba a hacer una película porno casera tenía que actuar bien. Mario se dio cuenta y lo arrojó a la cama para quedar sobre él.

- La estrella soy yo, es mi película, es mi video, es mi idea, tú sólo estás como secundario además de que seguro eres mal actor- Glenn rió.
- Pues tú no pareces un porn-star así que no alucines… abre las piernas, ya quiero oírte gritar mi nombre…
- No quieres que te lo cambie, a cada rato chingas con “llámame zutano, mengano” Hoy vas a llamarte Steve McQueen.

Sentado sobre sus caderas, Mario empezó a guiarse, despacio. Ese ritmo era aburrido para Glen, así que tomó las caderas del castaño y las movió a su ritmo mientras lo veía retorcerse de dolor y gemir o gritar, cada vez se confundían más sus quejidos.

autor: meztli_lu, fandom: original, desafio: slash

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